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Herejía

Te explicamos qué es una herejía y bajo qué formas aparece en la Biblia. Además, las principales herejías de la Edad Media.

¿Qué es una herejía?

La herejía es cualquier práctica religiosa que se distancie de los métodos o las tradiciones de una iglesia específica, es decir, que una iglesia específica considera como herejes a aquellos que, crean o no fundamentalmente en lo mismo, eligen no seguir los lineamientos y las doctrinas eclesiásticos, sino los suyos propios.

La palabra herejía proviene del griego hairetikós, traducible como “el que elige” o “quien es libre de elegir”, de donde fue tomada por los romanos y convertida en hereticus. Más tarde fue usada por el cristianismo temprano para condenar a quienes rechazaban los nuevos evangelios bíblicos.

Se trata de un término similar (pero distinto) al de apostasía, que es la renuncia voluntaria a una religión, y al de la blasfemia, que es la ofensa o la afrenta irreverente hacia una religión.

El uso de este término surgió entre los siglos II y III (d. C.), cuando el cristianismo se convirtió en la religión mayoritaria del Imperio Romano y comenzó a ejercer su poder excluyendo a otras formas de religiosidad. En dicho contexto, surgieron las primeras heterodoxias cristianas, o sea, variantes del culto principal, y al ser condenadas como desviaciones por la naciente iglesia cristiana, pasaron a ser formalmente herejías.

Fueron clave en la persecución de los herejes del siglo II y III tanto el Concilio de Nicea (325), como la obra de San Agustín de Hipona (354-430). Posteriormente, y a lo largo del Medioevo, se consideró como herejía a cualquier doctrina que abierta y voluntariamente se opusiera a las sagradas escrituras. Actualmente, el catolicismo considera como heréticos a movimientos religiosos desde el siglo I al XIX.

Sin embargo, este sentido religioso de la palabra, surgido en épocas en que se quería “proteger la fe verdadera” de quienes adherían a otros cultos, se conserva hoy en día y sirve para el uso figurado de la palabra, con la cual puede llamarse a cualquiera que atente contra el orden instituido o tradicional de las cosas.

Ver también: Idolatría

Herejía en la Biblia

El término “herejía” no aparece en la Biblia, pues su utilización en el contexto religioso es posterior a la escritura del Nuevo Testamento. Sin embargo, en el texto abundan las advertencias y condenaciones hacia los falsos profetas y los cultos divergentes, como en:

  • Hebreos 13:9. “No os dejéis llevar por doctrinas diversas y extrañas, porque buena cosa es para el corazón el ser fortalecido con la gracia, no con alimentos, de los que no recibieron beneficio los que de ellos se ocupaban”.
  • Gálatas 1:6-7. “Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para un evangelio diferente; que no es otro, sólo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo”.
  • 2 Timoteo 4:3-4. “Porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos”.
  • Pedro 2:1. “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina”.

Herejía en la Edad Media

Dado que la Edad Media fue la era en que el cristianismo se impuso como religión y filosofía principal en todo Occidente, fue también un lapso histórico de importantes luchas de la Iglesia Católica contra la herejía y la heterodoxia. De ello se ocupó especialmente el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, establecido por el papa Gregorio IX (1170-1241).

Las principales herejías medievales que enfrentó la Iglesia Católica fueron:

  • El arrianismo. Fruto de las enseñanzas del obispo Arrio en las últimas décadas del siglo III y comienzos del IV, se oponía a la doctrina de la Santísima Trinidad, por considerar a Jesucristo como una criatura más creada por Dios, y no su hijo. Fue una de las herejías más difundidas de su época, y sobrevivió hasta el siglo VI en la monarquía goda de la antigua Hispania romana.
  • El adopcionismo. Una de las dos ramas de la herejía monarquianista, una de las llamadas herejías cristológicas del siglo II, tuvo un rebrote importante en el siglo VIII, especialmente entre los obispos de la España conquistada parcialmente por los musulmanes, y encontró su fin en el segundo Concilio de Nicea del 787 y el Concilio de Frankfurt de 794. Entre sus creencias estaban que Jesucristo nació humano y fue adoptado por Dios posteriormente, adquiriendo el poder divino tras el bautismo en el río Jordán.
  • El pelagianismo. Doctrina fundada por el monje inglés Pelagio entre los siglos IV y V, fue popular en el norte y oriente africanos y sobrevivió hasta el siglo VI en la Galia y la Gran Bretaña. Entre sus propuestas estaba que el bautismo era innecesario, dado que el pecado original había afectado únicamente a Adán y a Eva, y que por lo tanto no era necesario ganarse la salvación.
  • La Iglesia Valdense. Organizada por Pedro de Valdo, un comerciante adinerado que renunció a sus bienes y optó por un estricto voto de pobreza, fueron inicialmente alabados por el Papa, pero cuando rechazaron la prohibición de predicar sin autorización de la Iglesia, fueron excomulgados en 1184. Muchos de ellos retornaron al catolicismo, pero otros defendieron sus posturas “heréticas”.
  • El catarismo. Fue la mayor y más importante de las herejías medievales, tanto en su extensión como en sus consecuencias políticas, y en que constituyó una amenaza real para la Iglesia Católica. Los cátaros (cuyo nombre provino del griego kátaros, “perfecto” o “puro”) eran herederos del pensamiento maniqueísta, de modo que entendían el mundo en términos estrictos del bien y el mal, y organizaron en torno a ello su propia iglesia. Entendían todo lo material y corporal como fruto del mal, y por lo tanto indigno, mientras que lo espiritual era lo único bueno y elevado; de hecho Jesucristo mismo era entendido como un ángel y su muerte y resurrección como una metáfora. En su iglesia el matrimonio estaba prohibido y la concepción era vista como un ejercicio cruel, dado que atrapaba espíritus en el mundo del cuerpo, y llegaron al punto de practicar el asesinato selectivo como una forma de liberación del espíritu. Luego de muchas tensiones y disputas, dado que los cátaros eran tolerados por muchas autoridades locales en Francia, la herejía fue aplastada en la Cruzada albigense (por la ciudad de Albi), entre 1209 y 1244, con el apoyo de los reyes de Francia de la época.

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Referencias