Lengua y literatura

33 Poemas del Barroco Cortos de Grandes Autores


Los poemas del Barroco, período artístico del siglo XVI y XVII, se caracterizan por el estilo excéntrico, excesivo y extravagante, siendo además lujoso, ornamental, y adornado. Entre los representantes más destacados están Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Sor Juana Inés de la Cruz o Tirso de Molina.

El término “movimiento Barroco” se utiliza a menudo para referirse a elaborados estilos poéticos, especialmente el gongorismo, que deriva de la obra del poeta español Luis de Góngora, y el marinismo, que deriva de la obra del poeta italiano Giambattista Marino. También abarca la poesía metafísica en Inglaterra y la poesía escolástica de corte en Rusia.

Los precursores de este estilo de prosa querían sorprender a los lectores y hacerles admirar sus composiciones a través del uso de la retórica y el doble sentido, por lo que a veces se les hacía difícil darse a entender completamente. La prosa barroca es a menudo amorfa y llena de erudición pesada y didáctica.

Lista de poemas del Barroco y sus autores

Luis de Góngora: A una rosa

Francisco de Quevedo: Definiendo el amor

Sor Juana Inés de la Cruz: Detente Sombra

Daniel Casper von Lohenstein: Canto de Tetis

Jean-Baptiste Poquelin (Molière): Estancias Galantes

Giambattista Marino: La mano de Schidoni

Torquatto Tasso: Al que más he amado

Christian Hoffmann von Hofmannswaldau: Descripción de la Perfecta Belleza

John Milton: Cuando pienso cómo mi luz se agota

Andreas Gryphius: Lágrimas de la Patria

Tirso de Molina: Triunfo de Amor

Hagan plaza, den entrada,
que viene triunfando Amor
de una batalla mortal
en que ha sido vencedor.

Miguel de Cervantes: Amadía de Gaula a Don Quijote de la Mancha

Tú, que desdeñaste la llorosa vida

Que tuve ausente y desdeñado sobre

El gran ribazo de la Peña Pobre,

De alegre a penitencia reducida,

 

Tú, a quien los ojos dieron la bebida

De abundante licor, aunque salobre,

Y alzándote la plata, de estaño y cobre,

Te dio la tierra en tierra la comida,

 

Vive seguro de que eternamente,

En tanto, al menos, que en la cuarta esfera,

Sus caballos aguije el rubio Apolo,

 

Tendrás claro renombre de valiente;

Tu patria será en todas la primera;

Tu sabi autor al mundo único y solo.

Lope de Vega: A la Noche

Noche fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista,
los montes llanos y los mares secos;

habitadora de celebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos;

la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pies del fugitivo.

Que vele o duerma, media vida es tuya;
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.

William Shakespeare: Derrochador de encanto

Derrochador de encanto, ¿por qué gastas
en ti mismo tu herencia de hermosura?
Naturaleza presta y no regala,
y, generosa, presta al generoso.

Luego, bello egoísta, ¿por qué abusas
de lo que se te dio para que dieras?
Avaro sin provecho, ¿por qué empleas
suma tan grande, si vivir no logras?

Al comerciar así sólo contigo,
defraudas de ti mismo a lo más dulce.
Cuando te llamen a partir, ¿qué saldo

podrás dejar que sea tolerable?
Tu belleza sin uso irá a la tumba;
usada, hubiera sido tu albacea.

Pedro Calderón de la Barca: La vida es sueño, Jornada III, Escena XIX

(Segismundo)

Es verdad, pues: reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!):
¡que hay quien intente reinar
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí,
destas prisiones cargado;
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Francisco de Quevedo: A UNA NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una nariz sayón y escriba,

érase un pez espada muy barbado.

Érase un reloj de sol mal encarado,

érase un alquitara pensativa,

érase un elefante boca arriba,

era Ovidio Nasón mas narizado.

Érase un espolón de una galera,

érase una pirámide de Egipto,

las doce tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,

muchísima nariz, nariz tan fiera,

que en la cara de Anás fuera delito.

Lope de Vega: Quien no sabe de amor

Quién no sabe de amor vive entre fieras;

Quién no ha querido bien, fieras espante,

O si es Narciso de sí mismo amante,

Retrátese en las aguas lisonjeras.

Quien en las flores de su edad primeras

Se niega a amor no es hombre que es diamante;

Que no lo puede ser el que ignorante,

Ni vio sus burlas ni temió sus veras.

