Definición de escurrimiento

Escurrimiento es el acto y la consecuencia de escurrir: hacer que algo empapado vaya perdiendo el líquido o apurar las gotas finales de un fluido que quedan en un envase. El verbo escurrir procede del vocablo latino excurrĕre.

Por ejemplo: “Cuando llueve tanto en tan poco tiempo, es imposible lograr el escurrimiento del agua que se encuentra en las calles”, “Para favorecer el escurrimiento, las autoridades provinciales construirán un nuevo canal, “Los residuos bloquearon el conducto y por eso se dificultó el escurrimiento”.

También se denomina escurrimiento o escorrentía al agua que comienza a fluir cuando un cauce o un depósito rebalsan. El agua, en este marco, avanza por la superficie, pudiendo provocar diversos inconvenientes.

Las características del escurrimiento, en este sentido, están vinculadas al tipo de suelo, a la pendiente y a otros factores. Este escurrimiento superficial está dado por el nivel de precipitaciones menos la infiltración y la retención superficial.

El escurrimiento se inicia cuando tanto la capacidad de almacenamiento de la superficie como el poder de intercepción de la flora se han agotado. A partir de entonces surge la película de agua que discurre sobre la superficie y que erosiona el suelo, dado que fluye hacia los niveles más bajos.

Es importante mencionar que el escurrimiento de los ríos es considerado como parte del ciclo hidrológico, que abarca todo el recorrido que realiza el agua desde que se precipita desde la atmósfera hasta su regreso por la evaporación. En dicho ciclo, el escurrimiento incide en la circulación. Si bien el escurrimiento es necesario para mantener el caudal de lagos y ríos, su exceso puede ser perjudicial por la erosión.

Ahondando más en los detalles de este fenómeno que forma parte del ciclo hidrológico, podemos decir que los parámetros más decisivos en su aparición son los siguientes: la intensidad de la precipitación, la capacidad de infiltración de la zona en la que se produzca, las características hidráulicas y la condición hidráulica de la roca o del suelo en la que se impacta.

El primero de los conceptos recién mencionados es la intensidad de la precipitación, que se puede definir como la razón que obtenemos al dividir por unidad de tiempo la altura de precipitación; por lo general, esto se calcula en milímetros por hora (mm/h). Por otro lado tenemos la capacidad de infiltración, que hace referencia a la velocidad máxima que posee el líquido, en este caso el agua, cuando se produce su penetración en la superficie.

Al comparar dichos parámetros, damos con la información acerca de los procesos que pueden tener lugar según la situación. Si hablamos de las condiciones en las que se halla el suelo cuando ocurre la precipitación, podemos distinguir varias posibilidades, que afectan de manera considerable el escurrimiento:

* si la precipitación tiene una intensidad inferior al nivel de la capacidad de infiltración y el suelo tiene una cantidad de humedad que no alcanza su capacidad de campo (o sea que no colma la capacidad que puede retener una vez que se satura), el escurrimiento no es excesivo, dado que la superficie tiene la posibilidad de absorber una gran parte del agua que precipita sobre ella;

* si se da la primera condición del punto anterior pero el suele tiene una cantidad de humedad próxima o igual a su capacidad de campo, entonces un porcentaje del escurrimiento se convierte en escurrimiento sobre la superficie, aunque con volúmenes poco preocupantes;

* si la precipitación tiene una intensidad superior a la capacidad de infiltración y la humedad no alcanza la capacidad de campo, el suelo aprovecha la humedad y escurre muy poca agua;

* si se cumple la primera condición del punto anterior pero la humedad del suelo iguala o supera su capacidad de campo, casi toda el agua de la precipitación se transformará en escurrimiento sobre la superficie.

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