Relaciones interespecíficas: tipos y ejemplos
Las relaciones interespecíficas, en biología, son las asociaciones existentes entre miembros de distintas especies. Las interacciones entre los individuos pueden tener distintos efectos para las partes involucradas. En ciertos casos, ambas salen beneficiadas, en otros una sale beneficiada y otra perjudicada y en algunos escenarios hay organismos que no se ven afectados. Los resultados de las interacciones permiten establecer una clasificación de las mismas.
Las interacciones se clasifican en amensalismo, competencia, depredación y herbivoría, parasitismo, comensalismo y mutualismo. Las últimas tres categorías suelen englobarse bajo el término de simbiosis.
El concepto opuesto es el de relaciones intraespecíficas que ocurren entre dos o más individuos de la misma especie – como la interacción entre machos y hembras para la reproducción, la competencia entre machos por el acceso a las hembras o la competencia por los recursos.
Índice del artículo
- 1 Introducción a las relaciones interespecíficas
- 2 Tipos y ejemplos
- 3 ¿Por qué es importante estudiar las relaciones entre los organismos?
- 4 Referencias
Introducción a las relaciones interespecíficas
Los organismos dentro de una comunidad ecológica no se encuentran aislados unos de otros. Los individuos pertenecientes a distintas especies interaccionan de diversas maneras, tanto de manera directa como indirecta.
La interacción que ocurre entre los organismos es una propiedad muy importante de los ecosistemas, ya que definen procesos vitales como el ciclo de nutrientes y las cadenas tróficas.
Además, la interacción a largo plazo de distintas especies tiene consecuencias evolutivas – liderando el fenómeno de la coevolución, donde ambas partes de la interacción afectan el destino evolutivo de su compañero, de manera recíproca y específica.
Cuantificar y analizar las relaciones entre los organismos supone un reto para los ecólogos, ya que este fenómeno depende de múltiples variables y muchas veces hay más de dos especies involucradas. Además, las características abióticas del espacio físico donde se está realizando la interacción tienden a modificarla.
Algunos autores proponen que los tipos de interacciones que veremos a continuación no representan categorías discretas, sino un continuo de eventos dependiente de muchos factores, tanto bióticos como ambientales.
Tipos y ejemplos
Simbiosis: mutualismo, comensalismo y parasitismo.
Una de las interacciones más conocidas – y muchas veces malinterpretada – es la simbiosis. Este término hace referencia a dos o más especies que viven en un contacto directo que exhibe un propósito y abarca un amplio rango de interacciones. Los tres tipos principales de simbiosis son el mutualismo, el comensalismo y el parasitismo.
Mutualismo
El mutualismo es la interacción simbiótica donde todas las partes involucradas se benefician del contacto. Es menester mencionar que algunos autores hacer referencia al término simbiosis como sinónimo de mutualismo – y no como un término amplio.
El mutualismo puede ser obligado, cuando las especies no pueden vivir sin sus compañeras, o puede ser del tipo facultativo cuando pueden vivir separadas – pero no tan “bien” como lo harían en equipo.
Uno de los ejemplos más impresionantes de mutualismo obligado es la relación existente entre las hormigas cortadoras de hojas y el hongo que cultivan.
Las hormigas han desarrollado un tipo muy complejo de agricultura. Estas toman trozos de hojas, las cortan y le aplican el tratamiento necesario de manera tal que puedan “sembrar” y cultivar el hongo en cuestión. El alimento de estas pequeñas hormigas no son las hojas que cortan, son los hongos que siembran.
Comensalismo
El comensalismo es la interacción simbiótica donde una de las partes obtiene un beneficio por la interacción y la especie restante no se ve afectada de ninguna manera.
Este tipo de interacción es particularmente difícil de identificar en la naturaleza, ya que suelen involucrar varias especies y pueden aparecen efectos indirectos – opacando la neutralidad.
Las orquídeas establecen una relación comensal con el árbol en que crecen. Las orquídeas son plantas epífitas – lo que indica que se desarrollan en alguna rama de un árbol grande que le permite el acceso a la luz solar. El árbol que sirve de sustento no se ve afectado por la presencia de la orquídea.
El comensalismo, como las demás interacciones estudiadas en este artículo, puede ser del tipo facultativo u obligado.
