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Dioses mayas

Te explicamos cuáles eran los principales dioses mayas, las características de cada uno y los mitos que explican su origen.

¿Cuáles eran los principales dioses mayas?

La cultura maya fue una civilización mesoamericana que ocupó el territorio de los estados mexicanos del sur (Yucatán, Quintana Roo, Chiapas y Tabasco), así como regiones de Guatemala, Belice y la zona occidental de Honduras y El Salvador, dominando un área de 300.000 km2 durante casi 3.000 años.

Sus primeros indicios datan de alrededor del 2.000 a. C. Su decadencia comenzó en el siglo IX y la caída de sus últimos reinos y ciudades a manos de los conquistadores españoles se dio en el siglo XVI.

La cultura maya fue una de las grandes culturas mesoamericanas, cuyas formas artísticas, arquitectónicas y artesanales lograron elevados niveles de refinamiento, a pesar de tratarse, como la mayoría de las culturas de la región, de una civilización esencialmente agrícola y que no conoció la forja de los metales.

Se regían por una monarquía hereditaria y patrilineal. En ella, el rey era a la vez el sacerdote supremo, mediador entre el mundo de los mortales y el mundo de lo divino, y conducía en las ciudades mayas tanto el aparato administrativo como el religioso.

Por su parte, la religión maya era compleja y consistía en una suerte de filosofía premoderna que proponía explicaciones de las cosas. Unificaba en una sola doctrina el estudio científico, la veneración de los dioses y la ideología política.

Existían, de hecho, clases sociales sacerdotales, definidas por el culto, que distinguía entre los sacerdotes, vestidos con vistosas pieles animales y encargados de organizar el culto, y los profetas (chilán), sometidos al trance y encargados de predecir el futuro. En los rituales mayas era importante el sacrificio (humano y animal) así como el uso de la sangre.

A pesar de que muchos de los textos mayas fueron quemados por los sacerdotes católicos llegados a América durante la conquista, sabemos que la religión maya era politeísta, y sus dioses particularmente numerosos, organizados en una dualidad cósmica: dioses del bienestar y dioses del sufrimiento.

Eran responsables de todo lo que existía y a diferencia de otras religiones y mitologías, no eran siempre representados con forma humana, sino que consistían en metáforas provenientes de los distintos relatos y leyendas mayas, a juzgar por los textos sobrevivientes como el Popol Vuh.

A continuación veremos algunos de los principales dioses mayas.

Ver además: Lengua maya

Kukulcán

Una de las dos grandes deidades progenitoras, junto con Tepeu. Fue venerada de manera muy semejante a la serpiente emplumada mesoamericana (Quetzalcóatl, en lengua nahua), con la cual presenta numerosas semejanzas. De hecho, para muchos investigadores se trata en realidad de una versión maya del mismo dios.

Aparece en el Popol Vuh bajo el nombre Gucumatz o Q’uq’umatz, y se dice que fue una de las dos entidades divinas que, en medio de la oscuridad y la noche, conversaron sobre cuándo el ser humano debía ser creado.

Kukulcán fue venerado especialmente en la península de Yucatán por los mayas itzáes en Chichén-Itzá, los mayas cocomes en Mayapán y los mayas tutl xiúes en Maní. En cada una de estas ciudades había grandes templos en su honor. Según estos mitos mayas, se trataba de un dios conquistador que llegó con forma humana desde los mares del oeste, y se instaló en Yucatán para convertirse en señor de los vientos, los truenos y la lluvia.

Muchas veces se le representa como un animal semejante a un tapir, de larga nariz y viento saliendo de su boca, y se le muestra portando antorchas encendidas, sembrando la tierra o caminando sobre el agua, claros indicios de su naturaleza divina y solar.

Tepeu

Tepeu es el segundo dios progenitor, que existía en el mundo antes de la creación propiamente dicha, junto con Kukulcán. Según el Popol Vuh, no existía sino oscuridad e inmovilidad, excepto por las aguas claras en las que este par de dioses conversaban y meditaban.

Juntando su palabra y su pensamiento, crearon la luz, la tierra firme y los árboles, la vida, las montañas y los valles, y finalmente los animales. Tras crear a estos últimos, intentaron que dijeran su nombre, en agradecimiento y veneración, y se percataron de que ninguno podía hablar, de modo que decidieron necesaria la creación de los seres humanos.

Así como Kukulcán, Tepeu era un dios celeste, representado también como la serpiente emplumada. Su nombre significaba “regente” y fue a menudo incorporado al título de los soberanos mayas como forma de vinculación divina.

Hurakán

Hurakán (“el de una sola pierna”), es un dios celeste que personifica la tormenta, las inundaciones y otras catástrofes naturales. Formaba parte según el Popol Vuh del “corazón del cielo” en una tríada de dioses informes (Caculhá Huracán, Chipi-Caculhá y Raxa-Caculhá) que asistieron a los dioses progenitores en la creación del mundo.

