Clima frío: ubicación, características, tipos, fauna, flora
El clima frío es aquel cuyas temperaturas están permanentemente por debajo de 0 °C. Estas zonas no son altamente pobladas, ya que la subsistencia requiere de ciertas condiciones y la combinación de frío y fuertes vientos hace muy difícil habitarlas.
Para poder hacer una definición del clima hay que entender los valores de los diferentes componentes. Elementos como precipitación, nubosidad, insolación, temperaturas, vientos, humedad y presión atmosférica deben tener una duración de por lo menos 30 años para considerarse como determinantes en las características climáticas de una zona.
Así mismo, estos elementos estarán condicionados por factores climáticos como la latitud, la altitud y la ubicación geográfica. Hay que tomar en cuenta que todos estos agentes están regidos por la forma del planeta y la inclinación de su axis, que hace que la incidencia de los rayos solares sea desigual en las diferentes regiones.
El clima frío está regido por masas de aire que proceden de las zonas árticas, polares y antárticas. Se puede clasificar en subclimas con características específicas, siendo la común la baja temperatura. Se encuentran en las latitudes altas, aunque en otras latitudes es posible hallar climas parecidos al de montaña y polares.
Índice del artículo
Las zonas frías se localizan en los círculos polares, el Ártico y el Antártico, que corresponden a los polos norte y sur. Estas regiones abarcan casi el 28 % de las tierras flotantes o emergidas.
La zona de tundra se encuentra ubicada al norte de Norteamérica, en el sureste de Europa, al norte de Asia y en las costas de Groenlandia. Por su parte, la zona polar se ubica en la Antártida y en el centro-norte de Groenlandia.
La zona de montaña se reparte entre las regiones del Himalaya, los Montes Altái, la cordillera de los Andes, la Sierra Madre, el Cáucaso, las Montañas Rocosas y los Alpes.
Existen regiones en Sudamérica como la Puna y la Patagonia que están ubicadas en zonas elevadas de las cordilleras y que, aunque en menor grado que los polos, son muy frías.
Chile y Argentina son las regiones más australes del Sudamérica y se caracterizan porque sus zonas más aisladas presentan un clima frío durante todo el año.
El primero de estos paisajes en la tundra, que corresponde a un área abierta y llana en cuyo subsuelo no se desarrollan plantas. En su suelo crecen musgos, gramíneas y liquen.
El segundo paisaje es el glacial. Se trata de superficies congeladas y montañas de muy alta elevación con presencia de nieve.
Debido a la poca incidencia de los rayos solares como consecuencia de la inclinación axial del planeta, las temperaturas se encuentran por debajo de 0 °C, llegando hasta mucho menos de -50 °C en las zonas que son más heladas.
El porcentaje de radiación de la nieve y el hielo (albedo) es muy alto, por lo que los rayos que inciden sobre la superficie son reflejados antes de poder calentarla.
En estos climas la humedad es escasa debido a las bajas temperaturas, por lo que las temporadas de precipitaciones son prácticamente inexistentes. Esto condiciona los ciclos vitales de las especies vegetales y animales.
Los suelos internos de la tundra están permanentemente congelados durante todo el año, debido a que sus capas internas son afectadas por las extremas temperaturas bajas.
Las masas de aire que se desplazan de manera horizontal son los llamados vientos, que son producidos por la variación en la presión atmosférica. Al bajar las temperaturas, estos se hacen mucho más intensos.
Este fenómeno se produce cuando las masas de aire húmedas y calientes ascienden hacia la atmósfera debido a un contraste de temperaturas.
Esto forma nubes que condensan el agua en cristales y son precipitados por el peso, cayendo sobre los suelos y formando capas debido a que las temperaturas se encuentran por debajo de 0 °C.
Estas zonas presentan una población escasa debido a que sus condiciones climáticas superan los límites de la resistencia humana. Además, no poseen suelos aptos para el cultivo; estas características también dificultan el desarrollo de especies vegetales y animales.
Se pueden encontrar diferentes tipos de climas fríos o subclimas. Estos están determinados por su ubicación y los elementos y factores climáticos que inciden. Dentro de los climas fríos destacan especialmente tres categorías: clima de tundra, clima polar y clima de montaña.
En estas zonas (Ártico, costa de Groenlandia, Siberia y costa Antártica) los inviernos son rigurosamente largos; se trata de regiones que se ubican entre los 60 y 75 grados de latitud.
