Historia

Tratados de Córdoba: antecedentes, objetivos y consecuencias


Los Tratados de Córdoba fueron firmados el 24 de agosto de 1821 en la ciudad mexicana que les da nombre. Mediante este documento, se acordó la Independencia de México después de once años de guerra para conseguirla. Los firmantes fueron Agustín de Iturbide y Juan de O’Donojú.

Estos Tratados ratificaron en su mayor parte lo ya promulgado en el Plan de Iguala, proclamado por el propio Iturbide y por Vicente Guerrero. En su contenido México se declaraba independiente de España, bajo la forma de una monarquía constitucional.

Igualmente, recogía la obligación de mantener las llamadas Tres Garantías: el catolicismo como religión; la unidad; y la propia independencia. En un principio, la corona estaba destinada al rey de España, Fernando VII o a algún otro miembro de la Casa Real. El no reconocimiento de la metrópoli hizo que Agustín de Iturbide fuera proclamado Emperador.

El Imperio Mexicano duró apenas unos meses. En el país, como ya ocurría antes de la independencia, existían corrientes ideológicas diferentes. Entre ellas, monárquicos y republicanos o federalistas y centralistas. Esto provocó una gran inestabilidad política durante los años siguientes, con enfrentamientos continuos entre ellos.

Índice del artículo

Antecedentes

La Independencia de México fue un largo proceso que se desarrolló durante más de 11 años. En ocasiones, pareció que los sublevados contra el dominio español podían lograr sus objetivos, pero los realistas siempre lograron impedirlo.

No fue hasta la década 20 del siglo XIX cuando la situación se decantó hacía los independentistas. En parte, influyeron acontecimientos ocurridos en España, como el levantamiento de Riego o la llegada al poder de los liberales.

Guerra de Independencia

La primera etapa de la guerra de independencia comenzó en 1810, cuando Miguel Hidalgo lanzó el Grito de Dolores. En esos momentos, los rebeldes solo pedían crear órganos de gobierno propios, aunque fuera bajo la corona española.

A pesar del apoyo popular y de conseguir algunas victorias rápidas, la falta de organización militar y política no permitió a los sublevados hacer frente a las tropas realistas. Finalmente, Hidalgo y otros dirigentes fueron capturados y ejecutados.

Durante la siguiente etapa, los sublevados se organizaron bastante mejor, además de definir sus objetivos más claramente. José Antonio Morelos fue el autor de Sentimientos de una Nación, documento en el que motivaba el levantamiento contra la corona española y animaba a construir una nueva nación.

Por último, tras la derrota de Morelos, se inició una nueva etapa. Al principio, los rebeldes solo pudieron resistir a los intentos realistas de acabar con el movimiento. Sin embargo, acontecimientos ocurridos en España dieron un vuelco a la situación.

Vicente Guerrero, uno de los líderes independentistas que resistían liderando una especie de guerrilla, y Agustín de Iturbide, militar realista de corte conservador, llegaron a un acuerdo para luchar por un México independiente.

Abrazo de Acatempan

Agustín de Iturbide había recibido el encargo del Virrey para acabar con las huestes de Vicente Guerrero, que actuaban en el sur del país. Sin embargo, los sectores conservadores de la colonia estaban temerosos de que las ideas liberales, que gobernaban España en esos momentos, se trasladaran a Nueva España.

Iturbide formaba parte de ese último sector. Así, tras algunas derrotas frente a Guerrero, prefirió llegar a un acuerdo con el insurgente para luchar por un México independiente de carácter monárquico y católico.

El símbolo de ese acuerdo fue el abrazo de Acatempan. Este tuvo lugar el 10 de febrero de 1821 y marcó la alianza entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero para acabar con el Virreinato.

Plan de Iguala

EL 24 de febrero de 1821, Iturbide y Guerrero presentaron el Plan de Iguala. Este documento fue el precursor inmediato de los Tratados de Córdoba, así como la base para su contenido.

Este plan constaba de cuatro puntos fundamentales, siendo el primero que México debía ser una nación independiente. El siguiente, establecía la forma de gobierno, una monarquía encabezada por el rey Fernando VII de España.

