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Idea

Te explicamos qué son las ideas, cómo se estudian, para qué sirven y qué es la teoría de las ideas. Además, ideas principales y secundarias.

¿Qué son las ideas?

Las ideas son representaciones mentales de la realidad que surgen a partir del razonamiento o de la imaginación, y que dan lugar posteriormente a los conceptos. Tener una idea se considera el acto más básico y fundamental del entendimiento, en el cual nos formulamos una noción mental de un objeto, una persona o una situación, ya sean reales o incluso imaginarias, pues una idea engendra otras ideas.

De hecho, asociamos tradicionalmente a las ideas con el acto de ver o de percibir la realidad, tanto así que la palabra misma proviene del griego eîdos, traducible como “visión” o “aspecto”. De modo que idear o formarse ideas consiste en principio en percibir el mundo a través de los sentidos y crear a partir de ello abstracciones mentales.

El estudio de las ideas ha ocupado a la humanidad desde tiempos antiguos, y se realiza generalmente en base a cuatro perspectivas distintas:

  • Perspectiva lógica, según la que una idea se equipara a una proposición con un significado preciso.
  • Perspectiva ontológica, según la que las ideas se equiparan a los referentes concretos del mundo real.
  • Perspectiva trascendental, según la cual las ideas son posibilidades de construcción y comunicación del conocimiento.
  • Perspectiva psicológica, según la cual una idea es una formación mental subjetiva.

En el habla cotidiana solemos asociar las ideas con los pensamientos y las ocurrencias, de manera que son reflejo de la creatividad o el ingenio de una persona, y las juzgamos y discernimos entre buenas ideas y malas ideas, según resulten de utilidad para la resolución de algún tipo de problemas.

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Teoría de las ideas

La Teoría de las formas o Teoría de las ideas fue creada por el filósofo griego Platón (c.427-347 a. C.), quien fue uno de los primeros estudiosos del mundo de las ideas. En esta teoría propone la existencia separada de dos mundos:

  • El mundo sensible, de los objetos reales y concretos, tangibles y que se pueden percibir a través de los sentidos.
  • El mundo inteligible, de los objetos abstractos y mentales, en donde se hallan las ideas.

Para Platón, el primero de estos mundos era eternamente cambiante y efímero, mientras que el segundo era duradero, eterno y singular. O lo que es lo mismo, que las ideas eran eternas, perfectas y singulares, y existían de manera independiente a nuestro pensamiento, en una jerarquía propia a la cabeza de la cual estaba la idea del bien.

De allí se desprendía que el mundo sensible, el mundo concreto, no era sino una copia, una traducción, una manifestación de aquel mundo eterno y perfecto de las ideas, que algún demiurgo o creador había utilizado de patrón para organizar la materia. De hecho, Platón entendía la creación misma de un objeto (una silla, por ejemplo) como una copia imperfecta de su idea (la idea de silla).

Esta teoría de las ideas le permitió a Platón concebir su célebre alegoría de la caverna, según el cual los seres humanos únicamente podemos percibir las copias o representaciones del mundo verdadero que existe fuera de nuestro alcance.

Para ello, empleaba la metáfora de unos hombres que habían nacido y crecido dentro de una caverna, encadenados de espaldas a la luz de modo tal que no pudieran voltearse ni moverse, y que por lo tanto contemplaban las sombras de los objetos que pasaban detrás suyo como si se tratara de los objetos reales.

Por otro lado, esta Teoría de las ideas fue criticada y rebatida por el más brillante discípulo de Platón, el célebre Aristóteles (385-322 a. C.), quien rechazó la idea de que el mundo pudiera estar compartimentado.

¿Para qué sirven las ideas?

Probablemente no exista nada tan útil como una idea, al menos en el caso de la humanidad. La posibilidad de formular, debatir y contrastar ideas forma parte de la naturaleza de nuestra especie y en lo cual reside la mayor parte de nuestro éxito biológico.

Al contrario de las demás especies, que se adaptan lentamente al entorno a través de la evolución biológica, los seres humanos hemos sido capaces de extraer nociones del entorno (ideas) y extraer nociones de esas primeras nociones, acumulando así un conjunto de formas y relaciones que hoy en día entendemos como saber o conocimiento.

El conocimiento formado por las ideas nos permitió modificar el entorno y hacerlo más favorable a nosotros, en un período de tiempo más corto que el que lleva a otras especies al entorno.

Así, una buena idea puede revolucionar un campo del saber, puede brindar la respuesta a un dilema comunitario, puede establecer nuevos mecanismos para enfrentar los problemas de la vida o puede inspirar a otros a tener mejores y más complejas ideas. Detrás de todo lo que hacemos los seres humanos hay, en alguna medida, una idea.

Ideas principales y secundarias

Dado que la comunicación de las ideas es sumamente importante para los seres humanos, hemos inventado numerosos sistemas que nos permiten hacerlo, conocidos como lenguajes. La escritura es justamente uno de ellos, y hoy en día entendemos el texto como el mayor vehículo que existe para las ideas.

Así, en todo texto solemos distinguir dos tipos de ideas: las principales y las secundarias.

  • Las ideas principales son aquellas que constituyen el núcleo de lo dicho en el texto, o sea, que expresan su información más básica, fundamental y esencial, razón por la cual ocupan un lugar jerárquico superior dentro de la estructura del texto.
  • Las ideas secundarias, en cambio, son aquellas que le sirven de apoyo, sostén o acompañamiento a las ideas principales y que, por lo tanto, derivan de ellas. Son jerárquicamente inferiores dentro del texto, y a menudo tienen sólo el propósito de ampliar, ejemplificar o demostrar las ideas principales.

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Referencias