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Obrero

Te explicamos qué es un obrero, sus características y cuál es su origen. Además, cómo es la historia del movimiento obrero.

¿Qué es un obrero?

En esencia, un obrero es un trabajador industrial. Es decir, una persona que realiza un trabajo físico, manual, o de conducción de máquinas y herramientas, a cambio de una remuneración salarial calculada generalmente por horas de trabajo.

Aunque no sean exactamente sinónimos, se emplea a menudo el término obrero con el mismo sentido de “trabajador”, especialmente cuando se refiere a la clase trabajadora moderna. También se emplea “proletario” y “proletariado” para referirse al obrero y la clase obrera desde una perspectiva política e ideológica, especialmente desde la escuela filosófica originada por Karl Marx (o sea, el marxismo).

La palabra obrero proviene del latín operarius, que significaba “peón” o “jornalero”, pero también aquello que es propio del trabajo. De hecho, esta palabra latina deriva de opus, “obra” o “trabajo”, y está emparentada con el actual término de “operador” (de maquinaria, por ejemplo).

Si bien existía esta palabra en la antigüedad romana, lo que hoy entendemos por obrero es propio de la sociedad industrial que nació con el mundo moderno, a partir de la Revolución Industrial de los siglos XVIII y XIX. La existencia de obreros resulta indispensable para el modelo de trabajo industrial del capitalismo contemporáneo, ya que estos aportan el elemento “trabajo” de la ecuación productiva.

Desde el siglo XX es común que este tipo de trabajadores se hallen organizados y representados social y políticamente en gremios y/o sindicatos, es decir, que cuenten con organizaciones autogestionadas que les permitan renegociar sus condiciones de empleo con sus patronos y con el Estado.

Los obreros trabajan como mano de obra en fábricas y en el sector de la construcción, ya sea de manera autónoma o semiautónoma, o bien como trabajadores asalariados dentro de la nómina de una empresa. Allí llevan a cabo una labor considerada no especializada, es decir, que no requiere de estudios previos o preparación académica exhaustiva, y por eso a menudo figura entre las peor remuneradas.

Cuando se hace referencia a la totalidad de los obreros de una nación, se habla a menudo de la clase obrera, y cuando dicha clase se halla organizada en defensa activa de sus derechos, se les suele mencionar como el movimiento obrero.

Ver además: Fuerza de trabajo

Origen de la clase obrera

La clase obrera es la más moderna de las transformaciones de la clase trabajadora, a partir del ingreso de Europa en la Edad Moderna y el inicio de la industrialización. Esto ocurrió a mediados o finales del siglo XVIII, cuando surgieron las primeras fábricas y se creó una importante demanda de trabajadores urbanos.

Así, buena parte de la población campesina de Occidente (y luego del mundo) abandonó el campo y migró a las ciudades, buscando formar parte de un nuevo campo de trabajo en expansión, y que además era mejor remunerado. A esto se le conoció como el éxodo rural.

Así, una nueva clase social se fue formando a lo largo del siglo XIX: la clase de los trabajadores industriales, o sea, los obreros, término con el que se distinguieron de los trabajadores rurales o campesinos. Por ende, la aparición de la clase obrera es el síntoma histórico de un gran cambio social, a medida que la burguesía asumió el rol de clase social dominante en sustitución de la antigua aristocracia.

Además, la aparición de la clase obrera marca el inicio de la vida mayoritariamente urbana, dado que el éxodo campesino incrementó enormemente la población de las ciudades y concentró en ellas a las grandes mayorías, dejando las zonas rurales en manos de una población minoritaria en comparación.

El movimiento obrero

Los obreros del siglo XVIII se hallaban desamparados ante sus patronos y trabajaban en condiciones de franca explotación laboral.

Debían tolerar jornadas de trabajo de más de 12 horas, sin distinción alguna entre menores y mayores de edad. Las condiciones sanitarias y de seguridad industrial eran deplorables, atentaban contra su salud y no les brindaban ningún tipo de defensa en caso de incidentes, accidentes o pleitos con los dueños de las fábricas.

En consecuencia, los trabajadores comenzaron a asociarse en pequeñas hermandades o cofradías que copiaban el modelo gremial del Medioevo, y en las que podían ayudarse entre sí.

Muchas de estas primeras cofradías incluso actuaron en contra de la incipiente automatización en las fábricas, destruyendo telares y otras maquinarias que desplazaban a artesanos y trabajadores, ya que donde antes se necesitaban varios empleados, con la máquina se podía contratar a muchos menos y producir más. Este movimiento en contra de las máquinas se conoció como ludismo.

Así, las primeras sociedades obreras tenían una doble finalidad: prestar ayuda mutua a los trabajadores desfavorecidos y resistir las condiciones inhumanas del capitalismo temprano, exigiendo mejoras salariales y reducciones de la jornada diaria de trabajo.

La respuesta inicial de los gobiernos fue la prohibición de todo tipo de asociación obrera, lo cual arrojó a los sindicatos obreros a posturas radicales como el anarquismo y, después, el comunismo.

Sin embargo, el triunfo de las sociedades obreras fue indetenible. A lo largo del siglo XIX nuevas figuras legales permitieron a la clase obrera luchar por su bienestar y participar hasta cierto punto en la política nacional. Así, en 1834, surgió en Gran Bretaña la Great Trae Union (“Unión de Sindicatos de Oficios”) que servía de núcleo para las distintas agrupaciones obreras que daban voz a los trabajadores de una misma área.

El movimiento obrero fue de gran importancia en la construcción de las sociedades contemporáneas. Por ejemplo, jugó un rol clave en la obtención del voto universal masculino, en la reducción de la jornada laboral a 8 horas y el establecimiento de beneficios que hoy en día damos por sentados, como las vacaciones pagas anuales, los días de permiso por salud, los días festivos nacionales y el seguro social obligatorio.

Además, el movimiento obrero estuvo fuertemente influenciado por las doctrinas del marxismo, el anarquismo, el socialismo y otras aproximaciones críticas al orden capitalista, que condujeron a las diferentes revoluciones obreras del siglo XX. Muchas de ellas implantaron luego regímenes comunistas, como sucedió en Rusia a comienzos de siglo, cuando se fundó la URSS.

Más en: Movimiento obrero

Referencias