La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue un conflicto armado a gran escala, derivado en gran medida de la Primera Guerra Mundial (1914-1919).
Ciertamente, los conflictos arrastrados desde el Tratado de Versalles, sumado a un conjunto de factores de diversa naturaleza, fueron caldo de cultivo para la creciente hostilidad que acabaría en la más violenta de las guerras enfrentadas por la humanidad.
Conozcamos cuáles fueron sus causas y consecuencias más determinantes.
Causas de la Segunda Guerra Mundial
El Tratado de Versalles y la humillación alemana
Sesiones del Tratado de Versalles, en el Salón de los Espejos.
El Tratado de Versalles obligó a Alemania a aceptar total responsabilidad por el conflicto de la Primera Guerra Mundial. En consecuencia, se le impusieron unos términos de rendición absolutamente humillantes y desmesurados.
Entre otras cosas, el tratado obligaba a Alemania a:
- consignar armamento y navíos militares a los Aliados;
- reducir el ejército alemán a 100 mil soldados;
- repartir entre los vencedores los territorios anexados o administrados por Alemania;
- pagar una indemnización escandalosa a los Aliados.
Tales condiciones impedían la recuperación de Alemania, lo que despertó el malestar popular de la nación germana, el resentimiento y el deseo de revancha.
Vea también Tratado de Versalles.
Desconocimiento de los acuerdos con Italia tras el Tratado de Versalles
En la Primera Guerra Mundial, Italia no quiso sumarse a la declaración de guerra de la Triple Alianza, a la que pertenecía junto a Alemania y Austria-Hungría. Por su parte, la Triple Entente le ofreció una compensación territorial a cambio de luchar a su lado, cosa que aceptó.
El compromiso adquirido por los Aliados fue desconocido en el Tratado de Versalles, e Italia solo recibió una parte de lo acordado. Esto despertó el deseo de reivindicación de Italia, especialmente en aquellos que lucharon en el frente de guerra, como Benito Mussolini.
Vea también Triple Entente.
Crecimiento de las tensiones étnicas
Las tensiones étnicas crecieron en este período y prepararon el ambiente de confrontación. Fueron consecuencia del reparto territorial promovido en el Tratado de Versalles.
Así, por un lado, una Italia resentida ansiaba una reivindicación frente a los Aliados; por el otro, en una Alemania oprimida despertaba el deseo de restauración territorial y expansión.
Junto a esto, en Alemania crecía la percepción de que el poder económico judío, que controlaba buena parte del sistema financiero, representaba un obstáculo para el desarrollo de la economía nacional. Esto fortaleció el antisemitismo.
Vea también Antisemitismo.
El surgimiento del nacionalsocialismo y el fascismo
Benito Mussolini y Adolfo Hitler en un desfile militar.
El descontento fue dando lugar a la aparición de una nueva tendencia ideológica de ultraderecha, que pretendía hacer frente a la avanzada de las democracias liberales capitalistas y del comunismo ruso, por medio de un discurso nacionalista, etnocéntrico, proteccionista y de vocación imperialista.
Esta tendencia estaba representada por el fascismo italiano de Benito Mussolini, que ascendió al poder en 1922, y el nacionalsocialismo alemán o nazismo.
Vea también:
La Gran Depresión
Al inicio de la década de 1920, países como Francia y Reino Unido habían tenido una rápida recuperación económica. Sin embargo, el Crac del 29 dio inicio a la Gran Depresión, lo que puso en jaque a las democracias liberales.
La Gran Depresión hizo mella en todo el mundo, pero la reacción fue más sensible en Alemania e Italia, países afectados previamente por el Tratado de Versalles. Allí, se exacerbó el rechazo popular al liberalismo económico y al modelo democrático.
Puede decirse que la Gran Depresión revivió el nacionalsocialismo alemán que, antes del Crac del 29, tendía a perder fuerza política. De ese modo facilitó el ascenso al poder del nazismo en 1933, bajo el liderazgo de Adolfo Hitler.
