Imperio azteca: qué es, origen, características, organización, cultura
¿Qué es el Imperio azteca o mexica?
El Imperio azteca, conocido también como Imperio mexica, fue un ente político que, en su momento de mayor esplendor, comprendió buena parte del actual México y amplias zonas de Guatemala. La capital de este imperio se estableció en Tenochtitlán, en el lago Texcoco del valle de México.
Los mexicas llegaron al valle de México procedentes de Aztlán, un lugar semimítico ubicado en el oeste de México. Tras fundar su capital comenzaron a expandir sus dominios, lo que ocasionó enfrentamientos con otros pueblos asentados en el área. Finalmente, junto con los señoríos de Texcoco y Tacuba formaron la Triple Alianza, que acabó convirtiéndose en el Imperio azteca.
La sociedad del imperio estaba caracterizada por su carácter guerrero y por la importancia que se le prestaba a la religión. Su gobierno, prácticamente teocrático, estaba encabezado por el huey-tlatoani, quien era elegido por un consejo formado por los representantes de los clanes que formaban la sociedad.
La llegada de los conquistadores españoles, liderados por Hernán Cortés, significó el final del dominio azteca en Mesoamérica. Con la ayuda de algunos de los pueblos subyugados por el Imperio, Cortés conquistó Tenochtitlán en 1521.
Origen e historia
Después de la caída de la civilización tolteca, el área del valle de México dejó de tener un dominador claro. Varios pueblos se disputaron la hegemonía, como Culhuacán o Tenayuca, pero no fue hasta la llegada de los tepanecas, ya en el siglo XIV, cuando la zona volvió a contar con una civilización dominante.
Origen de los mexicas
La historia sobre el origen de los mexicas mezcla, como ocurrió con otras culturas, elementos legendarios con datos comprobados.
Según la propia tradición oral mexica, su origen se encontraba en una zona denominada Aztlán, término que acabaría derivando en la palabra azteca. En esos momentos, eran un pueblo nómada y, por algún motivo que se desconoce, comenzaron a trasladarse. Su primer destino fue Teoculhuacan.
Otros autores, sin embargo, piensan que esa historia está basada en mitos. Estudiando los restos arqueológicos, esa corriente historiográfica afirma que provenían de Mexcaltitán, en nayarit.
Fundación de Tenochtitlan
Los cronistas que estudiaron el trayecto del pueblo mexica hasta llegar al valle de México se basaron en algunos documentos precolombinos. Entre ellos destacó la Tira de la Peregrinación.
De acuerdo al mito mexica, estos llegaron al valle guiados por Huitzilopochtli, uno de sus dioses. La profecía afirmaba que debían fundar una ciudad en el lugar en el que hallaran a un águila comiéndose a una serpiente posada en un nopal.
Esa fue la escena que vieron, en 1325, en una isla cercana al lago Texcoco. Cumpliendo la profecía, los mexicas levantaron allí Tenochtitlán, la capital de su futuro imperio.
Dejando a un lado la leyenda, tras abandonar su tierra de origen, los mexicas llegaron a Chapultepec, donde intentaron asentarse. Los ataques de otros pueblos los obligaron a ponerse de nuevo en marcha, hasta alcanzar Culhuacán.
Al ser de nuevo expulsados, continuaron su camino hasta asentarse definitivamente en el islote del lago Texcoco.
Dominio tepaneca
Los habitantes de Tenochtitlán pasaron unos años bastante complicados. Algunos de ellos prefirieron abandonar la ciudad para fundar otra, Tlatelolco, mientras que la falta de materiales para construir y la escasez de tierras cultivo provocaron una gran crisis interna.
Todos esos factores, unidos a la debilidad militar, favorecieron que los mexicas tuvieran que aceptar la autoridad de los tepanecas, que poblaban la ciudad-estado de Azcapotzalco.
Entre las consecuencias de ese vasallaje se encontraba la obligación de apoyar las campañas militares de Azcapotzalco, algo que ayudó a los mexicas a adquirir experiencia bélica.
Guerra entre tepanecas y mexicas
El fallecimiento del monarca de Azcapotzalco en 1426 provocó un enfrentamiento entre sus posibles herederos. Los mexicas aprovecharon esa circunstancia para independizarse.