El verano como tal no existe, solo se da una estación muy breve y fresca de 0° en mayo, que es el mes menos frío. La nieve es la forma permanente de precipitación.
Predominan las masas de aire polar y es normal que se desarrollen tormentas ciclónicas. En estas zonas crecen plantas como líquenes, helechos, gramíneas y musgos.
Son áreas de frío permanente, con un invierno que se extiende de ocho a nueve meses y con un verano muy frío. En promedio, las temperaturas oscilan entre -20 y -30 °C, llegando incluso hasta -90 °C.
La inclinación axial de la Tierra ocasiona el distanciamiento de las zonas polares del ecuador. Por esta razón estas regiones no reciben gran cantidad de luz solar, lo que las convierte en las más frías del planeta.
La altura de esta zona reduce la presión y la temperatura, y su relieve provoca un aumento en las precipitaciones debido a que se fuerza la subida de las masas de aire. Esto produce un clima en particular, independientemente de la latitud.
Las especies animales capaces de sobrevivir en estas latitudes son contadas y con características muy particulares. A lo largo de su evolución, han desarrollado sistemas que les permiten enfrentar la inclemencia de este tipo de clima.
Estas especies se subdividen en depredadores y herbívoros, y han debido adaptarse para poder sobrevivir en estos espacios tan extremos.
También existen aquellos que, a pesar de no haber desarrollado estos sistemas que les permiten adaptarse a las condiciones extremas del frío, han encontrado un modo de supervivencia en la construcción de túneles subterráneos.
Estas zonas son ricas en plancton, lo que las hace atractivas para ciertas especies acuáticas como los moluscos, los mamíferos acuáticos y los peces. Así mismo, los elefantes marinos, las focas y las ballenas son parte de la fauna marina de la región.
Durante el verano polar las aves migran hacia los polos. Entre estas destacan las ocas, las perdices y los patos. En esta época estival también abundan los insectos y mamíferos como las ardillas, los lobos y los renos.
A continuación detallaremos las características más relevantes de los principales representantes de la fauna propia de los climas fríos:
Esta especie habita en el Ártico. Su cuerpo tiene suficiente grasa y está cubierto de un tupido y largo pelo marrón, lo que lo hace ver muy robusto.
Sus patas son gruesas y muy cortas, al igual que su cuello y cola. Tiene una pequeña joroba y cuernos en la mitad de la cabeza, cuyas puntas son negras.
Los adultos pesan entre 180 y 410 kilogramos. Los machos más grandes miden entre 200 y 250 centímetros de longitud, mientras que las hembras alcanzan entre 135 y 250 centímetros.
Son diurnos y sociales. Se caracterizan por vivir en manadas y son herbívoros, así que consumen raíces, musgos y tallos.
Es el conocido oso blanco. Su cola y sus orejas son pequeñas, y su dieta es a base de carne; las focas son sus favoritas. Sus extremidades inferiores terminan en fuertes patas que le permiten trasladarse a través de largas distancias.
La densa capa de grasa y pelaje profuso mantiene el calor corporal. No hibernan, pero las hembras que esperan crías se refugian en el invierno.
La ballena boreal que habita en Groenlandia posee un cuerpo vigoroso y una aleta dorsal. Pesa alrededor de 100 toneladas y mide 18 metros de longitud.
La caza indiscriminada ha reducido su población. Este ejemplar habita la zona ártica y se alimenta especialmente de krill.
Habita las tundras norteamericana y eurásica. Sus orejas son pequeñas, su pelo es blanco y su cola es tupida. El zorro polar se alimenta de aves y mamíferos pequeños.
Se adapta muy bien al frío. Se puede encontrar en Suecia, Noruega, Groenlandia e Islandia, entre otras zonas.
Tiene un pelaje blanco que se torna azulado durante el corto verano. Esta liebre se alimenta de bayas, brotes y hojas.
Habita en el océano glacial ártico y en el Atlántico del norte. Las focas arpas viven en colonias y se alimentan de peces. Durante la adultez sus cuerpos son plateados y sus rostros son negros.
También conocido como caribú, se encuentra en el hemisferio norte (Alaska, Canadá, Groenlandia y Rusia). Se trasladan en rebaño y los machos no están cerca de la manada. Sus enormes pezuñas facilitan su marcha por la nieve.
