Definición de fosa nasal
Una fosa puede ser una cavidad, un agujero o una depresión. Nasal, por su parte, es aquello vinculado a la nariz: el órgano prominente que se ubica entre la boca y la frente.
Con estas ideas en claro, resulta muy sencillo comprender qué son las fosas nasales. Se trata de los orificios que se encuentran en el extremo de la nariz, separados entre sí por un tabique (el tabique nasal).
Estas fosas permiten el ingreso y la salida de aire en y desde el organismo: si sus fosas nasales están obstruidas, por lo tanto, una persona no puede respirar con normalidad. Estas cavidades suponen el inicio del sistema respiratorio y son claves en el sentido del olfato.
Cuando el aire ingresa a la fosa nasal, las partículas más grandes son retenidas por las vellosidades y la mucosidad de la zona. El aire, además, es calentado y humedecido mientras avanza rumbo a los pulmones.
El sector superficial de las fosas nasales se encuentra cubierto de piel y tiene una estructura cartilaginosa. Los agujeros que se hallan en la base de la nariz, en tanto, reciben el nombre de narinas. En su parte interior, las fosas nasales son cavidades óseas que penetran en el cráneo, cuyas paredes están recubiertas por mucosas.
Estas mucosas ubicadas en el interior de las fosas nasales producen moco, una sustancia viscosa que brinda protección al organismo. Es por esta razón que la nariz se considera el primer recurso del cuerpo para defendernos de enfermedades infecciosas, ya que constantemente bloquea el ingreso de gérmenes en nuestro organismo. Dado que las fosas nasales no sólo calientan el aire sino que lo filtran, se recomienda respirar por la nariz siempre que sea posible, especialmente cuando nos encontramos fuera de casa.
Claro que para respirar por la nariz es necesario mantener las fosas nasales limpias y evitar la sequedad, para impedir que proliferen bacterias. Cuando por algún motivo se genera moco en exceso, puede originarse una obstrucción de las fosas nasales, dificultando la respiración. La inflamación de las mucosas de las fosas, conocida como rinitis, es otro trastorno que puede provocar congestión nasal.
Uno de lo problemas más comunes en este marco es la sequedad nasal. Se trata de una combinación de síntomas, en la cual encontramos la infección denominada rinitis con la congestión nasal. Todo esto vuelve imposible que el revestimiento interior de las fosas nasales cumpla con su función de mantener la humedad a un nivel normal y favorable. Cuanto mayor sea el grado de congestión, la sequedad provoca un impacto peor en la protección contra los agentes externos.
Este trastorno puede surgir por diversas causas, que no se limitan al exceso de mucosidad espesa en las fosas nasales (algo que cree mucha gente), sino que lo más frecuente es que derive de gripes y resfriados fuertes, rinitis, infecciones, cuadros de alergia, un uso desmedido de productos para la descongestión nasal o corticoides, exposición al humo u otras sustancias que puedan provocar irritación.
En términos más técnicos se puede hablar de rinitis seca, la cual tiene lugar cuando se inflama y se seca la mucosa nasal, de manera que no puede generar líquido. Además de las causas mencionadas en el párrafo anterior, este problema puede darse como consecuencia de medicamentos para el acné, la diabetes o el cáncer.
La mañana es el momento en el cual las fosas nasales se encuentran más secas, y esto se acentúa en las épocas de frío. Por eso es importante protegerlas sobre todo durante las primeras horas del día. Y esto no siempre acarrea prácticas o productos especiales, sino que muchas veces basta con tratar nuestro propio cuerpo con cariño; en el caso de la nariz, no lesionarla al usar pañuelos, por ejemplo.