Oclocracia

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La oclocracia es la forma de gobierno caracterizada por ser la masa popular quien controla al Gobierno. Esto, de forma anárquica y violenta. Es un sistema que pertenece a la anaciclosis de Polibio. 

Oclocracia es un término que proviene del griego, etimológicamente se compone de ochlos, muchedumbre, y de kratos, poder. Por tanto, literalmente, este concepto significa el poder de la muchedumbre, es decir, el Gobierno que depende de la masa. Vemos que el término en sí tiene un significado despectivo, se refiere a cuando la masa, la muchedumbre o el gentío, tiene el poder y ejerce su fuerza contra el resto.

Es un concepto interesante por diversos motivos. Primero porque es uno de los componentes de un ciclo de gobierno llamado anaciclosis. Y, segundo, porque es una reformulación de la demagogia propuesta por Aristóteles como un Gobierno degradado de la democracia

Anaciclosis

Al igual que hizo Aristóteles años atrás, estableciendo tres tipos ideales y tres Gobiernos degradados de esos tipos, Polibio establece su propio ciclo, la Anaciclosis. Esta rueda está compuesta también por seis tipos de Gobierno: La monarquía (sistema original) que degrada en tiranía; la aristocracia que degrada en oligarquía; y la democracia cuyo sistema posterior no deseado es la oclocracia.

La monarquía se degrada cuando los reyes, que van sucediendo al monarca primigenio, se van corrompiendo y ejerciendo un uso despótico del poder. La aristocracia, el gobierno de los más preparados, deriva en oligarquía cuando estos empiezan a corromperse y a disfrutar de los logros obtenidos por sus predecesores. Por último, la democracia deriva en oclocracia cuando el pueblo empieza a tomar decisiones de forma totalmente irracional y de forma violenta.

Uno de los grandes problemas que presenta la oclocracia, en comparación con el resto de sistemas no deseados, es la fuerza arrolladora de la muchedumbre. Al tratarse de un Gobierno popular, los componentes que respaldan dicho Gobierno conforman un gran número de integrantes. También disponen de una teórica legitimidad mayor, la cual provoca una mayor dificultad para cuando realizan acciones injustas o despóticas.

Oclocracia según Polibio

Como hemos señalado anteriormente, Polibio es el artífice de este concepto. Su origen y funcionamiento queda explicado en el capítulo IV de su libro VI, perteneciente a su obra «Historias«. 

Según el autor, la democracia surge tras el colapso de la oligarquía y, al no fiarse de dejar el poder de nuevo en manos de unas pocas personas, los ciudadanos confían en sí mismos y establecen un Gobierno basado en la igualdad y la libertad. La democracia se sostiene unos años gracias al recuerdo de opresión que tienen sus fundadores, garantizando así el respeto a la libertad e igualdad. 

Pero el problema viene cuando el poder pasa a sus descendientes, a sus nietos u otras generaciones posteriores. Como ellos no han vivido las épocas de despotismo y opresión, no valoran la democracia como sus antecesores. Y a lo que aspiran es a dominar a los demás, sentimiento especialmente encontrado entre los que más riqueza poseen. Como ello le es imposible, se dedican a corromper al pueblo y a establecer redes clientelares y a vivir del prójimo. Este escenario deriva en muerte, destierros y reparto de tierras. Finalmente, la oclocracia termina con el surgimiento de un monarca heroico que vence a la plebe y se instaura en el trono.

Oclocracia y las democracias contemporáneas

Son muchos los paralelismos existentes entre el panorama descrito por Polibio en el 140 a.C. y lo que vivimos en las democracias contemporáneas, especialmente en algunos países de América Latina.

Debido al colapso sufrido por los regímenes de mediados y finales del siglo XX, han surgido una especie de mesías que se arrogan el poder absoluto respaldado por el pueblo. En su nombre, se posicionan por encima de la Ley y hacen y deshacen a su antojo. Todo ello, escudados en que la voluntad popular está por encima de los órganos de control de las democracias.

Evidentemente, no todos los países experimentan el mismo grado de lo descrito. Las democracias más fuertes experimentan un menor grado y viceversa. Pero, por lo general, sí que encontramos ciertas semejanzas a la oclocracia polibiana.