Es un ave marina que no vuela. Puede nadar gracias a sus rígidas aletas con hueso, alcanzando hasta 60 km/hora. Posee vasos sanguíneos especiales, tres capas de plumas y una capa gruesa de grasa.
En la Antártida se encuentran formas vasculares que producen semillas. Ejemplos de la flora representativa de los climas fríos son el clavelito antártico y el pasto antártico, especies que crecen entre los musgos y son pequeños. De estos crecen flores blancas mínimas.
Su nombre científico es Colobanthus quitensis y también se conoce como perla antártica. Las flores de esta especie son de color amarillo y las hojas que produce llegan a medir hasta 5 centímetros de alto, generando un manto en el suelo de cierto espesor.
Es posible encontrar el clavelito antártico en una amplia extensión territorial, pues crece desde México hasta la península antártica. Como consecuencia del calentamiento global, en la Antártida ha habido mayor cantidad de semillas de esta planta, que germina mucho más durante el verano.
El clavelito también posee un mecanismo fotoprotector, a través del cual puede reducir el exceso de energía liberando calor.
El pasto antártico es una planta de uso alimenticio y medicinal. Durante el verano también aumenta su germinación; gracias a esto es abundante en las zonas con climas fríos.
Produce azúcares, principalmente fructanos y sacarosas, y es de sumo interés para la industria alimentaria. Sus compuestos absorben los rayos ultravioleta, filtrando los rayos solares; gracias a esto ha sido considerada como un posible tratamiento para cáncer de pies o de piel.
Su nombre científico es Deschampsia antárctica, y también es conocida como hierba pilosa antártica.
Este tipo de clima no permite el desarrollo arbóreo; en su lugar, da paso a un ecosistema que resiste las condiciones extremas que representan las bajas temperaturas: la tundra.
Se caracteriza por extensas llanura en las que la proliferación de plantas es escasa y de estructura simple y baja. El suelo se cubre de musgo, así como de ericáceas, líquenes y ciperáceas.
A pesar de que no predomina la vegetación alta, sí presenta una vegetación con flores y más de 300 especies, entre las cuales se encuentran los pastos floridos y las hepáticas. Así mismo, cerca del bosque boreal podemos encontrar abedules, alisos y sauces.
Hongos
Crecen de manera microscópica sobre el suelo. Solo existen 10 estructuras macroscópicas que se dan de forma esporádica entre los musgos durante el verano de la Antártida.
Líquenes
Son el conjunto vegetal que mejor se adapta al clima reinante en la Antártida. Son plantas de doble característica: poseen un alga y una especie de hongo que realiza una simbiosis. Crecen sobre piedras, musgos, suelos y rocas.
Musgos
Son formas pequeñas sin tejido vascular cuyo ciclo vital consta de dos fases: el gametofito y el esporofito.
Hepáticas
Es un tipo de hierba perenne de color verde y tamaño pequeño. Estos ejemplares crecen en los bosques húmedos.
Algas terrestres
En la Antártida existen algunas especies de algas terrestres verdes y cianófitas. Entre estas se encuentran algas unicelulares y otras pluricelulares.
Los nidos de las aves aportan nutrientes; por tal razón, con frecuencia pueden verse nidos en estas formaciones.
Vegetación acuática
Crece en el mar o en acopios de agua dulce. Está conformada especialmente por plancton, que flota; o por bentos, que se encuentran en el fondo de las aguas.
Hay alrededor de 100 especies de diatomeas; estas se encuentran tanto en aguas antárticas como en aguas subantárticas.
Existen comunidades indígenas que habitan la región polar ártica, a pesar de las condiciones extremas del clima
En los últimos años se han aprobado y concretado proyectos de protección para esta zona, como el Proyecto Green Edge, que apoya a las comunidades indígenas que dependen de la caza y de la pesca.
La industria del petróleo ha causado daños graves al medio ambiente de la zona como consecuencia de las emisiones de metano que producen sus actividades. Esto afecta al ecosistema marino y a las comunidades, que enfrentan los problemas del calentamiento global. Como resultado de estas prácticas, se ha provocado el deshielo de la zona.
Estos cambios afectan el clima y modifican tanto el desarrollo de los recursos como su calidad perjudicando a las comunidades y su economía, pues la subsistencia de estos pobladores depende únicamente del medio ambiente marino.
Durante el verano en la Antártida conviven alrededor de 4000 personas, mientras que en invierno solo hay unas mil. El trabajo científico agrupa comunidades de investigadores durante todo el año.
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