¡Oh, natural amor! Qué bueno y malo,

En bien y en mal te alabo y te condeno,

Y con la vida y con la muerte igualo:

Eres en un sujeto, malo y bueno,

O bueno al que te quiere por regalo,

Y malo al que te quiere por veneno.

Luis de Góngora: Canto a Córdoba

¡Oh excelso muro, oh torres coronadas

placa de honor, de majestad, de gallardía!

¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,

de arenas nobles, ya que no doradas!

¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,

que privilegia el cielo y dora el día!

¡Oh siempre gloriosa patria mía,

tanto por plumas cuanto por espadas!

¡Si entre aquellas ruinas y despojos

que enriquece Genil y Darro baña

tu memoria no fue alimento mío,

nunca merezcan mis ausentes ojos

ver tu muro, tus torres y tu rio,

tu llano y sierra, oh patria, oh flor de España!

Tirso de Molina: No en balde, niño amor

No en balde, niño amor, te pintan ciego.

Pues tus efectos son de ciego vano:

un guante diste a un bárbaro villano,

y a mí me dejas abrasado en fuego.

 

A tener ojos, conocieras luego

que soy digno de un bien tan soberano,

dejándome besar aquella mano,

que un labrador ganó, ¡costoso juego!

 

La falta de tu vista me lastima.

Amor, pues eres ciego, ponte antojos;

verás mi mal, mi desdichado clima.

 

Diérasme tú aquel guante por despojos,

que el labrador le tiene en poca estima;

guardaréle en las niñas de mis ojos.

Pedro Calderón de la Barca: EL GRAN TEATRO DEL MUNDO(Fragmento)

REY

¿Tú también tanto baldonas

mi poder, que vas delante?

¿Tan presto de la memoria

que fuiste vasallo mío,

mísero mendigo, borras?

POBRE

Ya acabado tu papel,

en el vestuario ahora

del sepulcro iguales somos,

lo que fuiste poco importa.

RICO

¿Cómo te olvidas que a mí

ayer pediste limosna?

POBRE

¿Cómo te olvidas que tú

no me la diste?

HERMOSURA

¿Ya ignoras

la estimación que me debes

por más rica y más hermosa?

DISCRECIÓN

En el vestuario ya

somos parecidas todas,

que en una pobre mortaja

no hay distinción de personas.

RICO

¿Tú vas delante de mí,

villano?

LABRADOR

Deja las locas

ambiciones, que ya muerto,

del sol que fuiste eres sombra.

RICO

No sé lo que me acobarda

el ver al Autor ahora.

POBRE

Autor del cielo y la tierra,

ya tu compañía toda,

que hizo de la vida humana

aquella comedia corta,

a la gran cena, que tú

ofreciste, llega; corran

las cortinas de tu solio

aquellas cándidas hojas.

Giambattista Marino: Por estar contigo

¿Qué enemigos habrá ahora que en mármol frío

no se tornen de repente,

si miran, señor, en el escudo vuestro

aquella orgullosa Gorgona tan cruel,

con cabellos horriblemente

vueltos amasijo de víboras

provocan escuálida, y pavorosa pompa?

¡Mas qué! Entre las armas ventaja

apenas os procura el monstruo formidable:

ya que la auténtica Medusa es vuestro valor.

Bernardo De Balbuena: Perdido ando, Señora, entre la gente

Perdido ando, señora, entre la gente

sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida:

sin vos porque de mí no sois servida,

sin mí porque con vos no estoy presente;

 

sin ser porque del ser estando ausente

no hay cosa que del ser no me despida;

sin Dios porque mi alma a Dios olvida

por contemplar en vos continuamente;

 

sin vida porque ausente de su alma

nadie vive, y si ya no estoy difunto

es en fe de esperar vuestra venida.

 

¡Oh bellos ojos, luz preciosa y alma,

volved a mirarme, volveréisme al punto

a vos, a mí, a mi ser, mi dios, mi vida!

Vicente Espinel: Octavas

Nuevos efetos de milagro extraño

nacen de tu valor, y hermosura,

unos atentos a mi grave daño,

otros a un breve bien que poco dura:

De tu valor resulta un desengaño,

que el suyo le deshace a la ventura,

mas el semblante regalado y tierno

promete gloria en medio deste infierno.

 

Esa beldad que adoro, y por quien vivo

¡Dulcísima señora! en mí es de suerte,

que al más terrible mal, áspero, esquivo

en una gloria inmensa lo convierte.

