Definición de corrección
Con procedencia en el latín, el término corrección hace mención al accionar y a los resultados de corregir. Este verbo, por su parte, refiere a rectificar o revertir un fallo o un error. Por ejemplo: “Debo realizar la corrección de este texto antes de enviarlo al editor”, «Hubo un problema en la corrección del libro y salió publicado con una falta ortográfica en la primera hoja», «La corrección de la trayectoria del balón no fue suficiente y éste terminó ingresando en la portería».
También se conoce como corrección al proceso de control y modificación que una persona con autoridad realiza sobre una evaluación o un texto. En este sentido, los profesores son quienes se encargan de corregir los exámenes que realizan a sus alumnos, mientras que un editor es el sujeto que se dedica a corregir los artículos realizados por un escritor o un periodista: “La corrección del examen estará lista para mañana”, “Estoy cansado de que la corrección sea tan estricta”.
Corrección es, por otra parte, la cualidad o la principal característica de quien es correcto. Por eso permite nombrar a aquel o aquello que carece de faltas o desperfectos: “Carlos se ha comportado con mucha corrección”, “El libro no mereció ninguna corrección de mi parte”.
En la retórica, la corrección (también llamada epanortosis) es una figura que se emplea cuando, tras haber pronunciado una expresión, se postula otra diferente para enmendar lo anterior o ampliar la noción: “Eres muy inteligente, qué digo, eres un verdadero genio”.
Puede mencionarse, por último, que “Corrección” es un grabado del artista español Francisco de Goya, que fue publicado en 1799 como parte de la serie denominada “Los caprichos”.
Corrección ortotipográfica y de estilo
Un corrector de estilo es alguien a quien se le entrega una obra antes de ser publicada a fin de que realice los cambios que necesita para resultar bien acabada; es una profesión imprescindible en el mercado editorial, aunque poco reconocida e incluso ignorada.
Este profesional no es un escritor que toma la obra de otro y la embellece; su trabajo consiste en estudiar y mejorar los aspectos tipográficos y gramaticales, es decir, pulir cuestiones de sintaxis y gramática y todos aquellos detalles que impidan que la obra pueda leerse limpiamente o que impidan su comprensión. Su trabajo es fundamental para lograr un buen acabado de las obras, fundamentalmente porque el escritor es el peor corrector para su propia obra, ya que mientras analiza conceptos que tienen que ver con el estilo, también observa otros aspectos de la historia (personajes, acontecimientos, etc) y entonces puede no darse cuenta de pequeños detalles que ameritan ser revisados. Además, como todos sabemos, cuatro ojos siempre ven más que dos.
Además, el corrector de estilo tiene que notar las inconsistencias o contradicciones en el texto, tales como que un personaje comience llamándose de una forma y luego se le cambie el nombre (el autor lo modificará en todas las páginas pero es normal que se le pase alguna página), o que al invertir el orden de los capítulos se escapen detalles y por ejemplo en un momento se mencione un hecho que acontecerá en el futuro. El corrector debe leer atentamente, analizar los hechos y entender qué cosas deben modificarse para que el texto tenga un acabado más presentable.
En la corrección ortotipográfica los profesionales utilizan una serie de símbolos para marcar sobre la obra aquellos cambios necesarios para posteriormente realizarlos desde el ordenador; de este modo se puede llevar a cabo un trabajo organizado y detallista.
Es normal que cuando un escritor presenta su obra a una editorial en ella le soliciten una corrección de estilo a fin de asegurarse que el texto haya sido revisado correctamente. En muchos casos en las propias editoriales cuentan con correctores que se encargan de realizar esta tarea, aunque a veces son los propios autores quienes buscan un corrector y se encargan de devolver la obra bien acabada a la editorial.
La corrección ortotipográfica y de estilo, en definitiva, permite que una buena obra redactada de forma poco conveniente sea modificada para que los lectores la comprendan mejor y la disfruten; en muchos casos la labor de los correctores es indispensable para que los textos sean aceptados y publicados por una editorial.