Historia

Primer Imperio Mexicano: creación, características, caída


El PrimerImperio Mexicano fue el estado que surgió después de que México se independizara de España. Este imperio tuvo una existencia muy breve, de apenas 18 meses, desde la firma de los Tratados de Córdoba, en agosto de 1821, hasta la instauración de una república, en marzo de 1823.

El único emperador de este estado fue Agustín de Iturbide, quien fue coronado con el nombre de Agustín I. Aunque había comenzado combatiendo a los primeros líderes insurgentes cuando formaba parte del Ejército de Nueva España, a partir de 1820 se unió a la causa independentista.

En 1821, lanzó el Plan de Iguala, que propugnaba la creación de un país independiente, pero regido por algún miembro de la casa real española. El rechazo de España a esta solución y la popularidad ganada por Iturbide entre la población provocaron que el recién constituido congreso le ofreciera el cargo de emperador. La coronación tuvo lugar el 21 de mayo de 1822.

En esos momentos, el Imperio Mexicano comprendía casi todos los territorios que había compuesto el virreinato de Nueva España, más las provincias reunidas bajo la Capitanía General de Guatemala. El reinado de Iturbide finalizó cuando sus opositores, encabezados por el general Antonio López de Santa Anna, se levantaron en armas contra él.

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Antecedentes

El proceso que llevó a la independencia de México comenzó en 1810, con el Grito de Dolores lanzado por Miguel Hidalgo. Los siguientes once años estuvieron marcados por los enfrentamientos armados entre las tropas del virreinato de Nueva España y un movimiento heterogéneo que luchaba por conseguir emanciparse del Imperio español.

En un primer momento, los insurgentes pretendían ganar autogobierno, pero manteniendo a Fernando VII como rey. Más adelante, la idea de independencia total ganó muchos partidarios.

Los españoles, por su parte, resistieron militarmente durante los primeros años de conflicto. A finales de 1815 fue ejecutado José María Morelos, quien encabezaba el movimiento independentista en esos momentos.

Tras eso, los insurgentes parecían derrotados y solo algunos grupos localizados en pequeños territorios continuaban plantando cara al ejército virreinal.

Plan de Iguala

Con la insurrección prácticamente derrotada, una rebelión protagonizada por los liberales en España obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz de 1812. En el virreinato, los sectores más conservadores mostraron su total rechazo.

Estos sectores se organizaron en la llamada Conspiración de La Profesa, con la que pretendían evitar que el liberalismo llegara al virreinato. Los participantes preferían la independencia del territorio siempre que estuviera gobernado por una monarquía absolutista.

Agustín de Iturbide fue nombrado jefe militar por los conjurados. Su misión era acabar con el grupo insurgente que aún resistía en los estados del sur y que estaba liderado por Vicente Guerrero, al que consideraban demasiado liberal.

Iturbide fue incapaz de acabar con Guerrero y los suyos. Finalmente, propuso una alianza al líder insurgente para unir sus fuerzas y declarar la independencia.

En febrero de 1821, Guerrero e Iturbide acordaron las bases del Plan de Iguala, redactado por el segundo y que establecía tres garantías en la lucha contra los españoles: independencia bajo la tutela de la Corona española, el catolicismo como única religión y la unidad de todos los habitantes del nuevo país.

Los dos líderes crearon también el Ejército Trigarante, que pronto obtuvo apoyo de otros caudillos de todo el territorio novohispano.

Tratados de Córdoba

Las victorias obtenidas por el Ejército Trigarante provocaron que la destitución del virrey Juan Ruiz de Apodaca. Tras un breve mandato de Francisco Novella, que no contaba con la autorización de la metrópolis, Juan de O’Donojú fue nombrado Jefe Político Superior de la Nueva España, ya que la Constitución de Cádiz había suprimido el cargo de virrey.

