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Placer

Te explicamos qué es el placer y las características de cada tipo. Además, cómo y a través de qué hormonas actúa en el cerebro.

¿Qué es el placer?

El placer es un sentimiento agradable, positivo, cuyo rango comprende desde el bienestar (como la satisfacción de una necesidad básica: hambre, sed) hasta sensaciones eufóricas de realización individual o júbilo, dependiendo de su razón de ser, su intensidad y su duración en el tiempo.

Desde un punto de vista biológico, la naturaleza recompensa con sensaciones de placer a la satisfacción de las necesidades individuales y de la especie. Comer cuando se está hambriento o descansar cuando se está agotado son ejemplo de ello, pero también el placer sexual del orgasmo, con el que la naturaleza nos recompensa por propagar los genes de nuestra especie.

Por su parte, la filosofía cataloga el placer como uno de los tipos posibles de felicidad, especialmente cuando se da a largo plazo, lo cual da pie a hablar de “bienestar”. Ya en la Antigüedad Griega se reflexionaba sobre la conveniencia de vivir buscando el placer inmediato en la vida (hedonismo), frente a la doctrina que lo postergaba para gozar de él a largo plazo (eudaimonia), defendida entre otros por Aristóteles en el siglo IV a. C.

Además, tradicionalmente se ha opuesto el placer al dolor, y se los entiende como dimensiones aparte, difícilmente irreconciliables. Sin embargo, se sabe que existen fronteras sensoriales entre los dos (explorados por quienes practican, por ejemplo, el sadomasoquismo) y también que existen personas que obtienen placer al causar dolor a otros, si bien esto último está condenado moralmente en todas las culturas del planeta.

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Tipos de placer

Las formas del placer pueden clasificarse de acuerdo a su origen, es decir, a qué es lo que ocasiona la sensación de bienestar y en qué ámbito éste se produce. Así, podemos diferenciar entre:

  • El placer físico, fruto de las sensaciones corpóreas, especialmente a través de la estimulación de los sentidos. Por ejemplo, las caricias y el placer sexual se obtienen a través del tacto, mientras que el gusto y el olfato están involucrados en el placer gastronómico y de la bebida.
  • El placer psíquico, fruto del accionar social o individual de la mente, específicamente de los recuerdos, las fantasías y las experiencias personales, tales como el humor, la alegría, la serenidad o la paz. Este placer puede incluso experimentarse en ausencia de motivos reales e inmediatos de placer.
  • El placer intelectual, fruto del entendimiento y la comprensión, es el que se experimenta al entender una idea compleja, descubrir una realidad por propia cuenta o resolver un enigma particularmente difícil. Tiene que ver con la sensación del éxito.
  • El placer lúdico, fruto del juego y el ocio, es aquel que experimentamos al recrearnos, y es uno de los primeros de nuestra vida social consciente. Videojuegos, deportes y experiencias sociales recreativas nos brindan este tipo de placer.
  • El placer emocional, fruto de la conexión íntima con los demás, nace de la empatía y el amor, el compañerismo y la sensación de estar acompañados en la vida, de pertenecer a algo más grande que nosotros mismos. El amor filial, el enamoramiento y el erotismo nos brindan este tipo de placeres.
  • El placer contemplativo, fruto de la reflexión y de la mirada estética del mundo, es aquel que obtenemos simplemente estando y observando la realidad circundante, algo muy propio de cierto talante personal melancólico o contemplativo. Este es, justamente, el tipo de placer que nos brindan la mayor parte de las formas de arte y espectáculo: el placer de observar, de presenciar el mundo en su complejidad.

¿Cómo actúa el placer en el cerebro?

La complejidad bioquímica del cerebro humano no nos ha impedido averiguar algunas cosas sobre lo que ocurre en él cuando experimentamos el placer. Sin embargo, las respuestas no son precisamente sencillas.

Por un lado, sabemos que el hipotálamo es la glándula encargada de segregar hormonas que regulan los sentidos del placer, el impulso sexual, la cólera y el miedo, de modo que todas esas sensaciones están en principio vinculadas con lo más básico de nuestro cerebro, ubicado en el prosencéfalo.

Pero al mismo tiempo hemos podido identificar las cuatro hormonas principales que nos producen placer:

  • Dopamina. De fórmula química C8H11NO2, este neurotransmisor producido en el hipotálamo es común en la mayoría de los animales, vertebrados e invertebrados. Su función se vincula con cinco neuroreceptores distintos en el sistema nervioso central, donde cumple numerosas funciones, entre ellas la de formar parte del sistema de recompensa cerebral, mediante el cual nuestro cuerpo recompensa el aprendizaje mediante estímulos placenteros, motivándose a sí mismo.
  • Oxitocina. De fórmula química C43H66O12S2, se trata de un neuromodulador del sistema nervioso central producido en el hipotálamo, y que regula conductas sociales, sentimentales y sexuales, por lo que está involucrada con las sensaciones placenteras del orgasmo, así como de la lactancia materna. También podría estar involucrada en las acciones de generosidad y confianza, como una forma de recompensa social para la protección de la especie.
  • Serotonina. De fórmula química C10H12N2O, este neurotransmisor es sintetizado por las neuronas cerebrales y suele hallarse en su mayor porcentaje en el tracto gastrointestinal. Es el encargado de regular el estado de ánimo, el sueño, la ira, la agresión, el apetito, la memoria, la atención y la sexualidad. Se le atribuyen importantes propiedades afrodisíacas, así como un control importante de las conductas diurnas del individuo.
  • Endorfinas. Hablamos aquí de un conjunto de neurotransmisores: endorfinas, encefalinas y dinorfinas, todas sustancias opioides, o sea, que comparten con el opio y sus drogas derivadas la capacidad de inducir la analgesia, o sea, de suprimir el dolor. La morfina, por ejemplo, es un opiáceo similar. Las endorfinas además regulan el hambre, la temperatura corporal y las funciones reproductivas, sintetizadas tanto por el hipotálamo, la hipófisis y la médula adrenal.

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Referencias