Otro de los puntos del Plan señalaba que la religión católica debía ser la única tolerada en el territorio del nuevo país. Por último, hacía un guiño hacía los liberales afirmando que se tenía que potenciar la unión de las clases sociales, eliminado las castas.

Ejército Trigarante

El primer aspecto recogido en el Plan de Iguala que se puso en práctica fue la creación de un ejército que permitiera llevar a cabo sus planteamientos.

Nació, así, el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías. Además de enfrentarse a las tropas realistas, su primera función fue expandir el Plan por toda Nueva España buscando nuevos apoyos.

Objetivos y puntos principales

Iturbide comenzó a negociar con el nuevo jefe político de Nueva España, Juan O’Donojú. En poco tiempo, las conversaciones desembocaron en la aprobación de los Tratados de Córdoba. En líneas generales, consistió en la ratificación de lo acordado en el Plan de Iguala.

El documento firmado por Agustín de Iturbide y Juan O’Donojú, último Jefe Superior de Nueva España, constaba de 17 artículos.

Confirmación del Plan de Iguala

El principal objetivo de los Tratados de Córdoba fue realizar un documento legal que estableciera la independencia de México, así como dejar constancia de la organización del nuevo gobierno. Su contenido, en realidad, solo completaba al Plan de Iguala, con muy pocas novedades

Independencia de México

El punto primero, y el más importante de todos, establecía el reconocimiento de México como estado soberano. Los Tratados de Córdoba nombraron al país como “Imperio Mexicano”.

Establecimiento de una monarquía

El Imperio Mexicano tendría un sistema monárquico constitucional y moderado. La corona, según los Tratados, debía ser ofrecida en primer lugar al rey español, Fernando VII de Borbón.

Si, por las circunstancias que fueran, esté no aceptaba el ofrecimiento, debía pasar a sus hermanos, a su primo o a otro integrante de la casa reinante que el Congreso determinara. En el caso de que ninguno de ellos aceptase ocupar el trono, las cortes imperiales nombrarían a un nuevo monarca.

En esta cuestión, los Tratados de Córdoba modificaron al Plan de Iguala, ya que establecieron que el monarca nombrado por las cortes no tendría que ser, obligatoriamente, miembro de ninguna Casa Real.

Según los expertos, esta modificación fue idea de Iturbide para dejar abierta la oportunidad de que él mismo ocupara el trono.

Papel de O’Donojú

O’Donojú fue nombrado por los Tratados como comisionado. Su papel era el de entregar a las autoridades españolas el documento y realizar el papel de mediador entre ambas naciones. Igualmente, debía ser el encargado de hacer valer los derechos contemplados en los Tratados.

Junta Provisional Gubernativa

Tal y como aparecía en el Plan de Iguala, los Tratados recogieron la formación de una Junta Provisional Gubernativa, con O’Donojú como uno de sus miembros.

La Junta tendría como misión el nombrar a una Regencia compuesta por tres miembros y que ejercería el Poder Ejecutivo. De igual forma, tenía que cumplir el papel del rey “hasta que este empuñe el cetro del Imperio”.

Con esto, el poder quedaba dividido entre las Cortes y la Regencia, aunque esta última sería la que tomara las decisiones más importantes.

Como último punto relacionado con la Junta, los Tratados obligaban a que se hicieran públicos todos los planes y cambios que aprobara.

Junta de gobierno

El presidente de la Junta de Gobierno sería elegido mediante comicios electorales abiertos tanto a aquellos que formaran parte de la Junta como a los que no.

Poder Legislativo

La Regencia tenía también la potestad de nombrar las Cortes, que ejercerían el Poder Legislativo. Para que el Ejecutivo y el Legislativo no recayeran sobre el mismo órgano mientras no se crearan dichas Cortes, los Tratados reflejaron que el Poder Legislativo, en sus comienzos, sería ejecutado por la Junta.