O’Donojú llegó a Veracruz el 3 de agosto de 1821. Su salud era muy delicada, ya que había pasado una larga temporada en prisión debido a sus ideas liberales. Una vez en Nueva España, comprendió que era imposible que España mantuviera el dominio del territorio, por lo que solicitó reunirse con Iturbide.

El encuentro tuvo lugar en Córdoba, el 23 de agosto de 1821. El resultado fue la firma de los Tratados de Córdoba, que reconocían la independencia de México. El acuerdo recogía que la forma de gobierno sería la monarquía constitucional. Nacía, así, el Primer Imperio Mexicano.

La corona debía ser ofrecida a algún miembro de la casa real Borbón o, en su defecto, a alguna casa reinante europea. La respuesta desde España fue negativa y ningún monarca europeo quiso ocupar el trono.

Coronación de Iturbide

Con el ejército del virreinato en retirada, Iturbide formó una Junta Provisional Gubernativa como primer órgano de gobierno. Entre sus miembros se encontraban miembros del clero, terratenientes y cargos políticos de la administración colonial. En cambio, no había ningún representante de los insurgentes que había combatido por la independencia.

Iturbide fue nombrado regente por la Junta y, el 24 de febrero, se reunió por primera vez el congreso recién formado. En este organismo pronto se distinguieron tres bloques ideológicos: los iturbidistas, los borbonistas (favorables a que la corona fuera asumida por algún Borbón español) y los republicanos, entre los que se encontraban los antiguos insurgentes.

Ante la negativa de España a reconocer la independencia, los iturbidistas acabaron imponiéndose. El 18 de mayo de 1822, algunos militares recorrieron Ciudad de México al grito de “Viva Iturbide I”. Muchos ciudadanos se unieron a la comitiva.

Finalmente, el congreso ofreció el trono a Iturbide, quien aceptó el encargo. El 21 de julio de 1822 fue coronado como emperador bajo el nombre de Agustín I.

Causas de la creación del Primer Imperio Mexicano

La creación de una monarquía constitucional venía recogida tanto en el Plan de Iguala como en los Tratados de Córdoba. Según estos documentos, la corona debía ser otorgada a Fernando VII o, en su defecto, a algún otro infante de España.

En los Tratados de Córdoba se añadió un artículo que aclaraba que en el caso de que Fernando VII declinara el ofrecimiento, el congreso designaría al emperador. En este caso, no obligaba a que fuera un miembro de alguna casa reinante europea, por lo que podía nombrarse a cualquier mexicano.

Intento de frenar las ideas liberales

La actuación de Iturbide y su propio Plan de Iguala respondía en buena parte al triunfo en España de la rebelión liberal que había vuelto a implantar la Constitución de Cádiz, redactada en 1812.

Los conservadores novohispanos rechazaban que las ideas liberales pudieran llegar al virreinato. Ante eso, la idea de independizarse manteniendo a Fernando VII en el trono se abrió paso como una posible solución.

Sin embargo, los insurgentes que aún resistían en el territorio, como Vicente Guerrero o Guadalupe Victoria, tenían ideas más liberales y, además, se inclinaban por un sistema de gobierno republicano.

A pesar de su conservadurismo, el Plan de Iguala hacía una concesión a estas ideas declarando que el gobierno del futuro país independiente debía ser una monarquía constitucional y no una absolutista.

Negativa de los borbones a ocupar el trono

España no reconoció la independencia de México hasta 1836. Esto hacía imposible que la Corona aceptara ocupar el trono del nuevo país. Además, esta negativa dificultó que cualquier otra casa real europea pudiera aceptar la oferta.

División en el Congreso

El congreso surgido de los Tratados de Córdoba estaba dividido entre:

  • Los partidarios de Iturbide, monárquicos moderados.
  • Republicanos, que temían que se instalara en México una monarquía absoluta en manos de Iturbide.
  • Borbonistas, que defendían que el emperador debía pertenecer a la dinastía borbónica.

