Glándula pineal: funciones, anatomia, enfermedades
La glándula pineal, epífisis cerebral, coranium o cuerpo pineal, es una pequeña glándula que se localiza en el interior del cerebro de casi todas las especies de vertebrados. En los seres humanos, su tamaño es comparable al de un grano de arroz (unos 8 milímetros de largo y unos 5 de ancho). En adultos, su peso ronda los 150 mg.
Su nombre proviene de su forma, que se asemeja a la de una piña (los frutos que provienen del árbol de pino). Se ubica en el centro del cerebro, entre ambos hemisferios cerebrales en una zona llamada epitálamo, sobre el techo del tercer ventrículo cerebral.
En los seres humanos, la glándula pineal se forma sobre la séptima semana de gestación. Crece hasta el segundo año de vida, aunque va aumentando su peso hasta la adolescencia. Su flujo sanguíneo es muy abundante y proviene de las ramas coroideas de la arteria cerebral posterior.
Aunque es una glándula, su histología es muy similar a la estructura del tejido nervioso, consistiendo principalmente en astrocitos y pinealocitos rodeados por una capa de piamadre. No obstante, esta estructura no está protegida por la barrera hematoencefálica, lo que implica que los fármacos pueden acceder más fácilmente a ella.
Los astrocitos son una clase de neuroglia que protegen y dan soporte a las neuronas, en este caso a los pinealocitos. Estos últimos son una clase de células secretoras que liberan melatonina y que solo se encuentran en la glándula pineal. Por otra parte, la piamadre es la capa más interna de las meninges, y su función es proteger al cerebro y médula espinal.
A pesar de la curiosidad que ha despertado a lo largo de la historia, las verdaderas funciones de la glándula pineal se descubrieron muy tarde. De hecho, sus tareas son las últimas que se han descubierto de todos los órganos endocrinos.
Las funciones de la glándula pineal son principalmente endocrinas, regulando los ciclos de sueño-vigilia a través de la producción de melatonina. También participa en la regular nuestra adaptación a los ritmos estacionales, el estrés, el rendimiento físico y el estado de ánimo. Además, influye en las hormonas sexuales.
Índice del artículo
- 1 Historia de la glándula pineal
- 2 Funciones de la glándula pineal
- 3 La calcificación de la glándula pineal
- 4 Tumores en la glándula pineal
- 5 Referencias
Historia de la glándula pineal
La glándula pineal se conoce desde hace siglos, aunque todavía queda mucho por saber acerca de su exacto funcionamiento.
Tradicionalmente, durante largo tiempo se ha concebido como un “vínculo entre el mundo espiritual y el mundo físico”. Se ha asociado con un nivel mayor de conciencia y un enlace con el universo metafísico.
La primera descripción encontrada de la glándula pineal fue realizada por Herófilo de Alejandría en el siglo III a.C., quien pensaba que servía para regular el “flujo del pensamiento”. En el siglo II a.C., Galeno describió su anatomía, llamándola konarium (que significa cono de piña) un término que aún permanece. (Guerrero, Carrillo-Vico y Lardone, 2007).
El filósofo René Descartes, la consideraba como el “asiento del alma y lugar donde se forman nuestros pensamientos”. Algunos hablan de ella de manera mística llamándola “el tercer ojo” por su conexión con la luz.
En el siglo XVII esta idea de Descartes sobre la glándula pineal apenas tuvo apoyo científico. Durante el siglo XVIII poco a poco se fue perdiendo interés por esta estructura, llegando a considerarse un vestigio que no tenía utilidad.
Sin embargo, a principios del siglo XX y gracias al avance de la anatomía comparada, comenzaron a publicarse los primeros datos científicos sobre las funciones endocrinas de la glándula pineal. Concretamente se empezó a observar una relación entre los tumores en esta estructura y la pubertad precoz.
En 1958 Aaron B. Lerner y sus colegas consiguieron aislar la melatonina, la hormona producida por esta glándula. Así, se llegó a la conclusión de que la glándula pineal era un “transductor neuroendocrino”, lo que significa que transforma la información luminosa de la retina en respuesta neuroendocrina (liberación de melatonina).
La melatonina actúa como un neurotransmisor en nuestro cerebro regulando nuestro reloj biológico.
