Filosofía

René Descartes: biografía, filosofía y aportaciones


René Descartes (1596-1650) fue un filósofo, matemático y científico francés, cuyos aportes más notables son el desarrollo de la geometría, una nueva metodología científica, la Ley cartesiana o su contribución a la filosofía moderna.

Aunque fue militar y estudió derecho, las verdaderas pasiones de Descartes estaban orientadas hacia la comprensión de los problemas de las matemáticas y los concernientes al campo de la filosofía. Dichas inquietudes fueron tan hondas que tras dedicar toda su vida a este campo, el análisis de ellas le convirtió en el padre de la filosofía moderna.

descartes y sus aportaciones fueron importantísimas para la humanidad

Sus contribuciones fueron diversas, así como trascendentales para muchas disciplinas, tanto que a día de hoy continúan siendo significativas, como por ejemplo sus Ensayos filosóficos, los cuales contemplan el análisis de cuatro apartados.

En dichos apartados se pueden estudiar sus disertaciones en torno a la geometría, la óptica, la geometría, los meteoros, y por último –además de su más grande aporte-, el Discurso del Método.

Sus escritos contemplan más indagaciones, también de gran envergadura, como sus muy conocidas Meditaciones Metafísicas.

Índice del artículo

Biografía

Nacimiento e infancia

Descartes nació en La Haye en Touraine, Francia, el 31 de marzo de 1596. Cuando tenía un año, su madre Jeanne Brochard murió al intentar dar a luz a otro niño que también murió. Quedo entonces a cargo de su padre, su abuela materna y una nodriza.

En 1607, algo tarde debido a su frágil salud, entró en el Colegio jesuita Royal Henry-Le-Grand en La Flèche, donde aprendió matemáticas y física, incluyendo la obra de Galileo.

Después de graduarse en 1614, estudió dos años (1615-16) en la Universidad de Poitiers, obteniendo un Bachillerato y Licencia en Canon y Derecho Civil, de acuerdo con los deseos de su padre de que se convirtiera en abogado. Más tarde se trasladó a París.

Juventud y comienzo de sus ideas filosóficas

Debido a su ambición de ser militar, en 1618 se unió como mercenario al Ejército Protestante de los Estados Holandeses en Breda, bajo el mando de Maurice de Nassau, donde estudió ingeniería militar.

Junto a Isaac Beeckman, filósofo que influyó en él profundamente, trabajó en caída libre, catenaria, sección cónica y estática de fluidos, desarrollando la creencia de que era necesario crear un método que relacionara a fondo matemáticas y física.

Desde 1620 a 1628 viajó por Europa pasando tiempo en Bohemia (1620), Hungría (1621), Alemania, Holanda y Francia (1622-23). También estuvo un tiempo en París (1623), donde se puso en contacto con Marin Mersenne, un contacto importante que le mantuvo relacionado con el mundo científico durante muchos años.

Desde París viajó por Suiza hasta Italia, donde pasó algún tiempo en Venecia y en Roma. Más tarde volvió a Francia otra vez (1625).

Renovó su amistad con Mersenne y Mydorge, y conoció a Girard Desargues. Su casa de París se convirtió en un lugar de encuentro para filósofos y matemáticos.

Residencia en Holanda

En 1628, cansado del bullicio de París, de su casa llena de gente y de la vida de viajero, decidió instalarse donde pudiera trabajar en soledad. Pensó mucho en elegir un país adecuado a su naturaleza y eligió Holanda.

Ansiaba estar en un lugar tranquilo donde pudiera trabajar lejos de las distracciones de una ciudad como París, pero seguir teniendo acceso a las instalaciones de una ciudad. Fue una buena decisión que parece no lamentó.

Poco después de establecerse en Holanda, empezó a trabajar en su primer gran tratado sobre física, Le Monde o Traité de la Lumière. Escribió a Mersenne en octubre de 1629:

[Los fundamentos de la física] es el tema que he estudiado más que cualquier otro y en el que, gracias a Dios, no he perdido por completo mi tiempo. Por lo menos pienso que he encontrado cómo probar las verdades metafísicas de una manera más evidente que las pruebas de la geometría, en mi opinión, es decir: no sé si podré convencer a otros de ello. Durante mis primeros nueve meses en este país no trabajé en nada más.