Cuando Fernando VII rechazó ocupar el trono al no reconocer la independencia, la división en el congreso se agravó. Los iturbidistas, por su parte, vieron abierta la posibilidad de que su líder se convirtiera en emperador.

Algunos militares salieron a las calles de Ciudad de México el 18 de mayo de 1822 para aclamar a Iturbide como emperador, a lo que se sumó parte del pueblo.

Esa misma madrugada se solicitó al congreso que celebrara una sesión extraordinaria para resolver la cuestión. Iturbide afirmó que respetaría lo que decidieran los diputados, mientras que una multitud lo aclamaba.

Después de una votación, los diputados ofrecieron el trono a Iturbide, quien fue proclamado emperador unos días después.

Búsqueda de un Estado fuerte

Según algunos historiadores, la elección de un sistema monárquico en forma de imperio fue también un intento de conformar un estado fuerte para hacer frente a las potencias europeas. Estos expertos afirman que también hubo una parte de imitación del proyecto de la Gran Colombia.

Características del Primer Imperio Mexicano

El Primer Imperio Mexicano, conocido también como Imperio de Iturbide, solo existió durante unos pocos meses. A pesar de eso, este gobierno tuvo una gran importancia para el país, ya que se trató del primero después de la independencia.

Modelo de gobierno

El recién independizado estado se organizó como un imperio hereditario constitucional y moderado. Su primer y único emperador fue Agustín I, quien debía ser sucedido por su hijo primogénito, Agustín Jerónimo de Iturbide cuando falleciera.

Sin embargo, los enfrentamientos entre los iturbidistas y los republicanos no cesaron con la coronación de Iturbide. Un grupo de los primeros se conjuraron para acabar con el imperio, pero sin éxito.

Iturbide cerró el Congreso ante la oposición que encontraba entre sus miembros. En su lugar, intentó crear una nueva junta compuesta por diputados fieles a su figura para que redactara una constitución.

Organización territorial

Bajo el imperio, México tuvo la mayor extensión territorial de su historia: 4 925 283 km². Su división política se recogió en la ley promulgada por la Junta Gubernativa el 17 de noviembre de 1821.

En esta normativa se establecía que el Imperio Mexicano estaba formado por 21 provincias: las 17 provincias y los dos territorios (Santa Fe y Las Californias) que conformaban Nueva España; Chiapas (hasta entonces en la Capitanía General de Guatemala); y la Capitanía General de Yucatán.

El 5 de enero de 1822, la Capitanía General de Guatemala, que incluía las actuales Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y el Soconusco, se adhirió a los Tratados de Córdoba y, en consecuencia, pasó a formar parte del Imperio. Este, con esta incorporación, se organizó en 24 provincias.

Economía

Una de las principales características del Imperio de Iturbide fue la crisis económica por la que pasó el país. A las consecuencias de los 11 años de guerra se unieron una serie de decisiones tomadas por el emperador que solo agravaron la situación.

Iturbide gastó enormes cantidades de dinero en un intento de dar a su corte una ostentación excesiva. En un contexto de creciente deuda exterior, este derroche provocó un gran enfado entre la población.

Durante el Imperio, se produjeron múltiples casos de corrupción, se prohibieron varias actividades económicas y el gobierno solicitó préstamos a un interés muy alto.

Además de esos préstamos, Agustín I aumentó los impuestos y ordenó emitir papel moneda en exceso, por lo que perdió valor.

Caída del imperio

El Imperio constitucional comenzó pronto a mostrar su incompatibilidad con el Congreso que debía redactar la constitución del país.

En agosto de 1822, una conspiración republicana fue descubierta por las autoridades. Los participantes afirmaban que la elección de Iturbide había sido ilegal y pretendían levantarse en armas, llevar el congreso a Texcoco y declarar la república.

Entre el 26 y el 27 de agosto, quince diputados fueron detenidos acusados de formar parte de la conspiración. Agustín I, además, disolvió el Congreso y se dispuso a crear una Junta Nacional Constituyente en su lugar.

