Definición de intramuscular
El adjetivo intramuscular se utiliza en el terreno de la medicina para calificar a aquello que se ubica o se coloca en el interior de un músculo. Los músculos, en tanto, son órganos formados esencialmente por fibras contráctiles.
Se conoce como inyección intramuscular, en este marco, a una vía de administración farmacológica a través de la cual un medicamento se inyecta de manera directa dentro un músculo. Esta forma de administrar los fármacos se caracteriza por su rapidez de acción, ya que así la sustancia es absorbida de manera eficaz.
Ciertos antiinflamatorios, analgésicos y vacunas se suministran a través de una inyección intramuscular. La zona de aplicación y la cantidad de medicación proporcionada varían de acuerdo a las características propias de cada caso.
Para aplicar una inyección intramuscular, se necesitan los siguientes materiales:
* una aguja intramuscular, la cual debe tener una extensión suficiente como para penetrar el músculo de manera profunda;
* una jeringa;
* gasa estéril en almohadillas de 2 x 2;
* un paño con alcohol;
* un trozo de algodón;
* el fármaco en cuestión.
La persona que se encarga de la aplicación debe llevar guantes para evitar posibles infecciones y tiene que limpiar la zona con un algodón o gasa con alcohol antes de la inyección. Tras suministrar la sustancia, se debe hacer presión con una gasa.
Dado que uno de los problemas que debemos evitar por todos los medios es tocar un vaso sanguíneo o un nervios, antes de dar el primer paso debemos conocer en detalle la zona en la que aplicaremos la inyección intramuscular.
Los glúteos, los deltoides y los vastos son algunos de los músculos donde suelen aplicarse inyecciones intramusculares. Veamos a continuación una serie de características de cada una de las zonas en las cuales puede aplicarse una inyección de este tipo:
* muslo: se trata de una parte del cuerpo muy adecuada para las inyecciones a niños menores de tres años o para quien deba aplicársela a sí mismo. El proceso consiste en dividir el muslo imaginariamente en tres partes iguales, para luego pinchar exactamente en el punto central;
* cadera: se recomienda para niños de más de siete meses o para adultos en general. El paciente debe recostarse sobre uno sus lados. El enfermero debe posar su mano en el punto en el cual se unen la nalga y el muslo, con el pulgar apuntando a la ingle y el resto de los dedos, hacia la cabeza. Al mover el dedo índice en el sentido en el que apunta, pronto sentirá el borde de un hueso con la yema. La inyección intramuscular debe aplicarla en el punto central del triángulo que forman el índice y el mayor;
* brazo: el músculo del brazo superior se usa en pacientes que lo tengan bien desarrollado, es decir que el enfermero debe poder notarlo con facilidad. Este músculo se ve como un triángulo que tiene uno de sus vértices en la zona de la axila. La inyección se aplica en el centro del mismo;
* nalgas: no se recomienda en niños menores de tres años porque aún no han desarrollado el músculo a un nivel suficiente. El enfermero debe descubrir la nalga e imaginar una línea que va desde su parte inferior hasta la superior del hueso de la cadera. La aplicación debe llevarse a cabo debajo del hueso, en el tope de las nalgas.
El acceso rápido y la velocidad de absorción son las principales ventajas de esta forma de administración. Entre las desventajas, aparecen la posibilidad de lesiones en los nervios periféricos, las infecciones localizadas y la fibrosis local. Si la inyección intramuscular no se aplica de la manera adecuada, el paciente puede sufrir dolor intenso, inflamación y disminución de sensibilidad, entre otros trastornos.