Historia

20 Países imperialistas de la historia y sus características


Los países imperialistas son aquellos cuyo modelo político, militar, económico y social se sustenta en el imperialismo regresivo, enfocado en invadir y explotar los recursos de otro país; o en el progresista, orientado a la expansión y a mejorar la calidad de vida y cultura de una civilización, aparentemente menos avanzada. En la historia de la humanidad, antes y después de Cristo, el proceso de colonización o expansión ha sido una constante que dio origen a grandes imperios.

Si bien es cierto que estos modelos de dominación existieron desde la Antigüedad, fue en la época de los descubrimientos en el siglo XV —a partir de la expansión de Europa— y durante la Segunda Guerra Mundial cuando se acuñó el término imperialismo, proveniente del latín imperare: im significa “penetración”, y parare significa “preparar”.

A continuación, exponemos un recorrido histórico que abarca hasta la modernidad de las naciones que lideraron los más importantes procesos de colonización  y expansión de sus territorios.

Índice del artículo

Países imperialistas del mundo antiguo

Persia

El Imperio persa fue uno de los más extensos de la antigüedad. Surgió de la conjunción de los pobladores persas y medos, quienes se asentaron en el territorio que hoy se conoce como Irán en el 1500 a. C. Se expandieron a lo largo y ancho del Oriente Medio de la mano de Darío I, pero la expansión se consolidó bajo el mandato de Ciro II.

En el transcurso del año 1500 las regiones del oeste de Irán fueron ocupadas por los persas, pueblos indoeuropeos provenientes del Cáucaso. Esto sucedió durante el reinado de Asurbanipal. 

Un caudillo medo llamado Ciaxares reunió a su pueblo y los condujo hasta el río Halys; de esta forma expandió su imperio tras la batalla del año 585 con los lidios. Aliado con los babilonios, destruyó la ciudad de Nínive y constituyó su reino, estableciendo la capital en Ecbatana.

Sus sucesores anexaron Egipto a sus territorios. Luego entraron en contacto con los helenos y en la batalla de Platea no pudieron vencer a los griegos, aunque los superaban en fuerzas políticas y militares.

Macedonia

El Imperio macedónico fue construido por Alejandro Magno, quien ascendió muy joven al poder (a los 18 años de edad) tras el asesinato de su padre.

Esta conquista de territorios fue una de las más violentas y se consumó en escasos 8 años, tras las guerras de Gránico, Issos y Gaugamela, ocurridas entre 333 y 331 a. C. Fue en este periodo cuando Persia fue abatida y destruida por los ejércitos del joven y aguerrido general.

Posteriormente sucedió la ocupación de Mesopotamia, la destrucción de Persépolis, y la entrada a Irán, Sogdania y Bactriana. Alejandro Magno entró a la India y su ejército se negó a continuar después de la campaña sobre el Hidaspes.

Magno se convirtió en un tirano y desestimó cualquier advertencia. Sus posesiones no fueron administradas con el criterio de un gobierno central que lograra la unión de los territorios conquistados.

Mongolia

El Imperio mongol estaba representado por tribus de nómadas a caballo provenientes de las llanuras de Asia Central. Estaban bajo el mando de Gengis Khan y lideraron una cruzada expansionista de tales dimensiones que abarcaron desde China oriental hasta el Imperio islámico y Rusia por el oeste.

Los mongoles eran hábiles jinetes y arqueros extraordinarios. Eran ágiles y veloces, lo que los convirtió en un grupo de guerreros muy fuerte y temido por otros ejércitos. Fundaron Estados fugaces entre el siglo V Y XI al norte de China, y otros en Asia central en los siglos XI Y XII.

Así mismo, los mongoles no desplazaron las creencias, cultura y costumbres de los pueblos conquistados; por el contrario, las respetaron. La época de la llamada pax mongólica elevó la calidad del comercio de las civilizaciones colonizadas (1210-1350).

Los hunos

Este imperio fue comandado por el temible Atila y se estableció durante el siglo IV en Europa. Sus conquistas les permitieron adquirir una diversidad de raza y cultural significativa, ya que sus empresas abarcaron la India, Irán, y lo que hoy es Turkmenistán.

Existe la creencia de que este pueblo nómada adoraba a los caballos, ya que estos eran sagrados. Los romanos les llamaban bárbaros incultos porque, al parecer, no tenían dioses ni algún tipo de creencia. Eran ganaderos y se dedicaban también a la caza  y a la agricultura.

Derrotado el ejército de Atila después de la batalla de Nedao en el año 454, el Imperio de los hunos desapareció por completo de Europa.

Roma

El Imperio romano fue uno de los más soberbios reinados de la historia. Roma conquistó el Mediterráneo oriental y occidental después de las guerras púnicas. Así mismo, derrotó los territorios griegos y Pérgamo, asentó su poder en el mar Egeo y Asia menor, consolidó su mandato en Siria y Anatolia y conquistó las Galias en el siglo I a. C.