La disolución del Congreso fue tomada como una traición por algunos de los héroes de la independencia, como Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo o Vicente Guerrero, que ya habían visto como eran desplazados por decisiones anteriores.

Plan de Veracruz

A pesar del descontento de los antiguos insurgentes, la rebelión que acabó con el Imperio no fue protagonizada por ellos.

El líder de la sublevación fue el general Antonio López de Santa Anna, quien entonces ejercía el mando militar y político de Veracruz. El día 2 de diciembre, proclamó el Plan de Veracruz, con el que desconocía al emperador y se declaraba partidario de Guadalupe Victoria y la república.

Santa Anna comenzó su lucha armada contra el gobierno, pero fue derrotado en las primeras batallas. Por ese motivo, comenzó a buscar aliados.

Plan de Casa Mata

El 1 de febrero de 1823, Santa Anna reformó mínimamente su plan anterior y proclamó el denominado Plan de Casa Mata. Pronto recibió el apoyo de Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y de algunos oficiales del ejército imperial. Entre estos últimos se encontraba José Antonio de Echávarri, que había sido enviado a Veracruz para derrotar la rebelión.

El nuevo Plan de Santa Anna incluía la restitución del Congreso, el desconocimiento del emperador y la prohibición de atentar contra su vida.

El 26 de febrero, la guarnición de Guadalajara se sublevó y se unió a Santa Anna. Ante esto, Iturbide trató de negociar con los líderes de la insurrección.

Sin embargo, para cuando los enviados del emperador llegaron a Jalapa, los pronunciamientos se habían extendido por todo el país, incluida la Ciudad de México. Allí, dos cuerpos de infantería liberaron a algunos diputados presos antes de marchar hacia Toluca para luchar por la república.

Caída del Imperio

Iturbide se vio obligado a reabrir el Congreso y ofreció una amnistía a los sublevados. El emperador pensó que con esto podía conseguir que el país se pacificara y se dirigió a su residencia en Tacubaya.

Su gesto, sin embargo, fue insuficiente y la sublevación continuó extendiéndose por el país. Finalmente, Agustín I abdicó el 19 de marzo de 1823 y abandonó el país. Cuando Iturbide salió hacia el destierro (del que solo volvería para ser ejecutado), el Congreso recobró todas sus funciones.

En medio de tensiones entre federalistas y centralistas, una junta formada por Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria se hizo cargo del poder. Este último se convirtió poco después en el primer presidente de la República.

Personajes destacados

Agustín de Iturbide

Agustín de Iturbide fue el único emperador del Primer Imperio Mexicano. Al comienzo de la Guerra de Independencia, había combatido a los insurgentes, pero a partir de 1820 cambió su posición.

Después de que el rey de España, Fernando VII, fuera obligado a jurar la Constitución de Cádiz, de carácter liberal, los conservadores del virreinato comenzaron a aceptar la posibilidad de independizarse con tal de que el liberalismo no llegara a Nueva España.

Iturbide, ante su fracaso al intentar acabar con las tropas de Vicente Guerrero, acabó firmando una alianza con el insurgente para luchar por la independencia. Mediante el Plan de Iguala, el militar y sus seguidores proclamaron un Imperio, del que acabaría proclamándose emperador.

Su etapa en el trono fue, no obstante, muy corta. Una insurrección liderada por Santa Anna y que contó con el apoyo de los liberales y republicanos de México lo obligó a abdicar y a partir al exilio. En su ausencia, el Congreso lo condenó a muerte.

Según los historiadores, Iturbide no conocía esa sentencia cuando, un año más tarde, trató de volver al país. Nada más desembarcar, fue detenido. La ejecución se llevó a cabo el 19 de julio de 1824.

Vicente Guerrero

Vicente Guerrero (1782-1831) fue uno de los jefes de la rebelión que luchó por la independencia de México. A pesar de que ya participó en el conflicto durante la época de José María Morelos, su mayor contribución se produjo a la muerte de este.

