Virreinato de Nueva España: historia, características
El Virreinato de Nueva España fue una de las entidades territoriales establecidas por el Imperio español en el continente americano. La mayor parte del territorio se encontraba en Norteamérica, ocupando también parte de Centroamérica. Además, en su momento de mayor apogeo, el Virreinato también abarcó las Filipinas y otras islas en Asia y Oceanía.
El origen del Virreinato se sitúa tras la caída de Tenochtitlan, capital del Imperio azteca. Fue el propio Hernán Cortés, conquistador de esas tierras, el que propuso al rey español el nombre de Nueva España. El monarca creó oficialmente el Virreinato en 1535.
El rey de España era la figura de más autoridad en Nueva España, aunque delegaba sus funciones en la figura del Virrey. Desde la creación del Virreinato hasta su disolución, en 1821, el cargo fue ocupado por más de 62 Virreyes. Aparte, se crearon otros puestos políticos encargados de gestionar las diferentes divisiones administrativas.
La organización económica y social de Nueva España estaba basada en etnias y castas. A pesar de que el mestizaje fue muy común, en la práctica los peninsulares eran los que ocupaban los puestos más importantes. Los criollos, hijos de españoles pero nacidos en América, fueron los protagonistas de las revueltas que terminaron con el Virreinato.
Índice del artículo
- 1 Origen y surgimiento de la Nueva España
- 2 Historia resumida
- 3 Características generales
- 4 Organización política
- 5 Organización social
- 6 Economía
- 7 Artículos de interés
- 8 Referencias
Origen y surgimiento de la Nueva España
Hernán Cortés capitaneó la conquista del Imperio azteca. La batalla definitiva fue la conquista de su capital, Tenochtitlan, tras la que los españoles se erigieron en los dominadores del territorio.
Muy pronto, los conquistadores comenzaron a construir una nueva ciudad sobre las ruinas de la capital azteca. Esta ciudad, Ciudad de México, sería levantada al estilo europeo y se convirtió en la capital del Virreinato de Nueva España.
Fue el propio Cortés el que sugirió a Carlos V, rey español, la denominación “Nueva España del mar Océano” para los nuevos territorios incorporados al Imperio. Fue en una carta enviada en 1520, en la que señalaba su similitud con España en su fertilidad, tamaño y clima.
Creación del Consejo de Indias
El primer organismo que se encargó de administrar el territorio conquistado fue el Consejo de Indias, fundado en 1523. Sus funciones eran redactar las leyes que regularan las posesiones de los conquistadores, aunque la última palabra la tenía el monarca.
Audiencia de México
La primera Audiencia de México se conformó en 1529, con Nuño de Guzmán como su presidente. Sin embargo, este organismo no fue capaz de consolidar un gobierno, ya que los abusos contra los indígenas provocaron muchos enfrentamientos entre sus componentes.
Tres años después, en 1531, se formó una segunda audiencia, esta vez bajo el mando de Sebastián Ramírez de Fuenleal. A pesar de que fue más efectiva, la corona española seguía buscando la manera de controlar mejor los nuevos territorios.
Estos órganos fueron los antecedentes del Virreinato, aunque estaban subordinados al Consejo de Indias y al rey. Dentro de sus atribuciones se encontraba la administración de justicia, así como la gestión política. La Audiencia no tenía, en cambio, atribuciones militares ni fiscales.
Decreto para la instauración del Virreinato
Pese a las instituciones creadas, conforme avanzó la conquista y la colonización los problemas administrativos fueron creciendo. Eso hizo necesario que los españoles buscaran una solución. Así, Carlos I, en 1535, firmó el decreto que instauraba el Virreinato de Nueva España. El primer Virrey fue Antonio de Mendoza.
Historia resumida
El Virreinato de Nueva España existió entre 1535 y 1821, casi tres siglos. Durante ese tiempo, hubo más de 60 virreyes y, en su época de apogeo, comprendió los hoy México, América Central, parte de los Estados Unidos, Filipinas y las Antillas.
Primer Virrey de Nueva España
Una vez oficializada la creación del Virreinato mediante el decreto firmado por el rey español, llegó el momento de elegir al primer Virrey. El cargo lo ocupó Antonio de Mendoza y Pacheco, quien asumió la representación directa de la corona.