Vea también:
La invasión japonesa de Manchuria en 1931
A principios del siglo XX Japón se había convertido en una potencia económica y militar, pero tras la Gran Depresión, enfrentó nuevas barreras aduaneras. Los nipones deseaban asegurarse el mercado y el acceso a las materias primas, así que tras el incidente del tren de Manchuria, en el que un tramo del ferrocarril fue volado, responsabilizaron a China y expulsaron su ejército de la región.
Los japoneses formaron la República de Manchukuo, suerte de protectorado bajo el liderazgo colaboracionista del último emperador chino, Puyi.
La Sociedad de Naciones, solidaria con China, se negó a reconocer el nuevo Estado. Japón se retiró de la Sociedad en 1933. En 1937 invadió China e inició la guerra chino-japonesa. Esto abrió un nuevo flanco en la escena internacional.
Vea también Imperialismo.
La invasión de Italia a Abisinia-Etiopía en 1935.
A comienzos del siglo XX, ya Italia se había garantizado el control de Libia, Eritrea y Somalia. Sin embargo, el territorio de Abisina (Etiopía) era más que apetecible. Fue así que el 03 de octubre de 1935 invadieron Abisinia con el apoyo de Alemania.
La Sociedad de Naciones intentó sancionar a Italia, que se retiró del organismo. Las sanciones fueron suspendidas poco después. Ante la debilidad demostrada por la Sociedad de Naciones, Mussolini mantuvo su propósito, logró hacer abdicar al emperador Haile Selassie y, finalmente, proclamó el nacimiento del Imperio Italiano.
Vea también Colonialismo.
Fracaso de la Sociedad de Naciones
Creada tras la Primera Guerra Mundial para garantizar la paz, la Sociedad de Naciones intentó disminuir el rigor de las medidas contra Alemania, pero sus observaciones no fueron escuchadas.
Además, bajo el temor de desatar un conflicto armado, el organismo no supo cómo hacer frente a las iniciativas expansionistas alemanas, italianas y japonesas. Al fracasar en su misión, la Sociedad de Naciones fue disuelta.
Vea también: Causas y consecuencias de la Primera Guerra Mundial.
La confrontación ideológica
La Segunda Guerra Mundial, a diferencia de la Primera, es el resultado de la confrontación ideológica entre tres modelos político-económicos diferentes que competían por dominar la escena internacional. Estas tendencias en debate fueron:
- el liberalismo capitalista y las democracias liberales, representados por Francia e Inglaterra, especialmente, y luego por Estados Unidos;
- el sistema comunista, representado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas;
- el nacionalsocialismo alemán (nazismo) y el fascismo italiano.
Vea también:
- Democracia.
- Características del capitalismo.
- Características del comunismo.
- Características del fascismo.
Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial
Consecuencias demográficas: las pérdidas humanas
Campo de concentración alemán.
La consecuencia directa y terrible de la Segunda Guerra Mundial fue la pérdida y/o desaparición de más de 66 millones de personas.
De esa cifra, extraída de W. van Mourik, en Bilanz des Krieges (Ed. Lekturama, Rotterdam, 1978), solo 19.562.880 corresponden a soldados.
La diferencia restante corresponde a pérdidas civiles. Hablamos de unos 47.120.000. Estos números incluyen la muerte por exterminio de casi 7 millones de judíos en los campos de concentración nazis.
Vea también:
Consecuencias económicas: quiebre de los países beligerantes
La Segunda Guerra Mundial implicó una auténtica destrucción masiva. Europa se vio no solo abatida en pérdidas humanas, sino desprovista de condiciones para desarrollar la economía.
Al menos el 50% del parque industrial europeo quedó destruido y la agricultura sufrió pérdidas semejantes, lo que desató las muertes por hambruna. Igual suerte corrieron China y Japón.
Para poderse recuperar, los países en guerra tuvieron que recibir el auxilio financiero del llamado Plan Marshall, cuyo nombre oficial es European Recovery Program (ERP) o Programa de Recuperación Europea.
Este auxilio financiero provenía de los Estados Unidos de América, que abogaba también por establecer alianzas que pudieran frenar el avance del comunismo en Europa occidental.
Vea también:
Creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU)
Tras el evidente fracaso de la Sociedad de Naciones, al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, se fundó la Organización de Naciones Unidas (ONU), vigente hasta el día de hoy.
