Lengua y literatura

21 poemas de flores originales y de autores clásicos


Las flores son objeto de admiración para los seres humanos; las utilizamos para regalar a los demás, observamos su fragilidad, las olemos, decoramos nuestros jardines y hogares con ellas, y admiramos su belleza.

Para los poetas también es así; autores tan conocidos como José Martí, Jorge Luis Borges o Federico García Lorca se han inspirado en ellas para crear algunos de sus poemas. A continuación te mostramos una recopilación de poemas de flores de autores clásicos, además de poemas originales de nuestro autor.

Poemas sobre flores de autores clásicos

“Cultivo una rosa blanca” (José Martí)

Cultivo una rosa blanca

en junio como en enero

para el amigo sincero

que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca

el corazón con que vivo,

cardo ni ortiga cultivo;

cultivo la rosa blanca.

  • Reflexión: en el poema se expresa el valor de la amistad, que debe ser cultivada tal como una rosa.

“Una rosa y milton” (Jorge Luis Borges)

De las generaciones de las rosas

que en el fondo del tiempo se han perdido

quiero que una se salve del olvido,

una sin marca o signo entre las cosas

que fueron. El destino me depara

este don de nombrar por vez primera

esa flor silenciosa, la postrera

rosa que Milton acercó a su cara,

sin verla. Oh tú bermeja o amarilla

o blanca rosa de un jardín borrado,

deja mágicamente tu pasado

inmemorial y en este verso brilla,

oro, sangre o marfil o tenebrosa

como en sus manos, invisible rosa.

  • Reflexión: el poema está lleno de nostalgia y de deseos de salvar algo perdido.

“Casida de la rosa” (Federico García Lorca)

La rosa

no buscaba la aurora:

Casi eterna en su ramo

buscaba otra cosa.

La rosa

no buscaba ni ciencia ni sombra:

Confín de carne y sueño

buscaba otra cosa.

La rosa

no buscaba la rosa:

Inmóvil por el cielo

¡buscaba otra cosa!

  • Reflexión: el poeta expresa la búsqueda continua del amor y usa como medio para su mensaje a una rosa.

“Flores del alma” (José Tomás de Cuellar)

Ave errante, cruzando el infinito

por este mundo paso.

La ley de la materia me entretiene

entre el placer y el llanto.

Y al ir desde la cuna hasta el sepulcro

bien sé que, infortunado.

he de llegar a ser ceniza fría

para propios y extraños.

Mas por que no se olvide hasta mi nombre

al disiparse el ruido de mis pasos,

flores del alma en mis amantes versos

con júbilo derramo,

y así las almas puras que me amen

las cogerán, pensando

que, mañana, tal vez por esa prenda,

allá en la eternidad nos conozcamos.

  • Reflexión: un poema nostálgico en el que el autor expresa el valor de la poesía como un medio para hallar la inmortalidad tras ser leído aun después de la muerte.

“La inquietud del rosal” (Alfonsina Storni)

El rosal en su inquieto modo de florecer

va quemando la savia que alimenta su ser.

¡Fijaos en las rosas que caen del rosal;

tantas son que la planta morirá de este mal!

El rosal no es adulto y su vida impaciente

se consume al dar flores precipitadamente.

  • Reflexión: la poeta quiso expresar su preocupación por cómo la juventud vive apresuradamente.

“A las flores” (Pedro Calderón de la Barca)

Éstas que fueron pompa y alegría

despertando al albor de la mañana,

a la tarde serán lástima vana

durmiendo en brazos de la noche fría.

Este matiz que al cielo desafía,

iris listado de oro, nieve y grana,

será escarmiento de la vida humana:

¡tanto se emprende en término de un día!

A florecer las rosas madrugaron,

y para envejecerse florecieron:

cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:

en un día nacieron y espiraron;

que pasados los siglos, horas fueron.

  • Reflexión: se compara la vida y el paso de la juventud a la vejez, tal como la vida de una flor. Se habla de cómo el tiempo pasa muy rápido.

“La Calle de las flores” (Manuel García Romero)

Soneto a la calle de las Flores de Chipiona.

Todas las tardes cuando el sol declina

me adentro por la calle de Las Flores,

y absorto con sus mágicos colores

encantado jardín se me imagina.

Lentamente, mi espíritu camina

aspirando purísimos olores

los luceros le brindan sus fulgores

y la Luna su luz de esquina a esquina.

Geranios, coralitos y gitanillas,

claveles, bisicús y buganvillas,

con rival eclosión se proliferan.

En la Plaza y el Templo Parroquial,

por un milagro de efusión floral,

se transforma el Verano en Primavera.

