Definición de terreno

Del latín terrenus, el término terreno se refiere a aquello perteneciente o relativo a la tierra ya sea en concepto de propiedad o espacio para labrar. Puede decirse por ej: “Mi padre tiene un terreno de catorce hectáreas en la Patagonia”, “En ese terreno vamos a plantar maíz”.

De acuerdo a las diferentes especialidades el término puede ser entendido desde perspectivas particulares. Por ejemplo, en la geología, representa un conjunto de sustancias minerales que tienen un origen común o que han sido formadas en una misma época; en el deporte, el terreno es el espacio acotado y acondicionado para la práctica deportiva. En estos casos, la palabra puede utilizarse como sinónimo de cancha o campo de juego.

Por otro lado, se conoce como todoterreno al tipo de vehículo que puede recorrer superficies que no son caminos, por lo que están vedadas a los vehículos comunes. Un todoterreno está en condiciones de circular por medios naturales o artificiales como la arena, el barro, la grava, el hielo o la nieve.

Los vehículos todoterreno suponen una atracción para la gente y se organizan competencias por caminos de difícil recorrido en todas partes del mundo.

En un sentido simbólico, el terreno es la esfera de acción que muestra las cualidades de personas o cosas, o el orden de materias de que se trata alguna cuestión: “Soy especialista en literatura: el terreno de los libros es mi favorito”, “La discusión derivó en otro terreno y ya no tuvo sentido seguir”.

Hablando en términos geológicos

Volviendo al concepto desde el punto de vista geológico podemos agregar que existe un término que se conoce como características geotécnicas del terreno y que remite a la morfología de un determinado suelo; de acuerdo a los datos que allí se detallan, puede conocerse a ciencia cierta las cualidades de un lugar, qué tipos de especies puede albergar y cuántos años han pasado desde su formación. Para poder recoger estos datos se realizan una serie de estudios, como sondeos, catas y pozos.

Este tipo de conocimientos son imprescindibles para los constructores porque, de este modo, se aseguran cimentar los edificios en terreno seguro (que se sabe que no será foco de movimientos sísmicos u otros agentes que pudieran poner en peligro su integridad); además, de acuerdo al tipo de suelo sobre el que se construya será necesario tomar unas u otras precauciones.

En lo que respecta al color de un terreno, debemos señalar que éste responde a los componentes con los que el suelo se encuentre formado; por eso, muchos especialistas pueden saber de acuerdo a cómo se ve un suelo si es o no fértil y si servirá para tal o cual actividad, porque pueden discernir los elementos que lo forman a través de las tonalidades de la superficie. Cabe señalar que la intensidad del color se debe al nivel de humedad que posee.

De acuerdo al color se sabe que, si el terreno se encuentra formado por óxidos de hierro y magnesio porque es de color rojo, por óxidos de hierro hidratado; el blanco y el gris indican presencia de cuarzo, yeso y caolín; y el negro y marrón indican si es de color amarillo y por restos materia orgánica si es color negro, cuanto más negro es el suelo, mayor será su productividad.

Otros aspectos particulares del suelo pueden servir para conocer mejor su capacidad de aireación y humedización. Por ejemplo, aquellos terrenos que presentan moteados o manchas de color grisáceo, no poseen buenas condiciones de aireación; los que presentan un color demasiado oscuro con marcadas líneas horizontales, serán más propensos a absorber las radiaciones y por ende, tendrán temperaturas más altas que aquellos terrenos de colores claros.

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