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Escritura

Te explicamos qué es la escritura, su historia, funciones y los tipos que existen. Además, su importancia para la humanidad.

¿Qué es la escritura?

La escritura se define como un sistema de comunicación humana a través de representaciones gráficas del idioma verbal, es decir, de signos trazados en un soporte físico de algún tipo. A la interpretación de los caracteres escritos se le conoce como lectura.

Toda forma de escritura opera como un sistema, en el cual cada signo específico se corresponde con un referente concreto o imaginario, ocupando a su vez un lugar dentro de la cadena de la oración.

Estos signos, llamados grafemas, pueden representar sonidos de la lengua (siguiendo el principio fonético) o pueden por el contrario representar ideas o referentes concretos (siguiendo el principio ideográmico). Todo depende del sistema de escritura del que se trate.

En la actualidad existen muchas formas distintas de escritura, algunas derivadas de una misma lengua anterior, como es el caso de las lenguas romances, provenientes del latín, o del chino y el japonés, en los que se emplea un mismo conjunto de sinogramas (que los japoneses llaman kanji).

Cada uno posee sus propias reglas gramaticales y su propia noción de ortografía (o sea, el modo correcto de empleo de los signos), así como sus propias marcas de entonación o pronunciación, como las tildes.

Ello se debe a que la escritura, así como el lenguaje verbal mismo, es reflejo de una lógica y una manera de pensamiento particulares, así como de una historia específica, ya que los modos de escritura y sus reglas de representación suelen cambiar con el paso del tiempo. Tanto así, que se tiene evidencia hoy en día de escrituras antiguas que resultan, a pesar de los esfuerzos de especialistas, indescifrables.

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Origen de la escritura

La escritura surgió en la antigüedad más remota, pero no surgió en una sola ubicación, sino que fue descubierta por varias civilizaciones antiguas en distintos momentos de su historia particular, adaptada desde el principio a sus intereses y a su visión del mundo.

Sin embargo, se estima que los primeros sistemas de escritura surgieron a finales de la Edad del Bronce (alrededor del 4.000 a. C.), a partir de sistemas mnemotécnicos (recordatorios) que usaban símbolos específicos pero que no tenían ninguna relación todavía con el lenguaje.

Por eso se les considera como protoescritura, es decir, meros antecedentes, nacidos en algún momento del neolítico, para satisfacer diferentes necesidades logísticas, como la contabilidad de rebaños, la propiedad de los bienes o situaciones similares.

La primera escritura de la que se tiene noticia fue la cuneiforme, surgida en la antigua Mesopotamia, en Oriente Medio. Proviene de un sistema sumerio de fichas de arcilla sin categorizar, mediante el cual se representaban labores y bienes para el intercambio.

Al ganar cada vez más complejidad (lo cual probablemente obligaba a llevar consigo cientos de fichas), esta escritura acabó siendo reemplazada por algo más práctico: una serie de marcas sobre una tablilla de arcilla, con las formas de las fichas.

Este primer sistema de escritura logográfica fue empleado o copiado por los vecinos de Sumeria, a través de intercambios comerciales o de otro tipo, como los acadios y los eblaítas, hititas y ugaritas, sobre todo cuando a mitad del tercer milenio a. C. se desarrolló un anexo silábico que reflejaba los sonidos y la organización oracional del antiguo idioma sumerio.

Otros sistemas de escritura surgieron también en esa época, como los jeroglíficos egipcios, cuyos primeros indicios rondan el año 3.100 a. C. (como la Paleta de Narmer), la escritura protoelamita (alrededor del 3.200 a. C.), la escritura del Indo (alrededor del 2.600 a. C.), o la escritura china (alrededor del 1.600 a. C.), entre muchas otras.

Tipos de escritura

Tal y como asomamos anteriormente, la escritura puede clasificarse en dos grandes sistemas de grafía: el de las escrituras fonéticas y el de las escrituras ideográficas.