  • Reflexión: un poema que expresa la admiración por una calle de Chipiona que tiene como cualidad el estar rodeada de bellas flores de primavera.

“Ignoradas flores” (Antonio Carvajal)

Ignoradas flores

de yerbas humildes

le traje del campo.

Suntuosos libros

—flores de vitrina—

pusiste en mis manos.

Juego y alianzas

de lo más risueño

con lo más callado.

No sé si tenemos

los dedos fragantes

de tinta o de pétalos.

  • Reflexión: el poeta habla sobre el valor de los libros, los cuales, al igual que una flor de campo, suelen dejarse de lado, pese a que poseen una gran belleza y calidad.

“Flor de jazmín” (Ángeles Asensio)

Le pusieron jazmín, por ser bonita;

porque se hacen las moñas de sus flores,

y te llena la estancia con olores

cuando pasa la noche en tu mesita.

Le pusieron jazmín por pequeñita,

porque tiene los tallos trepadores

y un aroma sutil de ambientadores

en el blanco que luce cada hojita.

Cogimos los capullos que quisimos,

engarzando una horquilla casi llena

que prendida del pelo la lucimos.

Mas toda esa belleza tan serena

sólo dura la noche en que tuvimos

la suerte de tenerla. Y eso apena.

  • Reflexión: se compara a un jazmín con una persona y lo volátil que puede ser la vida.

“La flor de mi esperanza” (Manuel Reina)

Una flor se divisa

en el oscuro campo de batalla,

y sus hojas, movidas por el viento,

de humo y sangre se esmaltan.

Un corcel galopando se aproxima,

y pronto va a pisarla;

mas una mano fuerte y vigorosa

lo detiene, y ¡la flor está salvada!

Hoy así se divisa

en el oscuro campo de mi alma,

una flor blanca y pura:

la flor de mi esperanza.

El corcel volador de las pasiones

se acerca a destrozarla.

¡Ay de ella si tu mano bendecida

no detiene su marcha!

  • Reflexión: el poeta habla sobre la esperanza, el amor, la pureza y la buena voluntad.

“La flor” (José Pedroni)

Al higo de la higuera un picotero

le comió el corazón;

y ahora, sin querer, el higo negro

se parece a una flor.

En la higuera me haré, después de muerto,

un higo blanco, amor,

y tú serás curruca o benteveo,

o calandria o pinzón.

Y ha de llegar el día que en el huerto

me verás bajo el sol,

y picarás y picarás mi pecho,

hasta hacerme una flor.

  • Reflexión: estrofas dedicadas al desamor y la esperanza de volver amar.

“Flor”(Romildo Risso)

Hay una flor de una penca,

que se abre a media noche,

y sólo pocos minutos:

como pa que no la vean.

Bien puede ser, le suceda

que no teniendo ni nombre,

ande con miedo del mundo,

que tan fácil disprecea…

Si es güena tu condición,

sos lo mesmo que cualquiera:

con nombre o sin nombre: flor.

  • Reflexión: el poeta dicta que todos somos iguales, que no se debe sentir miedo ni vergüenza por salir al exterior, y ser uno mismo.

“Orquídea” (Jaime Torres Bodet)

Flor que promete al tacto una caricia

más que el otoño de un perfume, suave

y que, pensada en flor, termina en ave

porque su muerte es vuelo que se inicia.

Párpado con que el trópico precave

de su luz interior la ardua delicia,

música inmóvil, flámula en primicia,

aurora vegetal, estrella grave.

Remordimiento de la primavera,

conciencia del color, pausa del clima,

gracia que en desmentirse persevera,

¿por qué te pido un alma verdadera

si la sola fragancia que te anima

es, orquídea, el temor de ser sincera?

  • Reflexión: se compara una persona con la hermosura, ternura y calidez de una orquídea en primavera.

“Tengo una pequeña flor” (Carlos Etxeba)

Tengo una pequeña flor

nacida sin darme cuenta

en medio del corazón.

En la tierra de la sangre

se abonó su resplandor.

Es delicada y se muere

sin cuidados y sin mimos.

Requiere mucha atención

contra el calor del verano,

contra el frío del invierno,

contra el cruel desengaño

que le causa tanto daño

con el paso de los años.

Florece en la primavera,

se marchita en el verano

y en el invierno se muere,

si no la cuida mi mano.

¡Se mantiene de ilusión!

Con el agua del amor

echa flores de pasión

y se alegra en le ventana,

cuando la acaricia el sol.

¡Es todo lo que yo tengo!

No sé cómo sucedió.

Me creció, sin darme cuenta,

En medio del corazón.

