Lucha de clases
Te explicamos qué es la lucha de clases y qué relación tiene con la doctrina marxista. Antecedentes históricos. Conciencia de clase.
¿Qué es la lucha de clases?
La lucha de clases es un principio teórico fundamental en la doctrina filosófica del marxismo y del materialismo histórico.
Propone la existencia de conflictos en la sociedad como consecuencia de una disputa o antagonismo entre los sectores que la componen (las clases sociales), en la medida en que cada clase intenta reorganizarla política y económicamente a su favor. De esta lucha constante, inherente a toda forma de organización política humana, se desprendería el progreso político y social que compone la Historia.
Según la propuesta marxista, la sociedad industrial capitalista es la más reciente de una sucesión de sistemas económicos y sociales en los que ha existido siempre una tensión entre pobres y ricos, amos y esclavos, señores feudales y siervos, o en términos contemporáneos, burguesía y proletariado.
Estas tensiones han dinamitado los sistemas por dentro, apuntando cada vez más hacia nuevas estructuras más igualitarias, en un proceso que culminaría en la sociedad sin clases, de igualdad social y económica. Sólo entonces podría resolverse el conflicto.
El concepto de la lucha de clases es popular entre la militancia izquierdista y fundamenta la concepción del mundo revolucionaria, que aspira a detonar la insurgencia de las clases oprimidas para así transitar desde el capitalismo al comunismo, que sería su forma igualitaria y evolucionada.
Ver además: Clase obrera
Antecedentes históricos de la lucha de clases
Aunque fue formulado en (y se atribuye a) la obra de Carlos Marx y Federico Engels en el siglo XIX, de cuya influencia y popularidad se derivaron las doctrinas del socialismo, comunismo y el materialismo histórico, los antecedentes de la lucha de clases pueden rastrearse mucho antes, en los escritos de Nicolás Maquiavelo (siglo XVI).
El filósofo italiano dividía los bandos en tensión en toda sociedad políticamente organizada entre “el pueblo” gobernado y “los grandes” gobernantes. Posteriormente, con el advenimiento de la Era Moderna y el triunfo de los valores burgueses (como la propiedad privada y el liberalismo), estas tensiones pasaron a ser entre propietarios y trabajadores. Jean Jacques Rousseau, François Quesnay, Edmund Burke y el padre del capitalismo, Adam Smith estudiaron dicho proceso en sus respectivas obras.
Los anarquistas, conviene añadir, fueron quienes asumieron el concepto más similarmente a como lo planteaba Maquiavelo, dando en el tiempo origen a una amplia gama de posturas políticas y filosóficas respecto al modo en que el derrocamiento del Estado burgués debía ocurrir: el anarcocapitalismo, el antiestatismo, anarconidividualismo, etc.
Karl Marx
Carlos Marx (Karl Marx en alemán) fue quien mejor formuló este concepto y lo popularizó en el mundo contemporáneo. Tomando la línea de pensamiento que iba de Maquiavelo a Burke, propuso que las tensiones de la lucha de clases empujaban la rueda de la historia, generando progreso y cambio social. Sus palabras fueron: “La historia (escrita) de todas las sociedades existentes hasta ahora es la historia de la lucha de clases”.
Así, Marx formula la “Teoría de la lucha de clases como el motor de la historia”. En su visión, esta lucha era por apropiarse de los medios de producción, secuestrados por la propiedad privada y la burguesía para poder explotar a la clase trabajadora y mantener un estatus de vida privilegiada, a costa del esfuerzo de la mayoría empobrecida.
La resolución prevista por Marx era la transformación paulatina del capitalismo hasta que sembrara él mismo las bases de la Revolución, que derrocaría el orden burgués e instauraría la “Dictadura del proletariado”, necesaria para el advenimiento de una sociedad sin clases: el comunismo.
Consciencia de clase
La doctrina marxista llama “conciencia de clase” a la capacidad de los individuos y las masas de tener conciencia de a qué clase social pertenecen, para así actuar en consonancia con las necesidades de su estamento social y no jugar el juego de las clases dominantes. La alienación es lo contrario a la conciencia de clase: la imposibilidad de percibir la explotación capitalista a la cual se somete a los trabajadores.
Esta terminología es muy empleada en los discursos de la izquierda revolucionaria y las ideologías socialistas, a menudo como un mandato (la conciencia de clase) o un término peyorativo (la alienación).