Población rural
Te explicamos qué es una población rural y cuáles son sus características. Además, sus diferencias con la población urbana.
¿Qué es la población rural?
Cuando hablamos de la población rural nos referimos a aquellos sectores de un país o una región que hacen vida fuera de las ciudades, en sectores geográficos de baja densidad poblacional y cuyas actividades económicas usuales tienden a lo agropecuario. Dichas regiones rurales suelen ser mucho más extensas que las urbanas, y dependiendo del grado de desarrollo del país pueden ser más o menos pobres que sus contrapartidas urbanas.
La población rural es tan antigua como la civilización humana misma. De hecho, los primeros asentamientos permanentes de la humanidad (es decir, el abandono del nomadismo) surgieron de la mano de la actividad agrícola y la domesticación, pues resultaba mucho más productivo permanecer en un mismo lugar y explotar el suelo, que deambular a la espera del alimento.
Actualmente, en el mundo posindustrial, las poblaciones rurales son mayoritarias en los países menos desarrollados e industrializados, o sea, en los que presentan las economías más dependientes. En cambio, en los países del llamado “Primer mundo”, es notorio el predominio de la población urbana, cuyos alimentos provienen de regiones externas. Del mismo modo, desde una perspectiva global, la vida urbana es mucho más abundante que la rural.
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Características de la población rural
La población rural puede variar significativamente de una región a otra o de un país a otro, pero suele tener siempre algunas características más o menos afines. Históricamente, la población rural suele vivir en familias más numerosas, dado que la tasa de natalidad es más alta que en las ciudades, y tienden por lo tanto a ser poblaciones muy jóvenes, orientadas económicamente hacia el trabajo agrícola o hacia la ganadería. Su contacto con la naturaleza es constante, y su día está determinado por el reloj biológico.
Sin embargo, en épocas recientes, la población rural debió enfrentar la falta de terreno explotable que garantizara su crecimiento y la baja rentabilidad de sus productos frente a las tecnologías o los productos elaborados provenientes de la sociedad industrial, eminentemente urbana. Así, se produjo mundialmente un éxodo rural hacia las ciudades, acelerando el proceso de urbanización y dejando el campo o bien en manos de pocas familias de terratenientes, grandes empresas del agro, o en su defecto de diversos tipos de asociaciones agrícolas que, en algunos casos, apenas sobrepasan la economía de subsistencia.
En los países del Tercer mundo, además, la población agrícola suele ser mucho más pobre que la urbana, debiendo enfrentar condiciones de vida periféricas, marginales, con bajísimos ingresos económicos y un relativo aislamiento de los servicios del Estado.
Diferencias entre la población rural y la urbana
La población rural y la urbana se distinguen en numerosos aspectos, siendo el más importante lo referido a la producción alimenticia. Las ciudades no son buenas ni grandes productores de alimento, para lo cual requieren de los insumos agrícolas provenientes del campo. En ese sentido, las ciudades son muy dependientes de la población rural, pero al mismo tiempo los productos manufacturados en las fábricas urbanas poseen un valor añadido que, a pesar de depender de la materia prima del campo, los hacen mucho más costosos.
Por otro lado, las ciudades consumen mucha más energía que el agro, y son éstas y no el campo el lugar en que reside el poder político y se hallan establecidas las instancias del Estado: ministerios, embajadas, centros de poder, etc. A pesar de ello, la población urbana suele vivir vidas más agitadas, menos saludables, expuestas a niveles mucho más altos de contaminación y estrés, por lo que no es de extrañar que vivan menos. Aun así, el reparto del trabajo en la sociedad urbana es mucho más diverso que en la rural, centrada en el sector primario. El secundario, terciario y cuaternario están generalmente vinculados con la población industrial de la ciudad.
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Población rural de México
Como es en muchos otros países de la América Latina, la población mexicana tiene una historia eminentemente agrícola, ya que la sociedad colonial establecida por la Corona Española en el siglo XVI era de tipo extractivista: cultivar y explotar los recursos del suelo americano para enviar sus recursos a la metrópoli europea. Este modelo de desarrollo se mantuvo a pesar de la independencia, a punto tal que sus conflictos decimonónicos y otros más contemporáneos como la Revolución Mexicana fueron, en esencia, conflictos respecto a la tenencia de la tierra.
A pesar de intensas campañas de modernización por parte de gobiernos como el de Benito Juárez, hasta 1950 poco más del 57% de la población mexicana vivía en zonas rurales, muchas en condiciones de extrema pobreza. Esta cifra ha disminuido a lo largo del paso del siglo XX, descendiendo a un 29% en 1990 y a un 22% en 2010. La mayor parte de dicha población se concentra en los estados de la franja sur del país: Oaxaca, Chiapas y Tabasco, pero también destacan Zacatecas, Hidalgo, San Luis Potosí y Veracruz.
Existe, además, un vínculo entre las comunidades indígenas y la vida rural, de modo que la mayoría de las comunidades originarias restantes conservan sus modos de vida tradicional, vinculados con la agricultura y la explotación de las especies endémicas.
Referencias
- “Pueblo (población rural)” en Wikipedia.
- “Población rural (% de la población total)” en Banco Mundial.
- “Población rural y urbana” en INEGI (México).
- “Rural population” en Energy Education.
- “Defining rural population” en Health Resources & Services Administration.
- “Rural society” en The Encyclopaedia Britannica.