El capitalismo se define como un sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción, el libre mercado y el aumento del capital. Desde su establecimiento pleno en el siglo XIX, gracias a la revolución industrial, el capitalismo ha adquirido modalidades diferentes en cada contexto histórico. Sin embargo, en medio de la diversidad de sus expresiones, existen un conjunto de características esenciales a todos los modelos. Veamos algunas de ellas.
1. Propone y defiende la propiedad privada de los medios de producción
La propiedad privada de los medios de producción es el corazón del capitalismo y se refiere al derecho del propietario a explotar los medios de los que dispone para generar ganancias económicas. Para el capitalismo, se trata de un derecho que garantiza tanto el crecimiento económico de las personas y la sociedad como la eficacia del sistema y la libertad ciudadana.
El control privado de los medios de producción equilibra las fuerzas de la sociedad civil con respecto a la del Estado, ya que eleva a los ciudadanos a la condición de propietarios, inversionistas y productores, y puede hacer de ellos un poder alterno al político.
2. Tiene al capital como centro y objetivo
La acumulación de riqueza o capital por medio del trabajo productivo es el objetivo y centro del capitalismo. Esto se refiere tanto al enriquecimiento individual como el de las asociaciones con fines de lucro y al crecimiento económico de la sociedad en general, siempre que las políticas gubernamentales logren un equilibrio adecuado entre las clases sociales.
El capital de los empresarios, inversionistas y accionistas no procede de un salario sino de la rentabilidad de la empresa, es decir, del rendimiento que queda una vez que han sido canceladas todas las obligaciones recurrentes, incluidos los salarios de los trabajadores. Asimismo, inversionistas y accionistas perciben ganancias a través de instrumentos financieros como papeles de deuda, bonos, intereses, etc.
3. Genera clases socioeconómicas específicas
La sociedad capitalista se conforma de la burguesía (alta, media y baja), el proletariado y el campesinado. La alta burguesía es la que controla los medios de producción, los medios de comunicación, la tierra y el sector bancario y financiero. Es esta clase la que recibe la renta por la explotación de los medios de producción que le pertenecen.
La burguesía media puede ocupar cargos administrativos, profesionales y/o intelectuales. La pequeña burguesía se refiere al sector de pequeños artesanos, comerciantes, funcionarios y empleados asalariados de bajo rango. Tanto la media como la baja burguesía pueden ser propietarios de sus propios medios de producción, pero en tanto que no tengan empleados a su cargo, se considera que no explotan a nadie. Esto es muy propio de los talleres de artes y oficios.
El proletariado constituye la clase obrera del sector industrial (trabajo no calificado) y, finalmente, el campesinado, abocado a la producción del campo.
4. Permite la movilidad social
Antes del capitalismo, toda persona que nacía en el contexto de una determinada clase social estaba condenada a permanecer en ella para siempre. A diferencia de otros modelos económicos como el feudalismo, los sistemas esclavistas o totalitarios, el capitalismo permite la movilidad social, lo que significa que una persona puede ascender socialmente por medio del aumento de su capital, independientemente de su origen.
5. Defiende la libertad de empresa y asociación
En virtud del derecho a la propiedad sobre los medios de producción, el capitalismo defiende y ejerce la libertad de empresa, sea de bienes o servicios. La libertad de invertir y administrar la empresa privada con autonomía forma parte de este aspecto. Esto implica elegir el área de trabajo, invertir los recursos de manera libre, lucrarse de las ganancias, cerrar la empresa cuando sea preciso, etc.
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6. Promueve el libre mercado
Para los capitalistas, la libertad de mercado, es decir, la libertad de tasar los precios o el valor de cambio de acuerdo a la ley de oferta y demanda son esenciales para la eficacia del modelo capitalista. Por ello, sea cual el capitalismo combate activamente los controles e interferencia del Estado en la regulación de los precios.
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7. Se basa en la ley de oferta y demanda
El modelo productivo del capitalismo genera bienes y servicios, lo que a su vez genera una oferta y una demanda a partir de las cuales se acuerdan los precios.
El precio o valor de cambio de los bienes y servicios se determina a partir de variables como el valor de uso. La disponibilidad de ese objeto de intercambio (que tiene un valor de uso), es decir, la proporción entre el número concreto de bienes y servicios que se ofrecen y los que demandan los consumidores, también incide en el precio o valor de cambio. Por ello, si un producto de primera necesidad se torna escaso, su precio aumenta.
En el ámbito de los productos culturales, como cuadros, música u otros, donde la utilidad práctica no es un criterio aplicable, el valor de cambio puede estar determinado por el valor de estatus, según las reflexiones de Jean Baudrillard.
8. Promueve la competencia
Si el sistema capitalista se rige por la ley de oferta y demanda, se genera competencia entre los productores para llamar la atención del mercado y obtener mejores ganancias. La competencia permite estimular precios más solidarios y servicios y productos de mayor calidad, lo que implica que es en sí un factor de crecimiento económico.
9. Reconoce la libertad de trabajo
El crecimiento del capital depende de la fabricación de bienes de consumo a gran escala y de la oferta de servicios. Para que esto sea posible, es necesaria la contratación de fuerza de trabajo (personal obrero, técnico y administrativo). La relación del capitalista inversor con el trabajador se establece en condiciones de libertad. Esto quiere decir que el empleado el libre de aceptar o no el trabajo según sus intereses, obligaciones y capacidades y, de aceptar, recibe un salario base por sus servicios, lo que lo libera de la servidumbre y favorece la movilidad social.
10. Propugna la mínima interferencia del Estado
Para el capitalismo, el Estado no debe interferir en la economía de manera directa, puesto que su acción puede entorpecer el adecuado crecimiento económico. Según la tendencia del capitalismo, esta posición puede oscilar de una participación discreta, limitada a un arbitraje entre los actores sociales y a la adecuada administración de los recursos obtenidos por la producción privada, a una absoluta abstención de la ingerencia del Estado.