Animales nocturnos: características y ejemplos
Los animales nocturnos son aquellos animales que son más activos durante la noche: se mueven, cazan, comen e incluso se aparean perfectamente en total oscuridad. Es decir, son animales capaces de realizar todas sus funciones normales durante la noche.
Entre los animales nocturnos podemos encontrar una gran diversidad de especies y formas diferentes: muchos son animales invertebrados, muchos otros son vertebrados; algunos son animales microscópicos, entretanto otros son enormes.
Esta gran diversidad es espejo, a su vez, de una gran variedad de características físicas y de comportamiento, pues incluso entre individuos de especies cercanas, se pueden apreciar comportamientos y características muy diferentes para enfrentar los desafíos de la vida nocturna.
Numerosos depredadores aprovechan las horas nocturnas para atrapar a sus presas con mayor facilidad, ya que usualmente la noche corresponde al momento de descanso más prolongado de los animales de hábito diurno, y es cuando estos están más desprevenidos, por decirlo de alguna manera.
Índice del artículo
- 1 Características de los animales nocturnos
- 2 Ejemplos de animales nocturnos
- 2.1 Las ratas (Rattus sp)
- 2.2 Los elefantes (Elephantidae)
- 2.3 Los murciélagos (Orden: Chiroptera)
- 2.4 Los búhos y las lechuzas (Strigidae sp. y Tytonidae sp.)
- 2.5 Las cucarachas (Orden: Blattodea sp)
- 2.6 Los aye-ayes (Daubentonia madagascariensis)
- 2.7 Las luciérnagas (Lampyris noctiluca)
- 2.8 El gato serval (Leptailurus serval)
- 2.9 Las nutrias de río (Londra canadensis)
- 2.10 Los mapaches (Ursus lotor)
- 3 Temas de interés
- 4 Referencias
Características de los animales nocturnos
Adaptación a la noche
Los animales nocturnos salen de sus madrigueras para dominar los ecosistemas en la quietud y oscuridad de la noche, valiéndose de instintos especiales para el rastreo de sus presas, el apareamiento, el desplazamiento, etc.
Sin embargo, el funcionamiento fisiológico del cuerpo de la gran mayoría de los animales está adaptado para alcanzar sus niveles óptimos de actividad durante el día, lo que tiene mucho que ver con el clima, la temperatura y la luz que impone la salida y puesta del sol durante el crepúsculo.
Al atardecer, guiadas por el instinto, muchas especies buscan refugio, ya que esto les permite protegerse de los depredadores mientras se disponen a descansar y permanecer en estado de quietud, recuperando sus fuerzas.
Captación de estímulos en la noche
Todas las adaptaciones o características morfológicas que un animal nocturno debe poseer para vivir plenamente durante la noche deben proporcionarles la capacidad de captar los más mínimos estímulos, ya sean movimientos, rayos de luz, sonidos, olores, entre otros.
Hay que recordar que el ambiente nocturno es muy quieto, silencioso, frío y oscuro, por lo que las formas de todos los animales nocturnos deben centrarse en ser capaces de detectar hasta los más cambios más imperceptibles en el ambiente que los rodea durante las horas nocturnas.
Las formas diferentes y las extrañas características que muchas veces apreciamos en los animales nocturnos son producto de su adaptación a estos ambientes. Las orejas largas de los murciélagos, los ojos grandes de los búhos, los hocicos grandes de los lobos, etc., son solo algunas de estas.
La visión
Los animales nocturnos tienen el sentido de la vista menos desarrollado que otros sentidos como el olfato, el oído, el tacto o el gusto. Esto se debe a que la mayor parte de los ojos y los órganos especializados en la visión requieren luz para activarse.
En las horas nocturnas la luz es muy escasa y por ello los ojos, que necesitan de luz para estimularse, resultan casi inútiles. No obstante, existen animales cuyos ojos están adaptados para detectar hasta el más mínimo rayo de luz.
Entre las adaptaciones relacionadas con la visión podemos mencionar ojos más grandes con pupilas con mayor capacidad de expansión, así como la presencia de una capa reflectiva detrás de la retina (el tapetum) que refleja cualquier rayo de luz que entra en el ojo.
Cuando apuntamos a la cara de algún animal nocturno con una linterna o reflector podemos ver cómo sus ojos reflejan la luz, como si se tratase de dos grandes canicas cristalinas.
Otros animales, por otra parte, tienen visión infrarroja, es decir, pueden “ver” la temperatura de otros animales homeotermos que están vivos y, por ende, están “calientes” (ejemplo de esto son algunas serpientes de cascabel).
