Historia

Revolución científica: características y consecuencias


La revolución científica es un concepto usado para describir la aparición de la ciencia moderna durante la Edad Moderna Temprana. Aunque, generalmente, se considera que tuvo lugar entre los siglos XVI y XVII, el uso de término no llegó hasta el siglo XX, creado por el filósofo e historiador Alexandre Koyré en 1939.

Aunque existen diferentes teorías, incluida una que niega la existencia de la revolución científica, la mayoría considera que comenzó a finales del Renacimiento. Durante esa época, Europa vivió cambios en su forma de entender y estudiar el mundo. Esto propició nuevas ideas y conocimientos en todos los ámbitos científicos y filosóficos.

Generalmente se considera que la revolución científica comenzó con la publicación de De revolutionibus orbium coelestium (Sobre los giros de los orbes celestes) por parte de Nicolás Copérnico. Este autor descubrió, mediante la observación y las matemáticas, que era la Tierra la que giraba alrededor del sol y no al contrario.

El uso del método científico es, precisamente, la principal características de esta revolución. Mediante este sistema, se produjeron importantes avances en la astronomía, la medicina, la física o la química, además de la aparición de importantes inventos tecnológicos.

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Contexto histórico

El Renacimiento había sido un periodo en el que florecieron las artes y las ciencias. En este último campo, se habían recuperado conocimientos provenientes de la Antigüedad, principalmente de Grecia.

Esa etapa histórica supuso, al menos desde la visión de sus contemporáneos, una recuperación respecto a la Edad Media, que consideraban con una era oscura.

Desde finales del siglo XVI y, sobre todo, durante el siglo XVII, la ciencia da un salto cualitativo, permitiendo avances muy importantes. El principal, no obstante, se dio en el propio concepto de ciencia, que pasó a ser experimental y cuantitativa.

Antecedentes

La base de la revolución científica se encuentra en la recuperación de algunos conocimientos y métodos provenientes de la Grecia clásica y de la desarrollada en el mundo islámico y en Roma.

Antes de que Copérnico publicara su obra, la tradición aristotélica seguía siendo muy importante en el mundo intelectual, aunque ya existían filósofos que se alejaban de ella.

Uno de los factores ajenos a la ciencia que influyó en los acontecimientos posteriores fue la crisis entre el papado y el imperio, acaecida sobre el año 1400. El cristianismo comenzó a perder poder y, con ello, su control sobre la visión del mundo.

Pensamiento renacentista

En el Renacimiento se produce un enfrentamiento entre el sistema escolástico y el intento de recuperar el pensamiento antiguo. En este último, era el ser humano quien ocupaba el centro, frente a la existencia de una deidad todopoderosa. A esto hay que unir la aparición de nuevas corrientes e ideas en la política, la religión y la ciencia.

La admiración que los renacentistas, totalmente humanistas, tenían hacia la cultura grecorromana los llevó a considerar a la Edad Media como un periodo de tinieblas. Muchos autores recuperaron obras clásicas, bien de pensadores conocidos, como Platón o Aristóteles, o de creadores que habían sido olvidados o censurados.

Al final, sin embargo, los renacentistas rompieron con todo tipo de autoridad intelectual, reivindicando su propia autonomía. Esto será fundamental para la aparición de la revolución científica.

Política

El contexto político fue, igualmente, novedoso. Antes de comenzar la revolución científica habían aparecido lasa monarquías nacionales, consideradas el germen de los Estados-nación. Estas se habían organizado bajo el sistema del absolutismo político.

Poco a poco, en estos nuevos Estados fue apareciendo una nueva clase social, la burguesía. Esta, económicamente poderosa y políticamente más liberal, cada vez tenía más influencia social. Relacionado con esto, la ciudad ganó terreno frente al ámbito rural.

Un autor importante en el campo de la filosofía política fue Maquiavelo (1469 -1527). Este autor está considerado como el creador del pensamiento político moderno. En su obra, especialmente en El Príncipe, describió la conducta de los reyes y príncipes renacentistas, reflejando la falta de escrúpulos de muchos de ellos.

Igualmente, durante esta época comenzaron a aparecer autores utópicos, que reflejaban en sus obras mundos perfectos imaginarios.

Descubrimientos de nuevas tierras

El descubrimiento de nuevas tierras por parte de los europeos supuso que tuvieran que abrir los ojos a nuevas realidades. Igualmente, se comenzaron a organizar expediciones científicas para estudiar todos los aspectos de los nuevos territorios.