Leyes que respetaran el Plan de Iguala

De acuerdo al contenido de los Tratados, el gobierno tenía que ceñirse a las leyes vigentes, siempre que estas no entraran en conflicto con los establecido en el Plan de Iguala. Así, debía respetar las tres garantías que el Plan establecía: religión católica, independencia y unidad.

Consecuencias

La primera consecuencia de la firma de los Tratados de Córdoba fue fortalecer las posiciones de los independentistas frente a las autoridades españolas que aún permanecían en la colonia.

Esto permitió que, poco después de la firma, Iturbide entrara en Ciudad de México al mando del Ejército Trigarante. Las fuerzas realistas que aún quedaban en México, no presentaron ninguna resistencia.

No reconocimiento de España

En términos legales, O’Donojú no tenía autoridad para reconocer la renuncia española a los territorios mexicanos. Esto provocó que el capitán general de Nueva España convocara una Junta de Guerra, a la que acudieron los mandos militares, los diputados provinciales y representantes del clero.

Los presentes en esa reunión acordaron que era necesario que el gobierno de España ratificara los Tratados. Igualmente, O’Donojú fue nombrado nuevo jefe político superior de Nueva España.

Aunque en México el Tratado entró en vigor justo al día siguiente de su firma, esto es, el 25 de agosto del año 1821, los reyes de España rechazaron su contenido y no reconocieron la independencia.

Acta de Independencia

El hecho de que los españoles no reconocieran el acuerdo no impidió que los acontecimientos en México siguieran su curso. Así, el 28 de septiembre de 1821, el día después de la entrada del Ejército Trigarante en la capital, se proclamó el Acta de Independencia Mexicana.

Agustín I

Iturbide y su pensamiento fueron claves en el motín

La Gaceta de Madrid publicó los días 13 y 14 de febrero de 1822 el anuncio del rechazo de las Cortes españolas a la Independencia de México. Obviamente, esto significaba, también, que el rey español no iba a presentarse para su coronación como monarca del Imperio Mexicano.

Ante esto, el Congreso constituyente del nuevo país proclamó a Agustín de Iturbide como emperador mexicano el 18 de mayo de ese mismo año.

Sin embargo, la situación política distaba mucho de estabilizarse. El país pronto se dividió entre monárquicos, que apoyaban a Iturbide, y republicanos, que preferían un sistema de gobierno y territorial parecido al de los Estados Unidos. Los enfrentamientos fueron continuos, hasta el punto de que el Emperador disolvió al congreso.

Tan solo once meses después de su coronación, Iturbide es obligado a abdicar tras varios levantamientos en su contra. El último fue la Revolución del Plan de Casa Mata, liderado por Santa Anna. El nuevo Congreso declaró nulos el Plan de Igual y los Tratados de Córdoba.

Inestabilidad política

Los siguientes años estuvieron repletos de levantamientos, revoluciones, contrarrevoluciones y golpes similares. Cada sector de la sociedad mexicana tenía sus propias ideas sobre cómo debía ser la nueva nación independiente y trataba de hacerla realidad.

Durante los siguientes 30 años, México tuvo casi 50 gobernantes, resultado de estos golpes militares.

Referencias

  1. Conoce Aprende. Tratados de Córdoba. Obtenido de independenciademexico.com.mx
  2. Historia de México. Consumación de la Independencia de México 1821. Obtenido de historiademexico.info
  3. Secretaría de la Defensa Nacional. 24 de agosto de 1821, fueron firmados los Tratados de Córdoba. Obtenido de gob.mx
  4. Howard F. Cline, Michael C. Meyer and Others. Mexico. Obtenido de britannica.com
  5. Encyclopedia of Latin American History and Culture. Córdoba, Treaty Of (1821). Obtenido de encyclopedia.com
  6. Revolvy. Treaty of Córdoba. Obtenido de revolvy.com
  7. The History of Us. Treaty of Córdoba is Signed, Establishing Mexico’s Independence from Spain. Obtenido de worldhistoryproject.org
  8. Heritage History. The “Plan De Iguala,” the Treaty of Cordoba, and the First Mexican Empire. Obtenido de heritage-history.com