  • Reflexión: se habla del amor y de lo delicado que es, que necesita los mismos cuidados de una flor.

“A una flor” (Francisco Sosa Escalante)

Deja que imprima de ternura lleno,

mis labios en tus pétalos de grana,

ya que luciste tu esplendor, galana

sobre la nieve de su blanco seno.

Deja que al llanto y al dolor ajeno

celebre tu ventura soberana,

encantadora flor que en la mañana

gentil brillaras en el prado ameno.

¡Ay! ya marchita al trascurrir las horas

he de venir a hallarte al nuevo día,

¡sin las tintas brillantes que atesoras!

¡Y así te guardaré!, que el alma mía

por ti ha de recordar las seductoras

frases del ángel que hasta mí te envía.

  • Reflexión: el poema se refiere al amor comparado con una flor.

“La familia de la rosa” (Robert Frost)

La rosa es una rosa
Y siempre fue una rosa.
Hoy la teoría esboza
Que la manzana es rosa
Y la pera, y también,
Sospecho, la ciruela.
Solo Dios sabe bien
Qué más se dirá rosa.
Tú, por cierto, eres una rosa,
Pero jamás fuiste otra cosa.

  • Reflexión: una metáfora sobre cómo la sociedad dicta e interpreta la belleza. La rosa es un símbolo tradicional de la belleza, pero el autor dice que no solo existe la belleza tradicional.

Poemas sobre flores originales

“Detrás de las flores” (Juan Ortiz)

Detrás de las flores pueden caber muchas cosas:

alguien oculta la palabra certera que no pudo,

un hombre llora camino a la tumba de su padre,

un niño le susurra el amor a su madre,

un maltratador excusa su puño y su herida,

el vendedor espera que nada quede

y llevar así a casa comida,

una niña sueña con el pan de esa noche,

un colibrí oculto se sacia,

un gato aguarda con un golpe de gracia,

una pareja vacía se mira en una mesa,

una abuela reza en una iglesia sin dueño

y su viejo risueño le piensa en una zanja fría.

  • Reflexión: el poema muestra los diferentes motivos que pueden estar detrás de unas flores.

“Flores para los muertos” (Juan Ortiz)

No perdonan desaciertos,

ni huelen en lo que son,

no late ese corazón:

mas flores para los muertos.

Como si fuese algo cierto,

sobre la tumba agria, triste,

pidiendo el ave alpiste:

más flores para los muertos.

En casa, viejos desiertos,

la madre espera por agua,

pero ardes, culpa, en tu fragua:

más flores para los muertos.

En niño en la calle, incierto,

sin pan, abrigo ni casa,

faltando café en la taza:

más flores para los muertos.

Porque no cesa el averno

después de alguna partida,

a ver si cierra la herida:

más flores para los muertos.

  • Reflexión: el poema cuestiona el acto de llevar flores a los muertos.

“La Margarita de donde vengo” (Juan Ortiz)

La Margarita de donde vengo es una flor sobre el mar,

tierra al filo del sol,

la sal,

de pescadores,

mareras,

redes.

La Margarita de donde vengo marca hondo en la sangre,

se clava como palangre al alma del que le habita,

y si partir toca,

ella visita en cualquier sueño marino,

se vale de aves, de trinos,

de todo arte posible

para hacer apacible el destierro de sus hijos.

La Margarita de donde vengo me llama en mis naufragios,

me reza en sus rosarios,

rescata mi cuerpo dormido.

  • Reflexión: el poema exalta el amor por la Isla de Margarita como una madre que reconoce, ama y rescata a sus hijos.

“Flores para mi guitarra” (Juan Ortiz)

Porque mis penas amarra

al sol, las desaparece,

porque está cuando apetece:

flores para mi guitarra.

Porque quita la chatarra

del corazón pendenciero,

porque está cuando yo quiero,

sin maldad, sin juicio alguno,

porque sí que somos uno

contra todo mal agüero.

  • Reflexión: el poema expresa un amor sincero hacia la guitarra, la confidente, la compañera.

“Flores en el tejado” (Juan Ortiz)

Una flor en el tejado

de la casa de mi vieja,

es un grito, es una queja,

es un alma que ha volado.

Su proeza hace pensar

si hay virtud al ser de un grupo,

¿por qué no dejar el cupo?,

¿es mejor ser gota o mar?

Su soledad deja ver

el esplendor de su esencia,

valida a mil su presencia,

da razón firme a su ser.

Una flor en el tejado

parece una triste suerte,

pero su estampa fuerte

es de alteza en su reinado.

  • Reflexión: el poema hace ver que no siempre es malo estar solo.

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