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Nazismo

Te explicamos qué fue el nazismo, cómo surgió, sus características y su relación con el fascismo. Además, qué fue el Holocausto.

¿Qué fue el nazismo?

El nazismo o nacionalsocialismo (en alemán nationalsozialismus) es la variante alemana del fascismo, surgida en la década de 1920. Fue impulsada por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) y su líder, Adolf Hitler (1889-1945).

Se trató de una ideología y una práctica política de valores reaccionarios, totalitaria, que diferenciaba a los ciudadanos a partir de su raza, y que se propuso la instauración de un tercer imperio alemán (el llamado Tercer Reich).

Con el nazismo en el poder, Alemania pasó rápidamente a ser una dictadura y militarizar su sociedad. Se construyó un régimen de partido único que depositó en Adolf Hitler la totalidad del poder político, creando para él el cargo de “guía” o “líder” (führer), supuestamente destinado por la providencia para conducir a Alemania a su antigua gloria. Semejantes aspiraciones condujeron a Europa a la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, el rasgo más polémico del nazismo fue, probablemente, su particular interpretación de la historia a partir de las teorías evolucionistas de Charles Darwin, en lo que se conoce como “socialdarwinismo”, es decir, la creencia en que las distintas etnias humanas deben competir entre sí para que sólo los fuertes y aptos sobrevivan, adueñándose de todos los recursos.

Esto último condujo al nazismo y al pueblo alemán a perseguir a las consideradas “razas inferiores” (untermenschen), especialmente a los judíos, a quienes Hitler profesaba un odio particular, y a emprender medidas para su deportación forzosa y luego, durante los tiempos críticos de la Segunda Guerra Mundial, para su exterminio.

Características del nazismo

El nazismo no siempre resultó coherente con sus presupuestos ideológicos, ni explicable en términos políticos tradicionales. A grandes rasgos, se caracterizó por lo siguiente:

  • Se trató de un movimiento antidemocrático, totalitario, militarista, racista y nacionalista, verticalmente organizado en torno a la figura de su líder eterno e indiscutible, Hitler.
  • Su posición ideológica aspiraba a ser una “tercera vía” entre la derecha conservadora y la izquierda revolucionaria. Así, promovía un Estado fuerte y a la vez una sociedad fuertemente estratificada, con ciudadanos de primera, de segunda y de tercera, diferenciados étnicamente.
  • El nazismo tenía como enemigos al marxismo y toda forma de comunismo o anarquismo, pero también se oponía a la burguesía tradicional y el judaísmo, viendo en estos últimos al símbolo de la usura y el prestamismo. En su delirio nacionalista, los nazis llegaron a afirmar que todos ellos formaban parte de una conspiración global contra Alemania.
  • El Estado nazi era represivo y policial, de partido único, y consideraba como enemigos de la nación no sólo a los judíos y comunistas, sino también a los homosexuales, los testigos de Jehová, los gitanos y a todos aquellos que se opusieran a su modelo de gobierno. Muchos de ellos fueron reducidos al trabajo esclavo y, posteriormente, encarcelados en campos de concentración.
  • La política exterior del nazismo se basaba en la idea del “espacio vital” (Lebensraum) necesario para que el pueblo alemán pudiera alcanzar la gloria a la que estaba destinado. Para ello, era necesario anexionarse los territorios vecinos de la Europa del Este y repoblarlos con sangre alemana, luego de haberlos “limpiado” de sus pobladores tradicionales.
  • Los nazis se consideraban a sí mismos descendientes directos del pueblo ario, una supuesta etnia indoeuropea racial y lingüísticamente homogénea, de la que descenderían todos los pueblos europeos tradicionales. Por esa razón, veían la mezcla racial como un acto contra natura y velaban por la preservación de la pureza genética del pueblo alemán.

Surgimiento del nazismo

El nazismo apareció en la Alemania de la República de Weimar, instaurada luego de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial y la firma del Tratado de Versalles, en el cual se sometió a los perdedores del conflicto a una serie condiciones políticas y económicas aplastantes.

El resentimiento, la inconformidad, las precarias condiciones de vida y la sensación de haber sido traicionados fueron algunos de los sentimientos que flotaban en el aire, y de los que la voz de Hitler se hizo eco.

Además, desde el comienzo del siglo XX un fuerte sentimiento pangermanista había anidado en las poblaciones germanas de Europa, dentro y fuera de Alemania y el Imperio Austrohúngaro, anhelando por una nación poderosa que los reuniera, o como el propio Hitler lo propuso más adelante, “un Reich que dure mil años”.

Fue así que en 1919 Hitler se unió al Partido Obrero Alemán (DAP), cuya prédica nacionalista le había seducido, y pasó prontamente a ser uno de sus líderes y máximos oradores.