La ONU surgió oficialmente el día 24 de octubre de 1945 cuando se firmó la Carta de las Naciones Unidas, en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos.
Su propósito sería salvaguardar la paz y la seguridad internacional por medio del diálogo, la promoción del principio de hermandad entre naciones y la diplomacia.
Vea también Organización de Naciones Unidas (ONU).
División del territorio alemán
Zonas de ocupación en Alemania tras el fin de la guerra.
Una consecuencia de la Segunda Guerra Mundial fue la repartición del territorio alemán entre los vencedores. Tras la Conferencia de Yalta de 1945, los aliados se hicieron cargo de cuatro zonas autónomas de ocupación. Para ello, establecieron al inicio un Consejo Aliado de Control. La decisión fue ratificada en Potsdam.
El territorio se repartió de la siguiente manera: Francia administraría el suroeste; Reino Unido estaría al noroeste; Estados Unidos administraría el sur, y la URSS se haría cargo del este. Polonia también recibiría las antiguas provincias alemanas al este de la Línea Oder-Neisse.
Todo este proceso implicó en el este y el sudeste persecuciones, expulsiones y olas migratorias, que pusieron a los alemanes en franca fragilidad.
Vea también Muro de Berlín.
Fortalecimiento de Estados Unidos y la URSS como potencias
El fin de conflicto trajo consigo, muy especialmente, el auge espectacular de la economía norteamericana, tanto en la industria como en la producción agraria. A esto se sumaría los beneficios de ser acreedor de Europa.
EE.UU. se garantizaba un mercado y una hegemonía internacional, reafirmada gracias el poder militar que representó la invención y el uso de las bombas nucleares.
El crecimiento de EE.UU. se expresó, incluso, en la cultura. Si antes de la guerra el centro cultural de Occidente se encontraba en París, el foco se trasladó luego a EE.UU., donde muchos artistas europeos se refugiaron. No en vano el cine norteamericano demostró un vertiginoso crecimiento en la década de 1950.
En 1949, la hegemonía norteamericana se encontró con un competidor: la URSS, que avanzaba como potencia militar al crear su primera bomba atómica. Así, las tensiones entre capitalismo y comunismo polarizaban el mundo rumbo a la Guerra Fría.
Vea también:
Inicio de la Guerra Fría
Al poco tiempo de establecer la ocupación del territorio alemán, las tensiones crecientes entre el bloque capitalista y el bloque comunista dieron pie a un reacomodo de dicha administración.
Así, las zonas de ocupación occidental se unieron y formaron la República Federal Alemana (RFA) en 1949, a lo que la URSS respondió formando la República Democrática Alemana (RDA) en la zona bajo su control.
Esto se tradujo en el inicio de la Guerra Fría, que solo alcanzaría su fin con la caída de la URSS en el año 1991.
Vea también Guerra Fría.
Disolución del imperio japonés y unión de Japón al Bloque Occidental
Bomba nuclear de Hiroshima, 06 de agosto de 1945
Tras la derrota inminente en la Segunda Guerra Mundial, luego de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, Japón debió rendirse. El 02 de septiembre de 1945 se disolvió el Imperio japonés, y el país nipón fue ocupado por los Aliados hasta el día 28 de abril de 1952.
Durante este proceso, el modelo imperial fue sustituido por un modelo democrático gracias al diseño de una nueva constitución, promulgada en 1947. Solo después de la ocupación, que llegaría a su fin con la firma del Tratado de San Francisco el 28 de abril de 1952, Japón se uniría al llamado Bloque Occidental o capitalista.
Finalmente, en 1960, fue firmado el Tratado de seguridad entre Estados Unidos y Japón convenido entre los líderes Dwight D. Eisenhower y Nobusuke Kishi, lo que convertiría a ambas naciones en aliadas.
Inicio de los procesos de descolonización
Parte de los propósitos de la ONU, de cara a las causas y consecuencias de ambas guerras mundiales, fue promover la descolonización en el mundo.
Por descolonización se comprende la erradicación de los gobiernos extranjeros sobre una nación determinada, y la preservación del derecho de esta a tener un gobierno propio.
Esto se reforzó a partir de 1947, cuando se promulgó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Vea también Descolonización.