Reforma protestante

La fe cristiana, que había actuado como unión entre todos los países europeos, se rompió con la Reforma Protestante. La corrupción en la Iglesia católica fue uno de los detonantes de la ruptura de Lutero con el catolicismo.

El resultado, aparte de la propia división entre los creyentes, fue una época de persecuciones religiosas y guerras, pero también de aparición de nuevas ideas.

La imprenta

Cuando Gutenberg presentó la imprenta al mundo, la difusión del conocimiento dio un giro radical. Por primera vez, se podían distribuir ejemplares de libros a la población, sin estar limitados a los conventos o a la élite.

El humanismo

El Renacimiento legó al mundo del pensamiento y el saber dos soportes fundamentales para la aparición de la revolución científica: el humanismo y la ciencia.

El humanismo se desarrolló sobre todo el Italia. Tuvo un significado pedagógico y ofrecía una nuevo concepto de educación basado en el individuo, su relación en armonía con la naturaleza y el universalismo cultural.

La expansión de este pensamiento por Europa fue posible gracias a la imprenta, que favoreció la circulación de los textos clásicos. Además, puso las bases para que los intelectuales pudieran intercambiar sus ideas.

Características

La principal característica de la revolución científica fue su capacidad para acabar con viejas creencias, como la de que la Tierra era el centro del Universo. Para ello, utilizó el método científico, y adoptó las matemáticas como herramienta para describir lo que rodeaba al ser humano.

Método científico

A partir del siglo XVII se fue aplicando y perfeccionando el método científico, basado en la experimentación sistemática en la investigación. La prueba y error y la observación repetida de cada suceso para sacar conclusiones extraídas de los datos pasaron a ser aceptados como el mejor sistema por la comunidad científica.

Este nuevo modo de hacer ciencia, a partir de un acercamiento inductivo a la naturaleza, suponía abandonar el antiguo enfoque aristotélico, centrado en la deducción a partir de los hechos conocidos.

Empirismo

Tal y como se comentaba anteriormente, la tradición científica aristotélica basaba la investigación en la observación y el razonamiento. En el caso de observar eventos que se apartaran de la norma, estos eran catalogados como aberrantes.

La revolución científica cambió totalmente este enfoque. Para empezar, se dio mucho más valor a la evidencia, ya fuera experimental u observada. En esa metodología, el empirismo jugó un papel fundamental. .

Ya antes de la revolución científica habían existido algunos estudiosos que apostaron por el empirismo en la investigación. El filósofo Guillermo de Ockham fue uno de los máximos exponentes de esa corriente.

El empirismo, según John Locke, uno de sus pensadores más importantes, establecía que el único conocimiento que el ser humano podía abarcar y comprender era el basado en la experiencia.

Inductivismo

Otra corriente de pensamiento relacionada con la revolución científica fue el inductivismo. Este comparte con el empirismo algunos de sus postulados, ya que considera que el conocimiento científico es algo objetivo, medible y demostrable a partir de los resultados de los experimentos.

Esta filosofía tuvo sus inicios en el siglo XVII. Su consolidación definitiva llegó de la mano de Isaac Newton y sus descubrimientos.

Los inductivistas, igualmente, afirmaban que para conocer la naturaleza se debía estudiar directamente y no confiar ciegamente en los escrito anteriormente sobre ella, ni siquiera si aparecía en la Biblia.

Método hipotético-deductivo

Galileo Galilei fue pionero en combinar la observación de los fenómenos mediante dos métodos diferentes: la hipótesis y la medida. Esto dio origen al método resolutivo-compositivo, también denominado hipotético-deductivo.

Matematización

A diferencia de lo que habían hecho los científicos anteriores, en los siglos XVI y XVII se comenzó a aplicar medidas cuantitativas a la medición de los fenómenos físicos. Esto supuso que las matemáticas formaran parte del método científico.

El grado de importancia de este fenómenos se puede ver claramente en las palabras de Galileo, quien afirmó que las matemáticas ofrecían una certidumbre que se podía comparar con la de Dios.

Institucionalización

Otras de las características importantes de la revolución científica fue la aparición de sociedades científicas. Estas fueron el origen de la institucionalización de la investigación y proporcionaron un marco para que los descubrimientos fueran expuestos, discutidos y hechos público. La primera sociedad de este tipo fue la Royal Society of England.

