Definición de cortaplumas

Un cortaplumas es una navaja de tamaño reducido. Nombrado en algunos países como cortapluma (sin la S final), este instrumento en sus orígenes era empleado para cortar las plumas que se utilizaban a la hora de escribir.

Cuchillo plegable

En la actualidad se llama cortaplumas a un pequeño cuchillo plegable, aunque los primeros cortaplumas podían carecer de esta particularidad. Cuando el dispositivo se abre, la hoja queda bloqueada y puede utilizarse sin que se mueva o se desplace.

En la actualidad asociamos el cortaplumas con un instrumento plegable


Los cortaplumas de hoy en día, que son navajas de bolsillo, suelen usarse para diferentes cuestiones. Por lo general se trata de un elemento disponible en numerosos hogares y que hay gente que lleva siempre consigo gracias a su utilidad.

Es importante mencionar que existen los cortaplumas con varias hojas e incluso algunos que incorporan otros utensilios, como tijeras, punzones, pinzas, alfileres o abrelatas. Esto refuerza su condición de producto multifunción.

Aplicaciones y precauciones

Con un cortaplumas es posible cortar papel, cartón, hilos, sogas o telas, por mencionar algunas posibilidades. También pueden usarse como sacacorchos o abrebotellas.

No se puede dejar de mencionar que un cortaplumas, al igual que el resto de las navajas o cuchillos, es un arma blanca. Gracias a su punta y a sus bordes afilados, se puede usar para pinchar y cortar, con lo cual puede provocar heridas y hasta la muerte. Por lo tanto, para evitar accidentes, se deben utilizar los cortaplumas con precaución.

La portación de cortaplumas, de todos modos, habitualmente no está penada por la Ley, aunque si un criminal apela a él en su accionar delictivo puede recibir una condena agravada.

Historia hasta el siglo XVII

Como se menciona más arriba, el cortaplumas no comenzó teniendo la misma utilidad que le damos en la actualidad, así como tampoco la forma. Es importante señalar que no sólo se usaba para cortar las plumas de ave para luego usarlas como instrumentos de escritura, sino que también servía para desgastar ligeramente el papel o el pergamino (dos de los soportes más comunes) sobre el cual se escribía para realizar cambios o correcciones en los textos.

A lo largo del 1600 comenzaron a fabricarse las cuchillas con estas dos especialidades en particular, siendo «raspador» el nombre de la segunda, ya que se usaba para raspar la superficie con la intención de quitar la tinta. Con respecto a la otra tarea, la que le dio el nombre en primer lugar, se usaba una hoja con una curvatura más pronunciada y un grosor bastante menor, dos aspectos muy importantes para facilitar el corte de las plumas.

Con respecto al mango, que en la actualidad es también la estructura en la que se «esconden» las cuchillas una vez que se pliegan, al principio se fabricaba en forma de cilindro. Más adelante, aparecieron los cortaplumas cuyos mangos tenían varias caras planas y una punta de acero ubicado en el extremo opuesto al de la cuchilla, que tenía la utilidad de mejorar el corte de la ranura.

Cumple muchas funciones pero ocupa poco espacio

Avances desde el siglo XVIII

Uno de los cambios más destacados que el siglo XVIII trajo fue la creación de los cortaplumas mecánicos, gracias a los cuales aumentó la precisión a la hora de cortar la punta y realizar la ranura. Se fabricaron dos tipos: los de guillotina o palanca y los de tipo «cortauñas».

Llegamos al siglo XIX, cuando el cortaplumas llegaron a tener varias hojas, siendo cuatro el número máximo. Cada una de éstas se incluía para cumplir un objetivo bien definido: eliminar las espinillas; cortar la pluma; cortar la punta; cortar la ranura. Las hojas pueden ser fijas o plegables; en el primer caso, es necesario intercambiarlas. El material de los mangos puede ser marfil, plata o madera preciosa.

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