Plantas: qué son, características, tipos, partes, reproducción
¿Qué son las plantas?
Las plantas son seres vivos que pertenecen a un reino de la naturaleza llamado Plantae, en el cual encontramos a una serie de organismos que no pueden desplazarse de un lugar a otro, y autótrofos, es decir, que producen su propio alimento a través del proceso de la fotosíntesis.
Las encontramos en parte importante de la superficie terrestre y muchas veces las distinguimos por su color verde, por las llamativas flores que tienen algunas o por la gran variedad de formas y tamaños que pueden adquirir.
Están en todas partes: son parte de este grupo de organismos las gramíneas de los campos de fútbol y de las plazas de la ciudad, los árboles de los parques y bosques, los arbustos con los que decoramos nuestros jardines, las flores con que adornamos la mesa del comedor, entre muchas otras.
Aunque las plantas son sumamente diversas, tanto en forma, como en tamaño, modo de vida, clima, necesidades fisiológicas o tipo de reproducción, comparten un conjunto de características que permite agruparlas en la misma categoría de organismos.
Características de las plantas
Son eucariotas
Las plantas son organismos eucariotas pluricelulares, lo que significa que están compuestos por células en cuyo interior hay “divisiones” o “compartimientos” rodeados por membranas que separan ciertos componentes del resto de elementos del citosol.
A dichos compartimientos los denominamos orgánulos celulares. Como organismos eucariotas, su orgánulo más característico es el núcleo, que es el lugar de la célula donde se almacena el material hereditario conocido como ácido desoxirribonucleico o ADN.
Sin embargo, las células vegetales se distinguen de otras células eucariotas como las de los animales o las de los hongos, por la presencia de tres componentes especiales:
- Una pared compuesta por celulosa que protege a la membrana celular
- Una vacuola que ocupa gran parte del espacio intracelular donde hay agua y algunas enzimas, y
- Unos orgánulos llamados cloroplastos
Son autótrofas
Una de las características principales de las plantas es que son organismos autótrofos, es decir, que producen la energía necesaria para vivir a partir de dióxido de carbono (CO₂) y sustancias inorgánicas.
Esto hace que las plantas sean productores primarios en todos los ecosistemas, pues forman sus cuerpos de materia orgánica (como la de nuestro cuerpo y la de cualquier otro animal) a partir de sustancias inorgánicas que toman del suelo y gracias a la energía lumínica del sol.
Esta asombrosa capacidad de las plantas es posible gracias a los cloroplastos, en cuyo interior se dan gran parte de las reacciones de la fotosíntesis y donde se encuentra un pigmento llamado clorofila.
La fotosíntesis es el proceso por el cual las plantas, gracias a la energía del sol, el CO2 de la atmósfera y el agua y los minerales del suelo, convierten la energía lumínica en energía química. De esta forma pueden realizar la síntesis de los carbohidratos para formar sus tejidos y órganos, y de los que los organismos heterótrofos se alimentan después.
Nota:
Existen algunas plantas consideradas carnívoras que, aunque no son muy abundantes (menos de 600 especies en todo el mundo), pueden alimentarse de algunos insectos o de animales muy pequeños.
No pueden desplazarse
Las plantas son organismos sésiles, es decir que no pueden desplazarse de un lugar a otro a voluntad, ni siquiera por falta de agua, porque no les dé el sol o porque no tengan suficiente aire para respirar.
Consideremos el ejemplo de la semilla de un árbol:
Cuando esta germina en determinado lugar y comienza a desarrollarse la planta “bebé” (plántula) con sus raíces y sus pequeñas hojas, lo más probable es que ese sea el lugar definitivo del árbol adulto hasta que muera, a no ser que algún humano la trasplante antes o que algún otro animal se la coma.
Por esto el éxito de una planta en un ecosistema no solo depende de que existan las condiciones adecuadas para su desarrollo, sino también de que esta sea lo suficientemente “plástica” para adaptarse a los cambios ambientales y logre “manejar” de alguna manera las carencias o los excesos con los que se consiga durante su vida.
Tipos de plantas: clasificación
El reino de las plantas está formado fundamentalmente por 4 divisiones, donde se incluyen:
- Las talófitas (división Thallophyta)
- Los briófitos (división Bryophyta)
- Los pteridófitos (división Pteridophyta) y
- Las plantas con semillas (división Phanerogamae)
La distinción más común que se hace entre las plantas se hace respecto a cómo conducen los fluidos en su interior, por lo que se han definido las plantas vasculares y las plantas no vasculares.
Plantas no vasculares
Las plantas no vasculares son aquellas que no poseen “tuberías” internas para el transporte del agua y de los nutrientes. Son plantas de pequeño tamaño que distribuyen el agua entre sus células por ósmosis.
Las talófitas y los briófitos pertenecen a este grupo de plantas. Los briófitos son los musgos, las hepáticas y los antoceros, todas plantas terrestres no vasculares. Las talófitas, por otra parte, son plantas no vasculares acuáticas, muchas veces conocidas como algas.
Plantas vasculares
Las plantas vasculares son todas plantas terrestres. A este grupo pertenecen todas las plantas que tienen tejidos diferenciados y especializados en el transporte de agua y sustancias elaboradas por todo su cuerpo.