Más adelante, en 1666, los franceses replicaron a los británicos creando la Academia de Ciencias. En este caso, a diferencia de la inglesa que era privada, se trataba de una organización pública, fundada por el gobierno.

Religión frente a la ciencia

Como era de esperar, los nuevos métodos científicos y los resultados obtenidos chocaron con la Iglesia Católica.

Asuntos como la aseveración de que la Tierra no era el centro del Universo o que se movía alrededor del Sol, provocaron el rechazo de la Iglesia. La revolución científica supuso, en este aspecto, introducir conocimientos que desafiaban la concepción religiosa del mundo, eliminando el “designio divino” para explicar la existencia.

Representantes y sus principales aportes

Se suele marcar el inicio de la revolución científica en el momento de la publicación de la principal obra de Nicolás Copérnico. Más tarde, en el siglo XVII, se sucedieron otros descubrimientos de la mano de científicos como Galileo, Newton o Boyle que cambiaron la visión del mundo.

Nicolás Copérnico

Como se ha señalado, y aunque haya expertos que estén en desacuerdo, se suele afirmar que la revolución científica fue originada por Nicolás Copérnico. En concreto, el inicio se marca en la publicación, en 1543, de su obra De revolutionibus orbium coelestium (Sobre los giros de los orbes celestes).

El astrónomo polaco cambió con sus investigaciones la visión de cómo estaba ordenado el sistema solar. En realidad, ya desde la época griega se conocía que el la Tierra no era el centro del sistema solar, pero ese conocimiento había sido ignorado y sustituido por la creencia en un sistema geocéntrico.

Copérnico, mediante sus observaciones, afirmó que era el cuerpo celeste central de nuestro sistema era el Sol. Igualmente, estableció las bases para demostrarlo, corrigiendo los errores de cálculo de los científicos anteriores.

Johannes Kepler

El astrónomo alemán Johannes Kepler aprovechó el trabajo anterior de Tycho Brahe para aportar datos precisos sobre el sistema solar.

Brahe había medido a la perfección las órbitas de los planetas y Kepler uso los datos para descubrir que esas órbitas no eran circulares, sino elípticas.

Además de eso, formulo otras leyes sobre el movimiento de los planetas. En conjunto, esto le permitió mejorar la hipótesis de Copérnico sobre el sistema solar y sus características.

Galileo Galilei

Retrato de Galileo Galilei realizado por Justus Sustermans.

Galileo Galilei fue un astrónomo, matemático y físico italiano, además de ser uno de los fundadores de la mecánica moderna. Nacido en 1564, era totalmente partidario del sistema heliocéntrico propuesto por Copérnico. Así, se dedicó a observar el sistema solar para extraer nuevas conclusiones.

Sus descubrimientos le costaron una condena de la Iglesia católica. En 1633, tuvo que retractarse de sus afirmaciones sobre el movimiento de los planetas. Su vida fue perdonada, pero tuvo que permanecer en arresto domiciliario durante el resto de su vida.

En el campo de la física matemática, Galileo afirmaba que la naturaleza se podía describir perfectamente usando las matemáticas. Según él, la labor de un científico era descifrar las leyes que regían el movimiento de los cuerpos.

En cuanto a la mecánica, sus principales contribuciones fueron el enunciar el principio de inercia y el de la caída de los graves.

El primero de esos principios afirma que todo cuerpo permanece en reposo o movimiento con velocidad constante según una trayectoria circular, a manos que una fuerza externa lo acelere o desacelere.

Por su parte, el segundo reza que el movimiento de caída de los graves es el resultado de la acción de la fuerza y la resistencia del medio.

Francis Bacon

Aportaciones de Francis Bacon

No solo fueron científicos los que protagonizaron esta revolución. También aparecieron filósofos que dieron una base teórica a sus postulados. Uno de los más importantes fue Francis Bacon, cuyas obras establecieron los métodos inductivos en la investigación científica.

Bacon, además de filósofo, fue político, abogado y escritor. Es conocido como el padre del empirismo, cuya teoría desarrolló en su De dignitate et augmentis scientiarum (De la dignificación y progreso de la ciencia). Igualmente, detalló las reglas del método científico experimental en Novum organum.

