Monarquía parlamentaria

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Una monarquía parlamentaria es una forma de gobierno en la que el rey, ni reina ni gobierna. Es una figura simbólica, cuyas competencias están muy limitadas. El poder es detentado por el parlamento y el Gobierno.

En las monarquías parlamentarias, el poder no lo ejerce, como en otras monarquías, el rey. Este tiene un papel totalmente secundario, cuyas atribuciones principales es la de árbitro y mediador en la política nacional; la de sancionar leyes; y la de establecer relaciones diplomáticas con otros países, facilitando la prosperidad del propio país. 

Los poderes del Estado al margen del judicial, es decir, el ejecutivo y el legislativo, son ejercidos por el Gobierno y el Parlamento, respectivamente. El segundo elegido por sufragio universal; y el primero, elegido por los representantes electos mediante el proceso de votación que establece la ley.

Origen de las monarquías parlamentarias

El sistema monárquico ha ido sufriendo una serie de modificaciones con el paso del tiempo hasta convertirse en el modelo parlamentario que conocemos.

La monarquía feudal se caracterizaba por tener el poder muy disperso. Así, los nobles que apoyaban al rey tenían gran capacidad de actuación dentro de su territorio. Con el fin de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna, surgen las monarquías absolutas, cuya centralización del poder es total, así como su despotismo y falta de democracia.

En Europa, a raíz de la Revolución francesa y, durante el siglo XIX, se va erradicando la monarquía absoluta. Como consecuencia, se van consolidando los Parlamentos y cogiendo poder, autonomía y competencias reales, surgiendo así la monarquía constitucional, en la que el rey ostenta el poder ejecutivo, dejando la aprobación de leyes a la Cámara de Representantes.

Finalmente, es en el siglo XX cuando se originan las monarquías parlamentarias vigentes . Aunque la eliminación del monarca como figura de peso ha sido un proceso lento y liderado en Inglaterra desde el siglo XVII, no ha sido hasta el siglo XX cuando se dio el paso de otorgar al rey un papel totalmente secundario.

Características de la monarquía parlamentaria

La monarquía parlamentaria posee una serie de características, como las siguientes:

  • Sistema democrático: Aunque se trate de una monarquía, en la que el jefe del Estado no es elegido por los ciudadanos, es un sistema democrático. El poder lo ejecutan otras instituciones y los derechos y libertades ciudadanas son muchos/as.
  • El rey es el jefe del Estado: Aunque posee la jefatura del Estado, se dice que el rey “ni reina ni gobierna”. Se trata de una figura simbólica cuyas atribuciones están muy limitadas. 
  • Competencias del rey: Sancionar y promulgar las leyes aprobadas por el Parlamento; mediar en los conflictos entre las fuerzas políticas nacionales; representar al Estado en el exterior; y ostentar el mando supremo de las Fuerzas Armadas.
  • El Poder Legislativo lo ostenta el Parlamento: Las leyes son aprobadas por mayoría por la Cámara Baja, esta la eligen los ciudadanos mediante el sufragio universal.
  • El Poder Ejecutivo lo ostenta el Gobierno: El rey no ejecuta las leyes, lo hace el Gobierno. Este es elegido por el Parlamento por mayoría en los términos que establezca la ley.

Ejemplo de monarquía parlamentaria

La monarquía parlamentaria, al contrario que la absoluta, es un modelo muy extendido por todo el mundo.

Además, es garantía de un alto grado de democracia.

Suecia y Noruega, monarquías parlamentarias, obtienen la máxima puntuación (100/100) en calidad democrática según los informes elaborados por Freedom House.

Canadá, Dinamarca, Australia, Japón y Reino Unido también son monarquías parlamentarias de reconocido prestigio, obteniendo 98, 97, 97, 96 y 93 puntos respectivamente.

Por último, otro ejemplo lo encontramos en el caso de España, cuya puntuación es de 90.