Botánica

Partes de las plantas y sus funciones


Las partes de una planta más conocidas son las raíces, las hojas, los tallos, las flores, los frutos y las semillas. Las plantas, así como los animales y otros seres vivos multicelulares, tienen órganos o “partes” que trabajan al unísono para permitir que estas cumplan con todos sus requerimientos y funciones vitales.

Si hacemos un análisis rápido, podemos determinar que estos seres vivos están compuestos por dos “porciones” fundamentalmente diferentes: una subterránea (la que los sujeta al suelo) y otra aérea (la que vemos crecer por encima del suelo).

Cientos de especies de animales diferentes dependen tanto de la porción “aérea” como de la porción “subterránea” de distintos tipos de plantas, no solo para obtener alimento y oxígeno, sino también refugio, remedio para alguna enfermedad, etc.

En resumidas cuentas, gran parte de la vida sobre la biósfera depende, de una u otra manera, de las plantas y de sus órganos, por ejemplo:

– La descomposición de los tejidos vegetales muertos sobre el suelo permite el enriquecimiento nutricional de este, lo que a su vez favorece el posterior desarrollo de nuevas plantas.

– Las plantas contribuyen también en la disminución de la erosión de los suelos, pues sus raíces lo mantienen sujeto en su lugar.

– La fotosíntesis, una de las rutas metabólicas más importantes para las plantas, implica que estas “absorban” dióxido de carbono (CO2) del ambiente y liberen oxígeno (O2), el cual los animales terrestres podemos respirar.

– El hombre utiliza corrientemente los tallos, las raíces, las hojas, las flores, los frutos y las semillas de muchas plantas no solo para alimentarse, sino también para extraer compuestos con distintas utilidades prácticas.

Parte exterior de las plantas

Raíces

La porción subterránea de las plantas está representada por las raíces. La raíz es el primer órgano vegetal que se observa después de la germinación de una semilla. En muchas especies, el sistema radical representa aproximadamente el 50% de su peso fresco.

Las raíces son vitales para las plantas pues no solo las ayudan a sujetarse a un sustrato, sino que también funcionan en la absorción de agua y nutrientes minerales de este.

Además, algunas plantas tienen raíces que sirven como sitios de almacenamiento de reservas alimenticias, principalmente carbohidratos, los cuales están disponibles para cuando la planta más los necesita.

Las raíces no solo participan en la absorción y conducción del agua, sino que también producen hormonas y otras sustancias que regulan el crecimiento de los vegetales.

Características de las raíces

Existen dos tipos de sistemas de raíces: el sistema radical axonomorfo y el sistema radical fasciculado.

– Los sistemas radicales axonomorfos son típicos de las especies dicotiledóneas y de las gimnospermas. Estos consisten en una raíz principal, de gran tamaño, que “busca” las fuentes profundas de agua en el suelo, y una serie de pelos radicales y raíces laterales que funcionan en la absorción de nutrientes.

– Los sistemas radicales fasciculados son generalmente observados en las monocotiledóneas y las gramíneas. En lugar de tener una raíz principal tienen muchas raíces adventicias parecidas, cada una con sus raíces laterales y pelos radicales.

Las raíces “crecen por la punta”, gracias a la actividad de un grupo de células meristemáticas conocidas en conjunto como el “meristema apical de la raíz”, íntimamente asociado con unas células indiferenciadas conocidas como las células del “centro quiescente”.

La estructura de una raíz consiste en tres “zonas” (de abajo hacia arriba): la zona de crecimiento, la zona de elongación y la zona de maduración o diferenciación. Tiene una epidermis que la recubre en su totalidad y una corteza donde se encuentra el sistema vascular (floema y xilema).

Parte aérea de las plantas

La porción aérea de las plantas es todo lo que vemos crecer por encima del suelo, por lo que incluye a los tallos, a las hojas que surgen de los nudos del tallo, a las flores que se producen en los meristemas y a los frutos con sus semillas, que son producto de la reproducción sexual de las plantas con flor.