En esos momentos, los mexicas aún no tenían poderío suficiente para derrotar a los tepanecas, por lo que su rey, Itzcoatl, se alió con otro de los rivales de Azcapotzalco, el señor de Tetzcoco.
La coalición resultó un éxito y Azcapotzalco fue derrotado. Tras eso, Tenochtitlan y Tetzcoco, junto al señorío de Tacuba, formaron la Triple Alianza.
El Imperio azteca
La Triple Alianza fue el germen del Imperio azteca. Tras la guerra contra los tepanecas, esta coalición, encabezada por los mexicas, se convirtió en la dominadora de todo el valle de México.
Esa fortaleza, no obstante, no impidió que la inestabilidad continuara en el territorio, sobre todo cuando comenzaron a expandirse mediante la conquista de otros pueblos.
Así, el sucesor de Itzcóatl, Moctezuma I (1440-1468), amplió sus dominios al controlar el sur del valle y grandes extensiones de terreno en Oaxaca y la costa del golfo. Tras su reinado le sucedió Axayácatl, quien conquistó el valle de Toluca y Cacaxtla. Igualmente, tomó la ciudad de Tlatelolco.
Después de un corto reinado de Tizoc, los aztecas continuaron su proceso de expansión. El responsable fue Ahuitzotl, quien gobernó entre 1486 y 1502. Entre sus logros se encuentran la anexión de Veracruz, Tehuantepec y Xoconochco. Además, impulsó la construcción de grandes templos en la capital.
Moctezuma II fue el siguiente monarca del imperio. Durante su gobierno llevó a cabo políticas destinadas a consolidar el imperio. Este rey detuvo las campañas bélicas expansionistas y prefirió centrarse en someter a algunos pueblos cercanos que aún se mantenían independientes.
El fracaso en esta tarea contribuyó enormemente en la derrota de los aztecas frente a los españoles. Según algunos autores, el apoyo de Tlaxcallan (uno de esos estados independientes) fue decisivo para que los conquistadores vencieran a los aztecas.
Fin del Imperio azteca
Los conquistadores españoles, encabezados por Hernán Cortés, llegaron a las costas mexicanas en 1519. Desde allí comenzaron a conquistar a los pueblos indígenas que encontraron en su camino.
Cortés y los suyos recibieron noticias sobre la existencia del Imperio azteca y de sus riquezas. En 1520 entraron en contacto con los aztecas e intentaron convencer a su emperador de que aceptara ser vasallo de Carlos V.
La negativa de Moctezuma II no frenó a los españoles y menos cuando el monarca azteca resultó muerto en junio de 1520. El día 7 de julio se sucedieron varias escaramuzas entre los conquistadores y los aztecas y, finalmente, los primeros tomaron el control de Tenochtitlán.
Durante los meses siguientes, los españoles continuaron conquistando los restos del Imperio azteca, que desapareció completamente en 1521.
Ubicación geográfica y temporal
Aunque, en realidad, la creación del Imperio fue más tardía, muchos historiadores datan el comienzo de su historia en la fecha en la que Tenochtitlán fue fundada, en 1325. El Imperio duró unos 200 años, hasta que Hernán Cortés lo conquistó en 1521.
Ubicación territorial
La capital del imperio era Tenochtitlán, una imponente ciudad que, en su mejor momento, alcanzó casi los 200 000 habitantes. Desde allí los aztecas fueron extendiendo sus dominios. Primero, conquistando las ciudades-estado más cercanas y, después, tomando el control de tierras más alejadas.
El Imperio azteca llegó a comprender los estados actuales de México, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Guerrero, Hidalgo, la costa de Chiapas y algunas zonas de Guatemala.
Características del Imperio azteca
Aunque, como se ha apuntado, la historia del Imperio azteca fue relativamente corta, su importancia como civilización fue enorme. Entre sus características destacaron sus innovaciones técnicas, sus creencias religiosas o la organización de su economía.
Civilización innovadora
Las capacidades técnicas de los aztecas ya se demostraron en la propia fundación de Tenochtitlán. Esta localidad fue construida sobre un terreno pantanoso, por lo que debieron acondicionarlo para hacerla habitable. Para ello, instalaron una serie de plataformas con el propósito de contener los sedimentos.