El oído
Los insectos, los felinos, las aves y los mamíferos son los animales que quizás tienen mejor desarrollado este sentido. En muchas de las especies con hábitos nocturnos es fácil detallar con una simple mirada que tienen enormes orejas.
Estos animales tienen tímpanos muy desarrollados y múltiples estructuras especializadas para la detección de las vibraciones que producen los sonidos del entorno, inclusive captando y analizando sonidos que se producen a grandes distancias.
En el caso de los insectos, en las tranquilas noches o cuando deja de llover, escuchamos el sonido que emiten los grillos para atraer a sus parejas, que lo pueden detectar a kilómetros de distancia con unos tímpanos muy desarrollados que poseen en sus patas traseras.
El olfato
Muchos animales nocturnos aparte de utilizar el olfato para localizar a sus presas lo utilizan para localizar a sus parejas, ya que muchas veces las hembras poseen glándulas específicas en su cuerpo para expulsar líquidos con feromonas que les “envían” mensajes específicos a los machos.
Estos mensajes les informan a los machos cuando están en celo, en etapa de gestación o en periodo de cría.
Los invertebrados como las polillas, las hormigas, las arañas y otros tienen como sentido dominante el olfato, ya que estos son capaces de detectar compuestos volátiles a través de unas células muy especializadas para tal fin (neuronas receptoras olfativas).
Generalmente, la neurona receptora olfativa se encuentra en las antenas de los insectos. Sin embargo, en los arácnidos estas se distribuyen alrededor de todo su cuerpo, con una concentración mucho mayor en los pedipalpos.
En los vertebrados nocturnos los órganos de Jacobson, ubicados en la parte superior de la boca, sirven para detectar señales químicas que son transportadas por el viento (son quimiorreceptores). Los humanos también lo tenemos, solo que menos desarrollado.
El gusto
En los invertebrados la especialización de este órgano resulta difícil de demostrar, ya que en muchos lugares donde se encuentran sus receptores se encuentran también otros quimiorreceptores importantes para el olfato.
En el grupo de los vertebrados, al igual que sucede con los invertebrados, el gusto es un sentido químico que necesita que las partículas se encuentren disueltas para poder captarlas. Estos receptores necesitan estar húmedos y limpios para poder identificar las partículas químicas.
Por lo general, dichos sensores se encuentran en la cabeza de los animales y están acompañados de glándulas serosas para que las secreciones puedan limpiar los poros y humedecer el ambiente que rodea a los receptores.
La gran mayoría de los mamíferos, incluyendo los de hábito nocturno, pueden detectar cinco sabores, el dulce, el amargo, el ácido, el salado y el umami. Lo que varía entre las especies de mamíferos es la ubicación de los receptores para cada sabor en la lengua.
El tacto
Este sentido es muy importante en los animales nocturnos, especialmente para los animales que viven en madrigueras, como los ratones, las tarántulas, las cucarachas, los escorpiones, entre otros. Todos estos poseen pelos muy sensibles al tacto y estos pueden estar en su hocico o alrededor de su cuerpo.
Los pelos les permiten ubicarse y analizar fácilmente su madriguera, sin la necesidad de ver las paredes; pueden medir las dimensiones del agujero, detectar los movimientos cuando alguna presa se acerca, etc., todo esto en la más absoluta oscuridad.
Ejemplos de animales nocturnos
Las ratas (Rattus sp)
Son mamíferos roedores de la familia Muridae que se encuentran en casi cualquier parte del mundo, frecuentemente halladas en las alcantarillas de las ciudades o alimentándose de la basura, por lo que están muy relacionadas con los asentamientos humanos.
Tienen un gran sentido del olfato, del tacto y del oído. Además, tienen una visión perfectamente adaptada para la oscuridad. Son animales veloces, con importantes habilidades para escalar y con imponentes dientes que muchas veces les dan un aspecto agresivo.
Los elefantes (Elephantidae)
Aunque tal vez no lo parezcan, los elefantes tienen su pico de actividad durante las horas nocturnas cuando no están en cautiverio.
Estos imponentes mamíferos tienen un gran sentido de la audición, de la vista y del olfato, pues en la trompa se concentran receptores muy sensibles al olor y también al tacto.
Con su trompa distinguen entre las hojas y la corteza de los árboles de los cuales se alimentan, por lo que utilizan al mismo tiempo el tacto, el olfato y el sabor.
Los murciélagos (Orden: Chiroptera)
Los murciélagos son los únicos mamíferos voladores que existen y están presentes en casi todas partes del mundo, excepto en los polos (Norte y Sur).