En 1633, esta obra estaba casi terminada cuando la noticia de que Galileo estaba condenado a arresto domiciliario le llegó. Decidió no arriesgarse a publicar el trabajo y finalmente eligió hacerlo solo en parte, después de su muerte.

Discurso del Método

Descartes fue presionado por sus amigos para publicar sus ideas y, aunque era inflexible al no publicar Le Monde, escribió un tratado sobre ciencia bajo el título Discours de la méthode pour bien conduire sa raison et chercher la vérité dans les sciences (Discurso del Método).

Tres apéndices de este trabajo fueron La Dioptrique, Les Météores y La Géométrie. El tratado fue publicado en Leiden en 1637 y Descartes escribió a Mersenne diciendo:

La obra Discurso del Método (1637) describe lo que Descartes considera un medio más satisfactorio de adquirir conocimiento que el de la lógica de Aristóteles. Solo las matemáticas, según Descartes, son ciertas, por lo que todo debe basarse en las matemáticas.

En los tres ensayos que acompañan al Discurso, ilustró su método para utilizar la razón en la búsqueda de la verdad en las ciencias.

Meditaciones metafísicas

En 1641 Descartes publicó Meditaciones metafísicas en las que se demuestran la existencia de Dios y la inmortalidad del alma.

Esta obra se caracteriza por el uso de la duda metódica, un procedimiento sistemático de rechazar como falsos todos los tipos de creencias en las que alguna vez ha sido o podría haber sido engañado.

Muerte

Descartes nunca se casó, pero tenía una hija, Francine, nacida en los Países Bajos en 1635. Había planeado educar a la niña en Francia, pero murió de fiebre a los 5 años.

Descartes vivió en los Países Bajos durante más de 20 años pero murió en Estocolmo, Suecia, el 11 de febrero de 1650 tras sufrir un ataque de neumonía a los 53 años. Se había mudado allí menos de un año antes, a petición de la reina Cristina, para ser su tutor de filosofía.

Filosofía

Descartes es considerado el primer pensador de la modernidad, dado que gracias a sus concepciones dio sus primeros pasos el racionalismo como doctrina.

En el contexto en el que Descartes vivió, proponer una nueva filosofía correspondía a una acción revolucionaria y bastante osada, pues plantear su propuesta implicaba poner en duda la filosofía medieval.

Para Descartes, el realismo sobre el cual se basaba la filosofía vigente en la época era un tanto ingenuo, pues consideraba real aquello que se percibía.

Descartes explica que, al obtener un conocimiento sobre algo, estamos obteniendo realmente nuestra idea sobre dicho conocimiento, y que para saber entonces si dicho conocimiento es real, es necesario analizarlo y encontrar certezas absolutas.

Educación para todos

Parte de la concepción de Descartes sobre la educación estaba basada en que todas las personas tenían derecho a educarse y a acceder al conocimiento. De hecho, opinaba que no había mayores o menores inteligencias, sino formas diferentes de aproximarse al conocimiento.

La noción de conocimiento que se hereda no era compatible con los argumentos de Descartes, quien estimó que lo verdadero era todo aquello que era muy claro para la razón, y que no era necesariamente verdadero otro conocimiento impartido por una figura de autoridad.

En este mismo contexto, se mostró como defensor del derecho que tenemos los seres humanos de pensar por nosotros mismos y de tener libertad en cuanto al estudio.

Método para guiar a la razón

Descartes pensaba que es necesario que el conocimiento se obtenga a través de un método específico, lo cual favorecerá la obtención de la verdad más pura posible. Los pasos de este método son los siguientes:

-Evidencia, que hace referencia a los elementos tan certeros que no hay forma de que se dude de estos.

-Análisis, que tiene que ver con desgranar cada concepto en partes mucho más pequeñas, de forma que puedan estudiarse y evaluarse con detenimiento y profundidad.

-Síntesis, punto en el que se busca estructurar los conocimientos en cuestión comenzado por los elementos menos complejos.