En esa última obra, el autor concebía a la ciencia como una técnica que puede dar al ser humano el dominio sobre la naturaleza.

Este autor británico exigía que la investigación de todos los elementos naturales se guiara por un procedimiento planificado. Bacon bautizó como La Gran Instauración a esa reforma del proceso de conocimiento. Además, consideraba que la ciencia y sus descubrimientos debían servir para mejorar las condiciones de vida del ser humano.

Por ese último motivo, Bacon afirmaba que los científicos debían abandonar las discusiones meramente intelectuales y la búsqueda de objetivos contemplativos. En lugar de eso, tenían que centrar sus esfuerzos en mejorar la vida de la humanidad con sus nuevas invenciones.

René Descartes

René Descartes fue otro de los protagonistas de la revolución científica. En su caso, sus aportes se dieron en dos vertientes diferentes: la filosófica y la puramente científica.

El autor desarrolló una filosofía general sobre la nueva ciencia geométrica de la naturaleza. Su propósito era crear un ciencia universal partiendo de aquellos hechos descubiertos mediante la razón, dejando a la figura de Dios como garante de la objetividad y fundamento de todo lo que existe.

En ese aspecto, en del conocimiento de lo natural desde la experiencia, Descartes es considerado como un heredero y seguidor de la ciencia renacentista, empezando por la crítica a los postulados aristotélicos y continuando por el reconocimiento al sistema heliocéntrico propuesto por Copérnico.

Descartes, como Galileo, defendían el carácter matemático del espacio. Mientras el segundo lo hizo con sus fórmulas matemáticos sobre el movimiento de caída, el primero lo postuló en la geometría. En ese campo, el autor aportó las leyes del movimiento, destacando la formulación moderna de la ley de la inercia.

Todo el universo cartesiano tiene una base ontológica apoyada en Dios. Sin embargo, el autor sometía a ese universo a las leyes del movimiento, defendiendo que se autorregulaba en un sistema mecánico.

Isaac Newton

frases de Isaac Newton

La obra de Isaac Newton Principios matemáticos de la filosofía natural (1687) estableció el paradigma de la investigación científica moderna. En ese trabajo, el autor detalló los elementos constituyentes del universo.

En primer lugar, se encontraría la materia, una serie infinita de átomos resistentes e impenetrables. Junto a estos, aparecería el espacio, vacío, homogéneo e inmóvil.

Para transportar las partículas en el espacio absoluto, existiría otro elemento diferente: el movimiento. Y, por último, la gravitación universal, el gran aporte de Newton, quien, mediante las matemáticas, dio una explicación unitario de una gran cantidad de fenómenos: desde la caída de los graves a las órbitas planetarias.

Toda esa teoría tenía une elemento clave, una fuerza constante e universal: la gravedad. Esa fuerza sería la causante de que todas las masas del universos interacciones constantemente, atrayéndose entre ellas.

Lo único que Newton no pudo resolver fue determinar la causa de la atracción. En esos momentos, esa cuestión estaba por encima de las capacidades de la física matemática. Ante eso, el autor optó por crear una hipótesis en la que introducía a la divinidad.

Andrés Vesalio

Otro campo científico que avanzó gracias a la revolución fue la medicina. Durante más de un milenio, esta había estado basada en los escritos de Galeno, un médica griego. Fue Vesalio, un estudioso italiano, quien mostró los errores existentes en el modelo de Galeno.

La novedad en la obra de Vesalio fue que basó sus conclusiones en la disección de cuerpos humanos, en lugar de conformarse con animales como había hecho Galeno. Su obra de 1543, De humani corporis fabrica, es considerada como pionera en el análisis de la anatomía humana.

Este uso de la disección, aparte de sus descubrimientos, fue uno de los grandes aportes de Vesalius. Durante mucho tiempo, la Iglesia y las costumbres sociales prohibían el uso de cadáveres humanos en la investigación. Obviamente, eso dificultaba mucho los avances científicos en la materia.

William Harvey

También en el campo de la medicina, el médico inglés William Harvey realizó un descubrimiento con repercusiones muy importantes. Gracias a sus investigaciones, fue el primero en describir correctamente la circulación y las propiedades de la sangre cuando es distribuida por todo el cuerpo mediante el bombeo del corazón.

Este hallazgo confirmó la ya afirmado por Descartes, quien había escrito que las arterias y venas transportaban nutrientes por todo el cuerpo humano.

