InicioLengua

Punto

Te explicamos qué es el punto, sus diversos sentidos, su origen como signo ortográfico y sus usos. Además, qué son los puntos cardinales.

¿Qué es el punto?

Con la palabra punto es posible referirse a cosas muy distintas entre sí. De hecho, si lo buscamos en el Diccionario de la Lengua Española, hallaremos no menos de 43 acepciones distintas entre sí, cada una perteneciente a un contexto específico. Sin embargo, si intentamos reducirlas todas a su mínima expresión común, tendríamos que concluir que con la palabra punto solemos referirnos a: un signo, un lugar, un instante o una cosa.

Así, llamamos punto a uno de los signos ortográficos más comunes (.), pero también a un lugar específico dentro de un sistema de coordenadas o un mapa (un punto geográfico), o a la temperatura en que la materia sufre ciertas modificaciones físicas (como el punto de ebullición, en que un líquido hierve; o el punto de congelación, en que un líquido se congela).

De igual manera, en la economía se usa “punto muerto” o “punto de equilibrio” para referirse a la proporción entre objetos producidos y objetos vendidos por una empresa en la que su rentabilidad es cero. En el lenguaje cotidiano también hablamos de punto cuando nos referimos a algo muy pequeño, o un fragmento diminuto de una cosa (un punto en la piel, por ejemplo).

Como se verá, la palabra punto es muy versátil en nuestro idioma, a pesar de que su proveniencia no lo sea tanto: la hemos heredado del latín punctum, sustantivo derivado del verbo pungere que se traduce como “pinchar”, “picar” o “agujerear”. De modo que, originalmente, un punto era un agujerito, una picadura.

Puede que esto se deba a que la invención del punto como signo ortográfico tuvo lugar 200 años antes de Cristo, por obra de Aristófanes de Bizancio (c. 257-180 a. C.), un funcionario de la célebre Biblioteca de Alejandría que propuso un sistema de marcas diminutas de pausa, para anotarlas arriba, en medio y debajo de cada línea de texto, y así dar respiro a los lectores y permitirles la entonación correcta al leer.

En aquel entonces, la escritura se llevaba a cabo de manera ininterrumpida, y los estudiosos debían invertir parte de su tiempo en aprender el modo correcto de interpretar el chorro de palabras, escrito sin espacios y sin signos de ningún tipo. Estos signos se llamaban comma, colon y periodus.

Esta idea fue revolucionaria, pero no fue adoptada del todo por los romanos, de modo que hubo que esperar hasta el comienzo del Medioevo para que sirviera de inspiración a un nuevo sistema diseñado por los copistas cristianos, en particular por Isidoro de Sevilla (c. 556-636). En este nuevo sistema, los tres tipos de signos eran “punto alto”, “punto medio” y “punto bajo”, para denotar una pausa larga, media y breve.

Ver también: Signos de puntuación

Puntos cardinales

Los puntos cardinales son cuatro extremos de un sistema de orientación cartesiano, que nos permite ubicarnos en un mapa o cualquier otra representación de la superficie terrestre, identificando las direcciones del norte, este, oeste y sur (así como sus combinaciones respectivas: noreste, noroeste, sureste, suroeste, etc.).

Este sistema nació en la Antigua Roma, como una referencia para la construcción de ciudades, en las cuales había siempre una calle principal que pasaba por el centro de la ciudad, conectando el norte y el sur de la misma: a dichas calles se las llamó cardos, y de allí proviene la idea de lo cardinal, es decir, de lo fundamental o lo importante. Así, los puntos cardinales serían los puntos fundamentales de todo mapa terrestre.

Más en: Puntos cardinales

Punto como signo de puntuación

El punto forma parte de varios signos de puntuación, y en sí mismo constituye también una marca de lectura importante. Se escribe como una pequeña marca redonda inmediatamente al pie de las letras, luego de la cual debe ir un espacio y se debe empezar con mayúscula.

También se lo encuentra dentro de los signos de exclamación (¡!) y los signos de interrogación (¿?), razón por la cual suele ir mayúscula también luego de éstos.

Las demás apariciones del punto entre los signos de puntuación son las siguientes:

  • Punto y seguido. Este punto (.) aparece al final de una oración determinada, para indicarle al lector que la idea ha concluido y que se avecina otra nueva, por lo que debe hacer una pausa intermedia, más larga que la de la coma. Lo siguiente que se escriba deberá ir con mayúsculas y un espacio simple de separación.
  • Punto y aparte. Similar al anterior, este punto (.) aparece sólo al final de los párrafos, ya que indica el final de un conjunto de ideas y el inicio de otro nuevo, por lo que debemos hacer una pausa más larga. Lo siguiente que se escriba deberá ir en un renglón aparte y comenzar con mayúsculas.
  • Punto final. Un punto (.) que pone fin a los textos. Luego de él no va nada, ya que sólo se utiliza cuando hemos terminado de escribir. Así de simple.
  • Dos puntos. En este caso dos puntos aparecen uno sobre el otro (:), llamando a una pausa relativamente breve, luego de la cual suelen ir enumeraciones, ejemplos, explicaciones o algo anunciado previamente. Son el signo de atención al lector por excelencia, ya que suelen indicarle que viene algo a continuación.
  • Puntos suspensivos. Se trata de tres puntos seguidos a un intervalo breve (…), que sirven para introducir, como su nombre lo indica, suspenso. Es decir, para acusar la omisión de parte del texto, o una marca de silencio al hablar, o en todo caso la sensación de que algo ha quedado sin decir, o sea, en suspenso.
  • Punto y coma. Quizá el más complejo de los signos acá listados, introduce en el texto una pausa mediana, no tan larga como la del punto y aparte, pero más larga que la de la coma, y después de su aparición suele producirse un cambio de perspectivas o de temas dentro de un mismo conjunto de ideas.

Sigue con: Coma

Referencias