-Enumeración, que consiste en revisar una y otra vez el trabajo realizado, tantas veces como sea posible, de manera de tener la certeza de no haber olvidado ningún elemento.

Las bases de este método se encuentran en las matemáticas, que a su vez corresponde al patrón por excelencia que se asocia a cualquier razonamiento de carácter científico.

Método basado en la duda

Descartes buscaba acercarse a la verdad absoluta del mundo y de las cosas a través de un método basado en la duda. Este procedimiento responde a considerar falso todos aquellos elementos o argumentos que presenten al menos algo dudoso en sus estructuras.

Esta duda no debe considerarse como reflejo de un escepticismo, dado que es una duda de carácter metódico, siempre con la intención de acercarse lo más posible a la verdad.

Según Descartes, si la certeza sobre un conocimiento no es absoluta entonces surge la duda y dicho conocimiento se vuelve falso, porque solo el verdadero conocimiento está libre de cualquier duda.

¿Qué elementos hacen dudar?

Descartes señala que hay tres elementos principales que son susceptibles de generar dudas. El primer elemento lo conforman los sentidos.

Según Descartes, esto se debe a que hay muchas situaciones cotidianas en las que es evidente que la realidad muestra algo y los sentidos muestran otra cosa diferente, basándose sobre el mismo elemento.

En este punto menciona como ejemplos el hecho de que algunas formas geométricas como círculos y cuadrados parecen tener unas características a la distancia y otras diferentes al acercarse, o el hecho de que un palo introducido en el agua parece quebrado cuando realmente no lo está.

Basándose en esto, Descartes creía que todo aquel conocimiento que fuese obtenido a través de los sentidos era falso.

El segundo elemento que genera dudas es el hecho de no poder diferenciar entre estar despiertos o dormidos. Es decir, ¿cómo sabemos si estamos despiertos o soñando?

Para Descartes, una ciencia que no despierta dudas es la matemática, aunque pensaba que es posible que hayamos sido creados para equivocarnos. Por ende, introduce el tercer motivo de duda, que es la existencia de un ser maligno muy inteligente y poderoso, cuya función es provocar la equivocación, al que llamo Demiurgo.

Descartes advierte que para poder superar todos estos motivos dudosos es necesario que la certeza sobre un conocimiento sea absoluta.

Primera verdad

Tomando en cuenta lo anterior Descartes enuncia su popular primera verdad: “pienso, luego existo”, según la cual pretende reflejar que la acción de pensar constituye, a la vez, una eliminación de la duda.

Esto es así debido a que la duda en sí misma puede considerarse pensamiento, y no es posible dudar del pensamiento.

Sustancias

Descartes establece que existen verdaderamente tres tipos de sustancias. La primera es una sustancia infinita y perfecta, que es Dios.

La segunda es la que denomina como pensante, que corresponde a la razón, también denominada alma. Esta sustancia es inmaterial y no corpórea.

La tercera es la llamada extensa, que incluye a los seres materiales o a la materia. En este apartado Descartes recuerda que no es posible realmente determinar las características específicas de esta materia, pues estas están supeditadas por las percepciones de cada individuo.

Sin embargo, establece que sí es posible considerar a esta materia tomando en cuenta su extensión; por ello esta sustancia es denominada extensa.

Ideas

Para Descartes existen diferentes tipos de ideas, que son las que comprenden la información que conforma al conocimiento. Determinó la existencia de tres tipos:

-Facticias, que son las que la razón genera sin ninguna referencia externa.

-Adventicias, que son aquellas que se generan como respuesta a los estímulos externos que recibimos a través de los sentidos. Se trata de todas aquellas ideas vinculadas con todo lo que está fuera del pensamiento.

-Innatas, que son aquellas que son propias de la razón, hasta el punto de que no han sido generadas, sino que simplemente siempre han estado allí.

Descartes indica que las ideas innatas están vinculadas con las ciencias formales, dado que son consideradas hechos irrefutables, evidentes y, por lo tanto, son estimadas como conocimiento verdadero.

Por otro lado, las ideas adventicias son las que colman las ciencias vinculadas con el mundo natural. Para dar legitimidad a este conocimiento, Descartes indica que debemos caer en cuenta de que hay una idea innata siempre presente en el pensamiento de los seres humanos, y es la idea de Dios.