Su primer emperador fue César Augusto y su poderío se extendió hacia Britania, Mesia, Tracia y Egipto. Después de Cristo lograron sus últimas invasiones: conquistaron en el reinado de Trajano, Dacia y Mesopotamia. En esta época el Imperio alcanzó mayor extensión.

Los romanos salieron de la península itálica obligados por las guerras púnicas, y entonces colonizaron otros territorios como Córcega, Cerdeña, Sicilia, Hispania, Iliria y otros. El gobierno de estos emperadores era autocrático.

China

Históricamente, el Imperio chino fue uno de los gobiernos que más influyó tanto política como económicamente sobre Corea, Japón y Vietnam, sus vecinos colindantes; abarcó desde el 221 a. C. hasta 1912.

Se trata de una cultura milenaria que trascendió a 4 mil años de historia a través de 11 dinastías que se esmeraron en conservar sus rasgos culturales.

El territorio de China fue gobernado durante siglos por diferentes reinos independientes. Cada uno hablaba su propia lengua y estaban definidos por etnias específicas con sus propios gentilicios.

Después de los llamados “reinos combatientes” (una larga época de guerras), los dueños de las tierras fueros coaccionados por la dinastía Qin y su poderoso ejército para convertirse  en una sola nación.

Turquía

El Imperio otomano se caracterizó por ser un gobierno multiétnico y pluriconfesional regentado por la dinastía de origen osmanlí. A raíz del declive del Imperio de los selyúcidas, cobró fuerza a través de la conquista de los territorios perdidos, que anteriormente estaban dominados por aquellos.

Los otomanos se adjudicaron Constantinopla durante 1453 para reforzar su imperio. Su apogeo entre los s. XVII Y XVI permitió que este imperio se extendiera desde el suroriente de Europa hasta el norte africano.

Asumieron rasgos de las tradiciones y costumbres de los vasallos, enriqueciendo su unidad cultural desde la diversidad. En el s. XIX se independizaron numerosos territorios y en el s. XX dicho imperio se había desmembrado.

Imperio azteca

Dentro de Mesoamérica, en el Nuevo Mundo, sobresalió el Imperio azteca, que constituyó un estado que partía desde el sur de Guatemala hasta la parte occidental de México. Fue considerada la civilización más extensa e importante de la región hasta la llegada del Imperio español.

La cultura azteca era muy diversa debido a la influencia de antiguos pueblos que se asentaron en el territorio. Eran organizados y buenos administradores de su gobierno y fortalecieron su aspecto militar; esto les permitió someter a los demás pueblos mesoamericanos.

Los imperios modernos

Austrohúngaro

Este imperio se conformó a raíz de las demandas de Hungría y su ambición de poder sobre otros pueblos en 1764. Fue dirigido por los Habsburgo. En el siglo XVIII este imperio estaba constituido por 14 estados distintos, pluriculturales en raza, lengua y costumbres, entre los cuales no existía cohesión ni identidad compartida.

En una época en la que no se estilaba que una mujer ejerciera el poder, la emperatriz María Teresa de Habsburgo fue una soberana afable, de buen carácter, inteligente, contundente y austera, por lo que se oponía a lo ostentoso de la corte.

A pesar de esa imagen amable y sencilla, administraba a la perfección sus aficiones y funciones. También asistía a bailes y teatros, y se encargaba de organizar su ejército.

Hubo tres hechos que fueron los más destacados de su reinado: la guerra de la sucesión austríaca, la Guerra de los Siete Años y los repartos de Polonia.

Gran Bretaña

El Imperio británico fue el más grande de la historia. Se adjudicó territorios en cada continente y su poder como conquistador de naciones lo hizo visible en todo el mundo.

La India fue su colonia más rica e importante. Como consecuencia del dominio colonial, el Imperio británico aumentó su presencia en diversas partes del planeta. Muchos países relevantes de hoy corresponden a colonias británicas de tiempos anteriores. Tal es el caso de Estados Unidos, Canadá, Australia y otras naciones.

Inicialmente, su política económica se basaba en el mercantilismo; tras la pérdida de Norteamérica, asumió el modelo de libre comercio.

Europa esgrimió la idea de la superioridad de la raza blanca, y aun así  el Reino Unido promulgó la ley de prohibición del comercio con la esclavitud, aboliendo esta condición en 1834. Esto pretendió ser un ejemplo para el resto de los países colonizadores.

Francia

El Imperio francés, también denominado Imperio napoleónico, fue  un estado soberano cuyo territorio abarcaba parte del oeste de Europa y de Europa central.  Contó con varias posesiones coloniales y su periodo va desde 1804  hasta 1814.

Napoleón tuvo el firme propósito de convertir a Francia en una potencia europea, logrando así dominar un vasto territorio.