De hecho, fue obra suya el diluvio universal que acabó con las versiones previas (fango y madera) del ser humano, que habían enfurecido a los dioses, allanando el camino para la llegada del hombre definitivo, hecho a base de maíz.

Se le representaba como una suerte de reptil, con cola de serpiente y una gran corona, y una única pierna con la que podía recorrer largas distancias en muy poco tiempo. También se lo representaba de cabeza, caminando sobre las manos, o portando una antorcha humeante, símbolo de su naturaleza divina.

Ixmukané

Su nombre se traduce como “dueña del maíz” y era, según el Popol Vuh, la responsable de la creación humana a partir de distintos granos de maíz. Se trata de una diosa agrícola, asociada a la maternidad, la ancianidad y la sabiduría.

En muchas tradiciones mayas se la llama la “gran abuela” o la “abuela del maíz”. Es iniciadora de diversas tradiciones míticas mayas, como la de los dioses y héroes hermanos Hunahpú e Ixbalanqué, nietos suyos, quienes se enfrentaron a los señores del inframundo (Xibalbá).

Hun-Hunahpú

Dios maya de la fertilidad y del juego de pelota, padre de los dioses gemelos Hunahpú y Ixbalanqué, fue conocido también como Hun Nal Ye durante la época clásica maya.

En los mitos mayas, este dios jugaba a diario a la pelota contra su hermano Vucub Huanahpú, hasta que el ruido que hacían molestó a los señores del inframundo (Xibalbá), quienes los invitaron a descender para jugar contra ellos. Pero en vez de eso, al descender fueron torturados y sacrificados, naciendo en su lugar de enterramiento un árbol de jícaras (calabazas) que en vez de frutos, daba calaveras, entre ellas la de Hun-Hunahpú.

Se trata de un dios asociado al maíz, del cual hay también representaciones que lo muestran reviviendo dentro del caparazón de una tortuga (que simbolizaba el mundo), junto con sus dos hijos gemelos.

Mulzencab

Con este nombre se conocía a los dioses de las abejas, venerados por los mayas yucatecos, y a menudo representados cabeza abajo como “deidad descendente”. Se supone que habitaban en Yucatán y que habían tenido un rol protagónico en la creación del mundo, conforme a la mitología.

También conocidos como Ah Mucen Kaab, eran patronos y protectores de los apicultores y recolectores de miel, elemento central en la dieta mesoamericana de la época y que consistía en un preciado bien comercial. Tanto así, que la palabra para “miel” en lengua maya era la misma para “mundo”.

Ixchel

Diosa maya del agua, del amor, el embarazo, la luna, la medicina y los trabajos textiles, era esposa del dios Itzamna. Solía representarse acompañada de un conejo, con una serpiente por sombrero y una falda de huesos entrecruzados.

Era una diosa con un costado benévolo y otro terrible, por lo que a menudo se la dibujaba vertiendo un cántaro sobre el mundo, es decir, derramando los odres de la cólera sobre la humanidad. Esa misma naturaleza múltiple le otorgaba cuatro distintas manifestaciones: roja, blanca, negra y amarilla, coincidentes con los cuatro rumbos del universo.

Venerada como una diosa lunar importante, estaba asociada a la lluvia (y por lo tanto al dios Chaac), así como a la siembra y la cosecha, y la fertilidad femenina. Su lugar principal de culto fue la isla Cuzamil (Cosumel) en el actual estado mexicano de Quintana Roo.

Chaac

Un importante dios del panteón maya, asociado a la lluvia y similar al Tlaloc azteca. Se lo representaba como un anfibio o reptil de trompa larga e inclinada, o bien como un anciano dotado de una larga y curva nariz. Era muy venerado debido a su nexo con las cosechas en una región desprovista de grandes frentes fluviales (excepto los cenotes, que eran considerados como puertas al inframundo).

Era común representarlo como cuatro dioses separados, dependiendo del punto cardinal desde el cual proviniera la lluvia: Chac Xib Chaac (Chaac rojo del este), Sac Xib Chaac (Chaac blanco del norte), Ek Xib Chaac (Chaac negro del oeste) o Kan Xib Chaac (Chaac amarillo del sur).

Hunahpú e Ixbalanqué

Uno de los dos dioses gemelos, hijos de Hun-Hunahpú y una doncella del inframundo llamada Ixquic, quien tropezó con la jícara que daba calaveras en lugar de frutos, y tomó de ella la cabeza del dios Hun-Hunapú, quedando encinta cuando ésta le escupió en el vientre. Al dar a luz, nacieron los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, considerados semidioses o en todo caso guerreros divinos.

A estos personajes solían representarlos con la cerbatana en la boca, único instrumento con que descendieron al inframundo para enfrentarse a los señores del Xibalba. Allí Hunahpú fue asesinado y posteriormente revivido por su hermano, antes de que juntos derrotaran en un juego de pelota a los señores del averno.

Posteriormente, al volver al mundo de los vivos, fueron despreciados y maltratados por sus hermanos envidiosos, Hunbatz y Hunchouén, a quienes en castigo los héroes convierten en monos.

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Referencias