Entonces, solo basándose en la existencia de Dios es posible considerar que las ideas adventicias y, por ende, las ciencias naturales, son elementos que pueden considerarse verdaderos.

Obras

En vida, Descartes publicó nueve obras diferentes, y cuatro obras se publicaron tras su muerte. 

El mundo, tratado de la luz

Este libro se tituló en francés Traité du monde et de la lumière y fue escrito entre 1629 y 1633. Descartes plantea temas tan diversos como biología, física, cosmología, metafísica, e incluso sobre filosofía mecánica, noción que estaba vigente en el siglo XVII.

La base general del libro se encuentra en la teoría proclamada por Copérnico según la cual los planetas —la Tierra incluida— giraban alrededor del Sol, a diferencia de lo que planteaba la teoría geocéntrica, según la cual era la Tierra la que estaba en el centro del universo.

Debido a que la Inquisición condenó a Galileo por herejía, Descartes decidió no publicar este libro aún, por temor a que se le acusara también. El texto completo terminó publicándose en 1677.

Discurso del método

El título completo de este libro es Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias, traducido del francés Discours de la méthode pour bien conduire sa raison, et chercher la vérité dans les sciences.

Se trata de la obra más importante de Descartes y uno de los primeros textos de filosofía moderna, en la que retrata aspectos autobiográficos y otros elementos que le llevaron al método filosófico que plantea.

Su primera publicación fue anónima y ocurrió en 1637. La primera intención de Descartes era que este libro fuera un prólogo para tres ensayos escritos por él, titulados Dióptrica, Geometría y  Meteoros.

Escrita en francés

Es relevante el hecho de que la obra estuviera escrita en francés, dado que en aquella época la tendencia aceptada era escribir ese tipo de textos filosóficos en latín. Descartes prefirió utilizar el francés para que más personas tuvieran acceso a su obra, dado que solo una minoría comprendía el latín.

A partir de esta utilización del francés, comenzó a considerarse a esta lengua como medio ideal para el análisis y la disertación de cuestiones filosóficas.

El Discurso del método está compuesto por seis partes diferentes:

Primera parte

Corresponde a una autobiografía, centrada específicamente en cuestionar todos los conocimientos que Descartes había adquirido hasta ese momento.

En este apartado Descartes pone en duda el método utilizado hasta el momento y recalca la importancia de acercarse al método matemático, dado que considera que la matemática es la ciencia más exacta que existe.

Esta parte termina afirmando que solo existe una forma de encontrar la verdad absoluta, y es en el interior de cada persona.

Segunda parte

En esta sección Descartes habla de que las ciencias no son fuente de lo que él denomina verdadero conocimiento, dado que estas han sido pensadas y creadas por individuos con distintas opiniones y concepciones de las cosas.

Entonces, concluye que el verdadero camino al conocimiento debe ser trazado a través de la propia razón, y no de las aproximaciones que otros han tenido hacia ese conocimiento.

En este sentido, para Descartes resulta primordial que cada individuo tenga una base sólida sobre lo que es verdadero y lo que no, y para ello propone un método basada en la duda. Es aquí donde enumera los cuatro pasos que conforman el método para guiar a la razón, expuestos anteriormente.

Tercera parte

Este apartado es muy importante, dado que ubica lo planteado por Descartes en un contexto que puede dar aún más solidez a los argumentos basados en el método.

Descartes indica que la duda metódica debe estar presente en todo acercamiento al conocimiento; sin embargo, establece al mismo tiempo que es fundamental tener una moral que él denomina provisoria, a través de la cual pueda guiar sus actos y su vida en general.

Dicha moral debía basarse en varios elementos primordiales. El primero de estos era que esta moral tenía que responder a las costumbres y las leyes del país de origen, las opiniones moderadas eran las que debían tener mayor fuerza y la religión siempre debía estar presente.

Por otro lado, Descartes argumenta que los individuos debían mostrar firmeza tanto en cuanto a los argumentos que se consideraran verdaderos, como con aquellos que tuvieran naturaleza dudosa. Para Descartes, la consistencia es un elemento fundamental.