Algunos animales carnívoros se benefician de los residuos de cadáveres que otros carnívoros dejan como sobras. La presencia misma de la especie humana representa un tipo de comensalismo facultativo para las pequeñas especies de mamíferos, como los roedores, ya que los desperdicios de alimentos favorecen a sus poblaciones.
Tipos de comensalismo
Otra manera de clasificar al comensalismo es según el beneficio de las partes en foresis, inquilinismo y comensalismo químico. A continuación describiremos cada tipo de relación con detalle:
Foresis
La foresis es la relación entre dos individuos, donde uno de ellos es transportando por el otro. Uno de ellos recibe desplazamiento gratuito, mientras que el otro no se ve afectado. Generalmente la foresis ocurre entre un individuo pequeño – el transportado – y otro más grande.
En muchos casos, el beneficio de la foresis va más allá del transporte. Estar físicamente anclado a un individuo más grande ofrece protección a los depredadores potenciales y el animal transportado puede consumir los restos de alimento que caza el animal más grande.
Inquilinismo
Como su nombre lo indica, el inquilinismo es el fenómeno donde una especie usa alguna cavidad como sitio de alojamiento. La “cavidad” puede ser cualquier estructura construida por otro animal, como una madriguera o nidos.
De manera general, es el aprovechamiento de cualquier recurso desechado por algún animal. El término se solapa con la tanatocresia, donde el aprovechamiento de los recursos los deja un animal muerto.
Por ejemplo, el famoso cangrejo ermitaño usa las conchas vacías que dejan ciertas especies de caracoles al morir.
Parasitismo
Este último tipo de relación simbiótica involucra a un individuo que se beneficia de la interacción – el parásito – y otro del cual saca provecho y afecta negativamente – el huésped.
El parásito puede localizarse en el exterior del huésped o bien en el interior y alimentarse de los fluidos. Al primero se le denomina ectoparático y al segundo tipo endoparásito.
Las pulgas y piojos son ejemplos claros de ectoparásitos que se alimentan de la sangre de su huésped mamíferos, que pueden ser algunos animales domésticos o los humanos.
Los protozoarios que causan la enfermedad de Chagas, Trypanosoma cruzi, son endoparásitos que se desarrollan en el interior de su huésped humano.
Igualmente, el agente causal de la malaria, las distintas especies de Plasmodium son endoparásitos que afectan a los humanos. Ambos parásitos son de importancia clínica, particularmente en zonas tropicales.
Amensalismo
El amensalismo ocurre cuando un individuo es afectado de manera negativa por la interacción, mientras que su compañero pareciera no presentar ningún daño o beneficio.
Por ejemplo, la presencia de Penicillium afecta de manera negativa a la población de bacterias que existan en la periferia, ya que secreta un química que las mata. Las bacterias, por su parte, no ejercer efecto en el hongo.
Neutralismo
El neutralismo es una relación debatida en la literatura. Teóricamente, plantea la existencia de interacciones donde ninguno de sus protagonistas se ven afectados por la presencia del compañero.
Los ecólogos proponen que el neutralismo es improbable, ya que la presencia de un organismo debe afectar, en alguna medida, al resto.
Sin embargo, existen algunos ejemplos muy puntuales de neutralismo en bacterias. Al parecer, los géneros Lactobacillus y Streptococcus pueden coexistir sin afectarse mutuamente.
Competencia
La competencia se define como la interacción que existe entre individuos que persiguen un recurso limitado en común. La competencia no solo involucra luchas “cuerpo a cuerpo” por el recurso en cuestión, también puede ocurrir de manera indirecta entre las partes.
La competencia afecta de manera negativa a los competidores, y el resultado usual comprende efectos negativos de mayor magnitud para el competidor más débil.
Tipos de competencia
Existen dos tipos principales de competencia: por interferencia y por explotación. La competencia por interferencia consiste en combatir directamente por el recurso limitado.
La competencia por explotación ocurre cuando dos o más especies usan un recurso en común. Así, el uso mayoritario del recurso por parte de una especie afecta de manera indirecta y negativa a la otra especie.
Por ejemplo, dos especies hipotéticas de aves que compiten por la misma fruta. La competencia por explotación no solo ocurre por comida, también puede ocurrir por territorio.