De igual forma, Harvey fue el creador del concepto de ovocito. Realmente, no llegó a observarlo directamente, pero fue el primero en sugerir que los humanos, y otros mamíferos, albergaban a una especie de huevo en el que se formaban sus descendientes. Esta idea tuvo muy mala acogida en su momento.

Robert Boyle

Robert Boyle ( 1627-1691) está considerado como el primer quìmico moderno. A pesar de su formación alquímica, fue el primero en separar esa antigua disciplina de la química.  Además, basó de todos sus estudios en el método experimental moderno.

A pesar de que no fue su descubridor original, Boyle es conocido por una ley que lleva su nombre. En ella, describía la relación inversamente proporcional entre la presión absoluta y el volumen de un gas, siempre y cuando se mantuviera a una temperatura constante en un sistema cerrado.

De igual forma, el autor también obtuvo mucho reconocimiento tras publicar, en 1661, su obra The Skeptical Chymist. Este libro se convirtió en fundamental para la química. Fue en esa publicación en la que Boyle ofreció su hipótesis de que todo fenómeno era el resultado de colisiones de partículas en movimiento.

Como el resto de los representantes de la revolución científica, Boyle animó a los químicos a que realizaran experimentos. El científico consideraba que toda teoría debía ser probada experimentalmente antes de ser presentada como auténtica.

También afirmó que sus investigaciones empíricas habían demostrado la falsedad de que solo existieran los cuatro elementos mencionados por los clásicos: tierra, agua, aire y fuego.

William Gilbert

Aunque menos conocido que otros científicos, William Gilbert fue reconocido por sus trabajos sobre el magnetismo y la electricidad. De hecho, fue este investigador quien, en su obra De Magnete, inventó la palabra latina electricus. Para ello, tomó el término griego para el ámbar, elektron.

Gilbert realizó una serie de experimentos en los que determinó que existían muchas sustancias capaces de manifestar propiedades eléctricas, como el azufre o el vidrio. Igualmente, descubrió que todo cuerpo calentado perdía su electricidad y que la humedad impedía su electrificación, ya que alteraba el aislamiento.

En sus investigaciones también notó que las sustancias electrificadas ejercían atracción por todas las demás sustancias, mientras que el imán solo atraía al hierro.

Todos esos descubrimientos provocaron que Gilbert recibiera el título de fundador de la ciencia eléctrica.

Otto von Guericke

Siguiendo los trabajos de Gilbert, Otto von Guericke inventó, en 1660, el primer generador electrostático aunque era muy primitivo.

Ya a finales del siglo XVII, algunos investigadores habían construido algunos medios para generar electricidad por fricción. Sin embargo, no sería hasta el siglo siguiente cuando estos aparatos se convirtieron en herramientas fundamentales en los estudios sobre la Ciencia del a electricidad.

Fue Stephen Gray, en 1729, quien demostró que la electricidad podía transmitirse a través de filamentos metálicos, abriendo la puerta al invento de la bombilla.

Por otra parte, Otto von Guericke también presentó los resultados de un experimento relacionado con la historia de la máquina de vapor. El científico demostró que al crear un vacío parcial bajo un émbolo introducido en un cilindro, la fuerza de la presión atmosférica que empujaba a ese émbolo hacia abajo, era superior a la de cincuenta hombres.

Otros inventos y descubrimientos

Dispositivos de cálculo

La revolución científica también conllevó adelantos en los dispositivos de cálculo. Así, John Napier comenzó a usar los logaritmos como herramienta matemática. Para facilitar los cálculos, introdujo un avance computacional en sus tablas logarítmicas.

Por su parte, Edmund Gunter construyó el considerado como primer dispositivo analógico para ayudar a la computación. La evolución de ese dispositivo terminó creando la regla de cálculo. Su invención se atribuye a William Oughtred, quien uso dos escalas que se deslizaban entre sí para realizar multiplicaciones y divisiones.

Otro dispositivo novedoso fue el desarrollado por Blaise Pascal: la calculadora mecánica. Ese dispositivo, bautizado como Pascalina, supuso el inicio del desarrollo de calculadoras mecánicas en Europa.

Basándose en los trabajos de Pascal, Gottfried Leibniz se convirtió en uno de los inventores más importantes en el ámbito de las calculadoras mecánicas. Entre sus aportaciones destaca la rueda de Leibniz, considerada como la primera calculadora mecánica de producción masiva.