En el siglo XIX el nuevo y moderno Imperio francés se convirtió en el segundo más importante por su alcance económico y sus dimensiones. Este nuevo imperio le dio lugar a uno de los fenómenos más relevantes que cambió el rumbo de la historia hacia la modernidad: la Revolución Industrial.

España

El Imperio español tuvo como objetivo la conquista de América una vez que los viajes de Colón abrieron las puertas a uno de los procesos de colonización más profundos. 

El Nuevo Mundo había sido descubierto y puesto a la disposición de los reyes de Castilla, quienes cayeron en cuenta de tan valioso hallazgo y se dispusieron a realizar nuevas empresas marítimas para descubrir otros territorios y hacerse de ellos. Así consolidaron su imperio colonial en el nuevo continente.

Esta conquista desplazó todas las creencias, costumbres y culturas de los pueblos indígenas tras un férreo proceso de evangelización y transculturación.

Imperio colonial portugués 

El Imperio colonial portugués no fue uno de los más extensos, pero destacó por haber abierto la Era de los descubrimientos con los viajes de Bartolomé Díaz y Vasco de Gama.

La decadencia del Imperio portugués fue paulatina, pero su perdida más importante fue la Independencia de Brasil en 1822, país descubierto por Pedro Álvares Cabral desde donde Portugal reunió recursos como oro, piedras preciosas, caña de azúcar, café y otros recursos.

Italia

Después de que Italia fuera unificada durante el siglo XIX, trató de apoderarse de colonias fuera de su geografía cuyas riquezas habían beneficiado a otros países de Europa.

Mussolini tuvo la idea de crear el nuevo imperio de Roma. Aunque no poseía colonias americanas, en 1939 y 1940 invadió a Albania, Montenegro y Grecia con el respaldo de Alemania. También China le concedió la ciudad de Tianjin.

Imperio colonial alemán

El Imperio colonial alemán existió entre 1871 y 1918. Tras la Primera Guerra Mundial Alemania fue despojada de sus colonias en África, Asia y Oceanía. Debido a la corta colonización alemana, ninguna influencia cultural alemana en la actualidad ha quedado en las culturas locales.

El Tratado de Versalles del 28 de junio de 1919 repartió las colonias alemanas entre Francia, Reino Unido, Unión Sudafricana, Bélgica, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Portugal. De esta manera Bélgica y otros países se convirtieron en imperios coloniales.

Imperio colonial belga 

Bélgica controló dos colonias durante su historia; el Congo belga de 1908 a 1960 y Ruanda-Urundi de 1922 a 1962. También tenía una concesión en China y era un administrador conjunto de la Zona Internacional de Tánger en Marruecos.

Imperio colonial sueco

El Imperio colonial sueco ocupó territorios de Noruega, Letonia, Rusia, Alemania, Finlandia y Estonia. Existió desde 1638 a 1663 y desde 1785 a 1878. Las posesiones coloniales suecas eran relativamente pequeñas, ya que nunca se mantuvieron simultáneamente.

En América, Suecia colonizó a Nueva Suecia, que perdió en 1655; Guadalupe, que luego devolvió a Francia; la Costa de Oro Sueca en África, que perdió en el siglo XVII, y San Bartolomé en las Antillas, que en 1878 vendió a Francia.

Japón

El Imperio japonés desarrolló un plan de invasión territorial que incluía a Formosa (1895) y a Corea (1910). Además, en 1937 arremetió contra China en el marco de la Segunda Guerra Mundial, teniendo como aliados a Italia y Alemania.

Se enfrentó a Estados Unidos y Rusia y fue derrotado por esta alianza. Entonces se dio origen a la división de Corea en Corea del sur, adoptada por los norteamericanos; y Corea del  Norte, asumida por los rusos. Ambas fueron independizadas posteriormente.

Rusia

El Imperio ruso tuvo sus inicios en el siglo XV. Se expandió hacia occidente y se apoderó de los tártaros bajo el reinado de Iván el Terrible.

A partir de entonces colonizó desde Siberia hasta Alaska, y en el siglo XX se alió con Estados Unidos y venció a Japón, con la pretensión de hegemonizar Asia. Tras la división de Corea —que estaba bajo el poder de Japón—, se quedó con los territorios del norte.

Estados Unidos

El Imperio estadounidense ha exhibido una conducta imperialista desde siempre, y en especial durante el siglo XX.  Trazó un camino que esgrime como objetivo proteger al mundo y mantener vivas la libertad y la democracia.

Sus ejércitos recorren los continentes bajo la figura de “comandos de combate”, cuya misión es el resguardo de las naciones en diferentes partes del planeta.

Ha participado en guerras civiles, golpes de Estado e innumerables conflictos fuera de su propio territorio. Se estima que esto lo ha hecho con una idea expansionista que pretende extender y acrecentar su poderío mundial en el ámbito geográfico, ya que al intervenir como potencia en estos conflictos les da carácter internacional.

Referencias

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