Además, dentro de sus atribuciones se encontraban la organización política y la defensa del territorio. Junto a él, también se eligieron otras autoridades, como los gobernadores de las provincias.
Durante su mandato, llegó a Nueva España la primera imprenta y se comenzaron a construir centros educativos.
La conquista espiritual
La conquista española no se limitó a dominar los territorios de los pueblos indígenas. Junto a esto, fue muy importante la llamada conquista espiritual, una herramienta fundamental para que los españoles consolidaran su dominio.
La conquista espiritual consistió en la conversión de los indígenas al catolicismo, eliminado sus antiguas creencias. Los primeros religiosos que llegaron al continente fueron los franciscanos, dominicos y agustinos. A pesar de que el objetivo era el mismo, entre estas órdenes surgieron desavenencias por el trato a los nativos.
Así, algunos religiosos abogaban por destruir los viejos templos, prohibir los rituales y castigar a los que intentaran aferrarse a sus creencias. Otros, en cambio, preferían la conversión mediante la predicación y el ejemplo. Estos últimos fueron quienes aprendieron las lenguas indígenas, además de describir su forma de vida y costumbres.
Las diferencias mencionadas también afectaron al ámbito civil. De esta forma, fueron frecuentes los enfrentamientos entre los defensores de los indígenas, por un lado, y los colonizadores y autoridades virreinales, por el otro.
Siglo XVI
Mendoza se trasladó a Perú en 1551 y el puesto de Virrey pasó a manos de Luís de Velasco. Este aplicó con más rigor las Leyes Nuevas, que defendían a los indígenas. Además, fue un destacado defensor de la cultura. Durante su gobierno se creó, en 1553, la Universidad de México.
Otro hecho importante fue la ampliación del Virreinato. En 1565, las islas Filipinas pasaron a depender de Nueva España. Esto propició un gran auge del comercio, con una ruta entre Acapulco y Manila.
Su sucesor fue Martín Enríquez, quien tuvo que frenar los intentos de conquista de Veracruz por parte de los ingleses. Igualmente, continuó la expansión del territorio, llegando hasta Sonora y Saltillo. Por último, decretó que los criollos pudieran ocupar cargos públicos, aunque de rango menor.
Siglo XVII
El siglo XVII fue el de mayor extensión del Virreinato. La principal característica de esos años fue el mantenimiento de la paz, solo interrumpida por alguna rebelión indígena, como la de Gaspar Yanga, en 1609.
Luis Velasco, hijo, y Gaspar Zúñiga, fueron algunos de los virreyes que impulsaron nuevas expediciones para anexionar nuevos territorios, como Monterrey.
A mediados de siglo, Juan Palafox asumió los cargos de Virrey y de Arzobispo de México. Fue el responsable de una serie de importantes reformas que buscaban atajar la corrupción reinante.
A finales de ese siglo, los franceses buscaron asentarse en la costa de Texas. El virrey Gaspar de la Cerda Sandoval consiguió evitarlo. Aparte de esto, organizó una expedición para retomar Santo Domingo.
Siglo XVIII
Uno de los grandes cambios ocurridos en el siglo XVIII fue el cambio de la dinastía reinante en España. El primer rey de la Casa Borbón fue Felipe V.
Bajo los Borbones, de origen francés, la educación recobró parte de la importancia que había perdido desde el periodo de Pedro de Gante como Virrey. En el siglo XVIII, se abrieron nuevos centros, como la Real Academia de Bellas Artes o el Colegio de Minería.
Asimismo, en 1693 comenzó a publicarse el primer diario de la Nueva España, El Mercurio Volante. A partir de 1728, fue La Gaceta de México la que hizo su aparición.
Carlos III
Carlos III fue uno de los reyes españoles que más influyó en el Virreinato. Al llegar al trono, parte de los territorios coloniales habían pasado a manos francesas, pero, pronto, adquirió la Luisiana española y la Florida española.
El rey envió al Virreinato a Antonio de Ulloa para que desempeñara la labor de asesor del Virrey Bernardo de Gálvez. En ese período se realizaron una serie de profundas reformas de la administración pública, lo que se convirtió en el mayor legado del monarca en Nueva España.
Reformas Borbónicas
Nueva España cambió su administración territorial a partir de las reformas impulsadas por los Borbones. En 1786, el Virreinato pasó a estar dividido en 12 intendencias.