Se conocen más específicamente como traqueofitas y están representadas por las plantas con semillas y las plantas sin semillas. Este es el grupo de organismos al que pertenecen las plantas que normalmente asociamos con el término “planta”, es decir, los árboles, arbustos, hierbas, flores, helechos, etc.
Tienen cuerpos definidos en raíz, tallo y hojas, y sus tejidos vasculares se conocen como floema y xilema. El floema se encarga del transporte de los “alimentos” o de la sustancia elaborada por toda la planta, mientras que el xilema se ocupa del transporte del agua desde la raíz hacia las hojas.
– Plantas sin semillas
Las plantas vasculares sin semillas son las pteridofitas. Los helechos, equisetos y licofitos son pteridofitos. Estas plantas tienen sistema vascular, pero se reproducen principalmente por esporas.
– Plantas con semillas
Las plantas con semillas son el grupo más abundante y diverso de plantas. Se clasifican de acuerdo con las características de sus semillas, que pueden estar cubiertas o desnudas. En muchos textos se conocen como fanerógamas.
Las angiospermas son las plantas con flor y con semillas cubiertas, entretanto se conocen como gimnospermas a aquellas plantas que poseen flores, pero sus semillas están desnudas.
Partes u órganos de las plantas
Las plantas, al igual que los animales, tienen órganos bien definidos, formados por tejidos específicos. Por lo general, entonces, decimos que una planta se caracteriza por tener:
Raíces
Las raíces les sirven a las plantas para sujetarse al suelo. Por medio de ellas “succionan” el agua y los nutrientes inorgánicos contenidos del suelo. Algunas raíces sirven como sitio de almacenamiento de alimento para las plantas, y muchas de estas son las que consumimos todos los días, como la patata, por ejemplo.
Tallos
Los tallos forman la estructura principal del cuerpo vegetal, continuándose con la raíz y soportando las ramas, las hojas, las flores y los frutos (cuando los hay). En el interior de los tallos discurre el sistema vascular con los componentes del xilema y del floema, transportando sustancias por toda la planta.
Hojas
Las hojas representan el principal tejido fotosintético de los vegetales, por medio del cual se producen los carbohidratos y otros compuestos orgánicos para la construcción del cuerpo de las plantas.
Las flores, los frutos y las semillas son estructuras que poseen solo las plantas vasculares con semillas y son, en esencia, estructuras reproductivas y de dispersión.
Ver artículo completo: partes de las plantas.
Reproducción de las plantas
Las plantas se reproducen de distintas maneras. El tipo de reproducción de las plantas depende considerablemente de la especie de que se trate, pero también de las condiciones en las que se encuentre.
Reproducción sexual
Muchas especies las plantas se reproducen sexualmente, lo que tiene importantes beneficios desde el punto de vista de la adquisición de nuevas adaptaciones para sobrevivir en ciertos lugares.
La reproducción sexual puede ser por medio de esporas o de células sexuales (gametos) y puede o no terminar con la producción de semillas, como en las angiospermas y las gimnospermas, por ejemplo.
No obstante, la reproducción sexual en las plantas siempre resulta de un evento de división por meiosis, durante el cual se consigue mezclar los genes de dos individuos distintos para producir descendientes genéticamente diferentes cada vez.
Reproducción asexual
Otras plantas, a su vez, pueden reproducirse asexualmente, originando “clones” de sí mismas que facilitan su multiplicación y dispersión. La reproducción asexual se diferencia de la reproducción sexual en que es producto de divisiones mitóticas, en las que las células hijas son genéticamente idénticas a las células “madres”.
La reproducción asexual de las plantas es una característica sumamente relevante. No es muy común que un animal pueda cortarse una extremidad y esperar que se forme una copia de sí mismo a partir de dicha extremidad, pero esto sí es posible para muchas plantas.
Nutrición
Las plantas necesitan luz, agua, dióxido de carbono y nutrientes minerales (inorgánicos) para sobrevivir.
Se nutren mediante la fotosíntesis, un proceso por el cual la energía lumínica es convertida en energía química, que se almacena en forma de hidratos de carbono. Este proceso se da en los cloroplastos gracias a la participación de un pigmento fotosintético conocido como clorofila y de numerosas enzimas.
Durante la fotosíntesis, las plantas toman dióxido de carbono de la atmósfera y fijan el carbono en forma de moléculas orgánicas, liberando oxígeno en el proceso.
Respiración
Las plantas también respiran, esto es, necesitan intercambiar gases con el medio que las rodea. Durante la respiración, estos organismos consumen los nutrientes formados durante la fotosíntesis para mantener a sus células vivas, tomando oxígeno del ambiente y liberando dióxido de carbono, inversamente a la fotosíntesis.
Las plantas no tienen pulmones, como muchos animales, pero sí tienen unas pequeñas aberturas en muchos de sus tejidos que se llaman estomas (en las hojas) o lenticelas (en los tallos), por los cuales ingresan tanto el oxígeno como el CO2 y se libera vapor de agua durante la transpiración.
Referencias
- Introduction to botany (No. 580 N117i). Pearson.
- Biology of plants. Macmillan.
- Plant physiology. Benjamin/Cummings series in the life sciences (USA).