Definición de centrómero
El centrómero es la zona más angosta de los cromosomas, cuya posición resulta característica en cada uno de los pares. Cabe recordar que un cromosoma es una estructura celular que alberga ácido desoxirribonucleico (ADN).
Los cromosomas presentan dos brazos, que se encuentran espaciados por el centrómero; uno de ellos se llama q y es largo, mientras que el corto se denomina p. De acuerdo a la posición del centrómero, los cromosomas pueden ser acrocéntricos, metacéntricos o submetacéntricos. En algunos casos se habla también de cromosomas telocéntricos, aunque esta clasificación suele ser cuestionada.
Se considera que un cromosoma es metacéntrico si su centrómero se halla en el centro de su estructura, lo cual repercute en que los brazos tengan igual longitud. Los pares de cromosomas 1, 3, 19 y 20 del ser humano son ejemplos claros de la estructura metacéntrica.
El cromosoma submetacéntrico, en cambio, es aquél en el que el centrómero se encuentra de forma que uno de los brazos sea ligeramente más largo que el otro. La mayoría de nuestros cromosomas entran en esta categoría a excepción de los 1, 3, 19, 20 y el X, todos ellos metacéntricos, y los 13, 14, 15, 21 y 22, que se consideran acrocéntricos. Con respecto al Y, algunos lo consideran submetacéntrico mientras que otros, acrocéntrico sin satélite.
Precisamente llega el turno de definir el cromosoma acrocéntrico, en el cual el centrómero está más cerca de uno de los telómeros, lo que provoca que uno de los brazos sea largo, el p, y el otro sea muy corto, el p. En nuestro caso, los cromosomas acrocéntricos son los 13, 14, 15, 21 y 22, los cuales cumplen la función de organizadores nucleolares.
Como se anticipa más arriba, el concepto de cromosoma telocéntrico representa un caso bastante particular; si bien gran parte de la comunidad científica lo acepta y lo divulga, es necesario señalar que esta categoría no existe como tal en la naturaleza. En teoría, el centrómero de un cromosoma telocéntrico se ubica en uno de sus extremos, aunque esto no puede ser cierto ya que la región telocéntrica no da lugar a que exista otra estructura en su parte final.
Otra razón en la que se apoyan los científicos que descartan la existencia del cromosoma telocéntrico es que la ausencia del telomero o su acortamiento provoca una falta de estabilidad en los cromosomas, lo cual acarrea el fenómeno conocido como translocación robertsoniana o polimorfismo robertsoniano, que se define como la fisión o fusión cromosómica.
En pocas palabras, la translocación robertsoniana es el conjunto de alteraciones que afectan la cantidad de cromosomas que se originan cuando dos acrocéntricos se unen para dar lugar a un metacéntrico. Como es de esperarse, el centrómero de ningún cromosoma humano se encuentra en posición telocéntrica.
Puede decirse que el centrómero es una región del cromosoma, en la cual éste interactúa con el huso acromático en distintas fases de la división celular (ya sea en la meiosis o en la mitosis). El centrómero, en este marco, impulsa los movimientos del cromosoma en dichas fases.
El huso acromático está compuesto por microtúbulos que se originan en los centriolos. Este huso interactúa con estructuras proteicas del centrómero que se denominan cinetocoros. Dicha interacción se lleva a cabo desde la profase hasta la anafase.
Las particularidades de los cromosomas se pueden detectar a través de ciertos microscopios. Mediante estos dispositivos se pueden notar las constricciones del cromosoma, que pueden ser primarias (si se encuentran en la totalidad de los cromosomas) o secundarias (cuando son temporales o solo aparecen en ciertos cromosomas).
Los centrómeros son constricciones primarias que, cuando se tiñen, aparecen menos coloreadas que otras zonas del cromosoma. De esta manera los científicos pueden identificar los centrómeros con mayor facilidad gracias a los efectos generados por la tinción.