19 hermosos poemas sobre el otoño para niños y adultos
Una selección de poemas sobre el otoño, la estación del descenso de temperatura, la caída de hojas y la llegada de la fiesta preferida para muchos; el Día de Todos los Santos o Día de los Muertos.
Para algunos el otoño es deseable, con sus hermosos paisajes, la cercanía de fiestas significativas o la escapada del calor del verano. Para otros es una estación más triste, en la que se experimenta melancolía y se acaban las vacaciones.
En estos poemas de verano podrás reflexionar de temas como las sensaciones de esta estación, el paso del tiempo, los árboles, la apariencia de los paisajes, las flores y hojas caídas, la nostalgia o la llegada del invierno. Encontrarás poetas clásicos y contemporáneos.
Poemas sobre el verano de autores clásicos y contemporáneos
“Otoño” (Octavio Paz)
En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!
Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,
lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro, un ala apenas;
busco dentro mí,
huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,
labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros…
Y algo que no se sabe y dice «nunca»
cae del cielo,
de ti, mi Dios y mi adversario.
Reflexión
El poeta se inspira en el otoño, sus colores y cambios, para expresar las ansias de un nuevo amor.
“Fogatas de otoño” (Robert Louis Stevenson)
En los muchos jardines
que hay por todo el valle,
¡de fogatas de otoño
mira el humo que sale!
Ya se marchó el verano
con sus flores y zumos,
la fogata crepita,
hay grises torres de humo.
¡Canta a las estaciones!
¡Algo brillante y hondo!
¡Flores en el verano,
fogatas de otoño!
Reflexión
Una celebración sobre la llegada del otoño, con los fuegos rojos de las hojas que caen.
“Nada dorado puede permanecer” (Robert Frost)
De la naturaleza el primer verde es oro,
su matiz más difícil de asir;
su más temprana hoja es flor,
pero por una hora tan sólo.
Luego la hoja en hoja queda.
Así se abate el Edén de tristeza,
así se sume en el día el amanecer.
Nada dorado puede permanecer.
Reflexión
El fin de la infancia y la juventud.
“Caed hojas, caed” (Emily Brontë)
Caed, hojas, caed; marchitaos, flores, desvaneceos;
alargad la noche y acortad el día;
cada hoja me habla de dicha
en su airosa caída del árbol otoñal.
Sonreiré cuando guirnaldas de nieve
florezcan donde debería crecer la rosa;
cantaré cuando el ocaso de la noche
dé paso a un día más sombrío.
Reflexión
Una descripción de lo más característico del otoño -la caída de hojas- y una visión positiva sobre la cercanía del invierno.
“De otoño” (Rubén Darío)
Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!
Reflexión
Se brinda un punto de vista sobre el paso del tiempo y los cambios de la juventud a la vejez.
“Amanecer de otoño” (Antonio Machado)
Una larga carretera
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros. Zarzas, malezas, jarales.
Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.
Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor:
a la espalda la escopeta,
entre sus galgos agudos, caminando un cazador.
Reflexión
El poema relata el andar de un cazador por una pradera en época de verano.
“Otoño” (Mario Benedetti)
Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
enfrentemos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran.
ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda.
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha.
Reflexión
El escritor invita a disfruta de los tiempos de otoño antes de que venga el frío invierno.
“El otoño se acerca” (Ángel González)
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
Reflexión
Brinda la visión sobre una etapa culminando para dar inicio a algo nuevo.
“Rosa De Otoño” (Leopoldo Lugones)
Abandonada al lánguido embeleso
que alarga la otoñal melancolía,
tiembla la última rosa que por eso
es más hermosa cuanto más tardía.
Tiembla… un pétalo cae… y en la leve
imperfección que su belleza trunca,
se malogra algo de íntimo que debe
llegar acaso y que no llega nunca.
La flor, a cada pétalo caído,
como si lo llorara, se doblega
bajo el fatal rigor que no ha debido
llegar jamás, pero que siempre llega.
Y en una blanda lentitud, dichosa
con la honda calma que la tarde vierte,
pasa el deshojamiento de la rosa
por las manos tranquilas de la muerte.
Reflexión
Interpretación poética del proceso que tiene una flor en otoño. En este caso, trata de una rosa que se resiste a morir.
“Mariposa de otoño” (Pablo Neruda)
La mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.
Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.
Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Yo tampoco decía nada.
Y pasó el tiempo de las mieses.
Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.
Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.
Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.
Se va la mano que te induce.
Se va o perece.
Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.
El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.
Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.
Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.
La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.
Reflexión
Poema impregnado de nostalgia, por cosas que estuvieron y desaparecen, es por ello que se les comparan con el otoño.