El resultado fue una ciudad conectada mediante canales y dotada de jardines flotantes denominados chinampas en los que se cultivaban diferentes alimentos.
Religión
Como en el resto de las civilizaciones precolombinas, la religión azteca era politeísta. La mayoría de los dioses estaban relacionados con la naturaleza y veneraban especialmente al Sol y a la Luna.
Los aztecas fueron incorporando deidades de algunos de los pueblos que conquistaban. Así, integraron en su panteón a dioses como Quetzalcóatl o Tlaloc, provenientes de civilizaciones anteriores.
Según sus creencias, el mundo estaba dividido en trece cielos y nueve capas terrestres de inframundos. Cada uno de esos niveles estaba relacionado con dioses específicos.
A la hora de organizar la religión en su sociedad, los aztecas debieron crear un complejo sistema sacerdotal, con dos Sumos Sacerdotes al frente.
Calendario
El calendario azteca estaba basado en el utilizado por los antiguos pueblos del altiplano. Así, se encontraba dividido en dos ciclos: la Cuenta de los días o tonalpohualli, que dividía el año en 260 días; y el xihuitl o año solar, con 365 días.
Escritura
El sistema de escritura azteca no fue tan avanzado como el de los mayas. Así, utilizaban dibujos y glifos ideográficos para representar objetos, además de algunos signos fonéticos para transcribir sílabas y los sonidos a, e y o.
Los aztecas escribían mediante estos símbolos en tiras largas de papel elaborado con fibra de maguey o con piel de animal. Estas tiras se plegaban como un biombo y servían para la contabilidad de los tributos o dejar reflejados acontecimientos importantes.
Economía
La economía azteca estaba basada en tres pilares diferentes: la agricultura, el comercio y los tributos. El primero de estos pilares se desarrolló plenamente gracias a que los aztecas adaptaron los cultivos al medio ambiente. Así, para poder cultivar en zonas secas construyeron numerosos canales de riego que llevaban el agua desde los lagos y ríos.
Por otra parte, en las zonas de lagunas crearon unos islotes artificiales denominados chinampas que ofrecían dos cosechas al año.
Las tierras de cultivo, incluidas las chinampas, se dividían entre las comunales, las estatales y las privadas. Las primeras estaban en mano del calpulli, quien las entregaba para su uso a miembros de su comunidad. Por su parte, las tierras estatales eran explotadas por el propio Estado o mediante su alquiler. Por último, las privadas estaban en manos de las clases altas.
Los aztecas también desarrollaron una cierta actividad industrial centrada en la minería y la industria textil.
En cuanto al comercio, los aztecas crearon importantes rutas comerciales que iban desde las costas del Pacífico hasta el Golfo de México. Igualmente, existía una especie de red de mercados locales, que se celebraban de manera periódica. Esta actividad mercantil se realizaba principalmente utilizando una moneda, aunque aún se mantenía el sistema de trueque.
Organización política: forma de gobierno de los aztecas
Antes de que naciera el Imperio azteca, la sociedad local estaba estructurada alrededor del calpulli, un tipo de unidad social formada por clanes familiares con antepasados comunes y que compartían territorio. Este calpulli estaba encabezado por una persona elegida por los habitantes de la comunidad.
Con la aparición del Imperio, aunque los calpulli no desaparecieron, el gobierno azteca se convirtió en una teocracia. Al frente de ella se encontraba el huey-tlatoani, que era elegido por un consejo en el que estaban representados los clanes de la comunidad.
El gobernante tenía una serie de asesores, entre los que destacaba el Cihuacóatl, cuyas funciones llegaban, incluso, a sustituir al huey-tlatoani en caso de que este estuviera ausente.
Todos los cargos públicos del imperio eran nombrados entre la nobleza de los pueblos que componían la Triple Alianza: Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan.
Jerarquía
Al frente del gobierno azteca se encontraba huey-tlatoani. Este, aparte de sus prerrogativas políticas, también asumía las religiosas, ya que se consideraba que tenía un mandato divino. Además, nombraba a todos los gobernantes de las ciudades y era el responsable de las campañas militares para expandir los territorios.
