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Euforia

Te explicamos qué es la euforia, cuándo es saludable y cuándo puede ser un problema. Además, diferencias con la disforia y con la alegría.

¿Qué es la euforia?

La euforia es un estado mental y emocional de alegría desbordada, en el que se experimentan el júbilo, la felicidad, la excitación y la alegría con una intensidad poco ordinaria. Esta palabra proviene del vocablo griego euphoria, que en la antigüedad designaba a la capacidad de un individuo de soportar una carga o un peso con brío y con fuerza.

Hoy en día, los psiquiatras y psicólogos catalogan la euforia como un afecto, y reconocen diferentes causas posibles, desde situaciones personales que produzcan una gran satisfacción, hasta el orgasmo o incluso el consumo de diferentes sustancias y estupefacientes.

Comúnmente, la euforia es transitoria, y no suele inducir a los individuos a actuar de maneras radicalmente distintas a cómo se comportan de manera ordinaria. Sin embargo, existen casos en que esta sensación es síntoma de trastornos psíquicos y desórdenes anímicos, cuando se produce de manera inmotivada o demasiado prolongada el tiempo.

Dependiendo, entonces, de su duración y sus motivaciones, la euforia puede comprenderse como un rapto de felicidad, o como un estado alterado de la consciencia, en el que los individuos pueden ponerse en riesgo a sí mismos, o a los demás (manía o hipomanía).

A una persona que experimenta esta sensación se le conoce como eufórico o eufórica.

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Euforia y disforia

Si la euforia es una sensación intensa y continua de alegría y bienestar, la disforia puede describirse como lo exactamente contrario. Es decir, la disforia es un estado de malestar generalizado y constante, que bien puede abarcar la tristeza, la ansiedad, la irritabilidad o la inquietud, o algunas otras sensaciones desagradables.

La disforia suele experimentarse debido a diversos eventos cotidianos, como la pérdida de un ser querido u otras situaciones de duelo o de amargura. En esos casos, se trata de un desarreglo momentáneo de las emociones.

Pero, al igual que la euforia, de convertirse en una condición permanente y sobre todo inmotivada, puede ser síntoma de algún tipo de dolencia psíquica como los trastornos de la personalidad. Se la considera, en esos casos, como un síntoma de problemas mayores, tales como el trastorno bipolar de la personalidad o incluso la hipoglucemia.

Euforia y alegría

Los límites entre la euforia y la alegría no siempre son fáciles de situar, ni universales en su apreciación. Eso quiere decir que para algunas personas la alegría es más frecuente y continua, mientras que para otras es más aguda y eventual: todo depende de las condiciones internas y externas de existencia de la persona, y es por eso que no se puede diferenciar rápidamente la euforia (o sea, la alegría excesiva) del júbilo ordinario.

En todo caso, el criterio médico interpreta como síntomas de euforia la pérdida del contacto afectivo con la realidad, es decir, la aparición de picos de alegría y excitación inmotivados, persistentes y sobre todo capaces de conducir a las personas a emprender acciones más atrevidas o arriesgadas de lo que normalmente harían.

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Referencias