Luego de reformar el partido y fundar el NSDAP, en 1921 Hitler fue introducido por primera vez como führer, dando inicio a una frenética carrera por hacerse con el poder político, en medio de un clima de crisis generalizada del que se culpaba a los socialdemócratas. Los nazis crearon sus propias tropas de choque, la SA (sturmabteilung) con la que hacer desfiles e intimidar a sus oponentes.

De la mano de otros actores políticos como Franz von Papen (1879-1969), quienes vieron en Hitler una marioneta a través de la cual alcanzar el poder, el partido nazi se introdujo en el manejo del Estado a pesar de ser todavía un partido minoritario. Así, Hitler fue nombrado Canciller de Alemania en 1933, lo cual le otorgaba el control del poder ejecutivo.

Su primera acción fue solicitar la disolución del parlamento (Reichstag) y convocar a nuevas elecciones para el mismo año, que fueron interrumpidas por el incendio del edificio legislativo (probablemente por órdenes del propio Hitler) y la declaratoria del Estado de emergencia, lo cual condujo a la abolición de los derechos fundamentales de la Constitución de 1919.

De todos modos, se celebraron las elecciones y el nazismo obtuvo un 44% de los votos. Pero Hitler tenía un as bajo la manga: solicitar la declaratoria de poderes especiales al parlamento, con los que poder gestionar la crisis.

Esta Ley habilitante le fue otorgada en 1933 gracias a una fuerte coacción social y política de parte de los miembros del partido nazi. Una vez obtenidos los poderes dictatoriales, Hitler prohibió y disolvió los partidos de oposición, dando inicio a su régimen político.

El año siguiente tuvo lugar la tristemente célebre “noche de los cuchillos largos” (Nacht der langen Messer) en la que las tropas nazis (las recién creadas SS y Gestapo) asediaron a los remanentes opositores de Alemania, asesinando y deteniendo a políticos de envergadura.

Entre las víctimas se encontraban el excanciller Kurt von Schleicher (1882-1934), o antiguos camaradas de Hitler que ya no le eran útiles para el mando o de cuya lealtad sospechaba, como Gregor Strasser, Gustav Ritter von Kahr y Ernest Röhm.

A través de este golpe de Estado, el nazismo se hizo con casi todas las estructuras del Estado. Los últimos pasos hacia la dictadura total tuvieron lugar tras la muerte del presidente alemán Paul von Hindenburg (1847-1934): en 1934 Hitler anunció que las potestades del presidente se transferían de ahora en adelante al canciller, o sea, a su persona.

Así, tras la celebración de un plebiscito aprobatorio en el cual los nazis obtuvieron el 90% de la votación, el Tercer Reich alemán había comenzado formalmente.

El Holocausto

Hoy en día se conoce como el Holocausto (en hebreo Shoá, “catástrofe”) a lo que en su momento los nazis bautizaron como la “solución final” (Endlösung) para los judíos de Europa, es decir, un plan sistemático y a gran escala para el exterminio de las «razas inferiores» que habitaban los países ocupados por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente los judíos.

Semejante genocidio tuvo lugar entre finales del verano de 1941 y el término de la guerra en 1945. Costó la vida de dos tercios de la población judía de Europa, cuya cifra estimada se calcula en 6 millones de personas.

Además, millones de polacos, gitanos, discapacitados físicos y mentales, homosexuales y prisioneros de guerra soviéticos fueron ejecutados a lo largo de una red de campos de concentración y trabajo forzoso, muchos de los cuales contaban además con cámaras de gas y crematorios industriales.

El Holocausto es considerado el mayor genocidio del siglo XX y uno de los mayores de la historia contemporánea de la humanidad.

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Nazismo y fascismo

En general, nazismo y fascismo son términos más o menos equivalentes. Ambos son tendencias políticas extremas, radicales y antidemocráticas, especialmente las que poseen un sustento racista o xenofóbico. Sin embargo, en su momento, el término “fascista” se refería al movimiento político italiano homólogo al nazismo, que encabezó Benito Mussolini.

Los fascistas italianos adherían a unos valores militaristas, anticomunistas e imperialistas similares a los alemanes. Obtuvieron su nombre del término latino fasces, traducible como “haces”, y que los antiguos romanos empleaban como símbolo de autoridad. Su cometido era restituir en Italia la gloria del antiguo Imperio Romano, y hacerse con las colonias africanas de sus rivales europeos.

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Caída del nazismo

El nazismo encontró su final a comienzos de 1945, cuando el Tercer Reich alemán fue derrotado finalmente por los ejércitos combinados de la Unión Soviética y los aliados occidentales (Estados Unidos y Gran Bretaña).

Estando todo ya dado por perdido, Hitler y muchos de sus altos funcionarios se suicidaron en su bunker subterráneo en Berlín. Por otro lado, muchos de los altos dirigentes militares del Reich fueron capturados y enjuiciados por un tribunal internacional en los Juicios de Núremberg entre 1945 y 1946.

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Referencias