Definición de temperatura
Del latín temperatura, la temperatura es una magnitud física que refleja la cantidad de calor, ya sea de un cuerpo, de un objeto o del ambiente. Dicha magnitud está vinculada a la noción de frío (menor temperatura) y caliente (mayor temperatura).
La temperatura está relacionada con la energía interior de los sistemas termodinámicos, de acuerdo al movimiento de sus partículas, y cuantifica la actividad de las moléculas de la materia: a mayor energía sensible, más temperatura.
Una alta temperatura corporal puede ser síntoma de un trastorno de salud.
Variables que dependen de la temperatura
El estado, la solubilidad de la materia y el volumen, entre otras cuestiones, dependen de la temperatura. En el caso del agua a presión atmosférica normal, si se encuentra a una temperatura inferior a los 0ºC, se mostrará en estado sólido (congelada); si aparece a una temperatura de entre 1ºC y 99ºC, se encontrará en estado líquido; si la temperatura es de 100ºC o superior, por último, el agua presentará un estado gaseoso (vapor).
La temperatura también permite hacer referencia al nivel de calor del cuerpo del ser humano y a la fiebre: “Mi hijo está con temperatura” puede ser sinónimo de “Mi hijo está con fiebre”.
Uso del agua caliente en la medicina
Tanto en el caso de medicina tradicional como alternativa, el uso de altas o bajas temperaturas para diversos tratamientos es usado por muchos profesionales y con una amplia gama de objetivos diferentes.
Las aguas termales, por ejemplo, son apreciadas por sus efectos antiinflamatorios y analgésicos; además, se trata de un recurso natural que emerge de la tierra, sea de manera espontánea o con intervención del ser humano. Si bien su composición varía de acuerdo con las características de la región por la que transiten, suelen contener hierro, yodo, flúor y sodio, entre otros minerales de gran importancia.
Este método de curación tan popular a nivel mundial, comienza a actuar en cuanto una persona se sumerge en el agua; la alta temperatura la impacta inmediatamente y tiene lugar la absorción de los distintos minerales a través de la piel. Éstos se dirigen al tejido celular subcutáneo y actúan de diversas formas beneficiosas para el organismo.
Las aguas termales, que alcanzan una temperatura elevada, se aprovechan en diferentes tratamientos.
Beneficios de un baño termal a alta temperatura
Además del placer físico que se experimenta durante un baño termal, tienen lugar numerosas acciones de tipo curativas, tales como:
* la estimulación de las defensas;
* la depuración de la sangre, ya que las toxinas y otros desechos son expulsados a través del sudor;
* en el caso de sufrir de reumatismo, se ve una reactivación del metabolismo y una reeducación del sistema que regula la temperatura del cuerpo, capacidad que muchos reumáticos pierden;
* efectos analgésicos (una de sus propiedades más conocidas);
* una relajación muscular tal que permite tratar edemas y otras afecciones del estilo, además de contracturas y problemas de las articulaciones, tonificando y reconstituyendo el sistema nervioso.
Tratamiento contra el estrés
La lista de beneficios para el ser humano continúa, y fuera del tratamiento de enfermedades y problemas óseos o musculares, uno de sus puntos fuertes es que combate el estrés, propio del ritmo de vida de las sociedades actuales. Tan sólo por esto último, el acceso a los baños termales mejoraría notablemente el humor de cualquier persona, aumentando sus energías y preparándola para enfrentar el día a día con más fuerzas y con una mirada positiva.
Sin embargo, tomando en cuenta que la frecuencia y la duración que recomiendan los especialistas es una vez por día, durante más de una quincena, salta a la vista que no se trata de un recurso accesible a cualquier persona, sino de un lujo. Es un caso similar al de las sesiones de masajes, ya que se trata de tratamientos con el potencial para mejorar la vida de la gente, más allá de lo estrictamente medicinal.