Igualmente, a su labor se debe el perfeccionamiento del sistema numérico binario, presente hoy en día en todo el ámbito informático.

Máquinas industriales

La posterior revolución industrial debe mucho a los avances desarrollados durante esta época sobre la maquinaria a vapor. Entre los pioneros se encuentra Denis Papin, invento del digestor a vapor, una versión primitiva de la propia máquina de vapor.

Más adelante, Thomas Savery presentó el primer motor a vapor. La máquina fue patentada en 1698, aunque la prueba de su eficacia delante de un público se demoró hasta el 14 de junio de 1699, en la Royal Society.

A partir de ese momento, otros inventores perfeccionaron el invento y lo adaptaron a funciones prácticas. Thomas Newcomen, por ejemplo, adaptó la maquina de vapor para ser usada para el bombeo de agua. Por este trabajo es considerado como un precursor de la revolución industrial.

Por su parte, Abraham Darby desarrolló un método de producción de hierro de alta calidad. Para ello, utilizaba un horno que no se alimentaba con carbón, sino con coque.

Telescopios

Los primeros telescopios refractores se construyeron en los Países Bajos, en 1608. Al año, siguiente, Galileo Galilei utilizó este invento para sus observaciones astronómicas. Sin embargo, a pesar de la importancia de su aparición, esos dispositivos ofrecían una imagen no demasiado precisa.

En 1663, comenzaron las investigaciones para corregir ese error. El primero que describió cómo solucionarlo fue James Gregory, quien describió como fabricar otro tipo de telescopio más preciso, el reflector. Sin embargo, Gregory no paso de la teoría.

Tres años más tarde, Isaac Newton se puso manos a la obra. Aunque, al principio, defendió el uso de los telescopios refractores, con el tiempo decidió construir uno reflector. El científico presentó, con éxito, su dispositivo en 1668.

Ya en el siglo XVIII, John Hadley introdujo los objetivos esféricos y parabólicos, más precisos, en los telescopios reflectores.

Consecuencias

A grandes rasgos, las consecuencias de la revolución científica se pueden dividir en tres grandes grupos: las metodológicas, las filosóficas y las religiosas.

Consecuencias metodológicas

Se puede considerar que el cambio metodológico en la investigación científica fue, al mismo tiempo, causa y consecuencia de esta revolución. Los investigadores dejaron de confiar únicamente en sus intuiciones para explicar lo que sucedía alrededor. En su lugar, empezaron a confiar en la observación y en la experimentación.

Estos dos conceptos, junto con el de la necesidad de verificación empírica, se convirtieron en la base del método científico. Casa hipótesis de trabajo debía ser confirmada por los experimentos y, además, estaban sujetas a una revisión continua.

Otro elemento novedoso fue la matematización de la realidad. La ciencia moderna, en su búsqueda por predecir los fenómenos con exactitud, necesitaba desarrollar leyes físico-matemáticas que sirvieran par explicar el universo.

Consecuencias filosóficas

Con la revolución científica, la influencia de Aristóteles y otros autores clásicos va desapareciendo. Muchos de los nuevos descubrimientos, de hecho, se produjeron al intentar corregir los errores detectados en los trabajos de esos clásicos.

Por otra parte, el propio concepto de ciencia sufrió una evolución. A partir de ese momento, son los fenómenos los que pasan a ocupar el lugar central en la investigación científica.

Consecuencias religiosas

Aunque, por el momento histórico, la Iglesia continuó siendo una autoridad en todos los ámbitos de la vida, su influencia en la ciencia fue corriendo la misma suerte que la de los clásicos.

Los científicos reclaman independencia ante cualquier autoridad, incluida la religiosa. Para ellos, la última palabra correspondía a la razón y no a las creencias.

Revolución científica e Ilustración

Las consecuencias descritas anteriormente fueron potenciándose con el tiempo. La primacía de la razón y del ser humano frente a los dogmas fue calando en parte de la sociedad de la época, desembocando en una corriente de pensamiento destinada a cambiar el mundo: la Ilustración.

Esta, hija de la revolución científica, comenzó a mediados del siglo XVIII. Los pensadores que la difundieron consideraban que el conocimiento era fundamental para combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía. De esta forma, no se trató solo de un movimiento filosófica, sino que desembocó en uno político.

Referencias

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