Cada una de ellas contaba con una serie de responsables, lo que hizo que el poder del Virrey se redujera. Así, cada uno de los jefes de esas intendencias se hizo cargo de los aspectos políticos, económicos y administrativos de sus territorios.
Los virreyes, en un principio, se opusieron a esa reforma, sin conseguir detenerla. Sin embargo, el Virrey continuó siendo la autoridad política más importante y la figura de los intendentes como autoridad pública no llegó nunca a consolidarse.
Primeras rebeliones
Descontando las protagonizadas por grupos indígenas, las primeras rebeliones contra el dominio español comenzaron a finales del siglo XVIII. La más conocida se produjo en 1789: la Rebelión de los Machetes.
Final del Virreinato
La invasión francesa de España provocó una serie de acontecimientos que terminaron con la disolución del Virreinato. A esto contribuyeron otras causas, como la desigualdad social, el escaso papel reservado a los criollos y la mala gestión de los virreyes.
En 1812 se había aprobado en España la Constitución de Cádiz, de carácter liberal. Esto, más la subida al trono de Napoleón Bonaparte, provocó que parte de los novohispanos se rebelaran. En principio, su intención era crear Juntas de Gobierno autónomas, aunque jurando lealtad al rey español.
Aunque Fernando VII regresó al trono y reinstauró el Virreinato (que volvió a ser abolido en 1820), la Guerra de Independencia estaba ya en marcha.
Finalmente, en 1821, la victoria de los rebeldes acabó con tres siglos de dominio español. México pasó a ser, brevemente, un Imperio y, tras la caída de Agustín I, una república.
Características generales
El Virreinato de Nueva España ocupó un territorio realmente enorme. En su momento de mayor esplendor abarcaba el actual México y buena parte del sur y centro de los Estados Unidos, desde California a Luisiana, pasando por Texas, Nuevo México, Utah y Colorado, entre otros estados actuales. Además, llegó hasta la Columbia Británica, en Canadá.
A todo esto, hay que sumar los territorios de las actuales Guatemala, Belice, Costa Rica, El Salvador y Nicaragua.
Por último, también englobaba a Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Trinidad y Tobago y Guadalupe, además de las Filipinas y otras islas asiáticas y de Oceanía.
División racial y social
Una de las características más destacadas de la población de Nueva España fue la creación de una sociedad mestiza.
Ese mestizaje, no obstante, no difuminó las diferencias raciales. La sociedad del Virreinato estaba compuesta por estratos sociales perfectamente delimitados. Así, por ejemplo, había grandes diferencias entre los blancos europeos y los criollos, lo que se acentuaba con los indígenas y los negros llevados como esclavos desde África.
La población indígena, además, se había reducido de manera drástica. Los malos tratos y las enfermedades llevadas por los conquistadores diezmaron a la población.
Con el tiempo, blancos, indígenas y negros acabaron produciendo mezclas, cada uno con una denominación propia.
Organización política
El Virreinato estaba dividido en varios reinos, capitanías generales y señoríos. Todas estas entidades administrativas se organizaban jerárquicamente, con el Virrey como máxima autoridad sobre el terreno. Por encima de él, solo se encontraban las autoridades peninsulares de la corona y el propio Rey.
Los reinos y provincias dentro del Virreinato fueron Nueva Galicia, Guatemala, Nueva Vizcaya, Nuevo Reino de León, Nuevo México, Nueva Extremadura y Nuevo Santander. Además, existieron tres Capitanías Generales, cada una con un gobernador y un Capitán General.
Economía virreinal
Las principales actividades económicas de Nueva España eran la minería y la agricultura. En general, los recursos obtenidos eran enviados a la península.
La Corona promulgó leyes para restringir el comercio y, así, garantizarse su control y la obtención de la mayor parte de los beneficios.
Otro factor importante dentro de la economía fue la concentración de tierras. Grandes terratenientes, entre los que destacaba la Iglesia, controlaban enormes latifundios.
Organización política
Nueva España fue el primer Virreinato creado por la Corona española. Después, el modelo se repitió en otros lugares de América.
El rey de España
La máxima autoridad del Virreinato era el rey de España. Todos los poderes estaban concentrados en su figura, especialmente el legislativo.
El virrey
La distancia y la amplitud de los territorios coloniales hicieron necesario el nombramiento de una figura que representara al rey sobre el terreno. Etimológicamente, Virrey significa “en lugar del rey”, lo que explica perfectamente sus funciones. El Virrey, que era nombrado y depuesto por el monarca, debía hacer cumplir las leyes promulgadas.
