Libertad

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La libertad es la facultad que tiene una persona para actuar conforme le parezca, según su propio criterio. Sin estar sujeto a privaciones físicas ni coacciones. Dentro de un marco bien definido, que marque sus límites, como puede ser la ley.

La libertad es un concepto muy amplio, tratado por numerosos autores y filósofos. Usado también en muchos campos de conocimiento y en disciplinas como el derecho.

Ha sido, a lo largo de la historia de la humanidad, exaltada por algunos, y vilipendiada y cuestionada por otros. Muy castigada a nivel político por casi todos los regímenes, pero en términos generales se puede decir que, en las democracias liberales de reconocido prestigio, se está viviendo una de las épocas en las que de mayor libertad se está disfrutando.

Diferencia entre libertad y libertinaje

Es conveniente distinguir brevemente entre libertad y libertinaje.

El primer concepto está limitado por el respeto a los demás en su concepción más amplia. Es decir, respeto a la integridad, a la propiedad, a la vida, al honor, a la intimidad, etc. También conlleva que el sujeto se responsabilice de sus actos.

Mientras que el segundo, el libertinaje, es el uso de la libertad, pero esta sin restricciones, excediéndose en su conducta, violando el mencionado respeto y sin hacerse cargo de las responsabilidades derivadas de sus actos. 

Como síntesis, podemos señalar que la libertad consiste en que una persona tiene el derecho de actuar respecto a su propio criterio, sujeto siempre a unas normas mínimas que eviten el caos, definidas por el marco legal de cada territorio. Aunque estas reglas pueden menoscabar la libertad si no se limitan solamente a preservar el respeto y la convivencia pacífica.

Libertad negativa y libertad positiva

La idea de libertad, desde un punto de vista filosófico, se subdivide en dos conceptos o enfoques.

Isaiah Berlin, filósofo del siglo XX, es el encargado de definir cada uno de ellos: “libertad negativa y “libertad positiva”.

Libertad negativa

La libertad negativa, según el autor, es “el ámbito en el que un hombre puede actuar sin ser obstaculizado por otros”. Es decir, yo soy libre si nadie se interpone en mi camino para cometer los actos que quiero realizar. Cuanto menor sea el grado en que estoy limitado, mayor será la libertad de la que dispongo. Los autores clásicos, como Mill, cuando hablaban de libertad, lo hacían en este ámbito.

Las restricciones a este concepto de libertad surgen porque hay otros valores también importantes, como la igualdad, la felicidad o la seguridad. Por ello, para encontrar un equilibrio, se limita parcialmente la libertad de la que disfrutan los seres humanos.

Libertad positiva

En este sentido, el concepto libertad significa que cada ser humano tenga la capacidad de “ser su propio dueño”. De tomar sus propias decisiones, de regir su propia vida, de atenerse a su consecuencias. Y de, por tanto, no verse influenciado por agentes externos ni que estos dicten la forma en la que ha de vivir. Ni tampoco que sus acciones sean derivadas de las acciones de otros.

La libertad y el derecho

Los derechos también se pueden clasificar en negativos y positivos.

Los primeros tendrían el mismo significado que tienen en el sentido de la libertad, y es el derecho que yo tengo a hacer algo sin que nadie me lo impida, por ejemplo la libertad de expresión. Los derechos positivos, en cambio, necesitan que alguien haga algo para que yo pueda obtenerlos, por ejemplo el derecho a la educación (pública), donde se necesita recaudar –a través de los impuestos– para construir un colegio y pagar a unos profesores para que yo “acceda” al derecho.

Dicho lo cual, vamos a describir, a continuación, las libertades recogidas en el título II de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Pero solo aquellos artículos relacionados con la idea de derecho negativo, es decir, aquellos estrictamente identificados con la idea de libertad. Viendo así, los distintos tipos de libertades que se asumen como esenciales desde el punto de vista democrático.

  • Libertad de empresa.
  • Derecho a la libertad y a la seguridad.
  • Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
  • Respeto a la vida privada y familiar.
  • Libertad de expresión.
  • Derecho a contraer matrimonio y a fundar una familia.
  • Libertad de reunión y de asociación.
  • Derecho a la propiedad.
  • Libertad de las artes y de las ciencias
  • Libertad profesional y derecho a trabajar.

Como vemos, todos estos derechos y libertades consisten en dejar, desde los poderes públicos y desde la sociedad, que cada persona pueda hacer (o no) lo que contienen dichos derechos. Por poner un ejemplo, el derecho a contraer el matrimonio y fundar una familia. Nadie puede impedirme que yo me case con nadie y tenga hijos, asimismo, nadie tiene que propiciarme las herramientas que hacen posible ese derecho. Es decir, el Estado no tiene que proveerme una mujer ni obligarla a tener hijos conmigo, sino que debe dejar que yo, libremente, la busque. Lo mismo ocurre con el resto de derechos.

Sintetizando, el Estado se encarga de que nadie me impida realizar o no realizar el contenido de los derechos, y además he de ser respetado por el resto de la población.

Libertad e ideologías políticas

Como mencionamos en el artículo de ideologías políticas, cada una de ellas se clasifica en virtud de la relación que tienen con la libertad que promueven. Y se clasifican en base a dos variables: libertad económica y libertades personales.

Las ideologías no democráticas, como las que encarnan los regímenes autoritarios y los totalitarios, serían aquellas que tienen un escaso grado de libertad en ambas variables. Siendo el líder dictatorial quien establece lo que se puede o no hacer.

Dentro de las democráticas, aquellas que abogan por las libertades económicas pero en menor grado por las personales, son las ideologías conservadoras. Y en el caso contrario, las progresistas.

Por último, el liberalismo y sus variantes abogan por que el grado de ambas libertades sea el más amplio posible.