Tras el monarca aparecía el Consejo Supremo, denominado Tlatocan. Sus miembros pertenecían a la nobleza azteca. Casi al mismo nivel de autoridad se encontraba el mencionado Cihuacóatl, una figura de la máxima confianza del emperador.
En una sociedad en la que la guerra jugaba un papel fundamental, los jefes militares gozaban de un poder enorme. Los cargos más importantes eran el de Tlacochcálcatl y el de Tlacatécatl, quienes organizaban al ejército y los dirigían en las campañas bélicas.
Las ciudades del imperio eran gobernadas mediante los Tlatoanis, mientras que los jefes de los calpullis participaban en un organismo destinado a que las comunidades tuvieran todas sus necesidades cubiertas.
Estructura provincial
El germen del Imperio azteca fue la llamada Triple Alianza, formada por los señoríos de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan. El primero de ellos fue el que asumió la mayor autoridad, aunque cada ciudad tenía su propio dirigente.
En el Imperio existían dos tipos de provincias: las estratégicas y las tributarias. Las primeras eran como estados vasallos que pagaban tributos a los aztecas o los ayudaban en las campañas bélicas de manera voluntaria. Las segundas, por su parte, abonaban un tributo anual de manera obligatoria.
Organización social de los aztecas
La sociedad azteca estaba dividida en veinte clanes diferentes: los calpullis. Cada uno de ellos estaban conformado por grupos de personas que compartían un antepasado y creencias religiosas. Este último factor, la religión, tenía una gran importancia, hasta el punto de que cada calpulli poseía su propio templo.
La organización social era, además, muy jerarquizada. Existían tres clases sociales: la nobleza, la gente común y los esclavos. En la cúspide de esa pirámide se encontraba el emperador y su familia.
Esa división social se justificaba mediante la religión. Según sus creencias, los dioses eran quienes legitimaban los linajes y, por lo tanto, la posición de cada uno en la sociedad.
Nobleza
La nobleza azteca contaba con numerosos privilegios de todo tipo. Además de estar al frente del sistema político, sus miembros dirigían al ejército, poseían las tierras, tenían esclavos y sirvientes y, si así lo deseaban, podían llegar a ser funcionarios del Imperio.
Aparte de lo anterior, la nobleza era una clase muy respetada por el pueblo y gozaba de ventajas como el poder consumir xocoatl (chocolate).
Esta clase alta no era homogénea, sino que estaba dividida en tres niveles diferentes dependiendo de sus funciones y sus privilegios.
La primera y más importante eran los denominados Tlatoani, la máxima autoridad dentro de los calpullis y que se elegían según su cercanía a los ancestros.
Tras ellos se situaban los Tetecuhtin, una especie de clase media dentro de la nobleza. Sus funciones iban desde ejercer de sacerdotes a ocupar los altos cargos militares y administrativos.
Los menos poderosos de ella nobleza eran los Pipiltin, formada por los guerreros que debían dar protección al imperio y ampliar sus territorios mediante la conquista. En este nivel también aparecían algunos comerciantes, denominados pochtecas.
Personas comunes o macehualtin
La siguiente clase social era la formada por los macehualtin. Sus componentes eran los comerciantes, los artesanos y los campesinos, quienes, a pesar de no gozar de los privilegios de la nobleza, eran ciudadanos libres.
Los macehualtin que destacaran en el ejército o contrajeran matrimonio con algún miembro de la nobleza podían ascender de clase social.
Siervos y esclavos
En la base de la pirámide social se encontraban los siervos y los esclavos. Muchos de ellos, los llamados tlacotin, eran prisioneros de guerra y trabajaban para la nobleza.
A pesar de su condición, los esclavos tenían algunos derechos, como el de casarse, tener descendencia o comprar su libertad. En general, solo tenían un dueño a lo largo de su vida y, cuando este fallecía, era habitual que fueran liberados.
Cultura (gastronomía, tradiciones, arte)
Los aztecas, a pesar de su carácter belicoso, recogieron muchos de los conocimientos de los distintos pueblos que conquistaron. Esto se dejó notar en sus manifestaciones artísticas y en sus tradiciones, casi todas basadas en la religión.
