Definición de condena
La acción y efecto de condenar se denomina condena. Se trata de la sentencia que un juez o un tribunal impone a un reo tras un juicio. Por ejemplo: “El violador recibirá una condena ejemplar, de acuerdo a lo anticipado por fuentes cercanas al proceso”, “Mañana se conocerá la sentencia del caso Gutiérrez”, “Sin condena, no hay justicia”.
La condena está asociada a una sentencia, que es la resolución judicial que pone fin a un litigio. Esta sentencia reconoce la razón o el derecho a una de las partes involucradas en el proceso, obligando a la otra a cumplir con ciertas obligaciones. Si el acusado es encontrado inocente, resulta absuelto; en otras palabras, no se lo condena.
Puede hablarse, por lo tanto, de sentencia condenatoria o condena cuando el juez (o tribunal) acoge la pretensión del demandante o acusador. De lo contrario, se habla de sentencia absolutoria o absolución. En ambos casos, la sentencia puede resultar firme (no cabe la interposición de recursos) o recurrible (acepta que se interpongan recursos).
Se conoce como condena condicional a la sentencia que suspende la ejecución de una condena durante un plazo determinado, estableciendo que solo se hará efectiva si se cumple una determinada condición (si el acusado comete un nuevo delito). De este modo, se devuelve a la persona imputada su libertad ambulatoria, la cual perderá automáticamente si decide volver a delinquir.
Cabe resaltar que este recurso judicial no suspende la condena, sino la ejecución de la misma; en otras palabras, se trata de una verdadera condena. De los diversos debates que ha suscitado este tema se desprende que la potencial privación de la libertad, en los casos en los que el acusado delinque una vez suspendida su condena, actúa como una especie de amenaza, como una advertencia irrevocable de que no habrá una segunda oportunidad.
Varios países aceptan la condena a muerte como una pena válida para resolver un juicio, y esto despierta una serie interminable de debates y discusiones. Los delitos que ameritan esta acción se conocen como capitales; históricamente, también se aplicaba la pena de muerte para castigar la disidencia política. En la actualidad esta medida ha sido abolida en gran parte de Europa, a excepción de Bielorrusia, Oceanía y América Latina; por otro lado, Japón, India y Estados Unidos, son algunos de los países en los cuales es absolutamente legal.
Quienes están a favor de la pena de muerte argumentan que promueve la reducción de la actividad criminal, dado que amedrenta a los delincuentes, como si se tratara de una amenaza indirecta. Por otro lado, se encuentran los detractores, quienes sostienen, entre otras cosas, que se trata de una medida peor que el delito en sí y que discrimina a aquellos que no cuentan con los recursos suficientes para su defensa.
En el lenguaje cotidiano, una condena es una circunstancia o un hecho forzoso: “Desde hace cinco años, la silla de ruedas es mi condena”, “Esta enfermedad es mi condena ya que me impide trabajar con normalidad”, “La peor condena para mi hijo consiste en impedirle salir los sábados a la noche”.
En este contexto, el término tiene un carácter muy subjetivo, dado que una misma situación puede representar una condena para unos y generar alegría a otros. A diferencia de su uso en el ámbito de la Justicia, por lo general se trata de cuestiones que no son impuestas por otras personas, sino que se generan a partir de hechos imprevistos (tales como accidentes o catástrofes naturales) o bien de enfermedades y trastornos, tanto físicos como mentales.
La condena también puede ser la reprobación de una conducta, una acción, etc.: “Las declaraciones racistas del ministro merecen la más enérgica condena pública”, “El jugador se encargó de aclarar que condena los dichos de su compañero”.
Por otro lado, «La Condena» es el título del primer relato creado por Franz Kafka, uno de los escritores más influyentes de la historia a nivel mundial. La obra reúne los rasgos propios de una novela corta y aborda el tema del complejo de Edipo.