Definición de envase
Si nos quedamos con la primera acepción de envase que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE), el término alude al acto y el resultado de envasar: colocar un líquido u otra sustancia en un recipiente.
El uso más habitual de la noción, de todos modos, se asocia al recipiente en sí mismo. Es decir que un envase es un objeto que permite el almacenamiento y el transporte de determinados productos.
Existen múltiples tipos de envases ya que los elementos envasados pueden ser muy diversos. Las botellas de vidrio o de plástico y los tetrabriks, por ejemplo, son los envases más frecuentes de las bebidas. Las galletas, por su parte, suelen comercializarse en envases de plástico, papel o cartón.
Las características del envase dependen de aquello que contiene, ya que debe garantizar el adecuado acaparamiento, protección, manipulación y distribución del producto. Un refresco o gaseosa, por citar un caso, no puede envasarse en papel ya que el envase se mojaría y se echaría a perder. Las mercancías más frágiles, por otra parte, necesitan un envase resistente a los golpes.
El material usado para fabricar cada tipo de envase es un punto fundamental, que no sólo afecta la calidad y la conservación del producto que contiene, sino que también marca una tendencia y lo identifica con una época. Por ejemplo, mientras que hasta finales de la década de los 80 el yogur solía ser distribuido en envases de vidrio, en la actualidad se utiliza el plástico.
El cuidado del medio ambiente, por otro lado, requiere el uso de envases reutilizables o reciclables para minimizar la generación de residuos. Las botellas de vidrio, en este sentido, son valiosas ya que pueden rellenarse luego de ser sometidas a un proceso integral de limpieza y desinfección. Algunas botellas de plástico también pueden reciclarse: se funden y luego se utilizan como materia prima para la producción de nuevos envases o de otros productos.
Según el criterio aplicado, existen varias formas de clasificar los envases. Una de ellas se basa en la distancia que existe entre ellos y los productos que contienen, y esto da lugar a los siguientes tres tipos: primarios, secundarios y terciarios. El envase primario se encuentra en contacto directo con el producto, de manera que no sólo sirve para contenerlo sino también para protegerlo.
En una tienda comercial, cada envase primario se corresponde con una unidad del producto en cuestión y se orienta al consumidor final, es decir que no está pensado para los mayoristas. Si bien puede recubrir el producto de forma parcial o total, garantiza que el producto no pueda ser modificado sin que el envase sea abierto. Los refrescos se venden en este tipo de envase.
Por otro lado tenemos el envase secundario, que también se conoce como colectivo y se usa para contener uno o más envases primarios, con el objetivo de protegerlos durante el proceso de distribución comercial. En una tienda, podemos encontrarlo en paquetes de varias unidades, ya sea para su venta al consumidor final como para mantenerlas cerca de los anaqueles para su eventual reposición. Las películas plásticas transparentes que agrupan varias botellas de agua mineral son un claro ejemplo de este tipo de envase.
El envase terciario, por último, es aquél que se usa para transportar o agrupar envases de cualquiera de los dos tipos anteriores en un contenedor que les brinda protección en los vehículos que los llevan a lo largo de la red de distribución comercial. Se fabrican con el objetivo de volver más fácil el transporte y la manipulación de muchas unidades, minimizando las probabilidades de daños y alteraciones. Dos claros ejemplos de esta clase de envase son las cajas de plástico reutilizables y los palés.