Por último, señala que es necesario estar dispuesto a cambiar las propias opiniones en lugar de esperar que el mundo sea el que cambie. Para este filósofo, los seres humanos no tenemos poder sobre nada, salvo sobre nuestros propios pensamientos.

La moral provisoria de Descartes estuvo basada en su inacabable intención de aplicar el método en todo lo que hiciera, así como en trabajar la razón y el pensamiento.

Cuarta parte

Este capítulo corresponde al área central del libro de Descartes, y en este se aprecia cómo desarrolla el concepto de duda metódica; comienza a dudar de todos los elementos, con la intención de ver si es posible llegar al conocimiento real y verdadero.

Es en medio de este proceso cuando Descartes llega a su primer principio de “pienso, luego existo”, cuando se da cuenta de que mientras duda, está pensando.

También en este apartado habla de Dios y presenta varios argumentos que, según él, comprueban la existencia de este ser superior. Uno de los argumentos expuestos es que, si los seres humanos conocemos que nuestra naturaleza tiene carácter imperfecto, es porque hemos conocido de alguna forma a aquello que es perfecto, que es Dios.

Así mismo, establece que debió de haber existido un creador, porque los seres humanos imperfectos, pero con nociones de lo perfecto, nos hubiésemos creado perfectos.

Para Descartes, el hecho de reconocer que existe Dios implica reconocer también que el mundo existe; es decir, Dios se convierte en el garante de que, en realidad, el mundo que nos rodea sí existe.

Algo interesante de este argumento es que, a pesar de que Descartes considera la figura de Dios como algo perfecto y superior, a la vez reconoce que es responsabilidad de los seres humanos y de nadie más el hecho de cultivar la razón y reconocer lo verdadero de lo que no lo es.

Quinta parte

En esta sección del libro Descartes desarrolla un poco de la cosmogonía y se centra en la luz como elemento fundamental.

Según como lo plantea, la luz es producida por el Sol, luego es transmitida por el cielo, posteriormente es reflejada por los planetas y es finalmente objeto de admiración del ser humano.

A partir de esta noción de la luz, la vincula con el hombre, de forma que considera que es el elemento fundamental de la vida.

Con relación a otras formas de vida, es en este apartado donde hace la diferenciación entre los seres humanos y los animales basándose en la racionalidad.

Descartes establece que los animales no tienen capacidad de razonar, a diferencia de los hombres. Así mismo, también existen diferencias en cuanto al alma; aunque Descartes indica que tanto los seres humanos como los animales tienen alma, dice también que la de los animales es inferior a la de los hombres.

Para Descartes, el alma de los seres humanos es inmortal y está desvinculada del organismo, a diferencia de lo que ocurre con los animales.

Sexta parte

En la última sección del Discurso del método Descartes analiza cuál es el verdadero alcance que puede tener una investigación en el ámbito científico. Razona que el hecho de que la ciencia progrese implica que se generen diferentes beneficios para las sociedades.

Al mismo tiempo, establece que para que haya verdadero progreso en el área de las ciencias es necesario que se divulguen las experiencias de diversos individuos.

En aquella época, Descartes no estaba muy de acuerdo con la publicación de sus obras, debido a que podían ser contrarias a las consideraciones de los maestros en teología del momento, lo que para él significaba generar debates y contradicciones que no llevarían a nada.

Meditaciones metafísicas

Este libro llevó por título Meditaciones metafísicas en las que se demuestran la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, y se publicó en 1641, escrita en latín.

Esta obra corresponde al espacio en el que Descartes desarrolló con mayor especificidad lo planteado en la cuarta parte de su libro Discurso del método.

Algunas de las nociones que establece en esta obra tienen que ver con eliminar de raíz todas las dudas, para así no acostumbrarnos a estas. También hace énfasis en reconocer como verdadera la propia existencia, gracias a su primer principio “pienso, luego existo”.

También centra esta obra en reconocer la existencia de Dios como un ser perfecto y la superioridad que debe tener la razón por encima de la voluntad, que suele ser la que se acerca el error al estar repleta de juicios personales.

