Monarquía electiva
Una monarquía electiva es una forma de Gobierno en la que el poder es ostentado por el rey, pero al contrario que la hereditaria, este es elegido por una parte de la población.
Un elemento característico de la monarquía es que el poder sucede de unos reyes a otros de forma hereditaria, normalmente entre varones. Pero la monarquía electiva rompe con ese principio, ya que el rey es elegido por el pueblo. Las monarquías de este tipo que conocemos no se acercan ni de lejos a las democracias, aunque el rey se tenga que someter a una votación.
Las monarquías que han seguido este principio han sido muy pocas a lo largo de la historia. Y aunque parezca que se acerque a la democracia por la elección del rey, nada más lejos de la realidad.
El candidato a rey debe de cumplir una serie de características, cualquier ciudadano del país no puede ser elegido, sino que ha de cumplir requisitos de sangre, estatus, atributos, etc.
También hay que destacar que no toda la población, al contrario de lo que ocurre en los sistemas democráticos, elige a esta figura. No se utiliza el sufragio universal, sino que quienes eligen al rey también cumplen unos requisitos, como pertenecer a un estamento superior o a un organismo de poder dentro del país.
Características de la monarquía electiva
La única característica diferenciadora de este tipo de monarquías es la elección del rey.
En las monarquías hereditarias (la gran mayoría), el rey es el primogénito de su predecesor. Aunque, en algunos casos, se ha habilitado la ley para que gobernase la hija del monarca ante la inexistencia de un barón, como ocurrió en España en el siglo XIX tras la muerte de Fernando VII.
Como mencionamos anteriormente, no se trata de una elección libre. No se puede presentar como candidato a rey cualquier ciudadano ni tampoco votar cualquiera. Esto sólo sucede en las democracias, con la elección de los jefes de Estado o del Gobierno, dependiendo de la configuración del régimen político.
En cuanto a los derechos y libertades de los/as que disfrutan los ciudadanos de las monarquías electivas, estos/as variarán dependiendo de su sistema de gobierno. Si observamos los ejemplos de la antigüedad, como cualquier otro sistema, la provisión de libertades era mínima. Es decir, un régimen monárquico, para que sea democrático, no depende de si el rey se elige o no, depende de si se trata de una monarquía absoluta, constitucional o parlamentaria.
Ejemplos de monarquía electiva
Vamos a ver, de forma breve, algunos ejemplos relevantes de monarquías electivas:
- Visigodos: Es uno de los ejemplos más antiguos de los que disponemos. Los visigodos invadieron la península ibérica y expulsaron a los romanos a lo largo del siglo V. Su régimen de gobierno era monárquico, se trataba de una monarquía electiva. Esta monarquía fue variable, hubo muchos intentos por absolutizarla y romper con la tradición de la elección. El rey candidato era o bien de la familia real o bien una persona que no podía pertenecer a otros numerosos colectivos. Y correspondía a la Asamblea de los hombres libres elegir al monarca.
- Andorra: El país andorrano posee una configuración muy particular, se trata de un principado parlamentario cuya democracia es plena. Ahora bien, ¿quién es el príncipe de Andorra? Tiene dos, el obispo de Urgel y el presidente de la república francesa. Su relación con la monarquía electiva viene de que uno de sus príncipes, el presidente de Francia, es elegido por los ciudadanos franceses por sufragio universal.
- Vaticano: El jefe del Estado del Vaticano es el papa, y este es elegido por los cardenales del cónclave. El candidato a papa, según la Iglesia, puede ser cualquier bautizado, aunque en la práctica son miembros de la Iglesia de alto rango. Pero no es elegido por todos aquellos que profesan la fe católica, sino que lo hace el cónclave, cuya composición es de ciento veinte (120) cardenales.