Gastronomía
La gastronomía azteca no era demasiado elaborada. Su dieta estaba basada en lo que podían cultivar y, en menor medida, en la caza de algunos animales.
El alimento más importante dentro de su gastronomía era el maíz, que incluso formaba parte de su mitología. Los aztecas cultivaban un gran número de variedades de este cereal y lo usaban para elaborar tortillas, atole o tamales, además de otras preparaciones.
Otros productos básicos en la dieta azteca eran los frijoles y los granos de amaranto, además de la sal y los chiles, ambos fundamentales para condimentar las recetas.
Por otra parte, los aztecas destacaron en la preparación de varios tipos de bebidas alcohólicas. En este sentido existía una gran diferencia dependiendo de las clases sociales, ya que la nobleza no bebía nunca pulque y prefería algunas bebidas elaboradas con cacao.
En cuanto a los animales, los aztecas consumían bastante pavo y otras aves de corral. Asimismo, también formaban parte de su dieta animales como las iguanas, los ajolotes, varios tipos de insectos y pescado.
Tradiciones
Entre las tradiciones más importantes de los aztecas destacan la obligación de educar a los niños, la poligamia y los sacrificios humanos.
Este último aspecto estaba íntimamente relacionado con las creencias religiosas de los aztecas. Además, según muchos expertos, algunas de las víctimas de los sacrificios eran comidas como parte del ritual.
Para los aztecas, los dioses habían realizado muchos sacrificios para que los seres humanos pudieran vivir. De esta forma, sus sacrificios rituales eran una manera de devolver esa deuda a las deidades y asegurarse de que el mundo funcionara bien. El método más habitual para efectuar los sacrificios era extraer el corazón de la víctima.
Por otra parte, las costumbres funerarias también eran parte importante de su cultura. La mayoría de la población enterraba a sus familiares debajo de su casa. En cambio, si se trataba de una figura importante, lo normal es que fuera cremado, ya que se pensaba que así llegaría antes al cielo.
Los aztecas también se caracterizaron por la celebración de ceremonias y festivales de carácter religioso. Una de las más importantes era la ceremonia del fuego nuevo, que se realizaba cada 52 años, cuando el calendario finalizaba un ciclo completo. El motivo de esta celebración era evitar el fin del mundo. Como parte de la misma, un hombre era arrojado a un volcán.
Arte
El arte azteca está considerado como uno de los más importantes de la América precolombina, tanto en pintura, como en escultura o arquitectura.
Sus esculturas de piedra, ya fueran relieves o de bulto redondo, se caracterizaron por el colosalismo y su cuidada estética. En general, eran obras naturalistas, elaboradas para que el espectador se sintiera impresionado. La mayoría de las esculturas de los aztecas representaban a sus dioses.
A pesar de esa tendencia por realizar esculturas de gran tamaño, sus artistas también crearon algunas piezas pequeñas. Normalmente, estas representaban a dioses de las localidades donde residían sus autores.
Por otra parte, la pintura estuvo muy influida por las obras de los toltecas. Los aztecas usaron pictografías para representar aspectos de su cultura o de su historia, como prueban los códices que se han encontrado.
Arquitectura
La cantidad de estructuras encontradas permiten que la arquitectura sea la manifestación artística azteca de la que más se conoce. Además, esa resistencia demuestra la calidad de sus materiales y de sus técnicas de construcción.
Los edificios levantados por los aztecas se caracterizaban por estar muy bien proporcionados. En el caso de las ciudades, se sabe que las construcciones estaban sujetas a un planeamiento urbanístico previo.
Entre los ejemplos de sus creaciones en este campo destacó la capital, Tenochtitlán. En su momento de mayor apogeo, era una de las ciudades más grandes del mundo, con casi 200 000 habitantes.
Aunque la ciudad contó con numerosos edificios significativos, el más importante era el Templo Mayor. Este estaba dedicado al dios de la guerra, Huitzilopochtli, y al de la lluvia, Tláloc.
Temas de interés
Referencias
- Cultura Azteca. Fundación del Imperio Azteca. Obtenido de cultura-azteca.com
- Historia de México. Cultura Azteca o Mexica. Obtenido de lahistoriamexicana.mx
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