Las escrituras fonéticas son aquellas cuyos signos se corresponden con un sonido específico de la lengua. A su vez, pueden clasificarse en:

  • Alfabéticas, en las que a cada signo escrito (o combinación de ellos) le corresponde un sonido (un fonema) de la lengua. Todas las lenguas europeas y un importante número de lenguas americanas, africanas y asiáticas emplean este tipo de escritura.
  • Abyades, cuando sólo algunos de los fonemas de la lengua se representan gráficamente, es decir, la lengua no se representa completa. Por lo general son los sonidos consonánticos los que se escriben, y las vocales se establecen por el contexto, lo cual les otorga cierto margen de ambigüedad. Es el caso, por ejemplo, de la escritura del hebreo.
  • Abugidas, también conocidas como pseudosilábicas, pueden entenderse como un paso adelante respecto de las abyades, dado que en ellas se representan gráficamente las consonantes junto con elementos gráficos que aclaran la ambigüedad de las vocales, sin llegar a constituir un signo propio del todo. Es el caso de las escrituras etiópicas.
  • Silábicas, en las que cada signo escrito representa una combinación de dos (o más) sonidos en una misma unidad: un sonido consonántico y otro vocálico, es decir, una sílaba del idioma. Tal es el caso de la escritura del griego micénico, por ejemplo.

Las escrituras ideográmicas son, por su parte, aquellas en las que a cada signo escrito le corresponde un referente. Es decir, en lugar de representar sonidos de la lengua, representan directamente las cosas, las acciones o las ideas. Estos signos se llaman ideogramas o pictogramas, y en general suelen complementarse con signos fonéticos, dando como resultado una escritura mixta. Son ejemplos de este sistema la escritura china o los jeroglíficos egipcios.

Importancia de la escritura

La escritura es una de las más importantes tecnologías desarrolladas por el ser humano, al grado tal que su invención se considera como el punto de inicio formal de la Historia (y, por lo tanto, el final de la prehistoria), dado que antes de ella era imposible dejar documentación que narrara o evidenciara los sucesos.

Visto así, la escritura permitió al ser humano superar las barreras del tiempo y de la mortalidad: un mensaje escrito bien puede sobrevivir a su escritor; y también referirse a numerosos receptores a la vez, o en momentos y circunstancias distintas. Es decir, la escritura separó por primera vez en la historia humana al emisor del receptor de un mensaje en tiempo y en espacio.

Por otro lado, la escritura permitió acumular saberes y legarlos a las generaciones posteriores, lo cual fue clave en el surgimiento de civilizaciones más complejas y en la posibilidad del estudio y el aprendizaje, ya que antes todo debía transmitirse oralmente y memorizarse, sufriendo distorsiones y olvidos en el proceso.

En último lugar, aunque no en importancia, la escritura hizo posible el surgimiento de la literatura, una forma artística que existe todavía y que satisface una de las necesidades culturales más básicas de nuestra especie, que es la de contar relatos.

Funciones de la escritura

De acuerdo a la psicología (específicamente al enfoque de lo escrito de Gordon Wells de 1987), la escritura cumple siempre con cuatro niveles de uso, es decir, tiene cuatro funciones básicas fundamentales, que son:

  • Función ejecutiva u operativa, que se resume en la capacidad para codificar y decodificar signos gráficos, es decir, en la posibilidad de convertir una idea en un texto y un texto en una serie de ideas: la lecto-escritura. Esta es la función más básica de todas.
  • Función instrumental, que considera la escritura como una herramienta o un instrumento para la adquisición de saberes o conocimientos, como en el caso del estudio. En este sentido, la escritura no es más que un vehículo del conocimiento, un contenedor.
  • Función interpersonal o funcional, aquella que permite la comunicación de dos seres humanos a través del intercambio de mensajes escritos, cosa que hoy en día conocemos muy bien gracias a los servicios de mensajería instantánea. Para ello, se requiere de más que simplemente la capacidad de leer y escribir: se deben manejar los contextos comunicativos, se debe compartir con el receptor una serie de códigos, etc.
  • Función epistémica o imaginativa, la más compleja de todas y la más exigente cognitivamente hablando, es la que permite al escritor crear ideas directamente a través de la escritura, generando conocimientos y opiniones que no estaban dadas de antemano en el receptor y considerando la escritura como sustancia misma, tal y como hacen los escritores, los filósofos o los poetas.

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Referencias