Dinero barato
El dinero barato es la situación económica en la cual se prioriza una política monetaria expansiva que favorece la existencia de tipos de interés bajos. Así se incentiva un mayor acceso al crédito.
La reducción de los tipos de interés para favorecer la circulación de dinero barato es uno de los rasgos característicos principales de las políticas monetarias expansivas.
La motivación de los distintos gobiernos o instituciones económicas relevantes es que la posibilidad de crédito sea mayor. De este modo se permite a múltiples sectores económicos y a personas de mayor rango de renta la posibilidad de endeudarse.
Por este motivo las políticas expansivas favorecen la disminución de tipos de interés como medida de estimulación monetaria, buscando efectos a corto plazo y un movimiento de dinero en la economía rápidamente.
Este concepto está relacionado con la posición teórica de economistas más cercanos al keynesianismo.
La intervención del Estado en materia económica y como controlador de elementos como los tipos de interés sería deseable para el crecimiento económico según sus postulados.
Consecuencias del dinero barato
Una economía en la que tiene una posición protagónica el dinero barato experimentará algunos efectos a tener en cuenta:
- La posibilidad de acceso al crédito es mayor para un amplio espectro de la población. Al existir menores intereses a devolver, más familias y empresas pueden permitirse contar con créditos o préstamos.
- A menudo el dinero barato facilita una mayor inflación en cestas de productos básicos.
- Al desfavorecer el uso de herramientas financieras y de deuda por su menor rentabilidad, se incentiva el empleo de dinero en efectivo. Esto tiene efecto en la política monetaria y el dinero en circulación en cada país.
- El desahogo cortoplacista que genera para el tejido empresarial ayuda a que existan a su vez mejores salarios y aumento en el ratio de contrataciones.
Por otro lado, el dinero barato acerca la posibilidad de acometer inversiones o creación de infraestructuras que en una situación de tipos de interés altos sería inasumible.
Es decir, con tipos de interés más bajos, el coste total de realizar una gran obra pública es menor.
Esto último es traducible a los planes de inversión que desarrollan los distintos países para estimular sus mercados. Si tomamos por ejemplo el estímulo de la obra pública, se observa como existen medidas expansionistas que se traducen en creación de empleo.
Críticas al empleo de dinero barato
Si bien los defensores de las políticas expansionistas afirman que el dinero barato favorece el crecimiento económico en el corto plazo, existe otro punto de vista que difiere de dicho crecimiento alegando que en el largo plazo sería contraproducente.
Posiciones teóricas más cercanas a autores como Hayek señalan que esta modalidad de tipos de interés bajos es un estímulo para la creación de situaciones de endeudamiento inasumibles por el sistema.
Además el hecho de que exista una tendencia inflacionaria, a menudo suele significar que las familias y empresas con el tiempo acaban perdiendo poder adquisitivo.
El ahorro conseguido en el corto plazo acabaría desvaneciéndose al aumentar los precios de los bienes y servicios que consumen.
En ese sentido, a menudo la proliferación de dinero barato y mayor acceso a deuda se convierte en burbujas económicas o crisis financieras a causa de altos niveles de impago.
Ejemplo de ello sería la crisis del mercado hipotecario y su conversión en crisis financiera de la pasada década. Millones de habitantes estadounidenses accedieron a condiciones de crédito muy beneficiosas pero sin responder a las deudas asumidas, haciendo que el sector hipotecario explotara.
Adicionalmente, la posición de las entidades financieras y de crédito es habitualmente contraria a la asunción de dinero barato, debido a que en gran medida sus ganancias son derivadas del establecimiento de tipos de interés.