El tallo

El tallo y las hojas forman lo que se conoce como el sistema del vástago. La estructura externa de los tallos varía mucho entre especies, sin embargo, podemos señalar algunas características que son comunes:

– Tienen un meristema apical y una serie de meristemas o yemas axilares, muchas veces ubicados en la región de los nudos donde se forman las hojas.

– Tienen nudos, que son los sitios donde se forman y se unen las hojas y de donde “salen” las ramas laterales. El espacio entre cada nudo a lo largo de un tallo se conoce como internado o “región internodal”.

– Del meristema apical del tallo se forman tanto las nuevas hojas (primordios foliares) como las yemas laterales.

Los tallos también están recubiertos por una epidermis y en su interior poseen lo que denominamos “tejido vascular”, que comprende los elementos del xilema y del floema, los cuales funcionan en el transporte de agua y savia.

Los tallos sostienen las hojas y las posicionan en dirección a los rayos del sol para aprovechar mejor la energía proveniente de este. Además, corresponden a las estructuras de transporte de agua y materia elaborada (savia) desde las raíces hasta los ápices.

Las hojas

Las hojas, después de las raíces, son de los órganos más importantes de las plantas, pues son las que definen a estos organismos como seres autótrofos. Estas son los principales órganos fotosintéticos y, además, son fundamentales para el intercambio gaseoso entre la planta y el ambiente que la rodea.

Durante la fotosíntesis, las hojas funcionan como “antenas” para la percepción de los rayos del sol. En este proceso moléculas de agua y de dióxido de carbono se combinan químicamente en presencia de energía lumínica para producir oxígeno y azúcares o sustancias de reserva alimenticias.

Las hojas tienen, esencialmente, dos partes: la lámina foliar (que es las parte plana y delgada que vemos, usualmente de color verde) y el pecíolo (que es el “palito” que une cada hoja con el tallo principal o de una rama lateral).

La flor

Aunque no todas las plantas producen flores, las angiospermas son el grupo más numeroso y abundante de plantas que existe sobre la tierra, y estas son las plantas con flores.

Las flores son, para este grupo de vegetales, la parte reproductiva por medio de la cual se reproducen sexualmente, gracias a la ayuda de entes que conocemos como polinizadores. Además, de las flores se forman los frutos y las semillas que funcionan en la dispersión de las especies.

Existen muchos tipos diferentes de flores: estas pueden variar no solo en color, forma, tamaño y aroma, sino también en la posición donde se forman en la estructura del vástago.

Una flor hermafrodita, es decir, donde la “parte” reproductora masculina y la “parte” reproductora femenina se encuentran en la misma estructura tiene las siguientes “partes”:

Pedúnculo floral: la porción de tallo que une a la flor con la planta

Sépalos y pétalos: las hojas modificadas que protegen y nutren la parte reproductiva y que “atraen” a los polinizadores, respectivamente.

Estigma, estilo y ovario: la parte reproductora “femenina”

Anteras y filamentos (estambres): la parte reproductora “masculina”

Los frutos

Los frutos son las estructuras que protegen a las semillas y que se forman después de la polinización en el lugar donde estaban las flores. Muchos de ellos tienen unas estructuras carnosas externas muy nutritivas y usualmente esto atrae a los animales que, al comérselos, se llevan consigo las semillas, dispersándolas.

Al igual que es cierto para las flores, existen muchos tipos de frutos diferentes, con estructuras, texturas, carnosidades, olores y sabores (concentración de azúcares y de agua) muy distintos.

Las semillas

Las semillas, finalmente, son las estructuras de dispersión de las plantas, de origen sexual. Estas protegen al embrión que se ha desarrollado luego de la fusión de los gametos femenino y masculino (formación del cigoto) de plantas diferentes.

Además de protegerlo, las semillas sustentan la vida del embrión cuando, al germinar, este activa su metabolismo y requiere de alimento.

Referencias

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  3. Taiz, L., Zeiger, E., Møller, I. M., & Murphy, A. (2015). Plant physiology and development.
  4. Strasburger, E. (1921). Strasburger’s Textbook of Botany. Macmillan.
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  6. Solomon, E. P., Berg, L. R., & Martin, D. W. (2011). Biology (9th edn). Brooks/Cole, Cengage Learning: USA.