Comité de Basilea

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El Comité de Basilea o Comité de Supervisión Bancaria de Basilea es una entidad que brinda orientación a nivel mundial en materia de regulación financiera. Sus recomendaciones, plasmadas en los Acuerdos de Basilea, no son de obligatorio acatamiento.

En otras palabras, los lineamientos de esta institución no son jurídicamente vinculantes. Sin embargo, sirven como guía para las autoridades de cada país.

El objetivo del Comité de Basilea es fortalecer, en general, los sistemas bancarios. Para alcanzar esa meta, se fomentan normas respecto a diversos temas como blanqueo de capitales, buen gobierno corporativo, manejo del riesgo crediticio, control interno, entre otros.

Dicho de otra forma, el propósito de este foro es el perfeccionamiento y la convergencia de la supervisión financiera a nivel global.

Historia del Comité de Basilea

La historia del Comité de Basilea comienza en 1974. Fue creado por los gobernadores de los bancos centrales de los países que formaban el G 10 en ese momento. Actualmente, participan representantes de las autoridades monetarias de Bélgica, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Luxemburgo, Países Bajos, España, Suecia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.

Las reuniones plenarias del comité se llevan a cabo cuatro veces al año. Normalmente se congregan en el Banco de Pagos Internacionales en Basilea, Suiza. Allí se encuentra su secretaría permanente de 12 miembros.

Acuerdos de Basilea

Entre los tratados alcanzados por el Comité de Basilea destaca, en primer lugar, el Acuerdo de Capital (Basilea I) de 1988. Dicho dictamen estableció un mínimo de recursos propios del 8% a las entidades financieras. Esto, en función a los riesgos asumidos al extender créditos.

Cabe resaltar que Basilea I fue adoptado por casi todas las naciones con un sistema financiero activo internacionalmente. Es decir, no ha sido aceptado únicamente por los miembros del comité.

Posteriormente, en el Nuevo Acuerdo de Capital (Basilea II) del 2004 se constituyeron otras disposiciones. Entre ellas destaca el llamado a los bancos a preocuparse por su solvencia y la disciplina del mercado. Esto último quiere decir que las entidades financieras deben ser transparentes al informar sobre el nivel de riesgo de sus operaciones.

Finalmente, Basilea III fue publicado en el 2010. Su aspecto más relevante es el control de riesgo sistémico. En ese sentido, se refiere a la preservación constante de reservas, tanto en recesión como en expansión económica.