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Dios

Te explicamos qué es un dios, su rol en diversas culturas y sus características. Además, diferencias entre monoteísmo y politeísmo.

¿Qué es un dios?

Un dios es un concepto místico y/o religioso, que consiste en una entidad suprema a la que se atribuyen poderes sobrenaturales y diversos roles en el funcionamiento del mundo. Se trata de uno de los conceptos más antiguos de la civilización humana, fundamental en el surgimiento de las primeras religiones y mitologías.

En términos amplios, se llama dios o deidad a una entidad sobrenatural, eterna, dotada de control sobre algunos aspectos (o todos) de la naturaleza, y a la que los seres humanos pueden recurrir en situaciones de apremio, sufrimiento o agradecimiento, a través de prácticas rituales.

Dependiendo de la religión y la cultura, los dioses pueden ser muchos y muy diversos (politeísmo) o uno solo y absoluto (monoteísmo). En este último caso, se le suele atribuir la creación del universo, de la vida y en especial de los seres humanos, a quienes además habría otorgado el don de la razón y ciertos códigos morales o existenciales a través de los cuales guiarse en la existencia.

La palabra dios proviene del latín deus, y éste a su vez de la raíz indoeuropea dyeu-, vinculada con el brillo diurno o la luz del día; ello se debe a que la inmensa mayoría de las religiones antiguas rendían culto al sol y al cielo, a menudo atribuyéndole el rol de padre fecundador de la tierra o de responsable de mantener el orden cósmico andando.

Así, los antiguos egipcios llamaron al sol Ra; los antiguos griegos encabezaron su panteón con el dios padre Zeus (dyeus), dueño del relámpago y de los cielos; y los posteriores romanos hicieron lo mismo con Júpiter (dyeu-piter) a quien se evocaba como “padre” (pater).

Los dioses jugaron siempre un rol protector y guía en la conformación de las sociedades humanas, y sus voluntades eran comprendidas, interpretadas y comunicadas por sacerdotes, chamanes u otros tipos de líderes espirituales, muchos de los cuales al mismo tiempo ocupaban el liderazgo político.

Aunque históricamente los politeísmos, o sea, las religiones con muchos dioses, fueron los primeros y más comunes, los monoteísmos jugaron un papel vital en la composición religiosa del mundo. En general, las religiones de un solo y único dios fueron mucho menos tolerantes con las creencias ajenas, ya que entienden a su deidad como la verdadera y a las ajenas como mentiras, desviaciones o malas interpretaciones.

Por eso, los monoteísmos buscaron activamente la conversión de los demás a su credo, lo cual permitió la unificación cultural de regiones enteras y estableció una ideología común entre personas de idiomas, etnias y nacionalidades diferentes. Esto, desde luego, tuvo también un gigantesco costo histórico en sangre y guerra. Los tres grandes monoteísmos fueron y son todavía: el judaísmo, el cristianismo y el islam.

En el mundo moderno, especialmente en Occidente, las consideraciones en torno a la existencia o la ausencia de dios fueron centrales y polémicas. Es muy conocida la frase de Federico Nietzsche respecto de que “Dios ha muerto”, queriendo decir que en el modo de pensar del ser humano moderno, la idea de una entidad sobrenatural todopoderosa pasó de ser un asunto público y central en la sociedad, a ser algo más bien íntimo y subjetivo.

Según esta teoría, cada quien puede creer en el dios o los dioses que gusten y profesar dicha fe a su propia manera. Sin embargo, las distintas iglesias y religiones organizadas siguen existiendo y jugando un papel importante en la guiatura moral y espiritual de su feligresía.

A las personas que no creen en ningún dios se las conoce como ateos; mientras que a quienes creen en dios a su manera, sin practicar ninguna religión en específico, o simplemente piensan que la existencia de dios es algo que trasciende el entendimiento humano, se les llama agnósticos.

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Características de un dios

Resulta muy difícil establecer un patrón de características universal para todos los dioses en los que la humanidad cree o ha creído. Sin embargo, a grandes rasgos podemos hablar de:

  • Un dios es una entidad eterna o casi eterna, que existe en un plano superior al de la humanidad. En algunas tradiciones se les representa antropomórficamente, o sea, con forma humana, como hombres y mujeres dotados de ciertos rasgos y de ciertos implementos. Así, el dios griego Apolo era representado como un joven portando un arco y flecha o una lira, mientras que el dios hindú Ganesha tiene un cuerpo humano dotado de cuatro brazos y una cabeza de elefante; por su parte, el Islam prohibe cualquier tipo de representación de dios.
  • Los dioses suelen ser los responsables, directos o indirectos, de la creación del universo y en especial de la especie humana. A esta última le habrían asignado algún tipo de misión o de sentido, generalmente relacionado con la veneración divina o la práctica de un código espiritual, es decir, los dioses habrían creado a la humanidad para guiarla o para ser venerados por ella. Es por ello que a menudo los dioses ocupan un rol paterno o materno, engendrando incluso descendencia entre los seres humanos, como era el caso de los héroes griegos.
  • En los politeísmos, los dioses suelen repartirse el dominio de la tierra, reinando sobre cielos, mares, montañas, o sobre el mundo de los muertos. Cada dios tendría un dominio absoluto sobre su reino específico, y a menudo equivalentes en el mundo natural (como animales sagrados) o en el mundo emocional de los humanos (como emociones asociadas a ellos, o roles protectores específicos: el dios griego Hermes, por ejemplo, protegía a los mensajeros, a los ladrones y a los pícaros). Entre sí, los dioses podían estar en paz o en guerra.
  • Rara vez los dioses se muestran a los ojos mortales, y cuando lo hacen, suele ser a través de símbolos, enigmas o sueños, por lo que su voluntad a menudo requiere de ser interpretada por un sacerdote o guía espiritual. Dicha voluntad puede ser misteriosa y caprichosa, o abierta y frontal, dependiendo del culto y también del dios que se considere. Así, por ejemplo, habría dioses protectores, dioses crueles, dioses compasivos, dioses mayores y dioses menores, o bien diferentes aspectos de un único y mismo dios, que puede ser terrible y amoroso al mismo tiempo, como en el caso del dios judeocristiano.

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Referencias