Tienen un gran sentido del oído y del olfato, sentidos que utilizan para ubicarse en su entorno mientras vuelan: por medio del oído pueden ecolocalizarse fácilmente, pues tienen la capacidad de emitir sonidos de baja frecuencia y detectar cuándo estos rebotan contra una superficie, lo que les indica la forma y las dimensiones de los objetos.
Son unos de los principales polinizadores del planeta y también tienen gran importancia en materia de reforestación, ya que al alimentarse de un fruto dispersan sus semillas con sus excrementos.
Los búhos y las lechuzas (Strigidae sp. y Tytonidae sp.)
Las especies pertenecientes a estos géneros son pájaros cazadores nocturnos que se alimentan de pequeños mamíferos, de anfibios, de reptiles, de aves pequeñas y de peces.
Tienen un sentido de la vista y de oído muy desarrollados. Generalmente se posan en lugares altos para detectar a sus presas; una vez que las precisan, se abalanzan contra ellas con movimientos rápidos y emplean sus poderosas garras para someterlas.
Las cucarachas (Orden: Blattodea sp)
Otro tipo de animal nocturno relacionado con los seres humanos, además de las ratas, corresponde a las cucarachas, y es que estos insectos pueden encontrarse virtualmente en cualquier lugar donde haya asentamientos humanos.
Estos insectos se caracterizan por sus cuerpos más o menos aplanados, que pueden medir entre 4 y 8 cm de diámetro. Se alimentan de casi cualquier resto de comida que contenga algunos pocos carbohidratos.
Se comunican a través de rastros químicos, por lo que se entiende que tienen un increíble sistema olfativo.
Además, las cucarachas tienen pelos en las patas que son muy sensibles a los movimientos de su entorno.
Los aye-ayes (Daubentonia madagascariensis)
Muy citados como ejemplo de animales nocturnos, los aye-ayes son animales mamíferos pertenecientes al grupo de los simios.
Estos animales, que habitan únicamente en Madagascar, tienen unos enormes ojos, unas grandes orejas y un dedo medio muy largo que los caracterizan. Son relativamente pequeños (hasta 50 cm de alto) y suelen alimentarse de larvas de gusano o frutas.
Las luciérnagas (Lampyris noctiluca)
Dentro de la vasta cantidad de invertebrados e insectos nocturnos no podemos dejar de mencionar a las luciérnagas: unos escarabajos voladores que brillan en la oscuridad para atraer a sus parejas potenciales.
Esta especie de insectos, muy común en toda Europa y Asia, presenta un dimorfismo sexual muy evidente (las hembras y los machos son muy distintos entre sí), pues los machos tienen alas y las hembras no y estas tienden a ser dos veces más grandes que los machos.
El gato serval (Leptailurus serval)
Este felino carnívoro, que representa a la única especie del género Leptailurus, es un animal nocturno no muy grande (puede pesar hasta 20 kg) que tiene una cabeza pequeña pero unas orejas enormes y unas patas muy largas características.
Este “gato” se alimenta de otros animales más pequeños, principalmente de aves y roedores que caza durante la noche.
Las nutrias de río (Londra canadensis)
Las nutrias de río norteamericanas son unos mamíferos semiacuáticos (les va igual de bien en la tierra que en el agua) carnívoros que pertenecen a la familia Mustelidae.
Aunque se les considera animales de hábito diurno, esta especie de nutria es estrictamente nocturna durante la primavera, el verano y el otoño.
Los mapaches (Ursus lotor)
Los mapaches son mamíferos carnívoros típicos del continente americano pertenecientes a la familia Procyonidae. Se conocen por su pequeño tamaño y su particular pelaje, además de por sus hábitos nocturnos como hurgadores de basura en algunas ciudades o asentamientos.
Temas de interés
Clasificación de los animales.
Referencias
- Clark, A. (1914). Nocturnal animals. Journal of the Washington Academy of Sciences,4(6), 139-142. Retrieved June 16, 2020, from www.jstor.org/stable/24525845
- Clark, A. H. (1913). On the Deep Sea and Comparable Faunas. Internationale Revue der gesamten Hydrobiologie und Hydrographie, 6(1), 17-30.
- Crawford, S. C. (1934). The habits and characteristics of nocturnal animals. The Quarterly Review of Biology, 9(2), 201-214.
- Green, C. (2013). Educational Days Out: A handbook for teachers planning a school trip. Routledge.
- Reidy, J. L., Stake, M. M., & Thompson III, F. R. (2009). Nocturnal predation of females on nests: an important source of mortality for Golden-cheeked Warblers?. The Wilson Journal of Ornithology, 121(2), 416-421.