Con la insurrección prácticamente derrotada, Guerrero se estableció en el sur y, desde allí, realizó una guerra de guerrillas contra las fuerzas realistas.

Después de que los intentos de Iturbide por derrotarlo acabaran en fracaso, ambos líderes llegaron a un acuerdo para implantar el Plan de Iguala, que recogía la independencia del país.

La proclamación de Iturbide como emperador y las políticas llevadas a cabo durante su mandato hicieron que Guerrero, de ideas liberales, apoyara la insurrección encabezada por Santa Anna.

Al llegar la República, Guerrero ocupó varios puestos políticos hasta que, en 1829, se convirtió en presidente de la misma. A pesar de que su mandato fue muy corto, pasó a la historia por decretar la abolición de la esclavitud.

Juan O’Donojú

Aunque en muchas ocasiones se nombra Juan de O’Donojú (1762 – 1821) como el último virrey de Nueva España, lo cierto es que su puesto fue el de Jefe Político Superior, ya que la Constitución de Cádiz había eliminado el cargo de virrey.

O’Donojú había tenido una participación destacada en la guerra que libró España contra los franceses. Esto, sin embargo, no le sirvió para librarse de la cárcel, ya que Fernando VII lo condenó por sus ideas liberales.

Cuando O’Donojú llegó a Nueva España, los insurgentes tenían ya controlado casi todo el territorio. Lo único que pudo hacer es negociar con Iturbide una salida, que quedó reflejada en los Tratados de Córdoba.

Este acuerdo, que recogía la independencia de México bajo un régimen monárquico constitucional, no fue aceptado por España.

Tras la firma del Acta de Independencia del Imperio Mexicano, O’Donojú formó parte de la regencia que encabezaba Agustín de Iturbide. Su presencia en ella fue muy breve, ya que falleció en Ciudad de México el 8 de octubre de 1821.

Antonio López de Santa Anna

Antonio López de Santa Anna (1794-1876) fue una de las figuras más importantes de la historia mexicana durante las primeras décadas como país independiente. El militar inició su carrera combatiendo a los insurgentes que luchaban por la independencia.

Más adelante, con el Plan de Iguala, se unió a la causa independentista, un cambio de posición que sería constante en la vida pública de Santa Anna.

Durante los primeros meses del Imperio, Santa Anna se mantuvo leal a Iturbide desde su puesto en Veracruz. Sin embargo, por alguna causa que no se conoce a ciencia cierta, el 2 de diciembre de 1822 proclamó el Plan de Veracruz que desconocía al emperador. En este documento, Santa Anna se declaraba partidario de la república y de Guadalupe Victoria.

Los primeros enfrentamientos con las tropas imperiales acabaron en derrotas de Santa Anna. El militar, en búsqueda de aliados, proclamó un nuevo Plan, el de Casamata, el 1 de febrero de 1823.

Con el apoyo de varios héroes de la independencia y de miembros descontentos del ejército, Santa Anna consiguió derrocar a Iturbide y acabar con el Primer Imperio.

Referencias

  1. Archivo General de la Nación. #AGNrecuerda al Primer Imperio Mexicano. Obtenido de gob.mx
  2. Historia de México breve. Primer Imperio Mexicano. Obtenido de historiademexicobreve.com
  3. Carmona Dávila, Doralicia. Las Provincias de Centro América se unen al Imperio Mexicano. Obtenido de memoriapoliticademexico.org
  4. Mexican History. The First Mexican Empire and Agustín de Iturbide. Obtenido de mexicanhistory.org
  5. Kids Encyclopedia Facts. First Mexican Empire facts for kids. Obtenido de kids.kiddle.co
  6. Totally history. Agustín de Iturbide. Obtenido de totallyhistory.com
  7. Academic. First Mexican Empire. Obtenido de enacademic.com