El primero en Nueva España fue Antonio de Mendoza y Pacheco. Su mandato comenzó en 1535 y uno de sus objetivos era reconciliar a españoles e indígenas.
La Real Audiencia y las instituciones indianas
La Real Audiencia de México fue la principal institución de justicia de la Corona. Carlos I fue quien la creó en México, en 1527, situando a Nuño Beltrán como primer presidente de la misa. Su cometido más importante estaba impartir justicia y, en caso de vacante en el Virreinato, asumía el poder.
Audiencias provinciales y gobernaciones
A pesar de sus amplios poderes, el Virrey no podía administrar todo el territorio a su cargo. Fue necesario un cierto grado de descentralización para poder gobernar todo el Virreinato. Para ello, se crearon órganos de gobierno loca, como las audiencias que tenían funciones legislativas.
La división administrativa más pequeño eran los distritos de audiencia de las gobernaciones, similares a las provincias. En su origen, fueron establecidas por los conquistadores. En Nueva España existieron más de 200 distritos diferentes, administrados por un corregidor, alcalde mayor o un cabildo, según el caso.
La Iglesia
Aparte del poder civil, existió otra organización que ejerció un gran poder en el Virreinato: la Iglesia Católica.
Su primera función fue convertir a los indígenas y hacer que abandonaran sus antiguas creencias. Esto no solo tenía una importancia puramente doctrinal, sino que también fue una herramienta para afianzar la conquista.
La Iglesia monopolizó la educación, además de convertirse en uno de los grandes terratenientes de la colonia. El 1571, apareció el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, cuya misión era vigilar la observancia de la fe.
Organización social
Cuando los conquistadores llegaron a esa zona de América, la población indígena alcanzaba los 10 millones de personas. Las epidemias, los trabajos forzados y otras circunstancias provocaron que, para el siglo XVII, solo quedaran 8 millones. La cifra descendió otro millón para el siglo XVIII y se quedó en 3,5 millones en el XIX.
Los blancos, en cambio, experimentaron un crecimiento muy acelerado desde la segunda mitad del siglo XVI. Aparte de los llegados desde la península, los españoles empezaron a tener hijos. Estos fueron denominados criollos.
Por último, desde África fueron llevados alrededor de 20000 esclavos negros. Las condiciones de vida redujeron la cifra a 10000 para el final del Virreinato.
Mestizaje
Una de las características de la sociedad del Virreinato fue el mestizaje. Este, al principio, era casi exclusivamente entre los varones y las mujeres indígenas, la mayoría de las veces prisioneras o violadas. El matrimonio mixto era casi inexistente, ni siquiera cuando la mujer se hubiera convertido al cristianismo.
Grupos de población
El grupo de población que gozaba de mayores derechos era el de los españoles peninsulares. Según las leyes, los cargos más importantes, civiles o eclesiásticos, solo podían estar ocupados por los nacido en España, ni siquiera por los criollos.
Estos últimos eran los hijos de los españoles nacidos ya en el Virreinato. A pesar de que su estatus era superior al de indígenas o negros, se encontraban un escalón por debajo de los peninsulares. Esta fue una de las causas de que se organizaran y protagonizaran las rebeliones que acabarían con el Virreinato.
Los mestizos, por su parte, eran los hijos de españoles e indígenas. A diferencia de lo que ocurría con los nativos, los mestizos pudieron aprender oficios y realizar más actividades. No obstante, su ascenso social era casi imposible.
En cuanto a los indígenas, sus derechos fueron recogidos en las distintas leyes emitidas desde la península, sin que eso significara que se cumplieran sobre el terreno. Siendo el grupo más numeroso, se vieron obligados a trabajar en condiciones de semiesclavitud en las haciendas.
Por último, los esclavos africanos fueron destinados al trabajo en las minas. Solo se mezclaron con los indígenas, naciendo así los denominados zambos.
Castas
A la mezcla entre españoles, indígenas y negros, le siguieron otras que dieron lugar a las llamadas castas. Estas ocuparon los estratos más bajos de la sociedad el Virreinato. Según los escritos, se distinguieron unos 53 grupos diferentes.
Entre las castas más conocidas se encontraba las siguientes:
– Mestizo: hijo de español e indígena.
