Definición de cancha
El concepto de cancha tiene origen quechua. Es posible, según los expertos en cuestiones lingüísticas, distinguir entre dos raíces etimológicas de la palabra: kamcha y kancha. En el primer caso, se refiere a las habas ya tostadas y al maíz que los habitantes de la región sudamericana acostumbran ingerir.
En cambio, la palabra cancha inspirada en kancha (traducida como “recinto”) posee una mayor amplitud de acepciones. El vocablo se utiliza para referirse al espacio reservado para la práctica de distintos deportes o para la organización de espectáculos. Por ejemplo: “En un rato me voy a la cancha a ver el partido de Boca”, “Hay mucha gente en la cancha de River porque esta noche habrá una festival de rock”.
En un sentido similar, se conoce como cancha al terreno, superficie o sitio plano, y al corral de proporciones adecuadas para depositar objetos.
Cancha también es, en algunos países, sinónimo de hipódromo. El término se usa en relación a las apuestas, por otra parte, para referirse al monto de dinero que impone el propietario de un local de juego.
Otra aplicación de la idea de cancha hace referencia al sitio en el cual el cauce de un cierto río se vuelve más ancho.
Por último, podemos mencionar que cancha es la habilidad que una persona adquiere a partir de la experiencia. En este sentido, constituye una especie de saber informal (no sistematizado) que surge de vivir ciertas situaciones: “Mi padre tiene mucha cancha en estas cuestiones”, “Después de vivir diez años en África, tengo cancha para manejar ciertas situaciones”, “A Martín le falta cancha para alcanzar el éxito en un puesto semejante”.
Los hooligan o barras bravas
El término hooligan deriva del apellido de un hombre que hizo historia por su comportamiento absolutamente despreciable y se utiliza como sinónimo de vándalo o barra brava. Edward Hooligan era de origen inglés y vivió en la segunda mitad del siglo 19 en Londres. Era una persona desarreglada, irrespetuosa, irresponsable y solía participar en peleas callejeras.
Su actitud holgazana y provocadora lo llevaba a comenzar enfrentamientos con cualquier persona que no estuviera de acuerdo con él o su forma de actuar, la cual consistía principalmente en el ocio absoluto y el consumo desmedido de alcohol. No pasó mucho tiempo antes de que otros imitaran sus tendencias, atentando contra el orden público y amedrentando a la gente con su agresividad y su aspecto, dentro y fuera de las canchas de fútbol.
Este movimiento se extendió rápidamente por otros países europeos, como Alemania, Italia y Holanda, aunque también cruzó el océano para llegar a Argentina. En el Mundial del año 66, muchos partidos tuvieron lugar en auténticos campos de batalla.
Algunas de estas barras llegaron a tener nombres, aunque desde el punto de vista de quienes los han sufrido, basta la palabra hooligans para englobarlos. Durante estos enfrentamientos infundados, el nivel de agresividad ha llegado a ser altísimo, incluso causando muertes. En el año 85, durante un partido entre los equipos Liverpool y Juventus, el número de víctimas fatales fue 39 personas. A raíz de este hecho tan desafortunado, las autoridades de la UEFA expulsaron a Inglaterra de la Eurocopa hasta el año 91.
Sin embargo, los disturbios no acabaron allí. En el año 97, el estadio de Hillsborough fue escenario de 95 fallecidos y más de 200 heridos durante la final de la Copa Inglesa. A pesar de las medidas de seguridad, que han ido desde arrestos hasta haberle negado a Inglaterra que fuese la sede del Mundial en el 2006, la violencia en las canchas de fútbol parece ser una parte integral de los partidos, que cada vez menos simbolizan un evento deportivo.