Funciones de la glándula pineal
Hoy en día se sabe que la glándula pineal posee una elevadísima actividad bioquímica, ya que no solo libera melatonina, sino también serotonina, noradrenalina, histamina, vasopresina, oxitocina, somatostatina, homona luteinizante, foliculoestimulante, prolactina, etc.
Por lo tanto, la glándula pineal se puede considerar como una estructura neuroendocrina que sintetiza y segrega sustancias que ejercen una función hormonal en diferentes órganos y tejidos del cuerpo. Entre ellos destacan el hipotálamo, la hipófisis, la tiroides, las gónadas, entre otros.
Veamos las principales funciones de la glándula pineal:
Regulación de los ritmos circadianos
Un sistema amplio, complejo y aún lleno de incógnitas está implicado en la activación de la glándula pineal. Lo que se sabe es que su funcionamiento parece verse alterado por la luz y la oscuridad. Al parecer, para que podamos ver las células fotorreceptoras que están en la retina de los ojos liberan señales nerviosas al cerebro.
Estas células están conectadas con el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, estimulándolo. Esta estimulación inhibe el núcleo paraventricular del hipotálamo cuando es de día, consiguiendo que estemos activos.
Sin embargo, durante la noche y en ausencia de luz, el núcleo paraventricular se “desbloquea” y empieza a enviar señales nerviosas a las neuronas simpáticas de la médula espinal. Desde allí, se envían señales al ganglio cervical superior, generando norepinefrina, un neurotransmisor que estimula a los pinealocitos de la glándula pineal.
¿Qué ocurre cuando se estimulan los pinealocitos? Se produce un aumento en la producción y liberación de melatonina. Cuando esta hormona entra en el torrente sanguíneo y viaja por el organismo, produce la necesidad de dormir.
De esta forma, la glándula pineal segrega melatonina con el objetivo de ayudar a controlar el ritmo circadiano. Se ha descubierto que tiene una capacidad para volver a sincronizar el ritmo circadiano en situaciones como el jet lag, ceguera, o el trabajo por turnos.
La secreción de melatonina durante la noche varía a lo largo de la vida, apareciendo sobre los 2 meses de vida. Los niveles aumentan de manera rápida hasta alcanzar los 3-5 años, y luego van disminuyendo hasta la pubertad. En la edad adulta se estabilizan, y vuelven a disminuir notablemente en la vejez hasta que prácticamente desaparece.
Participación en los efectos de drogas y fármacos
Se ha demostrado en estudios con roedores que la glándula pineal puede modular los efectos de drogas de abuso. Por ejemplo, influye en el mecanismo de sensibilización a la cocaína.
Además, parece actuar en las acciones del antidepresivo fluoxetina. En concreto, en algunos pacientes este fármaco produce síntomas de ansiedad al principio.
También se cree que la dimetiltriptamina, un potente psicodélico que se encuentra de manera natural en plantas seres vivos, se sintetiza en la glándula pineal. Sin embargo, esto no se conoce con certeza y se le está dando un significado místico que despierta muchas dudas.
Acción inmunoestimulante
Aunque no está del todo comprobado, la hormona melatonina secretada por la glándula pineal podría participar modulando las distintas células implicadas en el sistema inmunitario.
Se ha demostrado que lleva a cabo múltiples tareas asociadas a la morfología y funcionalidad de los órganos tanto primarios como secundarios de este sistema.
De esta forma, fortalecería la capacidad de nuestro organismo para combatir agentes externos potencialmente dañinos.
Efecto antineoplásico
La melatonina se relaciona con la capacidad para inhibir el crecimiento de tumores, es decir, se considera oncostática.
Esto se ha observado en experimentos con modelos tumorales in vivo e in vitro. Sobre todo, en los relacionados con hormonas; como el cáncer de mama, de endometrio y de próstata. Por otro lado, también potencia otras terapias antitumorales.
Estos efectos tampoco se conocen con absoluta certeza y faltan más investigaciones que lo demuestren.
Acción antioxidante
También se ha encontrado un vínculo entra la glándula pineal y la eliminación de radicales libres, ejerciendo un efecto antioxidante. Esto disminuiría el daño macromolecular en los distintos órganos. Además, parece potenciar el efecto de otros antioxidantes y enzimas con esta misma función.
Influye en el envejecimiento y la longevidad
La glándula pineal (por la regulación de los niveles de melatonina), puede inducir o bien retrasar el envejecimiento y la calidad de vida. Esto podría ser por sus propiedades antioxidantes, inhibidoras del crecimiento de células cancerígenas e inmunomoduladoras.
