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Inquisición

Te explicamos qué fue la Inquisición, su origen, historia y objetivos. Además, persecuciones y personajes de la Inquisición Española.

¿Qué fue la Inquisición?

Se conoció como la Santa Inquisición o simplemente la Inquisición, a un conjunto de instituciones pertenecientes a la Iglesia católica, cuyo fin era combatir la herejía e imponer un orden socio-religioso en los territorios católicos medievales.

Para ello llevaba a cabo campañas de persecución y castigo. En ellas podían tener parte sesiones de tortura, actos públicos de expiación o simplemente la imposición de sanciones económicas, a cargo de funcionarios eclesiásticos conocidos como inquisidores.

Esta institución surgió en el seno de la Iglesia Católica en una Europa medieval caracterizada por su fragmentación política. En este contexto, el cristianismo a través de la Iglesia católica (y ésta a través de las distintas monarquías cristianas) sostenía el orden social.

La inquisición se manifestó a través de distintos capítulos o instalaciones inquisitoriales, conocidas por los nombres de sus naciones: la inquisición española, la portuguesa, la romana, etc. A menudo se habla también de la inquisición medieval, para distinguirla de la que sobrevivió hasta la Edad Moderna.

Esta institución fue famosa por sus juicios implacables a todo aquel que fuera acusado de herejía, sodomía, bestialismo o cualquier otra práctica considerada aberrante.

Dependiendo de la gravedad del delito y del arrepentimiento demostrado por el hereje, las penas podían ir desde el escarnio público o el pago de multas, hasta la ejecución. Su funcionamiento estaba acompañado de un riguroso aparato de burocracia, que llevaba registro de cada interrogatorio y cada quema de personas vivas.

Por un lado, la inquisición cumplía un rol de vigilancia religiosa, a través de sus juicios a personas e incluso a animales, acusados a su vez de diversos delitos del espíritu o de estar poseídos por entidades malignas. Por otro lado, perseguía judíos conversos (llamados “nuevos cristianos”) y musulmanes.

Esta función fue especialmente importante en épocas en que el catolicismo se encontró bajo ataque, como en la época de las Cruzadas o durante el período de la Reforma. Al mismo tiempo, colaboró con el fortalecimiento económico del orden teocrático, ya que las propiedades confiscadas a los herejes eran, generalmente, designadas como patrimonio eclesiástico.

Sin embargo, y a pesar de lo terrible que fue la inquisición, mucha de su fama se debe a la divulgación de numerosos escritos en su contra por parte de autores protestantes. Es posible que ellos exageraran de alguna manera sus horrores y divulgaran versiones aún más espantosas de lo que sugiere la evidencia escrita de la época.

El protestantismo, de hecho, fue tanto o más cruel en la persecución de la herejía, como demuestran las tristemente célebres quemas de brujas en la Europa protestante, o la publicación del Malleus malleficarum (“El martillo de las brujas”) en Alemania en 1487, un exhaustivo manual para la identificación, persecución y caza de brujas escrito durante el Renacimiento.

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Origen de la Inquisición

Si bien la práctica del castigo físico a los herejes tuvo una larga historia dentro del cristianismo, la primera aparición formal de la inquisición tuvo lugar en el siglo XII, en el sur de Francia. Allí, la doctrina albigense o el catarismo, un movimiento gnóstico europeo particularmente influyente en la región de Languedoc, contrariaba los modelos sociales y religiosos de la Iglesia Católica.

Para acabar con la herejía cátara y restablecer el orden, el papa Lucio III emitió la bula Ad abolendam de 1184, otorgándole a los obispos locales la potestad de juzgar y condenar en su nombre. A esta organización se la llamó la Inquisición episcopal.

Tras su fracaso, fue sustituida entre 1231 y 1244 por la Inquisición papal o Inquisición pontificia, creada por el papa Gregorio IX con la bula Excommunicamus. Esta nueva institución se sometía a su autoridad directa y estaba en manos de las órdenes mendicantes, sobre todo de los dominicos, lo cual le garantizaba un espíritu más estricto.

Gracias a la bula Ad extirpanda del papa Inocencio IV, a partir de 1252 a la Inquisición se le permitió formalmente el uso de la tortura como instrumento para obtener la confesión de los reos.

En la Edad Moderna, la Inquisición se expandió hacia territorios coloniales, especialmente en la América hispana y portuguesa. Allí, durante la conquista, se llevaron a cabo distintos procesos de juicio a la idolatría, en contra de los purépechas y otros pueblos indígenas.

Una vez iniciada la colonia, se instauró el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición tanto en la Ciudad de México como en Perú. Allí funcionó durante casi 500 años, dedicada a perseguir especialmente a judíos y musulmanes conversos, ya que la mayoría de los indígenas se consideraban en proceso de evangelización, es decir, “cristianos nuevos” y estaban por fuera de su competencia.

La Inquisición Española

De todos los capítulos de la inquisición, la española ha sido la que peor fama ha tenido a lo largo de la historia. En parte ello se debe a que, siendo el bastión de la Contrarreforma, la Monarquía Española contaba con la Inquisición a su entera disposición y comando, para perseguir protestantes, judíos y herejes.

Así, la utilizaba para asegurarse la estabilidad política y social, no sólo religiosa. De modo que, también, contaron con la peor propaganda de parte de sus enemigos protestantes, quienes contaban además con la ayuda de la reciente invención de Johannes Gutemberg: la imprenta.

Sin embargo, es cierto que la Inquisición española fue terrible. Fundada en 1478 por los Reyes Católicos Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, y por la bula papal Exigit sinceras devotionis affectus del Papa Sixto IV, tenía jurisdicción en toda la España cristiana y sus colonias.

Fue particularmente implacable en la persecución de los judíos, expulsados por completo de España en 1492, así como de los judeoconversos, muchos de los cuales practicaban en secreto su fe. Posteriormente se centró en los protestantes y los moriscos (musulmanes conversos), en la censura, la persecución de la superstición y la brujería, y a perseguir transgresiones de índole social, como la bigamia y la homosexualidad.

Uno de las principales figuras de la inquisición española fue el dominico castellano Tomás de Torquemada (1420-1498), asignado como Primer Inquisidor General de Castilla y Aragón en el siglo XV, a quien se describía como el “martillo de los herejes”, “relámpago de España” o “protector de su país”. El número de personas ajusticiadas durante su mandato oscila entre las 2.000 y las 10.000 personas, según las fuentes históricas consultadas.

La abolición de la Inquisición española se decretó en 1812, en las Cortes de Cádiz, pero no se concretó en España hasta 1834. Ya en las naciones hispanoamericanas, independientes en su mayoría o en proceso de serlo, había perdido todo tipo de presencia y poder.

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Referencias