Mas la severidad del rostro altivo,

y ese rigor igual al de la muerte

con sólo el pensamiento, y la memoria

promete infierno en medio desta gloria.

 

Y este miedo que nace tan cobarde

de tu valor, y mi desconfianza

el fuego hiela, cuando en mí más arde,

y las alas derriba a la esperanza:

Mas llega tu beldad haciendo alarde,

destierra el miedo, pone confianza,

alegra el alma, y con un gozo eterno

promete gloria en medio deste infierno.

 

Bien pudiera, gallarda Ninfa mía,

perder tu gravedad de su derecho,

y el perpetuo rigor, que en ti se cría

desamparar un rato el blanco pecho:

que aunque tiene tu talle, y gallardía

lleno de gloria el mundo, y satisfecho,

ese rigor, y gravedad notoria,

promete infierno en medio desta gloria.

 

Vuelvo los ojos do contemplo, y miro

el áspero rigor con que me tratas,

de temor tiemblo, y de dolor suspiro

viendo la sinrazón con que me matas:

a veces ardo, a veces me retiro,

mas todos mis intentos desbaratas,

que sólo uno no sé qué del pecho interno

promete gloria en medio deste infierno.

 

Negar que la apariencia del hidalgo

pecho, que en mi favor siempre se muestra,

no me levanta a más de lo que valgo,

y a nueva gloria el pensamiento adiestra,

jamás podré, si de razón no salgo;

más esme la fortuna tan siniestra,

que pervertiendo el fin desta vitoria

promete infierno en medio desta gloria.

Vicente Espinel: En el abril de mis floridos años

En el Abril de mis floridos años,

cuando las tiernas esperanzas daba

del fruto, que en mi pecho se ensayaba,

para cantar mis bienes, y mis daños,

 

So especie humana, y disfrazados paños

se me ofreció una idea, que volaba

con mi deseo igual, mas tanto andaba,

que conocí de lejos mis engaños:

 

Porque, aunque en el principio iguales fueron

mi pluma, y su valor en competencia

Llevando el uno al otro en alto vuelo,

 

A poco rato mis sentidos vieron,

que a su ardor no haciendo resistencia

mi pluma, se abrasó, y cayó en el suelo.

Francois Malherbe: A Du Terrier, gentilhombre de Aix-En-Provence, en la muerte de su hija

Tu dolor, Du Terrier, ¿habrá de ser eterno,

y las tristes ideas

que le dicta a tu mente el afecto de un padre

no tendrán nunca fin?

 

La ruina de tu hija, que a la tumba ha bajado

por la muerte común,

¿habrá de ser un dédalo que tu razón perdida

de tu pie no desande?

 

Yo sé de los encantos que ilustraban su infancia;

no creas que pretendo,

infausto Du Terrier, mitigar tu congoja

abajando su brillo.

 

Mas era de este mundo, que a la rara belleza

no destina bondades;

y, rosa, ella ha vivido lo que viven las rosas,

el tiempo de un albor.

 

Y aun dando por supuesto, conforme a tus plegarias,

que hubiera conseguido

con cabellos de plata acabar su carrera,

¿algo habría cambiado?

 

Aun ingresando anciana en la mansión celeste,

¿le cabía mejora?

¿No habría padecido el polvo funeral

y el verme de la tumba?

Baltasar Gracián: Triste no tener amigo

Triste cosa es no tener amigos,

pero más triste debe ser no tener enemigos,

porque quien enemigos no tenga, señal de que

no tiene: ni talento que haga sombra, ni valor que le teman,

ni honra que le murmuren, ni bienes que le codicien,

ni cosa buena que le envidien.

Baltasar Gracián: El héroe (fragmento)

¡Oh, pues, varón culto, pretendiente de la heroicidad! Nota el más importante primor, repara en la más constante destreza.

No puede la grandeza fundarse en el pecado, que es nada, sino en Dios, que lo es todo.

Si la excelencia mortal es de codicia, la eterna sea de ambición.

Ser héroe del mundo, poco o nada es; serlo del cielo es mucho. A cuyo gran monarca sea la alabanza, sea la honra, sea la gloria.

Miguel de Cervantes: EN ALABANZA DE LA ROSA

El que eligió en el jardín

el jazmín, no fue discreto,

que no tiene olor perfeto

si se marchita el jazmín.

Mas la rosa hasta su fin,

porque aun su morir se alabe,

tiene olor más dulce y suave,

fragancia más olorosa:

luego mejor es la rosa

y el jazmín menos süave.