“Otoño” (Juan Ramón Jiménez)
Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
Reflexión
En el poema se hace referencia a un paisaje otoñal lleno de belleza y variados colores.
“Hojitas de otoño” (Arjona Delia)
Las hojas marrones
tapizan el suelo,
“Son las estaciones”
me dice mi abuelo.
Sopla ahora viento
el sol no está más,
y me meto adentro
¿Cuándo volverá?
Hojitas traviesas
que jugando están,
dan vueltas y vueltas
se dejan llevar.
El otoño anuncia
que el frío vendrá
volverán las lluvias
¡me voy a abrigar!
Reflexión
La escritora habla sobre las hojas que caen en otoño, además, advierte que pronto será invierno.
“Otoño” (Manuel Machado)
En el parque, yo solo…
Han cerrado
y, olvidado
en el parque viejo, solo
me han dejado.
La hoja seca,
vagamente,
indolente,
roza el suelo…
Nada sé,
nada quiero,
nada espero.
Nada…
Solo
en el parque me han dejado
olvidado,
…y han cerrado.
Reflexión
Poema lleno de tristeza, basado en la soledad.
“Yo lo pregunto” (Nezahualcóyotl)
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
Reflexión
Este poema puede ser utilizado como dedicatorio o para trabajos en el Día de los Muertos. Reflexiona sobre la brevedad de la vida, su fragilidad.
Poemas sobre el otoño originales
“Otoño, juez de las hojas” (Juan Ortiz)
Otoño, juez de las hojas,
llegas, declaras sentencia,
firme, con gran contundencia,
y al suelo a todas arrojas.
Al árbol vas y despojas
de su gloria, verde vestido,
descubres al ave, al nido,
dejas expuesta a la rama,
la ardilla queda sin cama
y el pichón desprotegido.
Reflexión
Una apreciación de los efectos del otoño en los seres de la naturaleza.
“Me gusta el otoño” (Juan Ortiz)
Me gusta el otoño entero,
ni tan frío ni tan caliente,
comparto con mucha gente,
¡su ambiente sí que es certero!
Yo suelo ser el primero
en salir en sus mañanas,
pues su clima amplía las ganas
de caminar y trotar,
en el campo o en el mar,
¡actitudes muy, muy sanas!
Reflexión
Se exaltan las cualidades del clima del otoño y las comodidades que brinda.
“El otoño y el uvero” (Juan Ortiz)
El gigante ha quedado desnudo:
allá,
al fondo del patio,
la voz del otoño marcó su paso en el uvero.
Atrás quedó su estampa risueña,
se ha ido su copa robusta,
silencio es ahora su flamante grito de frutas al viento.
Ver al árbol allí,
solo ramaje sin ropas al sol expuesto,
me recuerda a mí vencido por la existencia,
inerte,
recipiente de todas las derrotas;
sin embargo,
la certeza de que en primavera saldrá airoso,
apaga los lutos,
y me hace apreciarme con clemencia
y afrontar tranquilo las tantas muertes que aún no visitan.
Reflexión
Sobre cómo la vida es cíclica, y luego de pasar los peores momentos, lograremos seguir adelante.
“Otoño, estación de los que aman” (Juan Ortiz)
Puerta grande del invierno,
casa de árboles desnudos,
ocasión azul pa’ vernos
más allá de nuestros muros.
Otoño, estación perfecta,
excusa de los amantes
para la cita correcta,
para perfectos instantes.
Apareces cuando es justo
aplacando el cruel verano,
con tu vino de buen gusto
pa’ tomarnos de la mano.
Reflexión
Trata sobre el otoño como la época perfecta para el amor.
“El otoño y el amor” (Juan Ortiz)
La vi bajo las voces de otoño,
entre matorrales secos.
Llevaba una lejanía a cuestas
por si un amor repentino,
por si la vida amenazaba con algún comienzo.
Era justo su actuar,
son tiempos de tocar e irse,
nada de quedarse a emular felicidades,
y los vientos otoñales son peligrosos,
se empecinan en convencer de que amor existe.
Hace tiempo estuve allí,
envuelto en sus historias azules,
y amé,
o eso creí,
pero el final fue rápido y rotundo,
y terminé invadido por más de un invierno por dentro.
Ella sigue allí,
y creo que el matorral le susurra algo;
así parece porque me mira con ojos de otoño;
es hermosa,
mucho…
No sé qué hago justo ahora a su lado,
digo sí a su mirada,
y ahora somos dos entre matorrales,
y desde ya estoy sintiendo que llegó la primavera.
Reflexión
De cómo el ambiente del otoño propicia el amor, aunque a veces no se quiera.