Lógicamente, la competencia no solo ocurrir entre individuos de distintas especies, la competencia intraespecífica también es un aspecto relevante para la ecología y la evolución de las especies.
Resultados de la competencia
Según los modelos matemáticos propuestos para la descripción de la competencia en la naturaleza, existen varios escenarios en que puede terminar la competencia. Lo primero, y más lógico, es que una especie desplace a la otra. Es decir, que cause la extinción local de sus competidores.
En ecología, es ampliamente conocido que dos especies que usan recursos ambientales muy similares no pueden coexistir para siempre y una terminará desplazando a la otra.
Para evitarlo, una de las partes puede cambiar algún aspecto de sus hábitos de vida. Si este cambio en el nicho ecológico de una de las especies ocurre, ambas partes involucradas en la competencia podrán coexistir en la naturaleza.
Estos cambios en los hábitos de vida que disminuyen la competencia son favorecidos por la selección natural.
Ejemplos
Los leones y las hienas son el ejemplo claro de competencia por los mismos recursos, ya que las presas de ambas especies se solapan. Cuando el león disminuye la población de presas potenciales, afecta indirectamente a la población de hienas.
Depredación y herbívoría
¿Qué es la depredación?
La depredación es el término usado para describir a un organismo, denominado el depredador, que consume a un segundo organismo, señalado como la presa. En este sistema de interacción, las consecuencias para el depredador son positivas, mientras que para la presa son negativas.
Generalmente, los ejemplos de depredación están protagonizados por entes del reino animal. No obstante, en el mundo microscópico también existen múltiples escenarios de depredación. Los protozoarios, por ejemplos, son ávidos consumidores de bacterias.
En el reino vegetal también encontramos ejemplos de depredación en las plantas carnívoras que consumen ciertos insectos.
Típicamente, la interacción ocurre entre miembros de distintas especies. Cuando ocurre entre miembros de la misma especie recibe el nombre de canibalismo – y, aunque parezca sorprendente, es un evento común en varias cadenas tróficas.
¿Qué es la herbivoría?
Del mismo modo, cuando el animal consume a una planta (o específicamente a un productor primario), se denomina herbivoría.
En este evento, el animal consume partes de órganos fotosintéticos que afectan a la planta, y puede llegar a matarlo. Esta última consideración marca una de las diferencias entre la depredación y la herbivoría: el herbívoro no siempre mata a su presa.
Consecuencias evolutivas de la depredación y la herbivoría
Una de las consecuencias evolutivas de la depredación y la herbivoría es la aparición de una carrera de armamentos (o evolutionary arms race, como se le denomina al evento en la literatura anglosajona).
Consiste en la aparición de adaptaciones complejas que participan en la interacción. Estas características – como dientes afilados, miembros poderosos, venenos, patas ágiles para correr – están en constantes “mejoras” en respuestas a los cambios de su “enemigo”.
Por ejemplo, a medida que una presa hipotética mejora su capacidad de camuflaje, el depredador mejora la agudeza de la visión para detectarlo. Lo mismo ocurre en la herbivoría, cuando una planta desarrolla una nueva toxina de protección, el herbívoro desarrolla un nuevo mecanismo de detoxificación.
Ejemplos
Existen innumerables ejemplos de depredación, aunque los escenarios más conocidos son los leones en la sabana persiguiendo a los ciervos.
En el caso de los herbívoros, estos se clasifican de acuerdo a la zona o región del organismo fotosintético que abarquen en su menú. Por ejemplo, los granívoros consumen las semillas de las plantas. Muchas aves se alimentan siguiendo una dieta basada en granos.
Los frugívoros, por su parte consumen las frutas. Muchas aves y murciélagos consumen las frutas de las plantas, y gracias a su mecanismo de locomoción volador, son importantes dispersores de semillas. Es decir, son una especie de “jardineros alados”.
Muchos mamíferos e insectos también especializan su dieta en el consumo de las hojas de las plantas – como las vacas, por ejemplo.
¿Por qué es importante estudiar las relaciones entre los organismos?
Desde el punto de vista de la conservación y de la utilidad para nuestra sociedad, identificar las redes de interacción entre los organismos del ecosistema es vital, ya que conocer el funcionamiento del ecosistema en su estado natural nos permite predecir cómo se verá afectado por la acción humana.
Referencias
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