– Castizo: resultado de la unión de español y mestizo.
– Mulato: descendiente de español y negro.
– Morisco: resultado de la unión de español y mulato.
– Albino: hijo de español y morisco.
De estas castas surgieron otras nuevas, con denominaciones que iban desde el tornatrás hasta el saltatrás, pasando por el tentenelaire, lobo, zambaigo o el calpamulato.
Economía
La economía del Virreinato de Nueva España fue, principalmente, extractiva. Así, las actividades más importantes fueron la minería y la agricultura. Aparte, también se desarrollaron la ganadería y el comercio.
Actividad minera
La principal industria en el Virreinato fue la minería. En Nueva España destacaron los yacimientos de Guanajuato, Zacatecas y Taxco, que proporcionaron enormes cantidades de oro y plata.
Al principio, los españoles intentaron obligar a trabajar allí a los indígenas. Sin embargo, la mortandad de estos y la prohibición de esclavizarlos, provocó que recurrieran a esclavos negros llevados desde África.
La Corona sacaba provecho de estas explotaciones mediante un impuesto denominado Quinto Real. Este implicaba que el 20% de lo obtenido pasaba a sus manos, ya que, legalmente, era la dueña del territorio conquistado.
Sistema de encomiendas
Los primeros conquistadores fueron recompensados con encomiendas, esto es, el derecho a explotar el trabajo de los indígenas que vivían en ciertas tierras. El encomendero se comprometía, además, a educarlos en el cristianismo y a enseñarles las técnicas de cultivo europeas. Una vez la encomienda finalizaba, los indígenas pasaban a depender del rey.
Aparte de las encomiendas, también existieron las mercedes reales. Estas eran tierras cedidas por la Corona a un individuo o a un pueblo en concreto a cambio de un tributo. Hernán Cortés recibió el terreno más extenso: el Marquesado del Valle de Oaxaca, poblado por más de 23000 indígenas.
Cuando las encomiendas comenzaron a decaer apareció otro sistema de propiedad llamada hacienda. Este se convirtió en uno de los más característicos del territorio, acaparando terreno a su alrededor.
Por otra parte, es destacable la cantidad de propiedad que adquirió la Iglesia Católica. Los expertos afirman que la mitad de la tierra y del capital existente en Nueva España estaban en sus manos.
Tierras comunales
Los indígenas que vivían en sus pueblos solían trabajar tierras que pertenecían a la comunidad. A cambio, pagaban un impuesto al gobierno del Virreinato, además de tener que mantener las iglesias.
Comercio
El comercio del Virreinato se puso al servicio de los intereses de la Corona española. Así, desde Nueva España partían cargamentos de oro, plata, cobre o diamantes, entre otros minerales. Igualmente, se enviaban alimentos como el azúcar o el cacao.
A cambio, la metrópolis mandaba sal, vino, aceite o armas a la colonia, sin olvidar los cargamentos de esclavos.
El principal puerto comercial del Atlántico fue Veracruz, mientras Acapulco lo era del océano Pacífico. Cádiz fue el principal destino de las mercancías enviadas, que eran recibidas por los comisionados de la Casa de Contratación de Sevilla, organismo creado a tal efecto.
Monopolios
De cara a proteger sus intereses, España limitó el comercio desde el Virreinato, lo que provocó el aumento del contrabando.
Los comerciantes de ambos lados del océano firmaron varios acuerdos para establecer monopolios y, así, beneficiarse así ellos mismos. Con las reformas de Carlos III, estos monopolios se eliminaron un poco, aunque las restricciones continuaron hasta la independencia.
La Corona implantó un impuesto a las vetas, las alcabalas. La queja de los comerciantes fue unánime, puesto que gravaba excesivamente los productos. En parte de la América colonial, los impuestos provocaron varias rebeliones.
Artículos de interés
El Desarrollo de las Redes Comerciales Internas.
El Peonaje en la Nueva España y las Haciendas.
Las Expresiones Artísticas en Nueva España y Perú.
El Criollismo y el Anhelo de Autonomía.
El Pensamiento Social de los Insurgentes.
Referencias
- Clases Historia. El Virreinato de Nueva España. Obtenido de claseshistoria.com
- Ministerio de Cultura Gobierno de España. Virreinato de Nueva España. Obtenido de pares.mcu.es
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