En diferentes investigaciones se observó que la administración de melatonina a ratas adultas prolongaba su vida entre un 10 y un 15%. Mientras que si se practicaba una pinealectomía (es decir la extracción de la glándula pineal) se acortaba en un porcentaje parecido.
En un estudio realizado en 1996 se demostró con ratas que la hormona pineal melatonina es un neuroprotector, es decir, evita la neurodegeneración propia del envejecimiento o enfermedades como el Alzheimer.
Por todos estos beneficios, muchas personas han optado por comenzar a un tratamiento con melatonina por cuenta propia. Es necesario resaltar que esto puede tener efectos desconocidos e incluso peligrosos, ya que muchas de estas propiedades no están suficientemente demostradas.
Como se mencionó, la mayoría de las investigaciones se realizan en roedores y no se han practicado en humanos.
Regulación de hormonas sexuales
La melatonina parece estar relacionada con la maduración sexual de los seres humanos. Además, actúa como marcador endocrino estacional para la reproducción de especies estacionales.
En roedores se ha observado que si se extrae la glándula pineal, la pubertad aparece de manera muy temprana. Mientras que una exposición a días cortos retrasa la maduración sexual. Así, la administración de melatonina puede inducir avances o retrasos en el desarrollo de las gónadas según la especie, momento o forma de la administración.
En los humanos, parece ser que se asocia la pubertad precoz con tumores que dañan las células pineales, disminuyendo la secreción de melatonina. Mientras que una secreción excesiva de esta sustancia se ha vinculado con retrasos puberales.
Así, se ha observado que un aumento de melatonina producida por la glándula pineal bloquea la secreción de las gonadotropinas. Estas son aquellas hormonas que participan en el desarrollo y funcionamiento de los ovarios y testículos (como la hormona luteinizante y la hormona estimulante del folículo).
La calcificación de la glándula pineal
La calcificación es el principal problema de la glándula pineal, ya que es un órgano que tiende a acumular fluoruro. A medida que pasan los años, se van formando cristales de fosfato y la glándula se va endureciendo. Este endurecimiento conduce a una menor producción de melatonina. Por este motivo, los ciclos sueño-vigilia se van alterando en la vejez.
Incluso existen investigaciones que indican que el endurecimiento de la glándula pineal producido por el fluoruro adelanta el desarrollo sexual, sobre todo en las niñas.
Al parecer, las secreciones de la glándula pineal bloquean el desarrollo de las glándulas reproductoras. Si esta glándula no se activa, se produce una aceleración en el desarrollo de los órganos sexuales y del esqueleto.
Esto pudo llegar a ser algo alarmante, ya que en un estudio realizado en 1982 se encontró que el 40% de los niños estadounidenses que tenían menos de 17 años estaban en un proceso de calcificación pineal. Incluso ya se ha observado esta calcificación en niños de tan solo 2 años.
Se ha vinculado la calcificación de la glándula pineal también a la aparición de enfermedad de Alzheimer y de ciertas clases de migrañas. Aparte del fluoruro, también se ha visto que pueden acumularse en la glándula pineal cloro, fósforo y bromo, además de calcio.
Si no se tiene suficiente cantidad de vitamina D (aquella que se produce con la luz del sol) el calcio no puede estar biodisponible en el organismo. Por el contrario, comenzaría a calcificarse en los diferentes tejidos del organismo (entre ellos la glándula pineal).
Para que esto no se produzca, además de controlar nuestros niveles de vitamina D, en un artículo de Global Healing Center aconsejan eliminar el flúor. Así, debería utilizarse pasta de dientes sin flúor, beber agua filtrada, y tomar alimentos ricos en calcio mejor que suplementos de calcio.
Tumores en la glándula pineal
Aunque es muy poco frecuente, pueden aparecer tumores en esta glándula, que se denominan pinealomas. A su vez se clasifican en pineoblastomas, pineocitomas y los mixtos, según su gravedad. Histológicamente son parecidos a los surgidos en los testículos (seminomas) y en los ovarios (disgerminomas).
Estos tumores pueden provocar condiciones como el síndrome de Parinaud (déficit en la movilidad ocular), hidrocefalia; y síntomas como dolor de cabeza, alteraciones cognitivas y visuales. Un tumor en esta área es muy complicado de extraer de manera quirúrgica por su posición.
Referencias
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