Aportaciones e inventos en el ámbito filosófico y científico

Cambió la forma de concebir y tratar el estudio filosófico

Anteriormente a su propuesta, las disertaciones en torno a la filosofía estaban basadas en el método escolástico.

Esta metodología consistía solamente en la comparación de los argumentos presentados por filósofos reconocidos o considerados como una autoridad, sin tener en consideración ningún basamento científico.

No obstante, a partir de la concepción que muestra este pensador, estableció los medios para tomar un camino diferente: el de la duda metódica.

Esta se basa en dejar una cuestión que no se queda en el escepticismo –o tendencia según la cual no se llega a tener ninguna creencia-, sino que simplemente funciona para poner todo en duda y llegar a través de un método a las verdades. A partir de allí, su importante sentencia: pienso, luego existo.

El res cogitans y el res extensa

Descartes consideró que existían dos sustancias en los seres humanos: una pensante que denominó res cogitans, y otra perteneciente al ámbito de lo físico, citada como res extensa.

Aunque esto no podría demostrarse plenamente a día de hoy como una verdad de tipo universal, sin lugar a dudas abrió el camino para uno de los más grandes debates en la modernidad sobre el cuerpo, la existencia del ama y la relación, o comunicación, entre estos dos elementos.

Contribuyó con teorías físicas

Intentó dar explicaciones sobre diferentes fenómenos en el plano de la física, llegando incluso a aproximarse a la idea de Copérnico -en cuanto al sistema heliocéntrico-, pese a que luego desestimó dichos planteamientos, principalmente por ser considerados por la Iglesia Católica como una herejía.

De igual forma, aunque muchos de sus intentos explicativos no fueron los más certeros, estaba surcando los caminos para lo que más tarde se convertiría en uno de sus aportes más importantes: el método científico.

El método científico

La elaboración de un método científico, contribuyó a librar a las ciencias de las especulaciones y disertaciones vagas y que esta se consolidara como tal.

El objetivo era que, por medio del seguimiento de unos pasos necesarios que contemplaban la verificación y la comprobación de los datos de la realidad, se llegase a la certeza.

Esto nace de la creencia de Descartes por considerar que los sentidos podían engañar al humano sobre su entorno, y por tal motivo era necesario someter todos los aspectos necesarios a través de un método que llevase a la verdad.

Padre de la geometría

Otro de sus grandes aportes fue en el campo de la matemática, dada sus indagaciones sobre geometría, ya que contribuyó a que la geometría analítica se sistematizase.

Creador del método de exponente

Uno de sus grandes logros, y que persisten en la actualidad, es el uso que se hace para señalar las potencias.

Este logro también se le debe a Descartes, en tanto que creó el método de los exponentes.

Desarrollo de la Ley cartesiana

Gracias a sus contribuciones, es posible contar hoy día con la denominada Ley cartesiana de los signos, la cual permite descifrar las raíces, tanto negativas como positivas, dentro de las ecuaciones algebraicas.

Introducción de las letras en las matemáticas

Por sus investigaciones, también es posible hacer uso, en el campo de las matemáticas, de las primeras letras del alfabeto –cuando las cantidades son conocidas (a, b, c, d)-, y de las últimas (u, v, w, x, y, z), cuando estas no son conocidas.

Teoría de las ecuaciones

Descartes contribuyó a desarrollar lo que hoy se conoce como la teoría de las ecuaciones. Esta se basaba en el uso de los signos que él mismo creó para determinar la naturaleza de las raíces de la ecuación dada.

Referencias

  1. Descartes, R. (2007). El discurso del método. Editorial Maxtor. Valladolid. España.
  2. Morillo, D. (2001). René Descartes. Editorial Edaf. Buenos Aires. Argentina.
  3. Scott, J. (2016). The scientific work of René Descartes. Rowtledge Library Editions: René Descartes.
  4. Ziccardi, J. (2012). Fundamental Descartes: A practical Guide to the Method and Meditations. Copyright James Ziccardi.
  5. Slowik, E. (2002). Cartesian Spacetime. Descartes ´Physics and the Relational Theory of Space and Motion. Winona State University. Winona. USA.