Tú, que rosa y jazmín ves,

eliges la pompa breve

del jazmín, fragante nieve,

que un soplo al céfiro es;

mas conociendo después

la altiva lisonja hermosa

de la rosa, cuidadosa

la antepondrás en tu amor;

que es el jazmín poca flor,

mucha fragancia la rosa.

Torquato Tasso: Compara su amada a la aurora

Cuando sale la Aurora y su faz mira

en el espejo de las ondas; siento

las verdes hojas susurrar al viento;

como en mi pecho el corazón suspira.

También busco mi aurora; y si a mí gira

dulce mirada, muero de contento;

veo los nudos que en huir soy lento

y que hacen que ya el oro no se admira.

Mas al sol nuevo en el sereno cielo

no derrama madeja tan ardiente

la bella amiga de Titón celoso.

Como el dorado rutilante pelo

que orna y corona la nevada frente

de la que hurtó a mi pecho su reposo.

Gregório de Matos Guerra: Los vicios 

Yo soy aquel que en los pasados años

cantaba con mi lira maldiciente

torpezas del Brasil, vicios y engaños.

Y bien que os descanté tan largamente,

canto de nuevo con la misma lira,

el mismo asunto en plectro diferente.

Y siento que me inflama y que me inspira

Talía, que es ángel de mi guarda

desque a Febo mandó que me asistiera.

Un soneto me manda hacer Violante

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo y aun sospecho
que voy los trece versos acabando:
contad si son catorce y está hecho.

Autor: Lope de Vega.

Cuentan de un sabio que un día: fragmento de La vida es sueño

Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.

Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.

Autor: Pedro Calderón de la Barca.

El rostro vi de mi difunta esposa. Sonnet XXIII

El rostro vi de mi difunta esposa,
devuelta, como Alceste, de la muerte,
con que Hércules acrecentó mi suerte,
lívida y rescatada de la fosa.

Mía, incólume, limpia, esplendorosa,
pura y salvada por la ley tan fuerte,
y contemplo su hermoso cuerpo inerte
como el que está en el cielo en que reposa.

De blanco a mí llegó toda vestida,
cubierto el rostro, y alcanzó a mostrarme
que en amor y en bondad resplandecía.

¡Cuánto brillo, reflejo de su vida!
Pero ¡ay! que se inclinó para abrazarme
y desperté y vi en noche vuelto el día.

Autor: John Milton.

La poesía barroca y sus características

La poesía barroca se caracteriza por:

  • El uso de complejas metáforas basadas en el conceptismo o principio del ingenio, que exige combinaciones inesperadas de ideas, imágenes y representaciones distantes. La metáfora empleada por los poetas barrocos desprecia las obvias similitudes.
  • El interés por temas religiosos y místicos, intentando encontrar un significado espiritual al mundo cotidiano y físico. Los poetas barrocos del siglo XVII vieron su trabajo como una especie de meditación, reuniendo pensamiento y sentimiento en sus versos. Algunos trabajos eran más oscuros, viendo el mundo como un lugar de sufrimiento y explorando el tormento espiritual.
  • El empleo de la sátira para criticar a los políticos y a la aristocracia. La prosa barroca desafía las ideologías convencionales y deja en evidencia la naturaliza cambiante de la sociedad y sus valores.
  • El audaz uso del lenguaje. No teme a los experimentos lingüísticos. La poesía barroca es conocida por su extravagancia e intensidad dramática. Posee una tendencia hacia la oscuridad y la fragmentación.

Otros poemas de interés

Poemas del Romanticismo.

Poemas Vanguardistas.

Poemas del Renacimiento.

Poemas del Futurismo.

Poemas del Clasicismo.

Poemas del Neoclasicismo.

Poemas del Barroco.

Poemas del Modernismo.

Poemas del Dadaísmo.

Poemas Cubistas.

Referencias

  1. A Poet’s Glossary: Baroque and the Plain Style by Edward Hirsch. Recuperado de: blog.bestamericanpoetry.com.
  2. Recuperado de:encyclopedia2.thefreedictionary.com.
  3. Bloom, H. (2005). Poets and Poems. Baltimore, Chelsea House Publishers.
  4. Gillespie, G. (1971). German Baroque Poetry. New York, Twayne Publishers Inc.
  5. Hirsch, E. (2017). The Essential Poet’s Glossary. New York, Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company.
  6. Rivers, E. (1996). Renaissance and Baroque Poetry of Spain. Illinois, Waveland Press Inc.