Historia

Plan de Casamata: qué fue, antecedentes, objetivos, consecuencias


¿Qué fue el plan de Casamata?

El plan de Casamata fue un documento firmado pocos años después de la declaración de independencia de México. Su proclamación se produjo el 1 de febrero de 1823, en la localidad de Casamata, Tamaulipas. Su impulsor fue Antonio López de Santa Anna, al que se le unieron otros militares que habías participado en la lucha contra la corona española.

Tras conseguir la independencia, México había sido proclamado imperio. Agustín de Iturbide fue coronado como el primer Emperador del país. Sin embargo, existían numerosas corrientes que reclamaban otras formas de estado, especialmente una república.

Uno de los militares que más se había opuesto a la proclamación del Imperio Mexicano había sido Santa Anna. Otros que compartían su criterio fueron Nicolás Bravo, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria, todos antiguos insurgentes.

El principal punto del Plan era la restauración del Congreso, que había sido eliminado por Iturbide. El resultado más inmediato fue la abdicación del Emperador y la elección de Guadalupe Victoria como primer presidente.

Antecedentes

El comienzo del proceso que llevó a la independencia mexicana no pretendía una ruptura total con España. Parte de los sublevados temían que la invasión napoleónica de la metrópolis afectara al entonces Virreinato.

Asimismo, tampoco eran partidarios de las leyes liberales que se habían promulgado en la Constitución de 1812 en Cádiz. Así, en un primer momento, los diferentes conjurados declararon su lealtad al Rey español, aunque, con el tiempo, la situación cambió.

Cuando en 1821 el país declaró la independencia, muchos de los protagonistas habían formado parte del antiguo ejército realista y eran bastante conservadores.

Uno de ellos, Agustín de Iturbide, fue el primer gobernante del México independiente. El modelo de estado elegido fue el Imperio y Iturbide se proclamó Emperador.

El Imperio

Desde un principio existieron diferentes corrientes sobre la forma en la que debía constituirse el México independiente. Muchos de los protagonistas de la guerra contra España preferían la república, dividiéndose entre federalistas o centralistas.

La inestabilidad provocó que el gobierno de Iturbide no tuviera un solo momento de tranquilidad. A partir del momento de su coronación, las revueltas republicanas se sucedieron.

En el Congreso formado en el momento convivían, aparte de partidarios de los borbones, iturbidistas y republicanos. Una serie de enfrentamientos entre la Cámara y el Emperador hizo que este acabara disolviéndola. En su lugar, nombró a 45 diputados afectos.

Héroes de la independencia, como Nicolás Bravo, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria, sintieron la eliminación del Congreso como una auténtica traición.

Plan de Veracruz

Otro de los protagonistas de la Guerra de Independencia era Antonio López de Santa Anna. Su papel en los momentos posteriores a la coronación de Iturbide fue bastante variable. En un principio se alineó con el nuevo Emperador, que lo nombró Comandante General de Veracruz.

No hay consenso entre los historiadores para explicar su cambio de criterio. Algunos afirman que fue la disolución de Congreso y otros apuntan a los problemas que tuvo en su cargo como Comandante. Lo cierto es que, ya a finales de 1822, Santa Anna se posicionó contra Iturbide.

Su primer movimiento lo realizó el 2 de diciembre de ese año. Ese día, proclamó el llamado Plan de Veracruz, en el que desconocía al Emperador y se declaraba partidario de la república y de Guadalupe Victoria.

En su Plan, Santa Anna reclamó la formación de un nuevo Congreso que decidiera la forma de gobierno. Tras esto, se levantó en armas y comenzó su lucha contra el gobierno. Las primeras batallas no le fueron favorable, por lo que tuvo que buscar aliados.

Plan de Casamata

El 1 de febrero de 1823, Santa Anna proclama un nuevo documento contrario a Iturbide. Ese día nació el Plan de Casamata, firmado en la localidad que le da nombre.

En este caso, logró el apoyo de otras figuras importantes durante los años de lucha independentista. Entre ellos, Vicente Guerrero o Bravo.

Igualmente, consiguió el apoyo de militares que, hasta entonces, formaban parte del ejército imperial. Entre estos destacó José Antonio Echávarri quien, curiosamente, había sido enviado para acabar con Santa Anna.

Objetivos

El objetivo principal del plan era que el Congreso fuera reinstaurado. En sus artículos proponía, incluso, el sistema de elección de sus miembros.

A pesar de que el Plan declaró la desobediencia al Emperador, no mencionaba específicamente su destitución. De hecho, una de sus cláusulas prohibía cualquier tipo de violencia contra su persona.

Lo que si proclamaba era la obligación de Iturbide de obedecer las decisiones del futuro Congreso. Un buen resumen es el siguiente párrafo del Plan:

“Por tanto, no debe reconocerse como tal Emperador, ni obedecerse en manera alguna sus órdenes; […] será nuestro deber principal reunir […] a todos los diputados, hasta formar el Soberano Congreso Mexicano, que es el órgano de la verdadera voz de la Nación”.

Hacia la República Federal

A pesar de que no constaba de manera clara en el Plan, el propósito del mismo era la creación de una República Federal en México.

Desde un primer momento, los movimientos de los insurgentes apuntaban en esa dirección. Se enviaron copias del plan a todas las diputaciones provinciales, para que se uniesen de manera individual. Esto le restó poder al gobierno central, creando una especie de estructura federal ya en ese momento.

Consecuencias

La presión que supuso el apoyo de las diputaciones y de destacados protagonistas de la independencia fue minando el poder de Iturbide. Este se vio obligado a volver a convocar al Congreso, en un intento de tranquilizar la situación.

El gesto no fue suficiente y los sublevados continuaron con la campaña. Finalmente, el 19 de marzo de 1812, Iturbide abdicó y abandonó el país.

La primera consecuencia fue la separación de algunas zonas que habían formado parte del Imperio. Excepto Chiapas, el resto de los territorios centroamericanos decidieron no continuar en el nuevo México.

Cambio de gobierno

Una vez que Iturbide salió hacia su destierro (del que volvería para ser ejecutado), el Congreso recobró todas sus funciones. Los que no cambió fue la tensión entre los federalistas y los centralistas.

El poder lo pasó a ocupar una junta formada por Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria. Este último se convertiría poco después en el primer presidente de la República.

Comenzó entonces la llamada Primera República Federal mexicana, oficialmente los Estados Unidos Mexicanos. Duró 11 años, hasta 1835.

Constitución de 1824

Todos los cambios territoriales y políticos se recogieron en la Constitución de 1824. El federalismo, según sus partidarios, era la única manera de que el país se mantuviera unido. De hecho, una de las provincias más importantes, Yucatán, había exigido este sistema para permanecer dentro de México.

Las primeras reuniones del Congreso ya se dirigieron a oficializar el Estado Federal. Los federalistas se impusieron claramente a los partidarios de un sistema más centralista.

Desde entonces y hasta principios de 1824, los parlamentarios comenzaron a elaborar la Constitución que marcaría los primeros años de la República.

En ella se declaraba que México estaría compuesto por “estados independientes, libres, soberanos en lo que exclusivamente toque a su administración y gobierno interior”.

Aparte de esto, la Constitución estableció la igualdad de todos los mexicanos, el catolicismo como única religión y la libertad de imprenta.

Las primeras elecciones se convocaron enseguida. En ellas, Guadalupe Victoria fue elegido presidente y Nicolás Bravo, vicepresidente.