Definición de adiós
Adiós es un término que deriva de la expresión “a Dios”. El concepto se emplea a modo de saludo, cuando una persona se despide de otra. Por ejemplo: “Adiós, mamá, volveré a la hora de la cena”, “¿Ya te marchas, Carlos? ¡Adiós! Que te vaya muy bien”, “Dame un segundo que he olvidado decirle adiós a Marta”.
Como saludo, adiós forma parte de un acto comunicacional. Si un sujeto le dice “adiós” a otro, está dando por terminado un encuentro o una charla. La expresión puede utilizarse cuando la comunicación se desarrolla cara o cara, o si las personas en cuestión mantienen el contacto a través de algún medio tecnológico (teléfono, computadora u ordenador, etc.).
Supongamos que un joven está participando de una cena con amigos. Después de un rato de sobremesa, el muchacho se pone de pie y señala: “Bueno, adiós: me voy porque mañana me tengo que despertar temprano”. Como se puede advertir, “adiós” funciona como saludo y como una especie de anuncio que realiza el individuo para avisar que se marcha de la reunión.
Los saludos se presentan en una gran variedad de términos y expresiones, y sirven tanto para comenzar una comunicación como para finalizarla; incluso existen aquellos que usan dos personas al encontrarse por la calle simplemente para demostrarse mutuamente que han notado la presencia del otro. Ya dentro de los límites de un mismo país es posible advertir muchas formas de saludarse y despedirse, y esto se dispara aún más al observar los regionalismos de todos los países de habla hispana.
Como sucede con otras palabras y expresiones, no es fácil delimitar el uso de adiós, o precisar las partes del mundo en las cuales aparece con más frecuencia: por ejemplo, podríamos decir que en Argentina se dice «chau» y que en España, «adiós», pero esto no podría estar más lejos de la realidad, en cuanto a que en ambos países existen muchas otras formas de despedirse.
Lo mismo ocurre cuando intentamos definir el grado de formalidad del término: afirmar que adiós solamente se utiliza en situaciones formales no es correcto, ya que en algunas partes del mundo aparece en el día a día de personas de todos los ámbitos. Esto no quita que no haya expresiones menos serias para usar a modo de despedida, como ser hasta luego, nos vemos o incluso bueno (usado, por ejemplo, en la isla Gran Canaria). En la lengua escrita, por otro lado, también es posible recurrir a un saludo, saludos o un abrazo, entre otras muchas formas.
Adiós también puede usarse para mencionar que un cierto daño es inevitable o que algo se ha terminado: “Si el jefe se llega a enterar de que rompimos la máquina, adiós: nos deja a todos en la calle”, “Reza porque tu padre no se entere de lo que has hecho, sino… adiós a tu mensualidad”, “Adiós al sueño mundialista: el seleccionado perdió 5 a 0 y quedó sin chances de clasificar a la próxima Copa del Mundo”.
Es importante señalar que el uso de este término en una situación preocupante, en la que el emisor anticipa una serie de problemas, puede también poseer un cierto matiz cómico o agridulce, en un intento de suavizar la gravedad de los sucesos que se aproximan. Esto no quita que también aparezca en contextos de verdadera tensión, en los cuales no haya espacio para el humor.
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) también menciona que adiós puede usarse como interjección para enunciar una desilusión, un desencanto o una sorpresa. Mientras que los dos primeros casos pueden apreciarse en los ejemplos anteriores, veamos una oración en la cual adiós denote sorpresa: «¡Adiós, qué tarde nos espera hoy!».